No creo que sea una crítica que sólo sea asumible desde los "troskos", sino también desde la izquierda libertaria. No basta con crear contrapoder, también hay que disputar hegemonía.
Coincido y creo que muchos autonomistas de los que describe el texto también. No es incompatible una cosa con la otra y no tiene que pasar por abrazar al PSOE y a CCOO, ni con hacer campaña junto IU. La reivindicación reformista con potencial de masividad no tiene porque ir reñida con la construcción de "grietas" que nos permitan respirar otro aire, y construir discursiva y prácticamente algo distinto de lo que puede ser enmarcado en las formas económico/políticas del capitalismo/democracia representativa. El medio a partir del cual modificar la forma del Estado no tiene porque ser la toma del Estado como en la revolución rusa, sino que lo interesante es construir la fuerza de manera paralela, de forma que la iniciativa transformadora no esté en la instituciones jerárquicas del Estado sino que el lugares de intervención política sena las calles, los centros de trabajo, de estudio, etc. Los movimientos sociales deben politizar esos espacios que han sido vaciados de cualquier dimensión política, para que sea desde ellos desde donde brote la fuerza para imponer una agenda a la política institucional, una agenda distinta a la que se impone desde otras asociaciones de la sociedad civil (banca internacional,patronal, lobbies, etc.). Es decir, querer afectar las políticas de Estado no tiene porque querer decir identificarse con el Estado y reivindicar que lo políticos que ocupan sus espacios de poder lideren a los movimientos de base. No puede ser democrática una transformación en la que las mayorías se limiten a votar a un partido supuestamente "representativo" de sus intereses y luego a apoyar sus políticas o patalear sin mayor impacto, para luego votar a otro tras cuatro años. De lo que se trata es de rechazar esa representatividad y tomar parte activa en la transformación de la sociedad.
Lo que sí pienso es que echar abajo a este gobierno es fundamental, y si fuera posible la victoria electoral de un partido de izquierdas (que hoy parece complicada) sería una muy buena noticia. Pero nuevamente, no para ponernos todos detrás suyo a remar al ritmo que nos marque. Sino para poder relacionarnos con el poder institucional de otra manera.
Yo tampoco veo dónde critica la lucha de los mineros, y además me parece entre estupendo y genial que alguien haya conseguido
