Curioso escribió:Vamos por partes:
1) Hayis, ignoro desde cuánto hace que te interesas por estos temas (no se nace reivindicando nada). Pero si es un tema que llama tu atención desde hace poco tiempo (relativamente o no), entiendo tu decepción porque no haya más respuesta a tu demanda de debate.
Es la misma sensación que experimentaba yo cuando empecé a interesarme por estos temas.
Ya te respondí un par de mensajes más arriba.
Curioso escribió:2) Y es que aquí nos topamos con un problema que es lo más parecido a ir corriendo y toparse con un muro. parafraseando un conocido título de un libro muy recomendable, con la "memoria y olvido de la guerra civil y la revolución españolas".
Con la Iglesia hemos topado ... ¿De quién es ese libro?
Curioso escribió:2.a) El problema son cuarenta años de tabula rasa (no solo ideológica, sino física: se habla ya de más de 100.000 ejecutados en la represión de la posguerra), de todas las tradiciones políticas españolas revolucionarias, o simplemente izquierdistas, socialdemócratas, demoliberales, o nacionalistas y regionalistas "antiespañolas" ("rojas", en suma).
100.000 y lxs que están sin contabilizar por parte de las autoridades.
Curioso escribió:2.b) Problema que se hace tanto más grave cuanto que la Transición (nombre vulgar de la Segunda Restauración borbónica, y con más de un símil con la primera, la del régimen canovista) se fundamentaría en un "pacto de silencio" sobre la Guerra Civil: si a la derecha, heredera directa del único caso de fascismo biológico de la Historia, no le interesaba tocar el tema de la represión de la posguerra (que, a las ejecuciones, sumó la destrucción de una élite intelectual y el ostracismo de familias enteras), a la izquierda partidista, que se estaba repartiendo ministerios antes de entrar en el gobierno, no le interesaba tocar ni sus antecendentes revolucionarios (los caballeristas en el PSOE, la UGT como sindicato revolucionario marxista, el PCE como un partido desconectado de la realidad sociopolítica española hasta 1935 de tan ultra-revolucionario) ni las luchas entre las izquierdas (con hechos de muchos de los que aquí postean conocidos, pero de la inmensa mayoría de la sociedad española desconocidos, como los "sucesos de mayo", la desaparición de Nin, la represión legal y extralegal del PCE y del gobierno Negrín contra las organizaciones revolucionarias, etc.).
Muy hábil y no por ello carente de veracidad esa analogía Transacción=Segunda Restauración. Carrillo soplagaitas y PSOE reconocidos traidores de aquellxs que se ¨echaron al monte¨ uséase los todavía no bien rememorados y homenajeados Maquis.
Curioso escribió:3) Como resultado, se formó a partir de 1975 un nuevo consenso historiográfico basado en el olvido: la Guerra Civil (nótese, el lenguaje no es inocente, aunque nos quieran hacer creer lo contrario, guerra civil, no la guerra revolucionaria que fue para muchos grupos políticos en el campo republicano; ni la segunda guerra de independencia que fue para franquistas y fuerzas "de orden" del campo republicano) fue una lucha fratricida que impidió el normal desarrollo de la democracia liberal en el estado-nación español, y, en consecuencia, "no debía volver a repetirse" (la frase repetida tantas veces como un mantra), para lo que se estableció entre 1975 y 1977 un régimen demoliberal basado en la reconciliación nacional. Como si para alguna de las fuerzas contendientes entre 1936 y 1939 la Guerra Civil hubiese sido una guerra "entre hermanos" (ahí está el lenguaje de la época, que lo desmiente: "Cruzada contra la dominación roja de España", "independencia contra el dominio nazifascista de España", "revolución").
Esa idea, la de reconciliación nacional, al tiempo que fundamentaba el dogma académico sobre la Guerra Civil, expulsaba de hecho de la Historia a muchos sujetos activos y pasivos de ella (los revolucionarios de 1936, los represaliados del franquismo, como los más destacados). No puede haber mayor olvido histórico que este, en una "Transición" con aires de "compromiso histórico" (es decir, entre otras cosas, de reparto faccional del poder al margen de las masas) entre la derecha y la izquierda partidista, el "arco constitucional" español que dejaba fuera de la política a todo lo que saliese de él, igual que dejaba fuera de la Historia a lo que no encajaba en su legitimación.
En suma, la historiografia académica creó una peculiar memoria histórica de la élite política de la Transición y del "felipismo", basada en el olvido.
Más que Guerra de Liberación o Revolución española deberíamos hablar de Segunda Guerra Civil ¿No? Por aquella contienda bélica entre hijxs del mismo pueblo acaecida en los años 30 del siglo XIX. Muy de acuerdo respecto al apunte historiográfico y que se dejaron a las masas al margen de la nueva configuración del país ... como siempre ha ocurrido ¿No?
Curioso escribió:4) Justo, a mediados de la década de 1990 apareció el movimiento por la recuperación de la memoria histórica. Esta es la plataforma ciudadana (interclasista, diríamos en el lenguaje clásico del obrerismo) por excelencia contra la herencia fascista. Plataforma, desde luego, y desde nuestra perspectiva, con sus fallos y carencias (a esa gente no la fusilaban porque sí, sino por sus ideas: una crítica que podría ser constructiva, y que deviene en biliosa y destructiva en los grupos afines al PCE). Pero que supuso el primer asalto al consenso historiográfico de la Transición, al poner sobre el tapete la necesidad de revisar tanto la magnitud de la represión física del franquismo como sus características y su prolongación temporal (según provincias) incluso hasta la década de 1960, cuando el régimen franquista daría una primera amnistía sobre los "crímenes políticos" de la Guerra Civil (retroactivos hasta 1934, por cierto, y para mejor entender ciertas novedades bibliográficas).
¿Se sabe de alguna forma para contactar con esa asociación? Tengo un conocido que estuvo excavando hace poco en fosas comunes burgalesas, en colaboración con esta asociación, pero ignoro la manera de informarme más. ¿Críticas constructivas en el consenso historiográfico, dónde, cuáles?
Curioso escribió:5) La ruptura del consenso historiográfico fue causa y efecto del "reflote" de la vieja historiografía reaccionaria (nada de revisionismos historiográficos por esta parte), con mediáticos moas y vidales al frente. La derecha española no sólo tenía que responder al revisionismo de la represión franquista (con el viejo discurso de fondo del "algo hicieron"), vio en la ruptura del consenso historiográfico la posibilidad de legitimar políticas de corte autoritario y centralista. En cierto modo, es su forma de crear su propia "memoria histórica", ante la apropiación de la palabra por las asociaciones que hacen trabajo de campo sobre la represión franquista. No es ni deformación (quiero decir, no en un sentido vulgar del término, aunque haya mucho de interpretación partidista consciente, de omisión y de medias mentiras en los discursos de moas y vidales, algo más peligroso que la deformación) ni ciencia-ficción: la historiografía, al fin y al cabo, es hija del pensamiento político (y ahí está Hobbes o los historiadores urbanos de Castilla en el siglo XVII), y nació como una forma de legitimar el poder, o de legitimar posiciones políticas.
Y dado el fracaso de las llamadas a "recuperar toda la memoria histórica" incluyendo en esta a las víctimas de la violencia política en la zona republicana. Ya que las cifras de estas van a la baja. De hecho, ya hay ataques contra el movimiento por la recuperación de la memoria histórica en los medios "liberales" reivindicando el "olvido" de la transición frente al "lloriqueo", al "odio" y al "revanchismo" izquierdistas (un discurso no muy diferente, por ejemplo, de aquel del polígrafo Ángel Palomino).
No podría estar más de acuerdo con este párrafo. ¿Quién es el tal Palomino? ¿Y el tal Vidal?
Curioso escribió:6) Hayis dice que nada de victimismos ni de revanchismos. Estoy de acuerdo, tanto más cuanto que uno y otro responden, en última instancia, a moralismos. No es victismo ni revanchismo, es entender que la historiografía, la memoria histórica, la simbología... son campos de lucha políticos y sociales como cualquier otro. Y que no pueden, ni abandonarse, ni acometerse, sin un debate previo de métodos y objetivos. De ahí mi propuesta de redefinición de símbolos, que, es muy posible, sea en exceso "formal", pero que es una propuesta de las muchas que debería haber.
Creo que no me posicioné en contra del revanchismo, si no todo lo contrario, pero bueno eso es lo de menos. Ahí está el problema de fondo, según creo, en que NO hay propuestas por ninguna de las partes. Si dejamos estos temas en manos de la siempre avezada y competente cúpula política de Izquierda Unida, estamos listos. Más implicación, aunque sólo sea de postal y porque se aburra uno delante del ordenador, estoy ávido por conocer más opiniones. Saludos.