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SinDiosNiAmo
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Re: Artículo sobre fascismo y antifascismo
Bueno, aquí el primero. Me falta simplemente comprobar como traducir un par de cosillas.
Mañana trato de hacer el segundo.
El antifascismo es el pensamiento es la acción que se opone al fascismo, es decir a la ideología que persigue a las personas con otras convicciones políticas, que no autoriza las libertades individuales y que propugnando un nacionalismo cazurro acosa a otros pueblos.
La actualidad del antifascismo
El fascismo no murió el 25 de abril de 1945. Inmediatamente después del fin de la II guerra mundial los fascistas buscaron el reagrupamiento tras varias siglas/partidos: primero el Frente del “Uomo qualunque” (Hombre cualquiera), después el MSI (Movimiento Social Italiano), el cual se ramificó en toda una serie de partidos y partidillos que, a pesar de las declaraciones oficiales, harán siempre de todos modos referencia al MSI (Ver El fascismo después de 1945).
El 22 de junio de 1946 el entonces Ministro de Justicia Palmiro Togliatti da un COLPO DI SPUGNA a los crímenes fascistas concediendoles la aministía, permitiendóles volver a entrar en masa en la vida política y pública. De hecho, en el 1960 el MSI entra en el gobierno, el denominado “gobierno Tambroni”, que será derribado gracias a las mobilizaciones en masa de los genoveses contra el congreso del MSI que se tendría que desarrollar precisamente en la capital ligur, cuando Pinelli fue lanzado por la ventana, el comisario de Milán es Marcello Guida, ex-director de la cárcel fascista de Ventotene (donde se encerraba a prisioneros políticos, en particular los anarquistas); los fascistas están implicados en primera persona en la estrategia de la tensión de los años 60-70 (incluidos también los planes de golpe proyectados de De Lorenzo, Sogno y Borghese); El honorable (tratamiento que se da a todos los diputados italianos) Giorgio Almirante y Luigi Turchi (MSI) se “distinguen” poniéndose a la cabeza de los asaltantes de la facultad romana de Letras ocupada por chicos de izquierda.
Actualmente partidos como Fuerza Nueva, la Llama Tricolor y la Derecha Social tratan de coagular los elementos de la derecha italiana no alineados, al menos aparentemente, con la deriva política emprendida por Alianza Nacional, aunque, de tanto en tanto, tratan de entablar relaciones con la coalición de centro-derecha, actualmente en el gobierno, encabezada por Silvio Berlusconi.
Los fascistas por tanto, bien lejos de haberse extinguido, a pesar de que la legalidad castigue la simple apología del fascismo, son tolerados y se les mantiene vivos, puesto que son un instrumento funcional para las estrategias de poder y de dominio de las clases dominantes. De tanto en tanto se pescan “peces pequeños” mientras los elementos más importantes, es decir, los que manejan el cotarro, son tolerados, y a veces, “cortejados” por los partidos políticos. Los fascistas son por tanto utiles en cuanto que permiten la compenetración en el territorio de las lógicas racistas (ej. agresiones en los campamentos gitanos y a los inmigrantes) y clasistas (ej. ataques, físicos y verbales, a aquellos que promueven el igualitarismo social) elaboradas en los palacios romanos.
En conclusión el antifascismo es, todavía hoy, una imperiosa necesidad, precisamente porque el fascismo nunca ha muerto y porque este continúa configurándose como la avanzadilla del capitalismo y de las clases dominantes.
Antifascismo anarquista
Como anarquistas somos antifascistas porque:
-porque estamos contra cualquier dictadura y cualquier forma de autoritarismo
-porque combatimos la idea de patria, familia, dios y raza
-porque somos antimilitaristas y estamos contra la exaltación de la fuerza
-porque rechazamos cualquier lógica de avasallamiento
Los anarquistas siempre han combatido todos los fascismos y los autoritarismos. En Italia ya el surgir del fascismo en 1920 se adhirieron a los “Arditi del Popolo”, atentaron con Gino Lucetti, Michele Schirru, Angelo Sbardelloto y Anteo Zamboni contra la vida del duce y en la última parte de la resistencia lucharon con auténticas brigadas partisanas. La participación de los Anarquistas fue compacta durante la Guerra Civil Española, que en las Brigadas Internacionales, tanto combatían como se dedicaban a la Propaganda y a la Información.
Además estamos en contra de cualquier tipo de revisionismo, tanto de quien niega la existencia de los Lager y de las Cámaras de Gas, como de quien como Palmiro Togliatti concedió la amnistía a los fascistas o como distintos elementos de la “izquierda” institucional que han tratado de rehabilitar con declaraciones confusas su participación en la República de Salò.
El fascismo es la variante armada y agresiva del autoritarismo.
Las filosofías autoritarias o los individuos che buscan atajos a menudo desarrollan fascismos. El letargo de la razón, la no participación, la delegación el silencio permiten el retorno. Se necesita salir de inmediato de estos tiempos de apatía, autogestionar nosotros mismos nuestra vida.
La autogestión es el antídoto mejor contra los fascismos.
Mañana trato de hacer el segundo.
El antifascismo es el pensamiento es la acción que se opone al fascismo, es decir a la ideología que persigue a las personas con otras convicciones políticas, que no autoriza las libertades individuales y que propugnando un nacionalismo cazurro acosa a otros pueblos.
La actualidad del antifascismo
El fascismo no murió el 25 de abril de 1945. Inmediatamente después del fin de la II guerra mundial los fascistas buscaron el reagrupamiento tras varias siglas/partidos: primero el Frente del “Uomo qualunque” (Hombre cualquiera), después el MSI (Movimiento Social Italiano), el cual se ramificó en toda una serie de partidos y partidillos que, a pesar de las declaraciones oficiales, harán siempre de todos modos referencia al MSI (Ver El fascismo después de 1945).
El 22 de junio de 1946 el entonces Ministro de Justicia Palmiro Togliatti da un COLPO DI SPUGNA a los crímenes fascistas concediendoles la aministía, permitiendóles volver a entrar en masa en la vida política y pública. De hecho, en el 1960 el MSI entra en el gobierno, el denominado “gobierno Tambroni”, que será derribado gracias a las mobilizaciones en masa de los genoveses contra el congreso del MSI que se tendría que desarrollar precisamente en la capital ligur, cuando Pinelli fue lanzado por la ventana, el comisario de Milán es Marcello Guida, ex-director de la cárcel fascista de Ventotene (donde se encerraba a prisioneros políticos, en particular los anarquistas); los fascistas están implicados en primera persona en la estrategia de la tensión de los años 60-70 (incluidos también los planes de golpe proyectados de De Lorenzo, Sogno y Borghese); El honorable (tratamiento que se da a todos los diputados italianos) Giorgio Almirante y Luigi Turchi (MSI) se “distinguen” poniéndose a la cabeza de los asaltantes de la facultad romana de Letras ocupada por chicos de izquierda.
Actualmente partidos como Fuerza Nueva, la Llama Tricolor y la Derecha Social tratan de coagular los elementos de la derecha italiana no alineados, al menos aparentemente, con la deriva política emprendida por Alianza Nacional, aunque, de tanto en tanto, tratan de entablar relaciones con la coalición de centro-derecha, actualmente en el gobierno, encabezada por Silvio Berlusconi.
Los fascistas por tanto, bien lejos de haberse extinguido, a pesar de que la legalidad castigue la simple apología del fascismo, son tolerados y se les mantiene vivos, puesto que son un instrumento funcional para las estrategias de poder y de dominio de las clases dominantes. De tanto en tanto se pescan “peces pequeños” mientras los elementos más importantes, es decir, los que manejan el cotarro, son tolerados, y a veces, “cortejados” por los partidos políticos. Los fascistas son por tanto utiles en cuanto que permiten la compenetración en el territorio de las lógicas racistas (ej. agresiones en los campamentos gitanos y a los inmigrantes) y clasistas (ej. ataques, físicos y verbales, a aquellos que promueven el igualitarismo social) elaboradas en los palacios romanos.
En conclusión el antifascismo es, todavía hoy, una imperiosa necesidad, precisamente porque el fascismo nunca ha muerto y porque este continúa configurándose como la avanzadilla del capitalismo y de las clases dominantes.
Antifascismo anarquista
Como anarquistas somos antifascistas porque:
-porque estamos contra cualquier dictadura y cualquier forma de autoritarismo
-porque combatimos la idea de patria, familia, dios y raza
-porque somos antimilitaristas y estamos contra la exaltación de la fuerza
-porque rechazamos cualquier lógica de avasallamiento
Los anarquistas siempre han combatido todos los fascismos y los autoritarismos. En Italia ya el surgir del fascismo en 1920 se adhirieron a los “Arditi del Popolo”, atentaron con Gino Lucetti, Michele Schirru, Angelo Sbardelloto y Anteo Zamboni contra la vida del duce y en la última parte de la resistencia lucharon con auténticas brigadas partisanas. La participación de los Anarquistas fue compacta durante la Guerra Civil Española, que en las Brigadas Internacionales, tanto combatían como se dedicaban a la Propaganda y a la Información.
Además estamos en contra de cualquier tipo de revisionismo, tanto de quien niega la existencia de los Lager y de las Cámaras de Gas, como de quien como Palmiro Togliatti concedió la amnistía a los fascistas o como distintos elementos de la “izquierda” institucional que han tratado de rehabilitar con declaraciones confusas su participación en la República de Salò.
El fascismo es la variante armada y agresiva del autoritarismo.
Las filosofías autoritarias o los individuos che buscan atajos a menudo desarrollan fascismos. El letargo de la razón, la no participación, la delegación el silencio permiten el retorno. Se necesita salir de inmediato de estos tiempos de apatía, autogestionar nosotros mismos nuestra vida.
La autogestión es el antídoto mejor contra los fascismos.
Última edición por Churchil el 15 Nov 2009, 17:24, editado 6 veces en total.
"En una verdadera democracia no hay lugar para una diferencia seria de opinión sobre los grandes problemas"
Gore Vidal (Mesías)
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Re: Artículo sobre fascismo y antifascismo
Bueno, aquí el segundo. Me falta saber como traducir DECADUTI (se refiere a los diputados que los mandan a tomar por culo, dejando de tener la consideración de tales. La traducción literal sería decaídos, pero esa traducción literal no cuadra en español)
La dictadura fascista
Dentro del ámbito de la legalidad hasta las elecciones de 1924, a partir de 1925 el fascismo se radicaliza progresivamente en un régimen totalitario.
El 3 de enero de 1925 Mussolini anuncia a la Cámara, de facto, el inicio de una dictadura. Se suprime la libertad de prensa, son declarados DECADUTI los diputados “aventinianos”, los partidos y las organizaciones políticas, las demás son declaradas ilegales (entre estas también la Unión Sindical Italiana y la Unión Anarquista Italiana), retoman las persecuciones contra los antifascistas (muchos antifascistas fueron enviados al exilio, entre estos, por decir algunos, Antonio Gramsci y el anarquista Errico Malatesta), son incrementados los poderes del gobierno, se reinstaura la pena de muerte, al final el jurista del régimen Arturo Rocco fascistiza los códigos sancionando la preeminencia del Estado sobre los ciudadanos.
Se modifica nuevamente el aparato institucional italiano (trasformación del Gran consejo del fascismo en órgano del Estado; institución del Tribunal especial y de la OVRA [Organización para la Vigilancia y Represión del Antifascismo---> Policía fascista]); desautorización del parlamento y creación de la Cámara de los fascios y de las corporaciones). En la práctica con la dictadura triunfa la concepción absolutista del Estado, que el filósofo fascista Giovanni Gentile, verdadero y auténtico ideólogo del régimen, le imprime la etiqueta de “Estado ético”. Esta concepción absolutista del Estado tienes sus orígenes en la “Idea Absoluta”, a la cual se llega siguiendo el camino de la dialéctica hegeliana, en la que los intereses del ciudadano están absolutamente subordinados a los de la totalidad, representada por el Estado.
Los anarquistas están en primera linea en la lucha contra el totalitarismo fascista ya desde el inicio, con los Arditi del Popolo, las acciones individuales de Gino Lucetti, Michele Schirru, Angelo Sbardellotto (se pueden citar también los actos individuales de quienes no eran anarquistas, como Domenico Bovone, Zaniboni, Anteo Zamboni y Violeta Gibson), además de tantas individualidades, como por ejemplo Renzo Novatore, que diariamente combatían el régimen pagando por ello precios muy altos (estos ejemplo demuestran que para muchos antifascistas la resistencia había tenido lugar mucho antes del 8 de septiembre de 1943, o sea en el momento mismo en el que el fascismo nació).
La política social fascista lleva a una obra sistemática de fascistización de la nación a través de la escuela y las organizaciones de masa: Obra nacional “fin de jornada”; Obra nacional Balilla, posteriormente GIL; Obra nacional maternidad e infancia, y un hábil uso de los medios de comunicación y de la propaganda.
La organización del trabajo y de la economía se revoluciona por medio de algunas medidas importantes (creación del IRI, 1933; política autárquica), pero es la redacción de la Carta del trabajo, en 1927, la que marca un momento crucial de la historia del fascismo.
El anarquista Renzo Novatore, fue uno de los primeros en oponerse al fascismo.
La Carta del Trabajo marca el nacimiento de las Corporaciones, las cuales son sin duda el emblema reaccionario del fascismo (las corporaciones, por voz del propio Mussolini, fueron el corazón, la esencia, del régimen fascista), puesto que, ocultándose tras una hipócrita tentativa de pacificar el clásico conflicto capital-trabajo, no hacen otra cosa que favorecer al clero, la nobleza y la burguesía (no por casualidad todos fuertes sostenedores del fascismo) en perjuicio del proletariado, relegado, en cambio con algunas pequeñas concesiones, al rol subordinado a las clases dominantes.
En política exterior, tras una primera fase en la que el fascismo propone algún elemento estabilizador de los equilibrios europeos (Pactos de Locarno, 1925) y en los que regula la relación con la Iglesia (pactos de Letrán, 1929), el elemento nacionalista tiene modo de expresarse en la conquista de Etiopía [1] de 1936 (durante esta vergonzosa campaña son utilizados gases mortíferos y toda forma bárbara utilizable para aterrorizar al pueblo etíope) y en la ocupación violenta de Albania (1939). El elemento ideológico inspira también la infame participación en la guerra civil española contra las fuerzas republicanas (1936 – 1939) y la alianza con Alemania nazi (Pacto de acero, 1939). Durante este período el fascismo escribe una de las páginas más infames y viles de la historia italiana: las leyes raciales (1938) (discriminación de los hebreos y de todas las razas consideradas inferiores).
La dictadura fascista
Dentro del ámbito de la legalidad hasta las elecciones de 1924, a partir de 1925 el fascismo se radicaliza progresivamente en un régimen totalitario.
El 3 de enero de 1925 Mussolini anuncia a la Cámara, de facto, el inicio de una dictadura. Se suprime la libertad de prensa, son declarados DECADUTI los diputados “aventinianos”, los partidos y las organizaciones políticas, las demás son declaradas ilegales (entre estas también la Unión Sindical Italiana y la Unión Anarquista Italiana), retoman las persecuciones contra los antifascistas (muchos antifascistas fueron enviados al exilio, entre estos, por decir algunos, Antonio Gramsci y el anarquista Errico Malatesta), son incrementados los poderes del gobierno, se reinstaura la pena de muerte, al final el jurista del régimen Arturo Rocco fascistiza los códigos sancionando la preeminencia del Estado sobre los ciudadanos.
Se modifica nuevamente el aparato institucional italiano (trasformación del Gran consejo del fascismo en órgano del Estado; institución del Tribunal especial y de la OVRA [Organización para la Vigilancia y Represión del Antifascismo---> Policía fascista]); desautorización del parlamento y creación de la Cámara de los fascios y de las corporaciones). En la práctica con la dictadura triunfa la concepción absolutista del Estado, que el filósofo fascista Giovanni Gentile, verdadero y auténtico ideólogo del régimen, le imprime la etiqueta de “Estado ético”. Esta concepción absolutista del Estado tienes sus orígenes en la “Idea Absoluta”, a la cual se llega siguiendo el camino de la dialéctica hegeliana, en la que los intereses del ciudadano están absolutamente subordinados a los de la totalidad, representada por el Estado.
Los anarquistas están en primera linea en la lucha contra el totalitarismo fascista ya desde el inicio, con los Arditi del Popolo, las acciones individuales de Gino Lucetti, Michele Schirru, Angelo Sbardellotto (se pueden citar también los actos individuales de quienes no eran anarquistas, como Domenico Bovone, Zaniboni, Anteo Zamboni y Violeta Gibson), además de tantas individualidades, como por ejemplo Renzo Novatore, que diariamente combatían el régimen pagando por ello precios muy altos (estos ejemplo demuestran que para muchos antifascistas la resistencia había tenido lugar mucho antes del 8 de septiembre de 1943, o sea en el momento mismo en el que el fascismo nació).
La política social fascista lleva a una obra sistemática de fascistización de la nación a través de la escuela y las organizaciones de masa: Obra nacional “fin de jornada”; Obra nacional Balilla, posteriormente GIL; Obra nacional maternidad e infancia, y un hábil uso de los medios de comunicación y de la propaganda.
La organización del trabajo y de la economía se revoluciona por medio de algunas medidas importantes (creación del IRI, 1933; política autárquica), pero es la redacción de la Carta del trabajo, en 1927, la que marca un momento crucial de la historia del fascismo.
El anarquista Renzo Novatore, fue uno de los primeros en oponerse al fascismo.
La Carta del Trabajo marca el nacimiento de las Corporaciones, las cuales son sin duda el emblema reaccionario del fascismo (las corporaciones, por voz del propio Mussolini, fueron el corazón, la esencia, del régimen fascista), puesto que, ocultándose tras una hipócrita tentativa de pacificar el clásico conflicto capital-trabajo, no hacen otra cosa que favorecer al clero, la nobleza y la burguesía (no por casualidad todos fuertes sostenedores del fascismo) en perjuicio del proletariado, relegado, en cambio con algunas pequeñas concesiones, al rol subordinado a las clases dominantes.
En política exterior, tras una primera fase en la que el fascismo propone algún elemento estabilizador de los equilibrios europeos (Pactos de Locarno, 1925) y en los que regula la relación con la Iglesia (pactos de Letrán, 1929), el elemento nacionalista tiene modo de expresarse en la conquista de Etiopía [1] de 1936 (durante esta vergonzosa campaña son utilizados gases mortíferos y toda forma bárbara utilizable para aterrorizar al pueblo etíope) y en la ocupación violenta de Albania (1939). El elemento ideológico inspira también la infame participación en la guerra civil española contra las fuerzas republicanas (1936 – 1939) y la alianza con Alemania nazi (Pacto de acero, 1939). Durante este período el fascismo escribe una de las páginas más infames y viles de la historia italiana: las leyes raciales (1938) (discriminación de los hebreos y de todas las razas consideradas inferiores).
"En una verdadera democracia no hay lugar para una diferencia seria de opinión sobre los grandes problemas"
Gore Vidal (Mesías)
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