Sindicatos y cooperativas, ¿regreso al futuro?

Presente y futuro de la Lucha Obrera, así como la validez, aciertos y contradicciones de las formas de organización de la Clase Trabajadora. Seguimiento de conflictos laborales, huelgas, etc.
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aristegui
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Sindicatos y cooperativas, ¿regreso al futuro?

Mensaje por aristegui » 24 Mar 2016, 12:53

Venimos de aquí http://alasbarricadas.org/forums/viewto ... 20&t=60788
https://www.diagonalperiodico.net/movim ... uturo.html

La mayor derrota que ha sufrido el sindicalismo en los últimos tiempos es la cultural. No hay que minimizar en absoluto la represión, claro: hay que tener muy presentes casos como el de Ana y Tamara, condenadas a tres años y un día de cárcel por echar pintura a una piscina en una huelga de instalaciones deportivas en 2010. O las funestas consecuencias legales de la huelga de 2012, ejemplificadas en las condenas a compañeros como Alfon en Madrid, Carlos y Carmen en Granada o Laura y Eva en Barcelona.

Y, para acabar, el caso paradigmático del SAT en Andalucía, con más de 600 compañeros sancionados y procesos judiciales que suman peticiones de más de 400 años de cárcel y más de un millón de euros en multas sólo entre 2011 y 2015.

Pero, insistimos, la derrota clave es la derrota cultural. Las y los sindicalistas están preparadas para soportar y pelear las agresiones policiales en la calle y las condenas en los juzgados, pero no para recibir lo que en la guerra se conoce como "fuego amigo".

Dos ejemplos de estos ataques contra la lucha sindical desde compañeros que, al menos aparentemente, parecían en el mismo lado de la barricada, son los de Ada Colau y Pablo Iglesias.

Las declaraciones, actitud y posicionamiento de Ada Colau en la última huelga del TMB, o con los trabajadores de las contratas de Movistar, han sido clarificadoras acerca del papel que juegan los nuevos municipalismos y ayuntamientos del cambio en el frente de la lucha de clases. Caretas fuera.

Pero lo que subyace en el proyecto estatal de Podemos, conviene ser analizado con cierto detenimiento.

En el caso del periódico Público, que mandó al FOGASA a 126 trabajadores y luego les impidió quedarse con la cabecera, Pablo Iglesias explicaba en su texto ¿Quiénes son los de abajo?:

"Teleoperadores, parados, empleadas del hogar, camareros, enfermeros, trabajadores públicos de los que cobran menos del mil euros, profesores interinos, estudiantes que ponen copas en negro para pagarse la matrícula, chavales que reparten pizzas, cincuentones que jamás volverán a encontrar trabajo, migrantes que trabajan en la agricultura, que se prostituyen, que venden dvd's o que cuidan ancianos, falsos autónomos […] Ésos son los de abajo y sólo la miopía de cierta izquierda puede insistir en agruparles a todos bajo la etiqueta de obreros e invitarles a afiliarse a los sindicatos (ojalá pudieran). Muchos de ellos ni siquiera pueden ejercer su derecho a la huelga".

El discurso de Iglesias es nítido.¿Por qué las y los trabajadores que enuncia no pueden afiliarse a sindicatos? ¿Por qué no se pueden considerar obreras y obreros? ¿Por qué no pueden organizarse para defenderse como trabajadores en el mundo del trabajo?

Cuando hablamos de una derrota cultural del sindicalismo nos referimos a este tipo de discursos, que de manera intencionada o no, olvidan toda la historia de las luchas obreras y asimilan el sindicalismo a CCOO, UGT o el sindicato corporativo o amarillo de turno.

Nega, del grupo de rap Los Chikos del Maíz, le respondió en La clase obrera hoy: canis e informáticos, resaltando lo obvio: a pesar de que la actual composición de clase del sector servicios y de su situación cada vez más precarizada, se organizan en torno a sindicatos y, precisamente, es así como se logran, a través de la lucha colectiva, condiciones laborales más dignas.

Pero volvamos de nuevo al texto de Iglesias. En su enumeración de realidades laborales también añadía como grupos "no sindicalizables": "un bar con unos amigos, o una cooperativa, o una pequeña empresa de servicios informáticos, o la señora de la tienda de fruta, o un agricultor".

Aparecen las cooperativas, que están popularizándose como un opción laboral por cada vez más personas, y que cuenta con el apoyo entusiasta tanto de instituciones como de movimientos sociales. Pero… ¿qué es exactamente y qué implica el cooperativismo? Y ¿cómo ha sido históricamente su relación con el sindicalismo?

A pesar de que parezca un fenómeno novedoso, el cooperativismo es un viejo conocido del movimiento obrero internacional. Suele marcarse el origen del cooperativismo en Rochdale, en el norte de Inglaterra.

En 1844 se creó la Sociedad Equitativa de los Pioneros de Rochdale, que impulsó la primera cooperativa de consumo, bajo la influencia directa de los postulados de Owen y Fourier. En el Estado español, los introductores del cooperativismo fueron fourieristas como Joakin Abreu o Fernando Garrido, fundador de la pionera Asociación General de Abastos y Consumos en París junto con Proudhon y el propio Fourier.

Las relaciones entre cooperativismo y el movimiento obrero en el estado español fueron siempre muy conflictivas.

Para contextualizar la tensión entre cooperativismo y sindicalismo, es interesante recordar, como ya alertó en su momento Kropotkin, que el dogma liberal del laissez-faire se aplicaba únicamente en la libertad para hacer negocios (aunque se hiciese en forma de una cooperativa).

Una libertad de "dejar hacer, dejar pasar" de la que jamás se benefició el movimiento obrero, cuyas organizaciones sufrieron constantes
ilegalizaciones, cierre de locales, censura de periódicos, cárcel y ejecuciones de sus militantes. Las iniciativas cooperativas proliferaban mientras la represión política y sindical eran una receta cotidiana.

Como no podía ser menos, fue materia de reflexión del Congreso Obrero de Barcelona de 1870, uno de los motores de impulso para la creación de la Primera Internacional. En sus sesiones se tocaron varios temas fundamentales:

• Se acordó que las huelgas debían tener un carácter reivindicativo, que se impulsaran siempre orientas a superar el mero corporativismo gremial, y que se así se convirtieran en el instrumento más útil para lograr la revolución social.

• Se apostó por la creación de sindicatos de oficio, agrupados en Federaciones Locales, que desde el punto de vista de los anarquistas, podrían servir como embriones de los futuros órganos de gestión de los municipios y del país. Paralelamente, la alianza de anarquistas (antipolíticos) y de sindicalistas (apolíticos) propició la renuncia de las sociedades obreras a intervenir colectivamente en la política institucional, una decisión que que no impedía la acción política individual de sus afiliados.

• Finalmente, se habló de cooperativas. Después de una gran polémica, sólo se aceptó la existencia de las cooperativas de consumo, no así las de producción. Caracterizadas claramente y sin ambages las cooperativas como de "institución burguesa", a nivel organizativo el cooperativismo pasaría a ocupar un segundo plano dentro de las tareas de las sociedades obreras y los sindicatos emergentes. Aunque, en un extraño giro del Congreso, el dictamen final recogía que "la cooperación de producción con la universal federación de asociaciones productoras es la gran fórmula del gobierno del porvenir, y de aquí también la utilidad de ir cultivando este ramo para adquirir hábitos prácticos de manejo de negocios con aplicación a la sociedad futura". La polémica en torno a las cooperativas como apuesta táctica o estratégica acompañó desde entonces al sindicalismo revolucionario.

A pesar de que el capitalismo y los estados han evolucionado mucho desde 1870, no podemos decir lo mismo de las respuestas políticas y organizativas que está dando la clase trabajadora. De hecho, podría decirse que estamos volviendo a formas de lucha pre-sindicales, de una suerte de mutualismo primitivo y recuperación acrítica de las propuestas políticas del socialismo utópico.

Si a finales del siglo XIX el sector mayoritario del sindicalismo revolucionario desechó la participación política, las huelgas corporativistas y la centralidad de las cooperativas como herramientas de lucha revolucionaria, ahora mismo nos encontramos en los movimientos sociales en el escenario opuesto.

Si en el seno de la Primera Internacional se veía con malos ojos las cajas de resistencia –entendiendo que tenían un carácter desmovilizador a medio plazo allí donde no pudieran articularse– hoy se presenta como una "novedad sindical" el Correscales, "un crowdfunding de ayuda mutua más grande contra la precarización".

O hay quien caracteriza a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca como un nuevo tipo de sindicalismo o de "sindicalismo 2.0", cuando en realidad no es más que una actualización de las antiguas Sociedades de Socorros Mutuos, ya que no se plantea su actividad enmarcada en la lucha de clases o, al menos, dirigida a la raíz del problema: el mercado de trabajo.

Por tanto, desgraciadamente, no se están perfilando nuevas formas de sindicalismo, ya que el proceso que se está dando es un peculiar regreso a formas proto-sindicales (el contexto es de fuerzas del cambio que no son "ni de izquierdas ni de derechas", recordemos), lo que evidencia la enorme derrota que ha sufrido la clase trabajadora a nivel ideológico, político y organizativo.

El autor agradece las aportaciones del foro de Laboral de Alasbarricadas.org

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Joreg
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Re: Sindicatos y cooperativas, ¿regreso al futuro?

Mensaje por Joreg » 24 Mar 2016, 13:06

aristegui escribió:O hay quien caracteriza a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca como un nuevo tipo de sindicalismo o de "sindicalismo 2.0", cuando en realidad no es más que una actualización de las antiguas Sociedades de Socorros Mutuos, ya que no se plantea su actividad enmarcada en la lucha de clases o, al menos, dirigida a la raíz del problema: el mercado de trabajo.
Esto es interesante. Recuerdo a Stuart Mil, no sé si el padre o el hilo, que comentaba en una de sus obras la labor de los pastores protestantes que alfabetizaron a obreros anglosajones a principios del siglos XIX y les facilitaron un asociacionismo reivindicativo. Y la PAH y otras han hecho de trampolín a unos cuantos cargos públicos.

¿Cuál es el nuevo sindicalismo? En principios del siglo XX la CNT se llamaba a sí misma la defensora del "sindicalismo moderno", año de 1918 o 1919..
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Super8
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Re: Sindicatos y cooperativas, ¿regreso al futuro?

Mensaje por Super8 » 24 Mar 2016, 13:49

El artículo recuerda cosas interesantes, está medianamente documentado, bien escrito, y denuncia oportunamente el despiste político de los abducidos por "las fuerzas del cambio". Sólo una observación: lejos de mí negar la importancia del frente cultural en el que tanto insisten autores como David o como Iñigo Errejón, con distinto éxito; pero cuando leo cosas como
La derrota clave es la derrota cultural. Las y los sindicalistas están preparadas para soportar y pelear las agresiones policiales en la calle y las condenas en los juzgados, pero no para recibir lo que en la guerra se conoce como "fuego amigo"
sólo puedo responder que ojalá ahí nos hubieran dado y nos siguieran dando todas las tortas, como al alcalde del cuento, y pudieramos tomar como cosa de trámite sin mayores efectos las agresiones policiales en la calle o bajo techo y las condenas en los juzgados.

Y es que si "las fuerzas del cambio" son muy oídas, no es porque otros no tengan nada que decir, sino porque tienen que vencer muchos obstáculos para alzar la voz.

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Joreg
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Re: Sindicatos y cooperativas, ¿regreso al futuro?

Mensaje por Joreg » 24 Mar 2016, 15:08

Bueno, pero sí es cierto que en cuestión de propaganda estamos a la defensiva. La gente se traga cualquier rollo que les cuentan. Hay mucha gente medianamente inteligente, cagada con el rollo de podemos por estar pagada por Irán, China y Venezuela. O acuérdate cuando el tema del Parlamento catalán y el 15-M que alguien le dio un empujón a un diputado y la que se lió en la prensa. O en las huelgas los discursos dominantes cuáles son. La represión, además, es fuerte y siempre hay que tenerla en cuenta. Pero no es peor que la del Proceso de Jerez, o la de Casas Viejas, o la del pistolerismo y la ley de fugas.

Ah, una cosa muy buena del artículo: es breve.
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Super8
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Re: Sindicatos y cooperativas, ¿regreso al futuro?

Mensaje por Super8 » 24 Mar 2016, 20:01

Joreg escribió: Ah, una cosa muy buena del artículo: es breve.
Eso es cierto.

Sobre frentes culturales, lo que pasa es que los casos de derrota cultural que cita Joreg son distintos a los que cita Aristegui: él se refiere a las ideas sobre sindicatos de los líderes de los partidos del cambio, como Pablo Iglesias o Ada Colau. Ideas que no dejan otra opción a los trabajadores que votar a esos partidos, y que a mí también me parecen tristes.
aristegui escribió:"Teleoperadores, parados, empleadas del hogar, camareros, enfermeros, trabajadores públicos de los que cobran menos del mil euros, profesores interinos, estudiantes que ponen copas en negro para pagarse la matrícula, chavales que reparten pizzas, cincuentones que jamás volverán a encontrar trabajo, migrantes que trabajan en la agricultura, que se prostituyen, que venden dvd's o que cuidan ancianos, falsos autónomos […] Ésos son los de abajo y sólo la miopía de cierta izquierda puede insistir en agruparles a todos bajo la etiqueta de obreros e invitarles a afiliarse a los sindicatos (ojalá pudieran). Muchos de ellos ni siquiera pueden ejercer su derecho a la huelga".

El discurso de Iglesias es nítido... Cuando hablamos de una derrota cultural del sindicalismo nos referimos a este tipo de discursos, que de manera intencionada o no, olvidan toda la historia de las luchas obreras y asimilan el sindicalismo a CCOO, UGT o el sindicato corporativo o amarillo de turno.
Ahora, el que me parezcan tristes no significa que me parezcan relevantes o peligrosas. Todos creemos lo que nos interesa, y a la gente que está por colocarse en Podemos les interesa creerse ese tipo de cosas y se dan ánimos citándose entre sí esas cosas, porque dan una versión de la realidad en la que ellos son los protagonistas. Siempre pasa, también en el PSOE de los tiempos de Felipe González tenían sus teorías extrañas de autoelogio: soy hijo de maestro de primaria, y recuerdo que a mi padre cuando se empezó a implantar la LOGSE le llevaban a unos cursos en un parador donde estaba presente el mismísimo ministro Rubalcaba y les soltaban unas teorías extrañísimas sobre la enseñanza de las que mi padre tenía que examinarse; pero no se debe a esas teorías el éxito electoral del PSOE, y en todo caso a mi padre le debieron de convencer de que los del PSOE son unos cuentistas.

Trayendo lo mismo a la actualidad, fuera de la Universidad Complutense o de la Autónoma de Barcelona o de los sitios donde se dan charlas, las teorías de todos estos profesores de la nueva política y del sindicalismo 2.0, a la gente le traen al fresco; las PAH que yo conozco tienen su dinámica propia que no tiene nada que ver con esos conceptos y sí con el sindicalismo de lucha.

No creo que las causas de la poca movilización sindical estén en que haya gente como la de Podemos que piensa estas cosas tan irreales que cita aristegui. Más bien, la mucha relevancia de gente con estas teorías se debe a la poca movilización sindical -llenan un vacío-. Esa poca movilización se puede deber a que la gente se traga camelos como los que comenta Joreg, o a otras cosas que son largas de exponer aquí, si no innecesarias: había un libro de los años sesenta titulado "Ser obrero no es ninguna ganga", y eso vale para todos los ámbitos, los que cita Pablo Iglesias y los que no.

Si no se ganan huelgas a los gestores de los ayuntamientos "del cambio", no será porque convenzan a los trabajadores de sus teorías, sino por un asunto de fuerza y resistencia- como siempre.

En fin, sólo andando se podrá dejar atrás a estos vendehumo de la nueva política y a sus fans en los distintos sectores de funcionarios y parafuncionarios.

Yo no daría una gran trascendencia a las ideas de los fans de la nueva política, porque eso es como suponer que es muy importante que tengan ideas correctas porque ellos mismos son muy importantes; en realidad, son uno más y eso es lo único que es importante recordarles. Fuera de su terreno: en breve.

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Joreg
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Re: Sindicatos y cooperativas, ¿regreso al futuro?

Mensaje por Joreg » 24 Mar 2016, 20:56

Super8 escribió:Sobre frentes culturales, lo que pasa es que los casos de derrota cultural que cita Joreg son distintos a los que cita Aristegui: él se refiere a las ideas sobre sindicatos de los líderes de los partidos del cambio, como Pablo Iglesias o Ada Colau.
¿Esos? Esos no saben nada de sindicalismo en mi opinión. Las cosas que dicen y las que hacen me lo demuestran una y otra vez. Saben de marrullerías, componendas y enjuagues, no te digo que no. Pero por ejemplo en la huelga de transportes de Barcelona, que la señora alcaldesa convocase a UGT y a CCOO, pasando por encima del Comité de Huelga, demuestra que no tiene ni ella ni sus asesores ni santa puta idea del RDL 17/77. Por ejemplo. Y si la tienen, son unos oportunistas que se han acostumbrado rápidamente a manipular al personal.

Y toda esa gente que anda diciendo que hay que montar otro nuevo sindicato y que CCOO y UGT tiemblan ante la posibilidad... ¡Ja! No saben el trabajito que cuesta actuar en el terreno laboral, lo sacrificado que es, y lo peligroso de ese enredo. Y CCOO y UGT tienen estructura para comerse a comerse a veinte sindicatos que les quieran hacer sombra dentro del marco legal existente.

Además, no harían un nuevo sindicato, si no un clon de los existentes.
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aristegui
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Re: Sindicatos y cooperativas, ¿regreso al futuro?

Mensaje por aristegui » 26 Mar 2016, 12:29

Artículo de 15 diciembre 2014 en la misma línea:

http://www.lamarea.com/2014/12/15/62599-clase/

“La izquierda debe olvidar el discurso de clases”. Son palabras de Juan Moscoso, diputado del PSOE y miembro de la Ejecutiva Federal, en una entrevista en el diario El País, el pasado 6 de abril. La argumentación que esgrimía para defender esta posición se basa en que la sociedad ha perdido su conciencia de clase, en que la gente abandona su sentimiento de pertenencia a un grupo, y que las clases sociales ya no existen tal y como las conocíamos.

La posición del diputado “socialista” es negar la lucha de clases y analizar la evidente pérdida de conciencia de clase como si fuera un factor elegido por los trabajadores, en contraposición con la teoría de intelectuales como E. P. Thompson, que consideraban el sentimiento obrero como un factor externo, tanto en su adquisición como en su pérdida.

La lucha de clases está más presente que nunca desde el momento en que las élites han conseguido limar la conciencia y la unión de los trabajadores. La pérdida de conciencia de clase es la prueba misma de que existe y de que la clase trabajadora está siendo derrotada. La sociedad actual se caracteriza por un aumento del desequilibrio económico, de la miseria laboral, la precariedad y el empobrecimiento gradual de las clases más desfavorecidas.

Las relaciones laborales se imponen, y se fomentan la individualización y la competitividad entre trabajadores. El contexto socioeconómico actual es el campo de batalla donde la clase trabajadora da los últimos estertores de la guerra de clases. La conciencia de clase no se ha perdido, nos está siendo arrebatada.

El proceso de degradación del sentimiento de solidaridad y unión que es imprescindible entre los trabajadores para conseguir mejorar su situación laboral y sus condiciones de vida ha sido impuesto desde todos los estratos de poder. Los medios de comunicación y los partidos políticos mayoritarios, influenciados por el poder económico, han instaurado un relato de desunión para atomizar el poder que los trabajadores, organizados a través de los sindicatos, tenían a la hora de negociar sus condiciones laborales.

El obrero, el trabajador, el asalariado, sólo tiene fuerza cuando está unido. No es casualidad que los mayores conflictos obreros se hayan dado en España a lo largo de la historia en el sector industrial, y que es precisamente la desindustrialización que el gobierno del PSOE llevó a cabo en los años ochenta y noventa del siglo pasado la que empezó a minar la unión entre los trabajadores de este sector, privando al resto del ejemplo, la fuerza y el empuje que las luchas obreras industriales daban al resto de trabajadores no fabriles.

Era precisamente en una película que trataba uno de los conflictos obreros industriales de los años noventa donde uno de sus personajes definía la única fuerza del obrero en una sencilla frase: “Y si no estamos juntos nos joden; pero eso, eso no es de ahora, eso es de siempre”. Eso no sólo lo sabe Santa, el personaje de Los Lunes al Sol interpretado por Javier Bardem, eso lo sabe el empresario; lo saben los partidos políticos, que, conscientes de la lucha de clases, quieren privar a los trabajadores de su condición; lo saben todos los que son conscientes de que se gana mejor una guerra cuando no sabes que se disputa.

Estructurar la solidaridad

Es precisamente esa conciencia de las élites la que lleva al ataque furibundo contra el sindicalismo desde varios niveles. Los sindicatos vertebran la unión de los trabajadores y les dotan de las herramientas legales y administrativas para canalizar sus exigencias laborales que estructuran la solidaridad y la unión obrera. No es casualidad que en el mundo anglosajón se los llame trade unions. Las cúpulas sindicales, con sus actuaciones, han favorecido el mensaje que las élites extractivas –las que les despojan de derechos– han mandado a la sociedad sobre la inconveniencia de los sindicatos de forma interesada, y que ha calado. Los sindicatos presentan hoy unos niveles de popularidad muy bajos, algo verdaderamente preocupante teniendo en cuenta que son el mejor instrumento de los trabajadores para defender sus derechos.

Sin embargo, la conciencia de clase arrebatada mediante años de medidas contra los trabajadores y contra su unión, al tiempo que se fomentaba la propaganda idealizadora de las clases medias y los sueños materiales inalcanzables, es recuperable. La conciencia de clase, igual que se ha perdido, puede volver a encontrarse, y los mismos que han despojado de su sentimiento de grupo a los trabajadores están haciendo precisamente todo lo que necesita la semilla de la lucha obrera para renacer. Si a un obrero le quitas el pan, el trabajo, la vivienda, la dignidad, y el sentimiento de pertenencia a su clase, estás haciendo todo lo posible para que recupere su conciencia y, entonces, ya no pedirá sus derechos. Simplemente, los tomará.

aristegui
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Re: Sindicatos y cooperativas, ¿regreso al futuro?

Mensaje por aristegui » 27 Mar 2016, 19:13

Añado un fragmento de Portugal: ¿una revolución imposible? Para descargar http://www.editorialklinamen.net/wp-con ... PRENTA.pdf

La recuperación del poder popular

El movimiento cooperativo no nació como un desafío revolucionario al capitalismo, sino como un intento del capitalismo de estado de controlar la crisis y guiarla por los cauces institucionales que puede dominar. Los trabajadores ocuparon tierras, casas y fábricas. El Estado apareció prometiendo «legalizar» algunos de sus logros. Para sobrevivir, los trabajadores se vieron forzados a aceptar la recuperación de su propia actividad autónoma.

¿Qué interés tenía el gobierno en cooperativas industriales o agrícolas? La respuesta es sencilla. Creyendo que las tierras o las fábricas eran suyas, los trabajadores trabajarían el doble de duro de lo que nunca lo hicieron para sus jefes. El gobierno no contaba con liquidez suficiente para invertir en la reestructuración del capitalismo, por lo que encontró otra cosa en que invertir: fuerza de trabajo. Así, el gobierno garantizaba su objetivo de incrementarla producción. Mientras los trabajadores trabajaban por su propia integración, los tecnócratas se congratulaban por haber evitado una avería completa del sistema. Muchos trabajadores agrícolas faenaban de diez a doce horas al día para reorganizar las fincas. En las empresas industriales producían más plusvalor del que ningún empleador privado habría podido extraerles jamás. Autogestionaron su propia explotación.

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