ELA da un gran valor a los más de 300 convenios nuevos de empresa que se han firmado
ELA ha subrayado que nunca ha renunciado a la negociación colectiva sectorial. Lo que no hemos hecho -ni vamos a hacer- es decir que tiene el mismo valor que tenía antes y renunciar a trabajar otros ámbitos en los que poder disputar una negociación colectiva distinta. En este sentido, ELA da un gran valor a los más de 300 convenios nuevos de empresa que se han firmado.
Joseba Villarreal e Itziar Larrazabal, responsables de negociaciòn colectiva y de organizaciòn de la federaciòn del metal y construcción han realizado esta mañana en Bilbao una valoraciòn de la situación en la negociación de los convenios colectivos.
Los responsables de ELA han señalado que desde la aprobación de la Reforma Laboral por parte del Gobierno de Rajoy en febrero del 2012 hasta el día de hoy, no son pocas las cosas que han cambiado en la negociación colectiva:
Los convenios de empresa tienen prioridad aplicativa respecto de cualquier otro ámbito (Estatal, Comunidad Autónoma o Provincial) en las materias de mayor relevancia.
Los Convenios Estatales disponen de facultades para estructurar la Negociación Colectiva definiendo y decidiendo qué se puede negociar y dónde.
Los convenios Sectoriales Provinciales, por tanto, han dejado de significar un mínimo obligatorio de aplicación.
La ultraactividad indefinida de los convenios ha pasado a ser solamente de un año, salvo que se acuerde un plazo diferente.
La patronal dispone, además, de un abanico de posibilidades para los descuelgues o inaplicaciones de convenios, entre ellos el ORPRICCE (Comisión para la Inaplicación de los Convenios en la CAV), que le posibilita el arbitraje obligatorio de manera unilateral. Es decir, la patronal dispone del instrumento para incumplir de manera unilateral aquello que ha firmado.
En esta coyuntura, sobra decir que la negociación colectiva sectorial no tiene nada que ver con lo que era en el pasado. Los diferentes gobiernos han otorgado a la patronal todos los instrumentos para avanzar en su estrategia de desregulación, ataque a los salarios y a la defensa colectiva. La patronal, consciente de su situación de privilegio, está decidida a sacar provecho de todas las posibilidades que le ofrece la legalidad vigente, y ha optado por bloquear la Negociación Colectiva: imponiendo congelaciones salariales para los años pasados, tratando de eliminar el IPC como referencia y negándose a pactar nada que garantice la aplicación de lo firmado.
Esta posición de fuerza encuentra apoyo en la alta tasa de desempleo y en el efecto que ello provoca en la capacidad de movilización sindical. La propia CEOE (de la que Confebask forma parte) lo explicaba sin ningún rubor: “cabe esperar que la reforma laboral facilite que (...) la elevada tasa de desempleo mantenga reducidas las presiones al alza de los salarios, de modo que los costes salariales se puedan seguir ajustando (...) Este proceso es muy importante, ya que favorece la evolución de los márgenes empresariales”. Además, para tirar salarios la patronal abusa del monopolio de una representación otorgada, eximida por el poder político de la necesidad de acreditar a quién representa. Una situación, a nuestro juicio, intolerable.
De lo sucedido en la negociación sectorial hasta el día de hoy podemos sacar varias conclusiones:
Los convenios sectoriales no firmados por ELA tienen dos características comunes: por un lado, aceptan la congelación para los años pasados y, por otro, no recogen ningún tipo de cláusula que garantice la aplicación del mismo; es decir, no impiden la utilización unilateral del ORPRICCE a la patronal.
Los convenios sectoriales firmados por ELA no aceptan la congelación para los años pasados; referencian las subidas salariales al IPC, y recogen cláusulas que garantizan que la patronal no pueda utilizar de manera unilateral el arbitraje obligatorio que regula el ORPRICCE. Aceptar la rebaja salarial, además de perder en salarios, supone una apuesta por la destrucción de empleo. No hay ninguna razón, más allá del puro interés patronal, para que aceptemos la caída salarial.
Queremos poner el acento en este último punto. El ORPRICCE y las cláusulas que impiden de manera efectiva su utilización unilateral por parte de las empresas:
Firmar convenios que no contengan este tipo de cláusula ni blinda, ni limita, ni impide la inaplicación de los mismos. Las reformas han dejado sin valor aquellas cláusulas que respondían a la legalidad anterior.
Decir que la cláusula pactada en el papel de Gipuzkoa blinda, limita o impide la utilización del ORPRICCE por parte de la patronal es faltar a la verdad.
ELA, por su parte, nunca ha renunciado a la negociación colectiva sectorial. Lo que no hemos hecho -ni vamos a hacer- es decir que tiene el mismo valor que tenía antes y renunciar a trabajar otros ámbitos en los que poder disputar una negociación colectiva distinta. En este sentido, ELA da un gran valor a los más de 300 convenios nuevos de empresa que se han firmado.
En nuestra opinión, tratar de solucionar la falta de cobertura de la negociación colectiva firmando convenios que aceptan las imposiciones de la patronal y no garantizan su aplicación supone un grave error.
ELA está explicando la gravedad del momento que nos toca vivir de manera clara, comprometida y veraz. Mirar para otro lado o firmar acuerdos como si nada hubiera sucedido, mientras la ley le da a la patronal todo lo que pide (la patronal pide otra reforma laboral), colocaría al sindicalismo en un papel irrelevante. ELA está convencida que trabajando una mejor relación de fuerzas -reto inexcusable del movimiento sindical-, se puede dejar la reforma laboral fuera de las empresas. No existe futuro para el sindicalismo sin esta premisa, si el objetivo real es evitar que las condiciones de trabajo se decidan unilateralmente por el empresario. ELA es un problema en la medida en que queremos seguir siendo un obstáculo a la extensión de la precariedad en el mundo del trabajo; algunos, bajo el disfraz que otorgan la palabras huecas, tienen claro que nuestro papel -el del sindicalismo- debe ser dar cobertura a los intereses patronales.
Si se acepta que la negociación colectiva se desarrolle, exclusivamente, en los sectores (profundamente debilitados por la reforma y por la correlación de fuerzas que impone el desempleo en favor de la patronal), asistiremos a un progresivo deslizamiento sindical hasta encontrarse con las posiciones que mantiene la patronal. Esa estrategia no impide ni la caída salarial ni la extensión de lo que se puede calificar como la nueva realidad: los trabajadores y trabajadoras pobres. Para eso han hecho las reformas, y a eso es a lo que el movimiento sindical debe hacer frente.
http://www.ela.eus/es/actualidad/notici ... an-firmado