Hacen falta APRENDIZAS con experiencia
Publicado: 12 Feb 2010, 20:08
Carteles con esta leyenda son habituales por toda la ciudad donde habito.
Dejando a un lado la incongruencia de la frase, este tipo de anuncios suelen servir de reclamo para que mujeres de entre 15 y 70 años de edad sean explotadas como comodines de oficiales del calzado, que tampoco estamos en mejores condiciones laborales, pues en estos talleres se trabaja a destajo, sin contrato, sin seguridad y en condiciones higiénicas deleznables.
Hace unos meses comencé a trabajar en uno de esos talleres, una calle mas abajo de la mía. Indignada por el maltrato y la explotación que ejercía la dueña del taller (la denominaré la "carroñera roja") sobre la mayoría de nosotras, me fuí, no sin quedarme antes bién a gusto diciéndole a la carroñera roja lo que pienso de ella, antes de dos semanas.
Conocí allí a una muchacha de 18 o 19 años a la que por succionarle 10-11 horas de duro trabajo todos los días le pagaba un máximo de 50€ semanales. Por poner un ejemplo.
El jueves pasado, seguramente por aviso a magistratura de trabajo, se presentó la fiscalía en este taller, primero me alegré, pues aparte del puteo merecido a la carroñera roja, las mujeres que se encontraban trabajando allí en ese momento iban por lo menos a ser dadas de alta y a cotizar por un trabajo que en muchos casos llevan realizando varios años.
Ahora viene la guasa, las mismas mujeres que trabajan para la carroñera roja maldicen y se asombran porque alguién haya decidido denunciar esta situación perjudicando a la explotadora y continúan trabajando en las mismas condiciones y en el mismo sitio. La administración, parece no velar porque se cumplan las condiciones mínimas para trabajar o para comprobar que se continúa haciendo caso omiso a sus recomendaciones.
Lo mejor es que cuando los de magistratura entraron por la puerta, varias trabajadoras salieron para avisar a otros talleres evitando así que los pillara abiertos la fiscalía. En uno de ellos una amiga mía se encontraba trabajando y al pretender levantarse para marchar, el dueño le dijo que no se preocupara, que allí no iban a ir y que siguieran con su trabajo como si nada porque eran amigos suyos, y se dirigió en su búsqueda para invitarles a un café.
Salut
Dejando a un lado la incongruencia de la frase, este tipo de anuncios suelen servir de reclamo para que mujeres de entre 15 y 70 años de edad sean explotadas como comodines de oficiales del calzado, que tampoco estamos en mejores condiciones laborales, pues en estos talleres se trabaja a destajo, sin contrato, sin seguridad y en condiciones higiénicas deleznables.
Hace unos meses comencé a trabajar en uno de esos talleres, una calle mas abajo de la mía. Indignada por el maltrato y la explotación que ejercía la dueña del taller (la denominaré la "carroñera roja") sobre la mayoría de nosotras, me fuí, no sin quedarme antes bién a gusto diciéndole a la carroñera roja lo que pienso de ella, antes de dos semanas.
Conocí allí a una muchacha de 18 o 19 años a la que por succionarle 10-11 horas de duro trabajo todos los días le pagaba un máximo de 50€ semanales. Por poner un ejemplo.
El jueves pasado, seguramente por aviso a magistratura de trabajo, se presentó la fiscalía en este taller, primero me alegré, pues aparte del puteo merecido a la carroñera roja, las mujeres que se encontraban trabajando allí en ese momento iban por lo menos a ser dadas de alta y a cotizar por un trabajo que en muchos casos llevan realizando varios años.
Ahora viene la guasa, las mismas mujeres que trabajan para la carroñera roja maldicen y se asombran porque alguién haya decidido denunciar esta situación perjudicando a la explotadora y continúan trabajando en las mismas condiciones y en el mismo sitio. La administración, parece no velar porque se cumplan las condiciones mínimas para trabajar o para comprobar que se continúa haciendo caso omiso a sus recomendaciones.
Lo mejor es que cuando los de magistratura entraron por la puerta, varias trabajadoras salieron para avisar a otros talleres evitando así que los pillara abiertos la fiscalía. En uno de ellos una amiga mía se encontraba trabajando y al pretender levantarse para marchar, el dueño le dijo que no se preocupara, que allí no iban a ir y que siguieran con su trabajo como si nada porque eran amigos suyos, y se dirigió en su búsqueda para invitarles a un café.
Salut