No-trabajo, no

Presente y futuro de la Lucha Obrera, así como la validez, aciertos y contradicciones de las formas de organización de la Clase Trabajadora. Seguimiento de conflictos laborales, huelgas, etc.
Ni 40, ni 35, ni 30

Mensaje por Ni 40, ni 35, ni 30 » 24 May 2005, 01:44

Un tema que habría que abordar dentro de este hilo para entender porqué una parte de lxs anarquistas nos tiramos rotundamente en contra del trabajo y otra parte se empeña en defenderlo, es qué entendemos por trabajo? existe respetabilidad en el trabajo? nos sentimos orgullosxs de ser obrerxs // de extender obrerismo?

Cuando un/a compa por ahí arriba comenta que es un problema de semántica le doy la razón... pero no del todo.
Es posible que la mayoría del tiempo hablemos de lo mismo; nadie dentro de su cabezota se le ocurre pensar que en un mundo libre todxs seriamos tan felices que hasta las plantas se darían cuenta de esa enorme felicidad y se pondrían como locas a dar frutos sin que nosotrxs nos curráramos la tierra. No señorxs, no somos gilipollas, todavía no me he creído que llegará el País de Nunca Jamás (aunque os aseguro que yo sí soy una niña perdida ;) ).
Es evidente que para conseguir lo que quieres tienes que hacer cosas, por eso tenemos locales anarquistas y los abrimos diariamente y no lo consideramos trabajo. Pese a que si ese local se llamara Corte Inglés y me pagaran por ello sí sería un trabajo y algo asqueroso, por qué? porque no sería para mí porque no lo haría porque es algo que me "hace libre", que mejora mi vida, sino que lo hago por un chantaje muy antiguo el de "trabaja o muere de hambre" y además para mas inri "trabaja para mí porque solo yo tengo los medios, recuérdalo maja, eres proletaria no puedes elegir tus condiciones de vida".
Bien ya se que me podréis decir que esto es trabajo asalariado y que vosotrxs también estáis en contra. Pero es que hay un problema, si un día socializáis las fábricas y me ponéis a trabajar con un reloj, en una cadena de montaje, pendiente de la producción que tenemos que alcanzar esta semana… os juro que os la quemo y comenzará la segunda revolución por la anarquía. La alienación no existe solo por una cuestión de reparto económico, la revolución industrial despersonalizó a lxs trabajadorxs, no estoy diciendo que lxs campesinxs fueran el colmo del goce pero por lo menos veían el producto de su obra de principio a fin. Sin embargo el proletario de ciudad sufría una doble alienación: la económica y la de despersonalización.
Las máquinas de una cadena de montaje engullen a sus trabajadorxs convirtiéndolxs en parte de la máquina. Con esto, ante mi forma de ver las cosas, será necesario terminar.

Hay decenas de actividades que hacemos a lo largo del día que producen cosas y a las que no consideramos trabajo, porque la actividad humana no puede clasificarse dentro de ese término. Es precisamente el sistema el que nos especializa en una sola actividad y la pone el nombre de trabajo. Cuando cocinamos estamos haciendo una actividad y sin embargo no es un trabajo, ahora, pásate 8 horas currando de cocinero en un restaurante y te voy a decir yo lo “agradable” que es cocinar. Con esto quiero decir que lxs que estamos en contra del trabajo no estamos en contra de cocinar ;) [y menos de lxs cocinerxs je], estamos en contra de su especialización y mercantilización.

Eso creo que podría arrojar un pelín de luz sobre lo que entendemos como actividad libre en contra de la idea “trabajo”.

Sobre la respetabilidad del trabajo, por qué somos tan rematadamente obreristas?. Veamos yo evidentemente no estoy en contra de el/la cocinerx antes mentadx, más bien todo lo contrario. Por eso deseo que deje de serlo, no que lo sea durante más tiempo. No podemos estar orgullosxs de ser esclavxs, podemos a lo sumo estar orgullosxs de no ser explotadorxs. Dentro de la explotación en la que nos vemos inmersxs hay que intentar recuperar la idea de lo que somos, y eso es ni más ni menos que LIBRES. Nacimos LIBRES, los cepos, las cadenas, las esposas nos las pusieron después. No tenemos pq aceptar este maldito estado de cosas, no tenemos porque continuar aceptando que nos ha tocado el papel jodido de la historia, no podemos ni de broma rendirnos y pedir que por lo menos no se porten tan mal, que nos aflojen un poco la cuerda… JODER QUE SOMOS LIBRES. Las cosas no cambian precisamente por eso: porque nos la han colado, hemos aceptado el juego, nos lo hemos creído. Y encima como bobxs tratamos que la demás gente sienta orgullo por lo que somos, qué somos? Somos lxs idiotas que han construido este mundo a nuestra propia costa para el beneficio de otrxs, cuando ellxs nos dijeron que teníamos que levantar muros… los levantamos, cuando nos dijeron que teníamos que meter nuestro dinero en montes de piedad… lo hicimos, cuando nos dijeron que nos apretáramos el cinturón que venía la crisis… nos lo apretamos. Hasta que no les plantemos cara, hasta que no rompamos con su forma de entender la vida a costa de la nuestra… esto no acabará jamás. Y encima, tenemos que soportar que aparte de la diferentes miopías que nos cruzan al “movimiento anarquista” [existe tal cosa??se mueve??], desde nuestra propia barricada haya quien nos diga que lo nuestro es un problema de vaguería… señorxs todxs moriremos, pero lxs obreristas en vuestras fábricas primero.

CON EL OBRERISMO, HASTA LA DERROTA SIEMPRE

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Sabot
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Mensaje por Sabot » 24 May 2005, 16:09

El problema principal es el siguiente:

A mí desde mi entorno, la familia, los libros, la escuela y la experiencia, se me ha enseñado que trabajo es una actividad mediante la cual te buscas el sustento, y que un melón es una cosa redonda dulce con pepitas dentro.

Si hay quien me dice que el trabajo es malo y que no hay que trabajar porque nosequé del latín y que abolamos el trabajo que seremos más felices, pues sinceramente llegan los problemas de incomprensión y el debate no avanza.

Quizá habría que llamar a cada cosa por su nombre.
El concepto de trabajo esta ahí, independientemente de cual sea el origen de la palabra castellana.

Si yo, libremente y feliz, etc etc, ago una zanja para canalizar agua hacia mi huerta..a eso le llamo trabajar, estoy trabajando. Vamos ¿es tan raro?, ¿soy el único que no identifica la palabra trabajo con trabajo asalariado?.

Si tu no quieres trabajar en una fábrica (nadie te obligaría según la teoría anarquista) podrías irte a vivir a una casa en el monte, pero supongo que no utilizarías ni una herramienta de metal, como una azada.

Y decir que los campesinos preindustriales no trabajaban es simplemente, decir un disparate.
"Conspirar significa respirar colectivamente."

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40.35.30.25.20.15.10.5.0!

Mensaje por 40.35.30.25.20.15.10.5.0! » 24 May 2005, 18:10

"Y decir que los campesinos preindustriales no trabajaban es simplemente, decir un disparate." Sabot

Me puedes decir donde leches has leido que diga eso??. Tan solo hacía una explicación de que el industrialismo en una sociedad anárquica no debería de existir pq en si mismo aliena, aunque este socializado. Nadie estaba diciendo que lxs campesinxs no trabajaran... anda que leeis lo que os da la gana eh...


"Si tu no quieres trabajar en una fábrica (nadie te obligaría según la teoría anarquista) podrías irte a vivir a una casa en el monte, pero supongo que no utilizarías ni una herramienta de metal, como una azada" Sabot

La idea va más allá estoy diciendo de terminar con las ciudades, terminar con las fábricas, terminar con la urbe. Evidentemente quien quiera seguir viviendo en macrosociedad en ciudades hacinadxs es su problema yo ahí no me meto. Y sí, por supuesto que utilizaría una azada o me vas a decir que lxs campesinas del siglo XV trabajaban la tierra con las manos?, ahora resulta que la primera azada nació en el XIX?, joer pues menudo error historico entonces el de los caballeros con sus espadas... como habría espadas si no había fábricas!! jaja

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Sabot
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Mensaje por Sabot » 24 May 2005, 18:34

Me puedes decir donde leches has leido que diga eso??. Tan solo hacía una explicación de que el industrialismo en una sociedad anárquica no debería de existir pq en si mismo aliena, aunque este socializado. Nadie estaba diciendo que lxs campesinxs no trabajaran... anda que leeis lo que os da la gana eh...
Disculpa si te he malinterpretado.
Tengo una duda. ¿Los campesinos preindustriales no cristianizados trabajaban?.

Respecto al industrialismo, compañero, creo que no es bueno para el debate mezclar churras con merinas, que aunque ambas sean ovejas, son diferentes. Si hablamos de trabajo, aparquemos el industrialismo.
La idea va más allá estoy diciendo de terminar con las ciudades, terminar con las fábricas, terminar con la urbe. Evidentemente quien quiera seguir viviendo en macrosociedad en ciudades hacinadxs es su problema yo ahí no me meto. Y sí, por supuesto que utilizaría una azada o me vas a decir que lxs campesinas del siglo XV trabajaban la tierra con las manos?, ahora resulta que la primera azada nació en el XIX?, joer pues menudo error historico entonces el de los caballeros con sus espadas... como habría espadas si no había fábricas!! jaja
Dejando al lado lo de las urbes (en las que yo no quiero vivir, ni vivo), yo no tengo ninguna intención de meterme en una mina sin medidas de seguridad modernos a sacar hierro y carbón, y hacer una azada chunga que me de un disgusto.

Por eso si a ti lo que te gusta es curvarte el lomo dándole a la rabiosa, en al menos 1.000 m2 para subsirtir (y sin tracción animal si se es vegano), procurandote la madera y el carbón para tu fragua...a mí me parece estupendo, pero no me cabe en la cabeza que eso no sea trabajo.

Abajo el trabajo asalariado.
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surrealista

Mensaje por surrealista » 24 May 2005, 22:39

EL PARO NO ES EL ENEMIGO, EL ENEMIGO ES EL TRABAJO.

Una de las consecuencias más nefastas de la crisis económica que hoy arrasa el mundo capitalista es la definitiva deificación del trabajo como el bien más alto, como ideal absoluto, como deseo máxio, como causa última de felicidad. Cuanto más escaso es el trabajo como medio de garantizar la subsistencia diaria, más se lo identifica con un fin metafísico de la existencia humana. El resultado de esta operación mental no es otro sino la parálisis de la voluntad, del pensamiento y de la imaginación del cuerpo social, que electrocutado por las connotaciones religiosas que ha revestido el acto de la pérdida o ganancia del trabajo (condenación o gracia eterna) no es capaz de inventar, intuir o desear otro orden de cosas en el que esta angustia no exista.

En otras palabras: el tiempo de "ocio forzado" del parado podría convertirse en tiempo de ocio rescatado si el planteamiento, en vez de -¿Encontraré trabajo hoy?-, se convirtiera en -¿Qué me apetece hacer hoy?- considerando aquellos bienes materiales que necesite no como algo prohibido sino como algo que en justicia le pertenece en virtud de su condición de ser humano, más aún, de ser humano humillado. Conducta delincuente si la acción es individual o de unos pocos, acción revolucionaria si es compartida por la mayoría.

El punto central se traslada así del trabajo a la vida, y la una niega al otro. El desprestigio del trabajo debería empezar a ser absoluto, y con él la ética del sacrificio, la esclavitud, la obediencia y la servidumbre. El lema sería: ¡TRABAJAR NUNCA!, y su aplicación inmediata, ¡EN ESTAS CONDICIONES, MENOS TODAVÍA!.

Así, ejércitos de objetores del trabajo, ocupando las calles y los sueños, improvisando nuevos comportamientos y nuevas relaciones sociales, supondrían una amenaza mucho más terrible que cualquier huelga.



"... Si un hombre pasea por el bosque por placer todos los días, corre el riesgo de que le tomen por un haragán, pero si dedica el día entero a especular cortando árboles y dejando la tierra árida antes de tiempo, se le estima por ser un ciudadano trabajador y emprendedor..."
Henry D. Thoreau

Ni40,ni35,ni30

Mensaje por Ni40,ni35,ni30 » 25 May 2005, 16:43

“¿Los campesinos preindustriales no cristianizados trabajaban?.” Sabot

Esta pregunta la has sacaó del trivial? A cuento de qué viene? Si pretendes vacilar has caído en saco roto… te lo aviso.


Respecto al industrialismo, compañero, creo que no es bueno para el debate mezclar churras con merinas, que aunque ambas sean ovejas, son diferentes. Si hablamos de trabajo, aparquemos el industrialismo.” Sabot

No es aparcable si lo que quiero es dar a entender a una parte de mis compañerxs anarquistas que la sociedad que proponemos no puede ser industrial y esto va de la mano con el trabajo y la forma de vida que alcancemos. Aún así gracias por decirme de que sí y de que no, se puede hablar. Por cierto, soy compañerA, las tías aunque no se nos vean las tetas por internet… tb existimos.


Por cierto surrealista, muy bueno lo que dices, habiamos hablado de la mierda que es el trabajo pero se nos habia escapado hablar de la mierda que es el ocio, como división entre tiempo esclavo y "tiempo libre". Actualmente en occidente cómo les valemos más a lxs capitalistas: como trabajadorxs o como consumidorxs?

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Sabot
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Mensaje por Sabot » 25 May 2005, 17:04

Esta pregunta la has sacaó del trivial? A cuento de qué viene? Si pretendes vacilar has caído en saco roto… te lo aviso.
Sí esta sacada del trivial.
Viene a raíz de:
Por supuesto que el trabajo no es un invento cristiano. Deberías leer mejor. Lo que he dicho es que nuestro de concepto de trabajo es cristiano (el de ahora en Occidente, me refiero).
Necesito que me mastiquen las cosas, debo ser tonto.

¿Cual es nuetro concepto actual de trabajo? Yo te he dicho el mío, y el de la gente de mi entorno.
¿Cual era el concepto de trabajo anterior al cristianismo? ¿De qué manera cambió el cristianismo el trabajo?

Yo creo que lo que la gente hacía antes de los cristianos y después de que llegaran era lo mismo. Arar, podar, recolectar, abonar....: trabajar. ¿Abajo el trabajo?

¿No será que lo que añadió el cristianismo es una ideología del martirio, que impedía al campesinado mejorar sus condiciones de vida?

No lo sé, por eso te pregunto.
No es aparcable si lo que quiero es dar a entender a una parte de mis compañerxs anarquistas que la sociedad que proponemos no puede ser industrial y esto va de la mano con el trabajo y la forma de vida que alcancemos. Aún así gracias por decirme de que sí y de que no, se puede hablar. Por cierto, soy compañerA, las tías aunque no se nos vean las tetas por internet… tb existimos.
Normalmente escribo sin X ni @ porque creo que facilita la lectura. De todas formas enhorabuena por ser mujer y tener tetas.

Industrialismo no es lo mismo que trabajo ¿no? ¿es sinónimo?. A eso me refería.

Abajo el trabajo asalariado.
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desarmado
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Mensaje por desarmado » 25 May 2005, 17:11

Estoy siguiendo esto con interés.
Agradecería que además de explicar lo bonito que es no trabajar y tomar fruta de los árboles cuando te apetezca y todo eso, alguien explicara como se hace técnicamente con la población mundial actual.
El anarquismo clásico explica como sobrevivir socializando los medios de producción etc etc
Quisiera que esta rama me explicara también como hacerlo.
Respecto a renegar del industrialismo EN SU TOTALIDAD, quisiera también saber como iba a incidir eso en el no trabajo.
También he leido algo acerca de la feliz vida de los campesinos de antaño, casi sin trabajar más que en la siega. Entender que no me lo crea, vengo de familia de agricultores ya MECANIZADOS.
Venga, a ver si me convencéis.
Salut.
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surrealista

Mensaje por surrealista » 25 May 2005, 18:09

Porque algunos decimos ¡Abajo el trabajo!

¡Abajo el trabajo! es una consigna que viene escuchándose desde hace algún tiempo en espacios anarquistas y que, además de a una pobre comprensión, está dando lugar a no pocas controversias. No es mi intención ahora polemizar, ni tampoco buscar el origen ni los porqués de que a algunos esta frase les resulte tan indigesta, tanto es así, que a veces parece que rozara lo personal, al menos así hace pensarlo la seudo-crítica que provoca. Lejos de ello lo que pretendo más bien es dar mi subjetiva y parcial opinión de porqué dentro del contexto de una lucha anárquica, revolucionaria e insurreccionalista, esta consigna es completamente coherente con el todo común de un enfrentamiento irrecuperable y sin pretensiones reformistas con la mega-estructura del dominio.

No debe por tanto verse en ella una alternativa parcial, como tampoco ha de buscarse una de esas tácticas de viejo y nuevo cuño que reduciéndose a lo sectorial y específico llevan directamente al reformismo de lo irreformable y al posibilismo, realidad en la que se encuentran hoy inmersos la mayoría de los antiguos revolucionarios. En oposición a ello, algo por lo que hoy, igual que siempre, sólo pueden apostar los charlatanes digeridos por el dominio, la negativa al trabajo es posicionarse en el frente de la lucha que cuestiona y ataca en su raíz a la lógica de la opresión y la explotación, o en otras palabras, es unirse a una lucha colectiva cuyo fin último solo puede ser la erradicación de las causas primeras y agentes explotadores, algo que jamás puede pasar por estrategias que refuercen el sistema aunque sea de forma "opositora".

Lejos de ser una moda inconsistente o una nueva forma de nihilismo - como en ocasiones se ha criticado a quienes abogan por la objeción activa al trabajo - la línea de razonamiento que lleva a ella está tan asentada en nuestra percepción de la realidad como pudo estarlo, en la década de los 70, la negativa al trabajo de sectores disidentes de la sociedad norteamericana que se oponían a la guerra de Vietnam. O antes aún la acción de los ludditas que veían en la expansión de la máquina el embrión del perfeccionamiento de las técnicas de explotación y domesticación humanas. Algo asímismo en la línea del pensamiento de Etienne de la Boëtie cuando decía "... los tiranos más saquean, más exigen, más arruinan y destruyen mientras más se les entrega y más se les sirve, tanto más se fortalecen y se hacen tanto más fuertes y más ansiosos de aniquilar y destruir todo".

Pasadas unas décadas de estas percepciones y actitudes precursoras y consolidado el proceso acumulativo capitalista que se vislumbró en su origen, se hace evidente que la naturaleza de eso que algunos llaman progreso lleva aparejado un incremento del poder real de los privilegiados, ya no solo sobre el monopolio de los medios de producción y los mecanismos de enajenación del plusvalor producido - que ciertamente cada vez están más alejados y son menos accesibles a quienes producen la riqueza - sino sobre el mismo productor cada vez más cosificado y programado por el dominio en su salto hacia ese nuevo paradigma que, a falta de mejor palabra con que definirlo, se conoce como posmodernidad. Una nueva forma social, política, económica, jurídica y militar en la cual la creación de subjetividades acríticas, productoras y maleables está controlada por el dominio a través de un aparato instrumental que ha diseñado un nuevo ser humano que evoca lo que nos anticipara Adolf Huxley en su obra "Un mundo feliz". Un esclavo eficiente, competitivo, polivalente y sobretodo, feliz de ser explotado. Un siervo voluntario que se identifica con los valores espectaculares y virtuales que los MANGANTES del capitalismo ultra-desarrollado- ese criminal modo de explotación cuyo crecimiento constante y rentabilidad incrementan incesantemente los medios de la alienación - trasladan al interior de la población.

Son bastantes los análisis realizados por teóricos del post-colonialismo y la posmodernidad que nos describen diversas teorías de la conspiración, o los resultados del nuevo proceso de doma en lo social, económico, político e ideológico que nos han llevado a la casi total erradicación de la lucha de clases por la expeditiva vía de la disolución de la conciencia de clase y la asumición de postulados en los que explotadores y explotados se identifican en un proyecto común de "desarrollo y convivencia", posmoderna conciliación de intereses antagónicas tan falsa como la que el Estado moderno realizaba en su seno.

La condensación en el Estado siempre fue una quimera, como decía Kolakosky, "El Estado es órgano de dominio de clase, el puño de los explotadores puesto sobre la cabeza de los explotados" Por ello el "perfeccionamiento" y las constantes reformas de la antiguas estructuras - en su proceso de adaptación a las nuevas y cambiantes coyunturas - han llevado a los mangantes a concretar la falsa conciliación en el ámbito de lo ideológico y cultural que ahora se da en los mismos sujetos de la explotación.

Esta nueva coyuntura cualitativa del dominio, que difumina en forma espectacular los contornos de los intereses de clase, ha dejado perplejos a los llamados agentes sociales. Partidos políticos, sindicatos, plataformas y colectivos específicos de diversos colores y pelaje que se enmarcan en ese difícil de definir mundo de los colectivos sociales, ofrecen hoy "alternativas " que consisten en proponer formas de "desarrollo sostenible", deterioros "razonables y asumibles" del planeta y, claro está, puestos de trabajo "dignos" que a la par que a subsistir, permitan al consorcio mundial de mangantes continuar su desenfrenada carrera hacia el exterminio de la especie y la destrucción del planeta.

Todas estas alternativas falaces tienen un común denominador: la renuncia - explícita o implícita - a atacar en su raíz los cimientos de un sistema y un modo de explotación cuya existencia depende por entero de que se perpetúen las relaciones de producción y la injusticia. Usando la caduca terminología marxista-hegeliana, la clase explotada ha dejado de ser “para sí” al renunciar a las clásicas formas de organización y al enfrentamiento, quedando reducida a ese estadio anterior a la lucha de clases conocido como clase “en sí”, es decir, que aún existiendo como clase explotada, e incluso planteando unas reivindicaciones cada vez más tibias en lo económico, ya no constituye una fuerza desestructuradora del dominio en lo político al haber renunciado a una lucha de clase contra clase optando por la integración.

A la par que las consecuencias de una maquiavélica acción de los poderosos, podemos ver en ello no sólo el resultado de las tácticas y políticas de esas clases dirigentes y sindicales cada vez más desorientadas que, consciente o inconscientemente, se alinean como lacayos y bufones del dominio, sino también las funestas consecuencias de algunos de esos floridos discursos de las posmodernidad - innovadores monismos todos que niegan la existencia de las oposiciones binarias- con los que estalinistas reciclados nos azotan desde las cátedras de las universidades. Consustancial a todo ello es el desplazamiento de la preponderancia de lo social y lo político hacia lo ideológico - ahora ya asumible y compartido por todos - y la aparición de formas de clara reminiscencia feudal de corte militarista-hobbesiano, aunque ya no quepa hablar de coyuntura dominante en modo alguno cuando todas las estructuras se funden sin preponderancia en un campo de inmanencia.

Pero no llegaremos muy lejos si nos limitamos a describir los efectos sin atacar las causas, ni caben lecturas “positivas” - como las que nos ofrecen algunos antiguos estalinistas - para quienes la multitud de los pobres ha de actuar desde dentro del sistema, con la fuerza que le otorga su capacidad y deseo de producir, pero de una forma tan indeterminada como difícil es que así se pueda cuestionar jamás la cada vez más compleja maquinaria de la explotación. Tales opiniones solo son una evolución darwinista de la más rancia y apestosa tradición reformista, llegada a la patética tesitura de no tener nada que reformar.

Admitimos sin embargo de estos análisis como un hecho cierto que la sociedad actual se encamina a pasos acelerados a la culminación del proceso en el que se realice la síntesis de soberanía y capital, algo cuya consecuencia solo puede ser la consolidación de un nuevo aparato trascendente de autoridad que despliegue su poder sobre todos los niveles de la sociedad. Un “perfeccionamiento” por tanto de los caducos sistemas trascendentes que en el Estado feudal elevaban por encima de la población para someterla al mito de dios - como luego fueron elevados otros conceptos míticos tales como el Estado de Derecho, la unidad de destino en lo universal, o la dictadura socialista del proletariado - trascendencias todas cuya finalidad fue siempre la conservación del Estado y la perpetuación de la explotación pudiendo variar las formas pero jamás su naturaleza.

Tampoco ha cambiado en el paradigma actual la naturaleza del dominio, pero la novedad consiste en que este ya no otorga al dios en la tierra hobbesiano - el aparato policiaco-militar - el monopolio de la disciplina. Este conserva parte de su función en la corrección a posteriori de las piezas defectuosas que produce la fábrica social del sistema - gobiernos díscolos, revolucionarios y malos productores - pero siglos de historia han enseñado a los mangantes que les es más útil la ilusión de una falsa libertad que la clara represión. Despliega por tanto el dominio un extenso aparato que une en una misma matriz tanto a la fuerza represiva tradicional - profesionalizada y tecnificada junto a numerosas empresas de seguridad privada - unida a un aparato “civil” formado por los medios de desinformación, el mundo de la cultura, agentes políticos, ideológicos, religiosos, sindicales y todo tipo de mediadores que son los encargados de inculcar en el interior de las subjetividades los antiguos y nuevos valores trascendentes de los que depende la existencia del dominio.

Un auténtico mundo de Orwell en el que conceptos utilitaristas tales como productividad, rentabilidad, competitividad y consenso se concretan - convertidos ahora en nuevos figuras míticas trascendentes - en el mismo interior de la subjetividades de la multitud de los pobres, en un diabólico proceso de transmutación de abstractos valores mercantiles y financieros que dimanan de la mesas del Banco Mundial, el F.M.I. y demás consorcios de mangantes.

Esto es algo que solo puede llevarse a cabo con una profunda reestructuración de la economía. Para que pueda suceder, al dominio le es preciso un desplazamiento de los sectores productivos hacia el terciario - o al cuaternario del que hablan algunos economistas - del que forman parte el gran número de agentes domesticadores y represores al servicio de la explotación. El sector primario y el secundario ya no deben cargar solo a sus espaldas con los parásitos de siempre, ahora han de hacerlo también con la nueva legión de esbirros y lacayos que proliferan como las setas en todos los estratos de la sociedad, para lo cual los sectores productivos han de multiplicar su rendimiento y su eficacia constantemente mediante una frenética experimentación, innovación y rentabilización, que permita a los mangantes paliar el salto sobre el punto de rendimientos decrecientes de la curva de su economía global.

Esto supone que el dominio pasa a ser directamente dependiente del “éxito” en una economía muy inestable, para lo cual ha de multiplicar su esfuerzo en el desarrollo de nuevas tecnologías y el perfeccionamiento de sistemas productivos que le permitan - a pesar del gran lastre social y económico - mantenerse próximo a esos ideales cuatro puntos porcentuales al año de crecimiento que exige una economía que se ha convertido en un monstruo autónomo e imparable.

El planeta y la especie humana pagan las consecuencias de ello - nadie ha de hacerse falsas ilusiones al respecto pues ni los mismos mangantes son capaces ya de poner freno a esta máquina de movimiento continuo que han creado - pero no es menos cierto que toda esta mega-estructura depende de la rentabilización de toda la fuerza de trabajo como no había estado condicionado jamás ningún modo de producción en toda la historia. Cualquier descenso en el crecimiento insostenible, provenga de donde provenga la causa, pone en peligro la conservación de todo el sistema si va más allá de los límites del crecimiento cero durante un periodo de tiempo mantenido.

Han quedado obsoletas técnicas como mantener en el paro a grandes bolsas de población, ni es posible especular con fronteras cada vez más difusas en lo económico donde realizar el plusvalor de la producción. La supervivencia del sistema pasa inexcusablemente por emplear, exhaustiva e intensivamente, toda fuerza de trabajo disponible y esto es algo que abre nuevas posibilidades a la multitud de los pobres no para especular con la aportación de la fuerza de trabajo, sino para sustraerla provocando así un colapso en la raíz del sistema.

Visto desde esta perspectiva se puede afirmar que las armas para la revolución de los pobres sí están en sus manos, pues son la misma fuerza de trabajo de cada uno, pero lejos de toda opción que solo puede pretender ser reformista - cuando ya ni cabe hablar de reforma - una actitud revolucionaria y de lucha es no darla, negarse activamente a facilitar al dominio los medios que precisa para salvar sus contradicciones.

Dicho esto sin la menor intención ni razón de hacer apología de la vagancia, contra-argumento simplista este que algunos oponen. Está claro que no podemos vivir sin trabajar a menos que asumamos el riesgo de vivir por entero de la expropiación, al igual que sabemos que no vivimos aún en el mundo que deseamos, sino en otro que es una inmensa fábrica, por eso también ha de entenderse que cuando decimos ¡abajo el trabajo! estamos hablando de él en términos generales y de ahí asimismo la ausencia de matización en referirse al trabajo asalariado o supuestamente autónomo y alternativo. Esto supone, en lo particular y en la práctica, no trabajar más de lo indispensable para vivir. Tener un consumo más racional y moderado que nos exija trabajar menos. Buscar opciones alternativas en alimentación, vestido, vivienda, transporte, etc., - entiéndase expropiación, okupación y pirateo en general - que reduzcan nuestras necesidades económicas a la mínima expresión y a la par nos hagan gravosos para la economía de los mangantes.

En otras palabras, un boicot continuo a la fábrica-mundo en que vivimos unido a prácticas tan saludables como el absentismo, el sabotaje, la agitación armada y cualquier opción elegida cuyo fin sea dar satisfacción a la propia vida y poner palos en los engranajes de la máquina hasta su destrucción.

Llevado así a la práctica el rechazo al trabajo, me parece inobjetable que estamos realizando la premisa fundamental de cualquier lucha: causar un daño irrecuperable al enemigo en el aparato motriz de su máquina. Es por tanto un arma de lucha para alcanzar nuestro fin, la anarquía, para lo cual siendo rigurosos en el análisis de la realidad que nos circunda, está claro que previamente hemos de causar una recesión económica y productiva, única forma que tenemos en la actualidad de desestructurar el sistema al cortarle los flujos de su conservación.

Pienso por ello que nadie con un sincero sentimiento revolucionario ha de sentir ofendida su razón de ser cuando escuche: ¡abajo el trabajo!. No nos engañemos, no hay orgullo obrero, tan solo miseria. Hoy más que nunca, es en campos y fábricas donde se labran y forjan nuestras cadenas.

SALUD, BOIKOT Y ANARKÍA.
Desde el Engranaje de la Máquina.

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desarmado
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Mensaje por desarmado » 25 May 2005, 18:18

La leche que tocho!! Bien, ya se ha hecho la revolución y nos hemos cargado la maquinaria.
Y ahora, como subsistimos sin trabajar?
Mi pregunta sigue en pie. Yo no tengo nada personal contra el no trabajo, mi lucha va contra el trabajo asalariado.
Boicotear el trabajo para llegar a la revolución pues muy bien, otra formula más.
Lo que quiero que se explique son los fundamentos técnicos para subsistir sin la obligatoriedad de que todos curremos para nosotros mismos.
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Manu García
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Mensaje por Manu García » 25 May 2005, 18:27

Vaya, acabo de escribir en otro hilo criticando el copipasteo abusivo y he aquí que me encuentro con el mismo texto que hay en ese hilo.

Un poco de respeto, por favor.
"No más derechos sin deberes, no más deberes sin derechos"

ach

Mensaje por ach » 02 Jun 2005, 22:38

Está claro que en cualquier sociedad que nos imaginemos el esforzarse para conseguir cosas será necesario. Y también está claro que ese esfuerzo será desagradable (más o menos, tanto cualitativa como cuantitativamente, dependiendo de por qué modelo de sociedad nos inclinemos). Ahora bien, mi pregunta sigue siendo la misma: ¿qué es el trabajo? El artículo con el que se inicia este tema dice que empezó hace 2,5 millones de años. Si le han puesto fecha de parto tendrán sólidos argumentos para sostener dicha fecha y explicar cuáles son las características del trabajo frente al anterior no-trabajo que justifican esta ruptura epistemológica.

¿Qué es el trabajo? Supongo que los obreristas lo tendrán muy claro ya que entorno a él –mejor dicho, con él como cimiento- organizan sus esquemas para entender el mundo, la historia y construyen la utopía.

Entonces, ¿qué es el trabajo?


_______________
Esta pregunta es básica para poder seguir debatiendo: si no sabemos qué es el trabajo, ¿cómo podemos criticar los que se oponen al mismo?

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Rosa de Foc
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Mensaje por Rosa de Foc » 02 Jun 2005, 23:13

y si no sabemos que es el trabajo ¿cómo podemos oponernos a él?
Ningún acto de revuelta es inútil

¿Cómo funciona este foro?

Invitado

Mensaje por Invitado » 03 Jun 2005, 00:51

Para mi lo que hacen las hormigas, las abejas, o los pajaros cuando hacen un nido es trabajo, tal y como yo lo entiendo.
Si entendemos por trabajo el tiempo en el cual vendemos nuestra vida por un salario el trabajo no asalariado no sería trabajo, por lo que todas estamos opinando lo mismo.

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V de Vendetta
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Mensaje por V de Vendetta » 04 Jun 2005, 10:33

Si yo, libremente y feliz, etc etc, ago una zanja para canalizar agua hacia mi huerta..a eso le llamo trabajar, estoy trabajando. Vamos ¿es tan raro?
Sí eso sería trabajar, trabajar para tí, en tu huerta. No, no es tan raro, simplemente es propiedad privada.

Si tu no quieres trabajar en una fábrica (nadie te obligaría según la teoría anarquista) podrías irte a vivir a una casa en el monte, pero supongo que no utilizarías ni una herramienta de metal, como una azada.
¿Según la teoría anarquista? Osea, que dejamos pasar la lógica para centrarnos en lo que dijeron ciertos pensadores anarquistas... Ya veo. Según lo que dices, si yo vivo en mi pueblo, llegan los anarquistas y se hacen con el control de la producción, organizan y dirigen talleres, campos, fábricas, etc, yo, como persona libre que soy, si no quiero trabajar en lo que ellos me digan, con horarios, rodeado de máquinas, etc, me tengo que ir del pueblo en el que nací y en el que he vivido, hacerme mi huerto en la montaña, trabajar más que un esclavo, y maginarme de la sociedad. ¿Es este el concepto que tenéis de libertad? Pues vaya caca. Espero que sean pocos los anarquistas que piensan como tú. ¡Anarquía y "segunda revolución" (como dice Ni 40, ni 35, ni 30)!

Trabajo es todo aquello que no hacemos con placer, lo que nos cuesta "trabajo". El notrabajo es la no separación del quehacer del resto de nuestra vida, es decir, trabajar en lo que nos motive y haga sentir placer, pero también en lo que sea vital para nuestra vida, poniendo estos quehaceres en común.

Bien, ya se ha hecho la revolución y nos hemos cargado la maquinaria.
La revolución ni empieza ni acaba. Si esperas a que llegue, nunca la realizarás, mejor dicho, nunca te realizarás en ella.
Y ahora, como subsistimos sin trabajar?
Haciendo lo que más te guste. Experimenta, crea, inventa, cultiva, estudia, recoge los frutos de tu imaginación.
Lo que quiero que se explique son los fundamentos técnicos para subsistir sin la obligatoriedad de que todos curremos para nosotros mismos.
No hay nada que decir, simple autoorganización, placer, y lucha contínua contra los amos de la producción.

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