El programa del KAPD

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maik

El programa del KAPD

Mensaje por maik » 31 May 2003, 15:58

he encontrado por ahi este interesante documento::


el marxismo desde una optoca clasista y revolucionaria, antileninista y comunista

Programa del KAPD - 1920
(Los subtitulos del programa en cursiva son del traductor)
Programa del Partido de los Obreros Comunistas de Alemania (KAPD) - Mayo de 1920

Prólogo

Fue en el torbellino de revolución y contrarrevolución donde se asentaron los fundamentos del Partido de los Obreros Comunistas Alemanes. Pero el nacimiento del nuevo partido no data de Pascua de 1920, cuando la "oposición", que hasta entonces sólo había estado unida a través de contactos vagos, se juntó en un sentido organizativo. El nacimiento del KAPD coincide con una fase del desarrollo del KPD (Liga Espartaco), durante el curso del cual una camarilla de dirigentes, poniendo sus intereses personales por encima de los de la revolución proletaria, intentaron imponer una concepción personal sobre la "muerte" de la revolución alemana a la mayoría del partido. Este último se puso en pié enérgicamente contra esta manifestación de interés personal. El KAPD nació cuando esta camarilla, basándose en la concepción personal que había elaborado, intentó transformar la táctica del partido que, hasta entonces, había sido revolucionaria, en una táctica reformista. Esta actitud traicionera de Levi, Posner y compañía condujo al reconocimiento del hecho de que la eliminación radical de cualquier política de jefes debe constituir la primera condición para el progreso de la revolución proletaria en Alemania. Ésta es en realidad la raíz de la oposición que apareció entre nosotros y la Liga Espartaco, una oposición de tal profundidad que el abismo que nos separa del KPD es mayor que la oposición que existe entre los semejantes a Levi, Pieck, Thalheimer, etc., de una parte, y los Hilferdings, Crispiens, Stampfers, Legiens de la otra. La idea de que en una organización realmente proletaria la voluntad revolucionaria de las masas es el factor preponderante en la toma de posiciones tácticas es el leitmotif en la construcción organizativa de nuestro partido. Expresar la autonomía de los miembros en todas las circunstancias es el principio básico de un partido proletario, que no es un partido en el sentido tradicional.

Es así evidente para nosotros que el programa del partido que estamos transmitiendo aquí, y que ha sido redactado por la comisión de programa designada por el congreso, debe seguir siendo un borrador de programa hasta que el próximo congreso ordinario se declare de acuerdo con la versión presente. De las restantes enmiendas propuestas, que podrían concernir a las posiciones fundamentales y a las tácticas del partido, probablemente sea difícil que sean adoptadas dado que el programa ha formulado fielmente, en un marco más amplio, el contenido del manifiesto programático adoptado unánimemente por el congreso del partido. Pero las eventuales enmiendas de forma no cambiarán nada del espíritu revolucionario que anima cada línea del programa. En el reconocimiento marxista de la necesidad histórica de la dictadura del proletariado descansa para nosotros una guía inmutable y firme para la lucha de clases internacional. Bajo esta bandera, la victoria del proletariado está asegurada.

Berlín, mediados de Mayo de 1920.

El contexto actual

La crisis económica mundial, nacida de la guerra mundial con sus monstruosos efectos sociales y económicos, que producen la impresión anonadada de un campo de ruinas de dimensiones colosales, sólo puede significar una cosa: el Crepúsculo de los Dioses del orden mundial capitalista-burgués está cerca. Esto no es hoy una cuestión de las crisis económicas periódicas que una vez fueron parte del modo capitalista de producción; es la crisis del capitalismo mismo; estamos presenciando los espasmos convulsivos de todo el organismo social, los arranques formidables de los antagonismos de clase de un extremo sin precedentes, la miseria general para amplias capas de las poblaciones: todo esto es una advertencia fatal para la sociedad burguesa. Se hace patente, con más y más claridad, que el antagonismo siempre creciente entre explotadores y explotados, la contradicción entre el capital y el trabajo, cuya conciencia se está volviendo más extensa incluso entre aquellas capas anteriormente apáticas del proletariado, no puede resolverse. El capitalismo está experimentando su fracaso definitivo, se ha sumergido en el abismo de una guerra de saqueo imperialista; ha creado un caos cuya prolongación insoportable pone al proletariado frente a la alternativa histórica: recaída en el barbarismo o construcción de un mundo socialista.

De todos los pueblos de la Tierra, sólo el proletariado ruso ha tenido éxito hasta ahora en su titánica lucha por derrocar la dominación de su clase capitalista y tomar el poder político. En una resistencia heroica, ha hecho retroceder el ataque concentrado del ejército de mercenarios organizado por el capital internacional, y ahora confronta una tarea de dificultad incomparable: la de reconstruir, sobre una base socialista, una economía totalmente destruida por la guerra mundial y la guerra civil que la siguió durante más de dos años. El destino de la república de consejos rusa depende del desarrollo de la revolución proletaria en Alemania. Después de la victoria de la revolución alemana veremos la emergencia de un bloque económico socialista que, a través del intercambio recíproco de los productos de la industria y la agricultura, será capaz de establecer un modo de producción socialista real, no obligado ya a hacer concesiones económicas, y de esta manera tampoco políticas, al capital mundial. Si el proletariado alemán no cumple muy pronto su tarea histórica, el desarrollo de la revolución mundial será puesto en cuestión durante años, si no durante décadas. De hecho, es Alemania la que es hoy la clave para la revolución mundial. La revolución en los países "vencedores" de la Entente sólo puede ponerse en marcha cuando la gran barrera de Europa central haya sido levantada. Las condiciones económicas de la revolución proletaria son incomparablemente más favorables en Alemania que en los países "vencedores" de Europa occidental. La economía alemana, cruelmente saqueada después de la firma del Tratado de Paz de Versalles, ha llevado a su término un grado de pauperización que exige una solución rápida y radical. Además, la paz de los bandidos de Versalles no sólo pesa sobre el modo capitalista de producción en Alemania, sino que también hace la vida cada vez más intolerable para el proletariado. Su aspecto más peligroso es que socava los fundamentos económicos de la futura economía socialista en Alemania, y así, en este sentido, también pone en cuestión el desarrollo de la revolución mundial.

Sólo un impetuoso empujón hacia adelante por parte de la revolución proletaria alemana puede sacarnos de este dilema. La situación económica y política en Alemania está más madura para el estallido de la revolución proletaria. En esta fase de la evolución histórica, dónde el proceso de la descomposición del capitalismo no puede ya disimularse artificialmente, el proletariado tiene que darse cuenta de que necesita una intervención enérgica para usar efectivamente el poder que ya posee. En una época de lucha de clase revolucionaria como esta, donde la última fase de la lucha entre el capital y el trabajo ha empezado y donde el mismo combate decisivo está ya en camino, no puede haber ninguna cuestión de compromiso con el enemigo, sino sólo una lucha hasta la muerte. En particular, es necesario atacar las instituciones que buscan tender un puente a través del abismo de antagonismos de clase, y que se orientan hacia la colaboración de clases entre los explotadores y los explotados. En el momento en que las condiciones objetivas para el estallido de la revolución proletaria han llegado ya, y cuando la crisis permanente sólo puede hacerse cada vez peor, debe haber razones de naturaleza subjetiva que están deteniendo el progreso acelerado de la revolución. En otras palabras: la conciencia del proletariado está todavía atrapada, en parte, por la ideología burguesa y pequeñoburguesa. La psicología del proletariado alemán, en su aspecto presente, muestra muy distintas huellas de una esclavitud al militarismo que persiste desde hace mucho tiempo, y está caracterizado por una carencia real de conocimiento de sí mismo. Éste es el producto natural del cretinismo parlamentario de la vieja socialdemocracia y del USPD por una parte, y del absolutismo de la burocracia sindical por la otra. Estos elementos subjetivos juegan un papel decisivo en la revolución alemana. El problema de la revolución alemana es el problema del desarrollo de la autoconciencia del proletariado alemán.

Programa revolucionario y métodos de lucha


Reconociendo esta situación y la necesidad de acelerar el ritmo del desarrollo de la revolución en el mundo, así como siendo fiel al espíritu de la IIIª Internacional, el KAPD está luchando por la reivindicación máxima de la abolición inmediata de la democracia burguesa y el establecimiento de la dictadura de la clase obrera. Rechaza en la constitución democrática el principio, doblemente absurdo e insostenible en el periodo presente, de conceder a la clase capitalista explotadora derechos políticos y el poder de disponer exclusivamente de los medios de producción.

En conformidad con sus perspectivas maximalistas, el KAPD se declara igualmente por el rechazo de todos los métodos reformistas y oportunistas de lucha, que son sólo una manera de evitar luchas serias y decisivas con la clase burguesa. El partido no busca evitar estas luchas, sino, al contrario, las anima activamente. En un Estado que carga con todos los síntomas del periodo de decadencia del capitalismo, la participación en el parlamentarismo es también parte de estos métodos reformistas y oportunistas. En tal periodo, exhortar al proletariado a participar en las elecciones parlamentarias sólo puede alimentar la peligrosa ilusión de que la crisis puede superarse a través de los medios parlamentarios. Significa recurrir a unos medios utilizados en el pasado por la burguesía en su lucha de clase, mientras que nosotros estamos ahora en una situación donde sólo los métodos de la lucha de clase proletaria, aplicados de una manera resuelta y franca, pueden tener un efecto decisivo. La participación en el parlamentarismo burgués en el grueso de la revolución proletaria sólo puede significar el sabotaje de la idea de los consejos.

La idea de los consejos en el periodo de la lucha proletaria por el poder político está en el centro del proceso revolucionario. El mayor o menor eco que la idea de los consejos despierta en la conciencia de las masas es el termómetro que hace posible medir el desarrollo de la revolución social. El lucha por el reconocimiento de los consejos de fábrica revolucionarios y de los consejos obreros políticos en el marco de una situación revolucionaria dada, da lugar lógicamente a la lucha por la dictadura del proletariado contra la dictadura del capitalismo. Esta lucha revolucionaria, cuyo eje político específico está constituido por la idea de los consejos, está compelida, bajo la presión de la necesidad histórica, a alzarse contra la totalidad del orden social burgués y así también contra su forma política, el parlamentarismo burgués. ¿El sistema de consejos o el parlamentarismo? Esta es una pregunta de importancia histórica. ¿Construir un mundo comunista-proletario o naufragar en las tormentas de la anarquía capitalista-burguesa? En una situación tan totalmente revolucionaria como la situación presente en Alemania, la participación en el parlamentarismo no sólo significa de este modo el sabotaje de la idea de los consejos, sino también ayuda a dar al putrefacto orden burgués un nuevo arriendo de vida, y así obstruir el progreso de la revolución proletaria.

Aparte del parlamentarismo burgués, los sindicatos forman el baluarte principal contra el desarrollo extensivo de la revolución proletaria en Alemania. Su actitud durante la guerra mundial es bien conocida. Su influencia decisiva en la orientación principal y las tácticas del viejo Partido socialdemocrático condujo a la proclamación de la "Unión Sagrada" con la burguesía alemana, lo que era equivalente a una declaración de guerra al proletariado internacional. Su eficacia como socialtraidores encontró su continuación lógica en el momento del estallido de la revolución en Alemania de noviembre de 1918. Aquí mostraron sus intenciones contrarrevolucionarias cooperando con los industrialistas alemanes montados en la crisis para instituir una "comunidad de trabajo" (Arbeitsgemeinschaft) para la paz social. Han mantenido su actitud contrarrevolucionaria hasta hoy, a lo largo de todo el periodo de la revolución alemana. Es la burocracia de los sindicatos la que se ha opuesto violentamente a la idea de los consejos que estaba tomando cada vez raiz más profunda en la clase obrera alemana; son los sindicatos quienes encontraron los medios para paralizar con éxito todos los esfuerzos por el poder político proletario, que lógicamente resultaban de acciones de masas en el terreno económico. El carácter contrarrevolucionario de las organizaciones sindicales es tan notorio que numerosos patronos en Alemania sólo aceptarán obreros pertenecientes a un grupo sindical. Esto revela al mundo entero que la burocracia sindical tomará un papel activo en el mantenimiento de un sistema capitalista que se está quebrando en sus junturas. Los sindicatos son así, junto con la subestructura burguesa, uno de los pilares principales del Estado capitalista. La historia sindical de estos 18 meses ha demostrado ampliamente que esta formación contrarrevolucionaria no puede transformarse desde el interior. El revolucionamiento de los sindicatos no es una cuestión de individuos: el carácter contrarrevolucionario de estas organizaciones está localizado en su estructura y en su manera específica de operar. De esto emana lógicamente que sólo la destrucción de los sindicatos puede despejar el camino para la revolución social en Alemania. La edificación del socialismo necesita otra cosa que no estas organizaciones fosilizadas.

Es en las luchas de masas cuando la organización de fábrica aparece. Surge como algo que no ha tenido y no podía tener un equivalente cualquiera, pero ésa no es su novedad. Lo que es nuevo es que penetra todas partes durante la revolución, como un arma necesaria de la lucha de la clase contra el viejo espíritu y los viejos fundamentos que eran su base. Se corresponde con la idea de los consejos; por eso no es en absoluto una forma pura o una nueva estratagema organizativa, o incluso un "oscuro misterio"; orgánicamente nace del futuro, constituyendo el futuro, es la forma de expresión de una revolución social que tiende hacia una sociedad sin clases. Es una organización de pura lucha proletaria. El proletariado no puede organizarse para el derrocamiento implacable de la vieja sociedad si se rasga en franjas por categoría laboral, fuera de su terreno de lucha; debe llevar a cabo su lucha en la fábrica. Es aquí donde los obreros están el uno al lado del otro como camaradas; es aquí donde todos están forzados a ser iguales. Es aquí donde las masas son el motor de la producción y están incesantemente impelidas a tomar el control sobre la misma, a desvelar sus secretos. Es aquí donde la lucha ideológica, el revolucionamiento de la conciencia, está sometido a un tumulto permanente, de hombre a hombre, de la masa a la masa. Todo se orienta hacia el interés supremo de la clase, no hacia la manía de fundar organizaciones, y los intereses laborales particulares se reducen en la medida en que les sea debido. Tal organización, la aleta dorsal de los consejos de fábrica, se convierte en un instrumento infinitamente más flexible de la lucha de la clase, un organismo que siempre recibe sangre fresca, debiendose a la posibilidad permanente de reelecciones, revocación, etc. Avanzando con las acciones de masas y a lo largo de ellas, las organizaciones de fábrica tendrán naturalmente que crear para sí órganos centralizados que correspondan a su desarrollo revolucionario. Su ocupación principal será el desarrollo de la revolución y no los programas, estatutos y planes en detalle. No es un banco de crédito o un seguro de vida, aun cuando -no hace falta decirlo- hace colectas cuando sea necesario para apoyar las huelgas. La propaganda ininterrumpida por el socialismo, las asambleas de fábrica, las discusiones políticas, etc., todo es parte de sus tareas; en resumen, es la revolución en la fábrica.

En primer lugar, el objetivo de la organización de fábrica es doble. Su primer objetivo es la destrucción de los sindicatos, la totalidad de sus bases y todas las ideas no-proletarias que se concentran a su alrededor. No hay duda, por supuesto, de que en esta lucha las organizaciones de fábrica se encontrarán como enemigas desesperadas a todas las formaciones burguesas; pero lo mismo se aplica a los partidarios del USPD y del KPD, en cuanto estos últimos están atrapados sin darse cuenta en los viejos esquemas de la socialdemocracia (aun cuando adoptan un programa políticamente diferente, se quedan esencialmente en una crítica politico-moral de los "errores" de la socialdemocracia).

Estas tendencias pueden inclusive actuar como enemigas abiertas, considerando que, a sus ojos, el tráfiqueo político y las artes diplomáticas están todavía "por encima" de la gigantesca lucha social en general. Enfrentado con estos pequeños lacayos, uno no puede tener escrúpulos. No puede haber ningún acuerdo con el USPD cuando ellos no admiten la justificación de las organizaciones de fábrica, sobre la base de la lucha por los consejos obreros. Una gran proporción de las masas ya las reconocen, en lugar del USPD, como su dirección política. Ésta es una buena señal. La organización de fábrica, desatando las huelgas de masas y transformando su orientación política, basándolas en todo momento en la situación política actual, contribuirá mucho más rápidamente y mucho más completamente a desenmascarar y destruir los sindicatos contrarrevolucionarios.

El segundo gran objetivo de la organización de fábrica es la preparación para la edificación de la sociedad comunista. Cualquier obrero que se manifiesta por la dictadura del proletariado puede convertirse en miembro. Es más, es necesario rechazar los sindicatos resueltamente, y estar resueltamente libre de su orientación ideológica. Esta última condición será la piedra angular para ser admitido en la organización de fábrica. Es por medio de esto como uno muestra su adhesión a la lucha de clase proletaria y a sus propios métodos; nosotros no exigimos adhesión a un programa de partido más preciso. A través de su naturaleza y de sus tendencias inherentes, la organización de fábrica sirve al comunismo y conduce a la sociedad comunista. Su núcleo siempre será expresamente comunista, su lucha impulsa a todos en la misma dirección. Por otro lado, el programa del partido tiene que tratar con la realidad social en su sentido más amplio; y se exigen las cualidades intelectuales más serias de los miembros del partido. Un partido político como el KAPD, que va por adelante y cambia rápidamente en coordinación con el proceso revolucionario mundial, nunca puede tener una gran importancia cuantitativa (si no es para retroceder y volverse corrupto). Pero las masas revolucionarias están, por el contrario, unidas en las organizaciones de fábrica a través de su solidaridad de clase, a través de la conciencia de pertenecer al proletariado. Esto es lo que orgánicamente prepara la unidad del proletariado; mientras que, sobre la base de un programa de partido solo, esta unidad nunca es posible. La organización de fábrica es el comienzo de la forma comunista y se convierte en el fundamento de la sociedad comunista por venir.

El partido revolucionario y las organizaciones de fábrica


La organización de fábrica lleva a cabo sus tareas en estrecha unión con el KAPD. La organización política tiene la tarea de reunir a los elementos más avanzados de la clase obrera sobre la base del programa del partido. La relación del partido con la organización de fábrica se deriva de la naturaleza de esta última. El trabajo del KAPD dentro de estas organizaciones será el de la propaganda incansable, así como proponiendo los lemas de la lucha. Los cuadros revolucionarios en la fábrica se convierten en el brazo móvil del partido. Además, es naturalmente necesario que el partido asuma siempre por sí mismo un carácter más proletario, que cumpla con la dictadura desde abajo. A través de este círculo de sus tareas crece en amplitud, pero al mismo tiempo adquiere el apoyo más potente. Lo que tiene que lograrse es que la victoria (la toma del poder por el proletariado) termine en la dictadura de la clase y no en la dictadura de unos cuantos dirigentes de partido y su camarilla. La organización de fábrica es la garantía de esto.

La fase de la toma del poder político por el proletariado exige la represión más firme de los movimientos capitalistas-burgueses. Eso se logrará colocando en su lugar una organización de consejos que ejerzan la totalidad del poder político y económico. En esta fase la propia organización de fábrica se convierte en un elemento de la dictadura proletaria, llevada a cabo en la fábrica. Esta último tiene además la tarea de transformarse en la unidad de base del sistema económico de los consejos. La organización de fábrica es una condición económica para la construcción de la comunidad comunista (Gemeinwesen). La forma política de la organización de la comunidad comunista es el sistema de los consejos. La organización de fábrica interviene para que el poder político sólo sea ejercido por el ejecutivo de los consejos.

Los objetivos concretos

El KAPD lucha así por la realización del programa revolucionario máximo, cuyas reivindicaciones concretas están contenidas en los siguientes puntos:

El dominio político:
  • 1. Fusión política y económica inmediata con todos los países proletarios victoriosos (la Rusia soviética, etc.), en el espíritu de la lucha de clase internacional, con el objetivo de una autodefensa común contra las acciones agresivas del capital mundial.
    2. Armamento de la clase obrera revolucionaria políticamente organizada, instituyendo grupos de defensa militar local (Ortswehren), la formación de un Ejército Rojo; el desarme de la burguesía, de toda la policía, todos los funcionarios, de los "grupos de defensa ciudadana" (Einwohnerwehren), etc.
    3. Disolución de todos los parlamentos y de todas las cámaras municipales.
    4. Formación de consejos obreros como órganos legislativos y ejecutivos de poder. Elección de un consejo central de delegados de los consejos obreros de Alemania.
    5. Reunión de un congreso de los consejos alemanes como suprema autoridad política de los consejos de Alemania.
    6. Toma bajo control de la prensa por la clase obrera bajo la dirección de los consejos políticos locales.
    7. Destrucción del aparato judicial burgués e instalación inmediata de tribunales revolucionarios. Hacerse cargo del sistema de prisiones burgués y de los servicios de seguridad mediante órganos proletarios apropiados.
El dominio económico, social y cultural
  • 1. Cancelación de las deudas del Estado y otras deudas públicas, cancelación de las indemnizaciones de guerra.
    2. Expropiación por la república de consejos de todos los bancos, minas, fundiciones, así como de las grandes empresas industriales y comerciales.
    3. Confiscación de toda la riqueza por encima de un cierto umbral, fijado este último por el consejo central de los consejos obreros de Alemania.
    4. Transformación de la propiedad privada de la tierra en propiedad colectiva bajo la dirección de los consejos locales y rurales competentes (Gutsräte).
    5. La república de consejos se hará cargo de todos los transportes públicos.
    6. Regulación y administración central de la totalidad de la producción por los consejos económicos superiores, que deben ser asignados por mandato del congreso de consejos económicos.
    7. Adaptación del conjunto de la producción a las necesidades, basada en los cálculos estadísticos económicos más detallados.
    8. Entrada en vigor impasible de la obligación para trabajar.
    9. Garantía de la existencia individual en lo relativo a comida, ropa, alojamiento, vejez, enfermedad, invalidez, etc.
    10. Abolición de todas las diferencias de casta, decorativas y de titulación. Igualdad jurídica y social completa de los sexos.
    11. Transformación radical inmediata de las provisiones, alojamientos y salud según los intereses de la población proletaria.
    12. Al mismo tiempo que el KAPD declara la guerra más resuelta contra el modo capitalista de producción y el Estado burgués, dirige su ataque contra la totalidad de la ideología burguesa y se hace pionero de una concepción proletaria-revolucionaria del mundo. Un factor esencial en la aceleración de la revolución social reside en el revolucionamiento de todo el mundo intelectual del proletariado. Consciente de este hecho, el KAPD apoya todas las tendencias revolucionarias en la ciencia y las artes, todos aquellos elementos que correspondan al espíritu de la revolución proletaria.
El partido revolucionario y la juventud

En particular, el KAPD anima todos los esfuerzos revolucionarios serios que permitan a la juventud de ambos sexos expresarse. El KAPD rechaza toda dominación sobre la juventud.

La lucha política compele a la juventud a lograr un desarrollo superior de sus fuerzas; esto nos da la certeza de que cumplirá sus mayores tareas con una claridad y resolución totales.

Por los intereses de la revolución, es el deber del KAPD que la juventud consiga todo el apoyo posible en su lucha.

El KAPD también es consciente de que después de la conquista del poder político por el proletariado, un gran dominio de actividad recaerá sobre la juventud en la construcción de sociedad comunista: la defensa de la república de consejos por el Ejército Rojo, la transformación del proceso de producción, la creación de escuelas de trabajo comunista que realizarán sus tareas creativas en estrecha conexión con la fábrica.

Necesidad de la destrucción del Estado y de la revolución mundial

Éste es entonces el programa del Partido de los Obreros Comunistas de Alemania. Fiel al espíritu de la IIIª Internacional, el KAPD permanece ligado a la idea de los fundadores del socialismo científico, de acuerdo con la cual la conquista de poder político por el proletariado significa la destrucción del poder político de la burguesía. Destruir la totalidad del aparato estatal burgués con su ejército capitalista bajo la dirección de los oficiales burgueses y terratenientes, con su policía, sus carceleros y sus jueces, con sus sacerdotes y sus burócratas -aquí está la primera tarea de la revolución proletaria. El proletariado victorioso debe endurecerse contra los golpes de la contrarrevolución burguesa. Cuando esto le es impuesto por la burguesía, el proletariado debe esforzarse para aplastar la guerra civil de los explotadores con una violencia sin piedad. El KAPD es consciente de que la lucha final entre el capital y el trabajo no puede establecerse dentro de las fronteras nacionales. Así como el capitalismo no se para frente a las fronteras nacionales ni se detiene debido a algún escrúpulo nacional u otro en su incursión a través del mundo, tampoco el proletariado puede permitirse el lujo de ser hipnotizado por la ideología nacionalista y perder de vista la idea fundamental de la solidaridad internacional de clase. Cuanto más claramente sea abrazada por el proletariado la idea de la lucha de clase internacional, más se convertirá en el leitmotif de la política proletaria mundial, y más impulsivos y masivos serán los golpes de la revolución mundial que romperán en añicos el mundo capitalista en descomposición. Más allá de todas las particularidades nacionales, más allá de todas las fronteras y de todas las patrias, el faro eterno brilla para el proletariado:

¡ PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES, UNÍOS !

Berlín. 1920.

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