La venganza de Antonio Ramón Ramón

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cabro550
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La venganza de Antonio Ramón Ramón

Mensaje por cabro550 » 01 Jun 2014, 22:01

Hola a todos/as hoy vengo a presentarles (por si no lo conocían) a Antonio Ramón Ramón, no se sabe muy bien si era anarquista, incluso algunos/as dicen que no se metía en política:

Antes de comenzar es bueno anunciarles que este artículo cuenta una historia y como tal, no está exenta de detalles.

Son muchos los aspectos, interpretaciones, temas y problemáticas que surgen analizando tres conceptos: memoria, justicia y reparación. Especialmente cuando estos son relacionados a un abuso cometido por el Estado.

En 1907 los/as trabajadores/as del salitre comenzaron una huelga causa de la explotación, calidad de vida, sueldo, entre otros aspectos, parte de las demandas de los/las explotados/as. Las 30 oficinas salitreras con 40.000 obreros/as marcharon en diciembre del año mencionado a Iquique, donde las autoridades les ofrecerían la Escuela Santa María como lugar de hospedaje, los “lideres” anarquistas presentes fueron Luisa Olea y José Brigg, dirigente de la Unión Pampina.
El rechazo de los patrones a negociar mientras no se reanudaran las labores, hizo que la intervención estatal fuera confrontacional. Las autoridades enviaron a centenares de militares a la zona de protesta. El ministro del Interior Rafael Sotomayor ordenó restringir las libertades de reunión e impedir por cualquier medio el arribo de nuevos/as huelguistas a Iquique y el intendente Carlos Eastman decretó restricciones a la libertad de tránsito y ordenó a los/las huelguistas a abandonar la ciudad el 21 de diciembre, amenazando con aplicar la fuerza si era necesario. Para entonces, el puerto ya se hallaba resguardado por una numerosa tropa de línea y tres buques de guerra.

Ante la negativa de los/las huelguistas a desalojar la Escuela Santa María, en donde permanecían desde hacía una semana, el 21 de diciembre el general Roberto Silva Renard ordenó a sus tropas hacer fuego en contra de la multitud. Según testigos/as, más de 200 cadáveres quedaron tendidos en la Plaza Montt y entre 200 y 400 heridos fueron trasladados a hospitales, de los cuales más de noventa murieron esa misma noche. Los/las sobrevivientes fueron enviados de regreso a las oficinas o embarcados/as a Valparaíso. Entre los/las obreros/as muertos/as se encontraba Manuel Vaca un español huelguista, quien gritó y pidió, le avisaran a su hermano Antonio de su muerte y que le dijeran que lo vengara.

Siete años más tarde el 14 de diciembre de 1914, el general Roberto Silva Renard, caminaba tranquilamente por la calle Viel en la ciudad de Santiago, en dirección a su despacho en la Fábrica de Cartuchos del Ejército, en la cual se desempeñaba como director, caminaba con una tranquilidad que solo los años de impunidad le otorgan a los asesinos. El verdugo Roberto se sorprendió al sentir en su espalda un golpe que lo hizo arrodillarse y “mearse” literalmente, cuando intentó girar para ver el origen de su dolor, sintió otro golpe a la altura de su oreja izquierda, que lo lanzo sobre la ventana de una de las casas, logró agarrarse de unas verjas de hierro que protegía las ventanas de la casona. Al darse cuenta los/las vecinos/as, el vengador arroja al suelo su daga y huye corriendo en dirección a la calle Rondizzoni, perseguido por los/las vecinos/as extrae un líquido amarillento de su bolsillo y se lo toma (Se dice que era veneno). Pero el guardián de la penitenciaría se daría cuenta de esta persecución y detendría a Antonio Ramón Ramón, español que se entregaría sin oponer resistencia, en ese instante aparecieron más solados y Antonio siendo agarrado de los brazos por estos, recibió sablazos en la cabeza proporcionados por un capitán.

La Noticia del ataque a Roberto Silva Renard fue rápidamente cubierta por los medios oficiales, que tildaron el hecho de atentado anarquista, alevoso y cobarde y santificaron al General.

Sin embargo también los medios obreros se pronunciaron concibiendo el hecho como la venganza del pueblo ante el verdugo.

El Vindicador

Antonio Ramón Ramón nació en el pueblo de Molvizar el 13 de Noviembre de 1879, pueblo pequeño de no más de 2.800 habitantes, dedicados fundamentalmente a la agricultura. Vivía con su padre, madre y una hermana. El padre Antonio Ramón Ortiz, viajaba constantemente a otros pueblos, fue así como estando casado, en un viaje a Lobrés conoció a una mujer de quien se enamoró y de cuyas relaciones nació un hijo a quien puso por nombre Manuel Vaca. Este hijo creció en Lobrés sin viajar nunca a Molvizar y estando en su adolescencia salió con su madre de España con destino a África.
La vida de Antonio no era fácil. A las ausencias obligadas de su padre se sumaban las angustias de las miserables condiciones de vida que tenían. Su padre, alcohólico y paranoico sostenía que su hija y mujer lo querían envenenar por medio de las comidas, esto lo llevaba a maltratar a su esposa, llegando a pegarle con una plancha y siendo internado en un hospital para “enfermos mentales”, donde estaría algunos meses, saldría y sería internado nuevamente por más abusos. Antonio Ramón Ramón solía visitarlo por todo el afecto que había recibido de este.
Durante estas visitas el padre le contaba de sus viajes pero nunca de su medio hermano de Lobrés, aunque no tardaría mucho en enterarse de su existencia.
Antonio Ramón Ramón era un hombre tranquilo y que debido a la situación económica de su familia pudo estar 1 año en el colegio donde aprendió a escribir. Tempranamente comenzó a trabajar de agrícola, pero como muchos/as se dio cuenta que así no podría subsistir por lo que dejó Molvizar buscando mejores condiciones de vida y emprendió camino a África. Fue en Semana Santa del año 1902, cuando mucha gente árabe se le acercara y empezará a hablarle como si se tratase de un viejo amigo, Antonio les explicó que no sabía hablar otro idioma que no fuera el castellano y estos se disculparon diciéndole que había alguien con un físico muy parecido al suyo. El vindicador sospechando que podría ser su hermano, comenzó a preguntar sobre este, enterándose que actualmente se encontraba en Aranzol. Cuando viajó a esta localidad no le costó mucho dar con Manuel, donde se desarrollaría un afecto filial.
Eran inseparables, se desempeñaban en los mismos oficios y juntos decidieron ir a América buscando nuevos y mejores trabajos. Se dirigieron hasta Brasil, pero en el camino una persona les comentó que ahí se trataba incluso peor a los/las trabajadores/as. Con insuficiente dinero solo Manuel pudo seguir de largo y Antonio tuvo que quedarse en Brasil, trabajando en faenas del ferrocarril. Manuel viajó hasta Chile donde trabajaría en las salitreras. Repentinamente Antonio dejó de recibir las cartas que su hermano le enviaba constantemente, preocupado viajó a Iquique, enterándose de la matanza y la muerte de su hermano y vengándola.
“Yo soy el autor de las lesiones del general don Roberto Silva Renard y las he perpetrado en venganza por haber sido el general Silva Renard quien dirigió el fuego contra los obreros aislados en la Escuela Santa María, en Iquique, entre los cuales estaba mi hermano ilegítimo Manuel Vaca…”
Antonio Ramón Ramón fue liberado por falta de pruebas.
En este caso el agresor se transformó en héroe y en representante de la causa justa.
No se tiene real claridad acerca de su muerte. Se dice que hundido en el anonimato, y que no se supo más de él, debido en parte a que la prensa acalló cualquier noticia acerca de él. Una segunda teoría dice que Antonio regresó a la ciudad que lo vio nacer, y que lo vio morir a los 44 años, donde falleció en 1924, por una profunda depresión que lo aquejaba. Finalmente, una tercera teoría, algo más divulgada, afirma que en realidad Ramón Ramón se suicidó en 1924, sin conocerse la fecha ni el lugar exacto, y producto de la misma depresión a la que aduce la teoría anterior.
General Roberto Silva Renard
“Jesús no predico el cristiAnismo si no el Comunismo de Galilea”.

-Carlos Carreño Patiño
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cabro550
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Re: La venganza de Antonio Ramón Ramón

Mensaje por cabro550 » 01 Jun 2014, 22:04

Antonio Ramón Ramón:

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General Silva Renard:

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“Jesús no predico el cristiAnismo si no el Comunismo de Galilea”.

-Carlos Carreño Patiño
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