Calendarios Revolucionario y Positivista

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Xell
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Calendarios Revolucionario y Positivista

Mensaje por Xell » 08 Ene 2005, 21:14

Sobre el calendario revolucionario o republicano francés:

Calendario republicano francés

http://es.wikipedia.org/wiki/Calendario ... anc%C3%A9s
El Calendario Republicano Frances es un calendario propuesto durante la revolución francesa, fué adoptado por la Convencion Nacional Francesa con las propuestas técnicas del matematico Joseph-Louis Lagrange. Intentaba adaptar el calendario al sistema decimal y eliminar las referencias religiosas. Comenzaba el 22 de Septiembre, equinoccio de otoño, y fijó su día uno del año uno el 22 de Septiembre de 1792, dia de proclamacion de la Republica en el Juego de Pelota.

El calendario republicano fue diseñado por el matemático Gilbert Romme con la ayuda de los astrónomos Lalande, Delambre y Laplace, aunque se suele atribuir al poeta Fabre d'Églantine, quien dio los nombres a los meses y días. El calendario fue adoptado por la Convención Nacional controlada por los jacobinos el 24 de octubre de 1793. Así que el calendario comenzó un año antes de ser finalmente adoptado, el dia del inicio de la nueva era de Francia.

El calendario fue de aplicación civil en Francia y sus colonias Americanas y Africanas, hasta 1806 en que Napoleón Bonaparte lo suprime con otros signos de la democracia Republicana. (Tambien se propuso eliminar el metro como medida, lo que no se hizo). Se volvio a reimplantar brevemente tras el derrocamiento de Napoleón y de nuevo fue usado también por la Comuna de París.

Napoleón abolió el uso oficial del calendario el día 1 de enero de 1806 (de hecho la medianoche del 10 nivôse del año XIV, es decir, el 31 de diciembre de 1805), trece años después de su introducción. Como una manera de eliminar los signos de democracia republicana porque se había autoproclamado Emperador de los Franceses en diciembre de 1804 y había creado la nueva nobleza imperial durante el año 1805, ambos conceptos incompatibles con la naturaleza de este calendario. Tambien para conseguir una reconciliacion con la Iglesia y con el papado de la que que consiguio una cierta tolerancia al devolver las festividades civiles y religiosas de la Iglesia católica, con el Nuevo Calendario.

En el calendario republicano, los años siempre empezaban en el equinoccio de otoño, tenía 12 meses de 30 días cada uno. Los meses se dividen en tres decadas de 10 días. (Desaparecen las semanas). No coinciden exactamente con los meses del Calendario Gregoriano, al empezar siempre la cuenta de los meses con el inicio astronomico de las Estaciones. Tal y como se hace también con el Zodiaco griego. Los nombres de los meses adoptan denominaciones de fenomenos naturales y de la agricultura:
Otoño:

Vendémiaire (del latín vindemia "vendimia") a partir del 22, 23 o 24 de septiembre
Brumaire (del francés brume "bruma") a partir del 22, 23 o 24 de octubre
Frimaire (del francés frimas "escarcha") a partir del 21, 22 o 23 de noviembre
Invierno:

Nivôse (del latín nivosus "nevado") a partir del 21, 22 o 23 de diciembre
Pluviôse (del latín pluviosus "lluvioso") a partir del 20, 21 o 22 de enero
Ventôse (del latín ventosus "ventoso") a partir del 19, 20 o 21 de febrero
Primavera:

Germinal (del latín germen "semilla") a partir del 20 o 21 de marzo
Floréal (del latín flos "flor") a partir del 20 o 21 de abril
Prairial (del francés prairie "pradera") a partir del 20 o 21 de mayo
Verano:

Messidor (del latín messis "cosecha") a partir del 19 o 20 de junio
Thermidor (del griego thermos "calor") a partir del 19 o 20 de julio
Fructidor (del latín fructus "fruta") a partir del 18 o 19 de agosto
La mayoría de los nombres de meses son neologismos derivados de palabras similares en francés, latín o griego. Las terminaciones de los nombres están agrupadas según la estación.

Cada uno de los diez días de las decadas se llaman sencillamente:

primidi, duodi, tridi, quartidi, quintidi, sextidi, septidi, octidi, nonidi, décadi.
En lugar de asociarse un santo a cada día, como ocurre en el calendario de la Iglesia católica, cada día se asocia con una planta, un animal o una herramienta.

Los cinco días (seis en años bisiestos) que hacen falta para completar el año se empleaban como fiestas nacionales al final de cada año. Al principio estos días fueron conocidos como les Sans-Culottides, pero después del año III (1795) fueron conocidos como les jours complémentaires o días complementarios:

La Fête de la Vertu "Fiesta de la Virtud" el 17 o 18 de septiembre
La Fête du Génie "Fiesta del Talento" el 18 o 19 de septiembre
La Fête du Travail "Fiesta del Trabajo" el 19 o 20 de septiembre
La Fête de l'Opinion "Fiesta de la Opinión" el 20 o 21 de septiembre
La Fête des Récompenses "Fiesta de las Recompensas" el 21 o 22 de septiembre
La Fête de la Révolution "Fiesta de la Revolución" el 22 o 23 de septiembre (en años bisiestos)
Los años bisiestos en el calendario republicano fueron un punto muy polémico, debido a los requerimientos de comenzar el año en el equinoccio otoñal así como de añadir un día cada cuatro años (como en el calendario gregoriano). Aunque los años III, VII y XI fueron considerados años bisiestos, y los años XV y XX también se planificaron como tales, nunca se desarrolló un algoritmo para determinar los años bisiestos después del año XX, debido a la abolición del calendario. Ver como referencia el informe y proyecto de decreto presentados por G. Romme, el 19 de Floreal, año III: Una regla de intercalación levantará todos los inconvenientes. La que nos proponen los astónomos conduce a tres correcciones indispensables: una cada cuatro años, la segunda cada cuatrocientos años; la tercera cada treinta y seis siglos, o por más conveniencia, cada cuatro mil años. Llamando franciades esos tres periodos sucesivos, todo el sisteme de la computación francesa se encierra en esos seis resultados: Diez días forman una década; Tres décadas forman un mes; Doce meses y cinco días forman un año; Cuatro años y un día forman una franciade; Cien franciades fimples, menos tres días, forman una franciade secular; Diez franciades seculares, menos un día forman una franciade milar.

El calendario fue abolido porque la Iglesia católica se opuso fuertemente a él como un intento de quitar toda influencia cristiana del calendario, porque tener una semana laboral de diez días dejaba menos descanso a los trabajadores (un día de cada diez en lugar de un día de cada siete), porque el equinoccio era una fecha móvil para empezar el año (una increíble fuente de confusión para casi todos) y porque era incompatible con los ritmos seculares de las ferias y los mercados agrícolas.

Quizá la fecha más famosa de este calendario fuera inmortalizada por Karl Marx en el título de su panfleto El 18 Brumario de Luis Napoleón (1852) en que hizo su famosa observación: "La historia se repite - la primera vez como tragedia, la segunda como farsa", en que comparaba el régimen de Napoleón Bonaparte con el de su sobrino menos agraciado Luis Napoleón.

La novela de Émile Zola Germinal, así como el plato "Langosta a la Thermidor" toman su nombre del calendario.

Cabe subrayar que, en el intento de eliminar todas las influencias religiosas del calendario para hacerlo "universal", de hecho se hizo particular para Francia, dado que los nombres descriptivos para los meses podrían ser ligera o incluso enormemente imprecisos en otras partes del mundo, siendo el ejemplo más claro el de un Thermidor helado en partes del hemisferio sur.

Existen varias tablas de conversión y programas, creadas sobre todo por los geneálogos. Algunos entusiastas en Francia siguen empleando el calendario, más por nostalgia histórica que por su funcionalidad.

Los textos legales que fueron adoptados mientras el calendario republicano era oficial y siguen en vigor en Francia han mantenido las fechas originales.
Meses
Vendimiario (Sep-Oct)
Brumario (Oct-Nov)
Frimario (Nov-Dic)
Nevoso (Dic-Ene)
Lluvioso (Ene-Feb)
Ventoso (Feb-Mar)
Germinal (Mar-Abr)
Floreal (Abr-May)
Pradial (May-Jun)
Mesidor (Jun-Jul)
Thermidor (Jul-Ago)
Fructidor (Ago-Sep)


CALENDARIO REPUBLICANO

http://www.elalmanaque.com/Calendarios/ ... licano.htm

EL CALENDARIO, PROFESIÓN DE FE

No erraríamos en exceso si afirmásemos que si las distintas culturas tienen calendarios distintos no es tanto porque tengan una visión distinta de la astronomía, o porque sus cálculos matemáticos sean sustancialmente distintos. No está ahí, sino en la religión, la clave de la diferencia de unos calendarios con otros. Incluso es razonable pensar que las opciones astronómicas y contables están supeditadas a razones totalmente ajenas a la correcta construcción del calendario. Para no salirnos de nuestra cultura, tenemos justo el mes de febrero, que es más cojo de la cuenta (con 28 días los años normales, y 29 los bisiestos), porque el emperador Augusto, en cuyo honor se dio el nombre de Agosto al octavo mes del año, no quiso ser menos que Julio César, en cuyo honor se llamó Julio al séptimo mes del año, y mandó que se hiciese agosto de 31 días, igual que julio. ¿Que con eso se rompía el diseño inicial de la alternancia entre meses de 30 días y meses de 31? Bien poco les importaba eso; como poco les importó que el noveno mes se llame séptimo (septiembre); el décimo se llame octavo (octubre); el undécimo se llame noveno (noviembre); y el duodécimo se llame décimo (diciembre), cuando les hubiese bastado colocar los meses y los nombres de julio y agosto al final del año, para que se hubiese mantenido la coherencia entre el nombre y el orden de los meses que llevan incorporado el respectivo ordinal en su nombre. Pero si la consagración de esos dos meses a los grandes emperadores era un acto de culto, no iban a elegir dos meses cualesquiera, sino precisamente los que estacionalmente caen en la época más propicia para fiestas y festejos. Tanto es así que en esos dos meses se da la mayor concentración de fiestas mayores y vacaciones. Razones religiosaa fueron también las que determinaron la intercalación en nuestro calendario, de carácter solar, de la fiesta de Pascua en régimen de calendario lunar. Es evidentemente un parche que atenta contra el espíritu regulador del tiempo que inspira todo calendario. Con la movilidad de la Pascua, quedan bailando también cada año los Carnavales, la Semana Santa, la Segunda Pascua y las pequeñas vacaciones ligadas a estas fechas. Y eso es así porque en cualquier calendario, y por supuesto también en el nuestro, las razones religiosas son mucho más poderosas que cualquier consideración civil. Es que, a poco que nos fijemos, caeremos en la cuenta de que nos regimos por un calendario religioso; más aún, eclesiástico. Empezando por los domingos (que son la razón de ser de toda la semana) y continuando por todas las demás fiestas. Todas las señales que hay a lo largo del recorrido de los días, todos los mojones que nos marcan el camino, son religiosos. Porque al final, lo más importante de un calendario, aquello que lo justifica, son las calendas, es decir las lecciones de vida que contiene: un calendario es siempre una incitación a vivir de determinada manera. Vivir en un calendario no es únicamente vivir en una determinada cultura, sino también en su religión. Tan acostumbrados estamos al agua en que nadamos, y al calendario por el que nos regimos, que ni siquiera percibimos su carácter eminentemente religioso. Uno de otra cultura es lo primero que ve en un calendario. Por eso todos los calendarios salen de los templos y llevan a los templos. Esto que se muestra como una obviedad a poco que se analice cualquier calendario, es preciso explicitarlo en épocas agnósticas. Afortunadamente ha remitido el anticlericalismo iconoclasta que arremetía contra todo lo que recordase la religión, y hoy se están restaurando muchas celebraciones de nuestro calendario con el mismo interés y rigor con que se restauran construcciones antiguas, que tienen valor por sí mismas con independencia de quién y con qué fines los instauró. No es ese el caso de la Revolución Francesa, que en plena guerra contra el sistema estamental y contra sus cimientos ideológicos, se propuso arrasar con todo, empezando por las cabezas, que segaba a guillotina. Y queriendo arrancar el árbol hasta sus mismas raíces, no podía dejar intacto el calendario, porque lo percibió como un gran depósito de doctrinas e inductor de conductas contrarias a la Revolución.

EL ALMANAQUE ofrece hoy el Calendario Republicano, que han echado en falta y nos han pedido algunos de nuestros lectores.

Si con la Revolución Francesa se pretendía entrar en una nueva era, había que cambiar de calendario. Los padres de la Revolución tenían conciencia de que estaban poniendo el mundo patas arriba, y que el cambio que traían era desde las mismas raíces. Además de las instituciones políticas tenían que cambiar los esquemas mentales en que se movía la humanidad. Y tenían claro que si no modificaban el calendario, nunca llegarían a ese cambio profundo; porque los días de la semana recordaban a los grandes dioses por los que había pasado la cultura occidental, y con la Revolución no podía haber más diosa que la Razón. A ella le dedicaron la catedral de Notre Dame, porque a partir de entonces tenía que ser la Razón nuestra única diosa y Señora. Había que borrar todo rastro de romanismo, porque en él estaba la raíz de la esclavitud. Y había que descolocar el calendario de tal manera, que la traducción al reaccionario calendario gregoriano que regía en toda Europa, fuese un verdadero galimatías, para cuya resolución se precisaban unas complicadísimas tablas. Había que alejarse del pasado todo lo posible.

La profundidad de la reforma del calendario da la medida de cuán profunda se pretendía la Revolución; pero su fracaso nos da también la medida de lo mal que habían medido la realidad cultural con la que se enfrentaban. El Calendario Republicano duró apenas 12 años: desde octubre de 1793 hasta septiembre de 1805. Pero no todo él, porque resulta que los franceses no se avenían a vivir cada mes en tres décadas en lugar de las cuatro semanas (¡encima perdían cada mes un día de descanso!), y antes de la institución del imperio, habían vuelto ya a la semana tradicional. Subsistieron, claro está, durante la vigencia del nuevo calendario, los calendarios subversivos, con los que la gente se entendía mucho mejor. Y fue en la semana, la más persistente agrupación de días de todos los calendarios de la historia, donde sufrió su primera derrota el calendario de la ilustradísima República. Puestos a cambiar, lo cambiaron todo,empezando por los meses, pero con una incoherencia: empeñados como estaban en asentar el sistema decimal en el mismo calendario, pusieron en práctica este principio en las semanas, convirtiéndolas en décadas, y en los días, haciéndolos de 10 horas, que se dividían en cien minutos (propiamente centésimas), y éstos en 100 segundos. Pero por lo visto les pareció excesivo ir a los diez meses, cosa que hubiesen podido hacer perfectamente, puesto que instituyeron los días epagómenos o complementarios al final del año: 5 los años normales, y 6 los bisiestos. Esto lo hicieron copiando otros calendarios, claro está, por mantener todos los meses de 30 días. Y copiando la idea griega de las Olimpíadas (eran de hecho una unidad de tiempo que celebraban con especial solemnidad) crearon las Francíadas, formadas por el ciclo de tres años de 365 días más uno de 366. El año empezaba a las 12 de la noche del día en que se producía el equinoccio de otoño, con lo que se volvió a los calendarios de Oriente Medio y el antiguo romano, en que eran los sacerdotes quienes fijaban las variables del calendario según su entender o según sus intereses; en este caso eran los astrónomos quienes debían fijar el principio del año y la sucesión de los años bisiestos.

No se devanaron excesivamente los sesos para crear los nombres de los meses y de los días de la semana. Al poco tiempo de instituido el nuevo calendario, se aceptó la autoridad del poeta Fabre d’Eglantine para darles un toque literario a los nombres de los meses, que acabaron siendo: 1, Vendemiaire (el mes de la vendimia; recordemos que empiezan el año en nuestro septiembre); 2, Brumaire (el mes de las brumas); 3, Frimaire (el de la escarcha); 4. Nivose (el de la nieve); 5, Pluviose (lluvioso); 6, Ventose (ventoso); 7, Germinal ( = ); 8, Floreal ( = ); 9 Prairial (el de las praderas); 10 Messidor (el de las mieses); 11, Thermidor (el del calor); 12, Fructidor (el de los frutos). Los días de la semana eran: Primidi, duodi, tridi, quartidi, quintidi, sextidi, septidi, octidi, nonidi y decadi.

Calendario Revolucionario o Republicano Francés

Nombre Significado Desde el... Hasta el...
Vendimiario (de la vendimia) 22 de septiembre 21 de octubre
Brumario (de las brumas) 22 de octubre 20 de noviembre
Frimario (de las escarchas) 21 de noviembre 20 de diciembre
Nivoso (de las nieves) 21 de diciembre 19 de enero
Pluvioso (de las lluvias) 20 de enero 18 de febrero
Ventoso (de los vientos) 19 de febrero 20 de marzo
Germinal (de las semillas) 21 de marzo 19 de abril
Floreal (de las flores) 20 de abril 19 de mayo
Pradial (de los prados) 20 de mayo 18 de junio
Mesidor (de la recolección) 19 de junio 18 de julio
Termidor (del calor) 19 de julio 17 de agosto
Fructidor (de los frutos) 18 de agosto 16 de septiembre

Este calendario fue aprobado por la Convención Francesa el 5 de octubre de 1793.

Cada mes tenía 30 días. A los 5 sobrantes se los denominaban "epagómenos" según unos o "sansculótidos" según otros y se dedicaban a fiestas.


Mariano Arnal
El calendario republicano

http://prairial.free.fr/calendrier/sommaire.html
El calendario republicano
Un poco de historia
Decretos relativos al establecimiento de la era republicana
Decreto del 5 de octubre de 1793 (14 de Vendémiaire, año II)
Decreto del 1º de Brumaire, año II (22 de octubre de 1793)
Decreto del 4 de Frimario, año II (24 de noviembre de 1793)
El informe de G. Romme et y el proyecto de decreto del 19 de Floréal, año II (8 de mayo de 1795)
El discurso de Fabre d'Eglantine en la Convención
Los hombres que hicieron el calendario
Gilbert Romme
Philippe François Nazaire Fabre, llamado Fabre d'Eglantine
La reforma del tiempo diario: el reloj decadario
Los calendarios
Los calendarios lunares
Los calendarios solares
Los calendarios luni-solares
El equinoxio de otoño
Conversión de fechas
Bajar el programa "Salut et Fraternité" (actualizado el 23/02/2004 - 4 de Ventôse, año 212)
Visualización del programa

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Xell
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Mensaje por Xell » 08 Ene 2005, 21:24

El calendario positivista lo planteó el filósofo positivista Comte a mediados del siglo XIX como un homenaje a la propia humanidad. Es un calendario dividido en 13 meses de 28 días, intercalándose un día al principio de todos los años y otro al final de los bisiestos. Así el calendario es igual todos los años y cada día del mes es siempre el mismo día de la semana (todos los días 26 son viernes, por ejemplo). Cada mes se encuentra dedicado a un científico, filósofo, hombre de estado..., y a un tema o época historica. Así, por ejemplo, el 11º mes es el de Descartes, dedicado a la Filosofía Moderna. Sus días a su vez se encuentran dedicados a Alberto Magno,Hobbes, Pascal, Locke etc. Los domingos corresponden a personajes especialmente importantes, en este caso Tomás de Aquino,Leibnitz, Bacon y Hume.
Puedes mirar que día es hoy
:

The Positivist Calendar

http://personal.ecu.edu/mccartyr/pos-cal.html



http://comunidad.ciudad.com.ar/argentin ... rte.html#Z


El ideado por el filósofo francés Augusto Comte, consta de 13 meses, divididos en la siguiente forma:

L. M. M. J. V. S. D.

1 2 3 4 5 6 7

8 9 10 11 12 13 14

15 16 17 18 19 20 21

22 23 24 25 26 27 28

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Linuxer
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Mensaje por Linuxer » 08 Ene 2005, 22:07

Por estraño que parezca y mucho que me duela, creo que coincido con una de las observaciones de la Iglesia: los trabajadores tienen menos días de descanso.
Y un detalle, los días complementarios, entre que día y que día se metian dentro del calendario republicano?
<Make the revolution on your computer, use GNU/Linux>

Lo importante no es que los otros pienses como nosotros, sino que piensen por y para ellos mismos. (É. Armand)

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