Memoria historica, revisionismo y violencia anarquista

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salvoechea
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Memoria historica, revisionismo y violencia anarquista

Mensaje por salvoechea » 04 Dic 2008, 20:55

Muevo a este nuevo hilo, el comentario al post de Revisionismo publicado por Regue.http://www.alasbarricadas.org/forums/vi ... 45&start=0

Hace tiempo, que llevo tiempo dándole vueltas a abrir un post sobre el tema de la violencia durante la guerra civil y el periodo que la antecedió, y este post me viene al pelo. Sé que es un tema muy espinoso, también parece que hay toda una corriente que pretende poner de manifiesto que existió una violencia, incontrolada o no, desde las filas anarquistas. Personalmente es un tema que me interesa, y últimamente he estado leyendo algunos libros publicados sobre el tema
Diario de un pistolero anarquista, Autor/es: Mir Serra, Miquel
L'omnibus de la mort : parada Falset, Autor/es: Orensanz Pi, Antoni
DUEÑAS ITURBE, Oriol. La violència d’uns i altres: la repressió de la guerra i la posguerra, 1936-1945: el cas d’Olesa de Montserrat. Barcelona: Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2007. 565 p.
En todos ellos, se recogen hechos más o menos reales y más o menos manipulados, pero lo que no se puede obviar es que la violencia ejercida por el movimiento anarquista existió, desde la época del pistolerismo hasta el final de la guerra civil. En general en estos textos, no suelen buscar una explicación( que no justificación), al uso que se hizo de la violencia. En la mayoría de ocasiones, se narran los hechos, por una parte obviando que la situación nace de un contexto histórico político determinado, por otra parte se hace una narración de hechos, en mucha ocasiones de una violencia atroz, que intentan mostrar a sus autores poco menos que como psicópatas genocidas, y aprovechando la ocasión meter al todo el movimiento anarquista en el mismo saco.
Mi postura personal, reconociendo la comodidad que representa el analizar los hechos en otra época y contexto, sería muy cercana a la de Joan Peiró, que siempre hizo una denuncia de la violencia.
De todas formas me gustaría aprovechar el hilo para recoger información de otras fuentes ya sean propias o extrañas al movimiento libertario, que nos permitiera tener información sobre unos hechos, que debemos asumir como parte de nuestra historia, pero también poder hacer una autocritica de los momentos donde se actuó de forma equivocada.
No es mi intención ni que caigamos en la hagiografía y autocomplacencia, ni tampoco la de dar la razón a los que apuntándose al carro de la memoria histórica, acaban haciendo revisionismo.
Adjunto un enlace a un texto que encuentro interesante sobre la violencia de los “incontrolados” http://www.historiacritica.org/anterior ... dis10.html
Y espero aportaciones al debate.
Salud
Última edición por salvoechea el 13 Dic 2008, 16:29, editado 1 vez en total.
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Re: Memoria historica, revisionismo y violencia anarquista

Mensaje por Urkijo » 05 Dic 2008, 09:55

Sobre la obra de Miquel Mir hay un hilo abierto:

viewtopic.php?f=19&t=6992&hilit=diario+pistolero
“Yo me examino: la conciencia habla al hombre a sus solas. En el silencio de la noche, cuando el sueño no viene, repaso mi vida; y nada encuentro de que deba avergonzarme [...]. Esta tranquilidad de conciencia me hace superior a las injusticias y las proscripciones”

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Re: Memoria historica, revisionismo y violencia anarquista

Mensaje por salvoechea » 05 Dic 2008, 13:16

Lo se, lo conocia, y el libro lo lei para saber de primera mano que decia. Con diferencia es el peor y menos riguroso de los tres que cito.
La intención del post no es juzgar la calidad de los libros sino abrir un debate sobre el hecho de como se ejerció la violencia y que desde gente afín, o no, al movimieto libertario se pueda aportar información que ayude a entender el fenomeno y no solo dejarlo en manos de periodistas, pseudohistoriadores que lo estan volviendo a poner de actualidad, al rebufo de la "recuperación de la memoria histórica".
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Re: Memoria historica, revisionismo y violencia anarquista

Mensaje por butanero » 05 Dic 2008, 20:52

´Me divierte especialmente cuando pretenden darle la vuelta al sentido de las cosas. En el Levante tenemos un periódico especializado en practicar revisionismo desde muchos años antes de que la derechona liberal lo tomase como un frente ideológico. Allá por los 90 gustaban de meter articulos del tipo "líder cenetista sevillano devoto de la virgen de.. con grupo de acólitos, salva la imagen defendiéndola en su basílica a golpe de naranjero, frente a las hordas confederales que pretendían quemarla", o "guardia civil anarquista y masón esconde unas monjas de la turba".. así a bote pronto es lo que recuerdo.
Hace un tiempo que cambiaron la línea por cuestiones comerciales. Aunque la comunidad valenciana sea feudo pepero, el periódico mas vendido (Levante) es de orientación centro-izquierda pro-psoe.
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Re: Memoria historica, revisionismo y violencia anarquista

Mensaje por salvoechea » 14 Dic 2008, 06:05

Fantastico artículo de respuesta al revisionismo que se esta dando, sobre la historia del movimiento libertario. Es muy importante, que nos podamos defender con argumentos sólidos de ese "pseudoperiodismo histórico". Agradezco, al compañero de alasbarricadas encargado de su realización, su buen hacer.


Respuesta a las ofensas y lindezas varias de “Quadern”, suplemento en catalán de “El País”, o la moda antilibertaria.
Sáb, 13/12/2008 - 21:03 — Anonim@











El suplemento cultural en catalán del diario “El País”, que sale cada jueves con el nombre de “Quadern”, ha tenido a bien dedicar gran parte del número del 11 de diciembre de 2008 a las novedades historiográficas sobre el anarquismo, que según los articulistas Carles Geli y Francesc Canosa, está de moda.



Hace ya muchos años que ya no compramos “El País” porque nos parece un diario indocente (es importante leer la o, porque estamos hablando de antipedagogía), instalado en la defensa numantina de aguados valores socialdemócratas y pútridos dogmas económicos liberales. Sorprende, por otra parte, que un diario como “El País” dedique alguna página a glosar el anarquismo, como no sea para denigrarlo. Cuando nos avisaron de la aparición de temas anarquistas en ese diario, la primera reacción fue de incredulidad. Leído el suplemento, se confirmaron las sospechas iniciales: no se trataba de glosar las novedades historiográficas sobre el anarquismo, sino de anunciar a bombo y platillo la publicación de una serie de “productos editoriales” de temática antianarquista.



Esta estrategia cultural del diario “El País” no es un fenómeno aislado y fortuito, sino que forma parte de su política editorial, que no duda en ocasiones especiales en manipular lo que se tercie, como sucedió en septiembre de 2008 con un artículo del riguroso historiador Francisco Espinosa, modificado, según denunciaba éste, mediante “al menos veinte pequeños cambios en el texto publicado”, consiguiendo “que realmente los efectos de la falsificación afecta[ra]n a todo el artículo”, haciendo decir al autor lo contrario de lo que siempre ha dicho, pensado y defendido.



El error de Espinosa, como presumiblemente el de muchos lectores de ese diario, fue creer no ya que “El País” respetaría la libertad intelectual y el derecho de autor, “sino simplemente que no falsificarían un documento de carácter privado enviado a la sección de opinión de un periódico", como denunció en kaosenlared el propio Espinosa, utilizando esta página web como único canal a su disposición válido para denunciar el atropello del citado diario.



El primer artículo de “Quadern”, firmado por Carles Geli, es tan zafio, insultante y denigratorio, como la manipulación que en septiembre pasado se hizo del artículo de Espinosa. Tras mofarse de la memoria histórica libertaria, ridiculiza el horario de la librería “La Rosa de Foc” y de la mal denominada “sede central de la CNT en Barcelona”, porque no lo es. Vaya usted a saber por qué le disgusta el horario de la librería, que abre por las tardes. Ridiculiza gratuitamente a Ignasi, uno de los encargados de la librería, porque busca libros de segunda mano, o en sellos editoriales descatalogados, que ya quisieran tener muchas librerías de postín, donde las novedades no duran más de quince días y se carece de un fondo de reserva. Llega a decir que Ignasi “brama” contra el auge de ese revisionismo historiográfico antilibertario, en lugar de decir que Ignasi “opina” o “dice”, ya sea esto o aquello, o lo de más allá. No, Ignasi, para los periodistas del suplemento en catalán de “El País”, “brama”. Y es que, para esos “objetivos” periodistas, todo lo anarquista tiene algo de bruto, salvaje e incontrolado: por eso un anarquista no habla, opina o dice: ¡brama! Aunque otros, cuyos nombres mantenemos en el más riguroso anonimato, más que bramar, rebuznan.



Carles Geli cita, como novedades de temática ácrata, “Diari d´un pistoler de la FAI” de Mir, que a trancas y barrancas ya lleva cuatro ediciones distintas, en menos de tres años, a medida que su autor aprende a escribir, decide si hace una novela o un libro de historia y lee lo mucho que desconoce sobre la guerra civil, para ir rectificando los garrafales errores de la primera edición de su “crónica novelada”(¡), de la que existe una crítica devastadora, que puede consultarse en kaosenlared.



Cita también “El silenci de les campanes”, una bazofia que ya hubiera sido indigna como martirologio de los años cuarenta, que además está plagada de errores de bulto, que si sus autores lo piden les detallaremos detenidamente.



Cita además el libro de Orensanz, que es un buen trabajo periodístico, aunque no es un libro de historia, ni su autor lo pretende. Esta diferencia es algo que nuestros desaforados periodistas desconocen. Para entender a Orensanz correctamente ha de leerse inmediatamente después de haber saboreado el excelente trabajo de José Luis Ledesma “Los días de llamas de la revolución”, que Geli no cita. Y es que Geli, este periodista responsable de las irresponsables páginas “culturales”, en catalán, del diario “El País”, sólo busca el morbo del típico tópico del pistolero anarquista: bruto, sediento de sangre y comecuras, situado fuera de cualquier contexto histórico y social, existente sólo en el infierno de los terrores del imaginario catalanista. Y es que además, el criterio esencial de clasificación, sine qua non, de esa selección de novedades de temática ácrata es la de haberse publicado en catalán. Ese criterio es una pésima elección, aunque por desgracia es cierto que la mayoría de libelos antilibertarios se escriben en catalán, y para la derecha catalanista. La prueba es que los escasos títulos escritos en castellano, que menciona Canosa, son precisamente los únicos que no cabe calificar de panfletos antilibertarios: las memorias de García Oliver y el libro de Francisco Madrid.



Canosa confunde la gimnasia con la magnesia, o lo que es lo mismo, confunde la gimnasia revolucionaria con la afición al deporte, según él tan extendida a principios del siglo veinte, y vuelve a enmarañarla con las Olimpiadas programadas en Barcelona para el 19 de julio de 1936. Confunde la cultura con el culturismo, en un suplemento que se pretende cultural. Se lía con la metáfora de la gimnasia para decir unas cuantas tonterías que no vienen a cuento, como no sea para mostrarnos su ignorancia sobre el tema. Alaba la mediocre biografía de Alegret sobre García Oliver, a la que no cabe negar ser el único intento existente, aunque no responde a las preguntas fundamentales sobre el biografiado, ni aclara episodios cruciales en la vida del personaje.



Canosa trae a pelo una injustificada y abismal comparación entre García Oliver y Josep Serra, el protagonista del libro de Mir, que ni viene a cuento, ni se sostiene, ni tiene ningún sentido, como no sea el propósito de denigrar el pistolerismo obrero de los años veinte, que Canosa ni entiende, ni sitúa en su contexto histórico y social. Pero cómo pedir objetividad a Canosa, que se olvida de toda equidad periodística para erigirse en inapelable juez, que dictamina sobre el bien y el mal. Para comprender la violencia política, harto extendida en los años treinta, hasta hacerse omnipresente durante la guerra civil, y que hasta nuestros incultos periodistas pueden llegar a entender que no era exclusiva de los libertarios, es inexcusable un análisis del conflicto social y de la lucha existente por controlar el poder.



Y esto es lo que hace magistralmente José Luis Ledesma en un libro fundamental, que debiera ser de lectura obligada para esos fútiles escribidores, cada día más numerosos porque mercado obliga, que meten su pluma en el tintero de la violencia política en la retaguardia republicana. Más les valiera quebrar la pluma y mantener su inmensa ignorancia en el silencio, mientras se dedican a leer a Ledesma. Pero en este país, y aún más en las páginas culturales de “El País”, se ensalzan bodrios que jamás deberían haberse publicado, y por el contrario se ignoran los libros históricos fundamentales, que serán clásicos dentro de treinta años, como el de Ledesma sobre la retaguardia republicana, el de Mintz sobre el anarquismo agrario andaluz, el de Gallardo y Márquez sobre Ortiz y el trabajo colectivo de la editorial Alikornio, que rescata testimonios de militantes extranjeros que lucharon en las barricadas de mayo del 37.



Canosa escribe frases incomprensibles para el común de los mortales: ¿qué es eso de que “la situación de los trabajadores es subterránea? ¿Canosa nos está diciendo que construían el metro, o que vivían en las catacumbas, o quizás que eran militantes clandestinos? ¡Un periodista con frases tan oscuras, más que periodista ha de ser calificado de oscurantista!



Canosa comete además numerosos y graves errores, que no cuadran bien con su prepotente actitud y sus constantes insultos a los anarquistas, presentes y pasados. Canosa dice que Aurelio Fernández fue el “máximo dirigente del Comité Central de Patrullas e Investigación de la CNT-FAI”. Eso es falso. En media frase comete tantos errores que su enmienda requiere un pequeño párrafo que explique las ignorancias de este periodista cultural. El dirigente del Comité de Información e Investigación de la CNT-FAI, era Manuel Escorza del Val. Así pues Canosa se equivoca gravemente. Vamos incluso a explicar cómo y por qué se equivoca el inculto Canosa. En su atolondramiento por echar mierda a diestro y siniestro, a Canosa se le cruzan los cables, y confunde el Comité de Información e Investigación de la CNT-FAI con el Departamento de Investigación del Comité Central de Milicias Fascistas. Canosa seguramente ignora la diferencia entre ambos comités, como otras muchas cosas, pero no debería escribir sobre lo que desconoce. ¿Cómo creer sus afirmaciones, cuándo acierta y cuándo se equivoca?



Canosa acusa, con razón, a un grupo de acción anarquista, del asesinato de los hermanos Badía. Pero no explica nunca que Miquel Badía era un policía que torturaba sistemáticamente a todos los detenidos cenetistas. No se puede comprender nada sin situarlo en su contexto histórico y social. Canosa tampoco explica, y quizás también lo ignora, quién comunicó a ese grupo de acción el domicilio donde encontrarían a los Badía, ni por qué lo hizo. Seguro que a sus lectores les interesaría saberlo. No se puede escribir las cosas a medias, erróneamente y/o fuera de contexto, como hace Canosa, porque se corre el riesgo de perder la credibilidad ante sus lectores y compañeros de profesión.



Geli y Canosa, periodistas inculturales del indocente diario “El País”, intentan elevar a los altares del éxito y de la novedad editorial ese revisionismo historiográfico catalán, que quiere abastecer el mercado de la burguesía catalanista, en paralelo al revisionismo de los Pío Moa, que proveen el mercado de la derechona hispánica.



¿Por qué se mete el suplemento cultural en catalán de “El País”, antes independiente y hoy indocente y global, con la librería alternativa y libertaria “La Rosa de Foc”? pues por la misma razón que valora sólo los panfletos antilibertarios, y desprecia las investigaciones rigurosas, porque responde a la voz de su amo, esto es, a las necesidades del mercado de la derechona catalanista.



Pues bien, en esta Barcelona proletaria, que sufre indiferente a los periodistas del suplemento en catalán, titulado “Quadern”, existe un medio alternativo, libertario y no libertario, que tiene varias librerías marginales, con una vitalidad en auge que está creando una red de distribución cultural para los nuevos títulos de editoriales no menos marginales, como Virus, Alikornio, Espartaco Internacional, Klinamen, Pepitas de calabaza, etcétera. Claro está que esto molesta a nuestros periodistas del global y antidocente “El País”, aunque deberían consolarse con la subvencionadísima Edicions 62, y las numerosas multinacionales del mundo editorial, que siempre van a defender el caduco sistema capitalista, los valores de la burguesía y el mito del bruto anarquista de Tarrasa, pistolero sangriento, matón y comecuras.



Mientras tanto se oye crecer la roja hierba, aparecen negros nubarrones en el horizonte, la luz se achica y el aire se agita, aunque haya sordos que jamás oirán nada y ciegos incapaces de prever nada. Pero cuando la indómita tormenta truene salvajemente, arrastrándonos a todos, esos “avispados” periodistas no dejarán de darnos la noticia: ¡llueve!



El suplemento cultural en catalán de “El País” del pasado jueves (11-12-2008) es un pésimo libelo antianarquista, que no aporta nada nuevo a la clásica, clasista y soez difamación franquista y catalanista del movimiento obrero en Cataluña. Los libros que “El País” ensalza son fruto del odio y del temor de clase a la revolución proletaria de julio de 1936. Los artículos del “Quadern” del pasado 11 de diciembre, oscilan constantemente ENTRE EL TÓPICO Y LA INFAMIA burgueses contra la acción revolucionaria de la clase obrera barcelonesa y catalana. Nada nuevo bajo el sol.



Para terminar no podemos dejar de dar una lista de libros, adecuada para comprender el papel del movimiento libertario en la historia de España y de Cataluña durante el siglo veinte, algunos muy críticos con la ideología y la praxis ácratas, advirtiendo al lector que todos estos libros puede encontrarlos en la librería “La Rosa de Foc”, de la calle Joaquín Costa, muy cerca del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona y de la Facultad de Historia, eso sí, en horario de tarde, adecuado a la jornada laboral de los afortunados que aún no están en el paro:



GALLARDO, Juan José; MÁRQUEZ, José Manuel: Ortiz, general sin dios ni amo. Hacer, Barcelona, 1999.



GARCIA, PIOTROWSKI y ROSÉS: Barcelona, mayo 1937. Testimonios desde las barricadas. Alikornio, Barcelona, 2006.



GIMÉNEZ, Antoine: Les fils de la nuit. L´Insomniaque, Montreuil, 2006. [De inminente publicación en castellano. Las notas, tan abundantes como interesantes, constituyen dos tercios del libro].



GODICHEAU, François: La guerre d´Espagne. République et Révolution en Catalogne (1936-1939). Odile Jacob, Paris, 2004.



GUILLAMÓN, Agustín: Barricadas en Barcelona. La CNT de la victoria de julio de 1936 a la necesaria derrota de mayo de 1937. Espartaco Internacional, Barcelona, 2007. [Interpretación histórica muy crítica con la CNT. Excelente anexo documental, que demuestra, por ejemplo, que Companys, en mayo de 1937, quiso bombardear todos los edificios ocupados por la CNT].



LEDESMA, José Luis: Los días de llamas de la revolución. Diputación de Zaragoza, 2003. [De lectura obligada para entender el trabajo periodístico de Orensanz. Un clásico, hoy, y dentro de treinta años; muy bien escrito y de placentera lectura].



MINTZ, Jerome R.: Los anarquistas de Casas Viejas. Diputaciones de Granada y Cádiz, Granada, 1999. [Magnífico estudio histórico y antropológico sobre el anarquismo agrario andaluz. Un clásico de lectura enriquecedora].



ROSÉS, Sergi: El MIL. Una historia política. Alikornio, Barcelona, 2001.



SANS SICART, Joan: Commissari de xoc. Pagès editors, Lleida, 2001.



SANS SICART, Joan: El dia de les sirenes. Pagès editors, Lleida, 2007.



En esa librería existe además un interesante fondo de libros descatalogados, de editoriales ya desaparecidas, y de libros de segunda mano en la que pueden encontrarse auténticas joyas de bibliófilo, a unos precios de saldo. Preguntad por Ignasi o Carme, que os informarán con amabilidad y eficiencia.





Balance. Cuadernos de historia.

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Re: Memoria historica, revisionismo y violencia anarquista

Mensaje por Urkijo » 14 Dic 2008, 11:32

El artículo de Carles Geli "Memòria en vermell i negre", publicado en Quadern el 11-12-08:

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http://estelnegre.balearweb.net/post/62198
“Yo me examino: la conciencia habla al hombre a sus solas. En el silencio de la noche, cuando el sueño no viene, repaso mi vida; y nada encuentro de que deba avergonzarme [...]. Esta tranquilidad de conciencia me hace superior a las injusticias y las proscripciones”

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Re: Memoria historica, revisionismo y violencia anarquista

Mensaje por salvoechea » 14 Dic 2008, 12:40

Más de lo mismo :evil: , suma y sigue.
El artículo de respuesta despues de leer el de "El Pais" es un ejemplo de cortesia. ¿Por que no se le ocurre ni por un momento el poner en situación a los lectores del contexto socio-político de la época?. Represión brutal del movimiento obrero, condiciones laborales de miseria, guerras coloniales con carne de cañon obrera masacrada a miles, ¿Por que no se recoge nunca un caso de obreras violadas por capataces explotadores, obreros reventados a golpes en los calabozos de las comisarias por protestar contra unas condiciones de trabajo miserables, niños muertos por falta de la mínima asistencia médica?. Todo eso podria empezar a poner en situación a los lectores del siglo XXI de las razones de muchos actos.

Muchas gracias Urkijo por el enlace.
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Re: Memoria historica, revisionismo y violencia anarquista

Mensaje por mueramaura » 19 Dic 2008, 20:51

¿que opina la anarquía sobre la violencia como metodo?

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Re: Memoria historica, revisionismo y violencia anarquista

Mensaje por Pablo (A) » 21 Dic 2008, 02:21

Aquí hay algunas respuestas, unas pocas de cuantas han dado los anarquistas a lo largo del tiempo y a lo ancho del globo: http://www.alasbarricadas.org/forums/vi ... 35&t=36084

¿Y los enemigos de la familia Maura, qué piensan?
Hoy condenará la Audiencia
a un ladrón principiante
por no robar lo bastante
para probar su inocencia...

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Goliath
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Re: Memoria historica, revisionismo y violencia anarquista

Mensaje por Goliath » 03 Ene 2009, 18:34

¡Salud compas! ¡Menos mal que no he abierto otro hilo! Ahí va un buen artículo de un compa de la FAL:

La mala utilización historiográfica del anarquismo en La Haine
No al Plan Bolonia. La educación no es un negocio
We have begun to contemplate our origins: starstuff pondering the stars; organized assemblages of ten billion billion billion atoms considering the evolution of atoms; tracing the long journey by which, here at least, consciousness arose.
Carl Sagan. 1980. Who speaks for Earth? In: Cosmos.

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Re: Memoria historica, revisionismo y violencia anarquista

Mensaje por Cenetista » 05 Ene 2009, 18:41

Salvoechea, antes de nada mis disculpas por haber tardado tanto en aparecer por aquí, entre unas cosas y otras lo he ido dejando hasta ahora...

En realidad no soy un gran conocedor de estos temas, de las obras que se mencionan solo he podido ver el documental sobre Felipe Sandoval de García-Alix "El honor de las injurias", que como dije en otro post, en un principio lo incluí como parte de esas obras de intoxicación burguesa pero que más tarde rectifiqué al conocer la intencionalidad del autor, otra cosa es que los medios de manipulación lo hayan utilizado convenientemente para sus fines intoxicadores...

Es muy interesante el artículo que ha subido Goliath ya que sale al paso de unas cuantas obras (entre ellas la de Sandoval) que distorsionan la idea anarquista. Recomiendo su lectura para como decía Salvoechea poder salir al paso de las calumnias constantes que se hacen sobre nuestra historia y nuestras ideas.

En este sentido adjunto otro artículo en esta línea de un gran compañero:

Lecciones de hipocresía. El ruido grosero de "El silenci de les campanes"

El caso que me impulsa a escribir es de estos últimos, cuando el 30 de mayo de este año el periódico La Mañana de Lérida se hace eco de un acto en el Institut d'Estudis Ilerdencs con el siguiente titular: "Un libro dice que la FAI organizó la persecución religiosa en Cataluña".

http://www.nodo50.org/tierraylibertad/2 ... #articulo4
"Queremos personas capaces de destruir, de renovar sin cesar los medios y de renovarse ellas mismas; personas cuya independencia intelectual sea su mayor fuerza, que jamás estén ligados a nada... aspirando a vivir vidas múltiples en una sola vida".

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Re: Memoria historica, revisionismo y violencia anarquista

Mensaje por salvoechea » 05 Ene 2009, 19:40

No hay nada que disculpar, gracias por tu colaboración.

En este tiempo he tenido oportunidad de ver el documental, a mí personalmente me parece muy bueno. Supongo que se pueden hacer matices sobre si eran cárceles del frente popular o checas, o si pertenecía a grupos de defensa confederal, o grupos de acción. El caso es que desgraciadamente este tipo de actuaciones se dieron, personajes como estos existieron.

Supongo en el momento histórico que se vivió y en las circunstancias socio-políticas que se vivieron era muy difícil huir de la barbarie a la que cualquier tipo de guerra lleva y hacer un análisis del tipo: la defensa de un proceso revolucionario y un pensamiento determinado no justifica la violencia y la represión.

Poniendo un ejemplo muy de actualidad, a mi me parece una autentica barbaridad que un terrorista suicida se inmole en un autobús lleno de gente, pero si explicas que el contexto de ese atentado es una represión brutal, hiperdimensionada e indiscriminada contra todo un pueblo, ayuda a entender un poco las causas.

Salvando todas las distancias y las diferencias, en el caso de las referencias que estas obras hacen, relatando casos concretos y acciones ciertamente condenables, raramente lo hacen poniendo la situación al lector o espectador (el caso de la película de Garcia-Alix, es de los pocos, con los matices que queráis, que lo hace).

Recientemente he podido ver un documental muy interesante sobre el movimiento anarquista en Argentina y de contenido totalmente pro libertario, en el que se narran los sucesos de "su semana trágica", pues bien se sabe el nombre de la persona que lidera represión de los obreros, el nombre del anarquista que realizo el acto de venganza revolucionaria, ¿Pero que sabemos del más de un millar de personas que murieron por la represión? ¿Por qué nunca son los protagonistas de las historias?
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Re: Memoria historica, revisionismo y violencia anarquista

Mensaje por Cenetista » 05 Ene 2009, 20:03

A mi también me pareció muy bueno el documental de García-Alix, y cabe destacar de él su admiración por el anarquismo y su donación a la FAL de todos los archivos que ha ido recopilando. El problema es lo que comenta Mauricio Bastierra en su artículo, que terminada la proyección te quedas con una imagen muy negativa de la CNT y del movimiento libertario, dando la impresión de que todo el movimiento madrileño estaba en esa situación violenta como la de Sandoval lo cual no es cierto. A mi me dio pena en ese sentido cuando se estrenó su documental en Valladolid y toda la sala llena y yo pensando en las reacciones de la gente, la imagen que se llevaría para casa. Por suerte el matizó un poco más si cabe lo que era el anarquismo, las diversas tendencias, etc... ¿pero el que no tenga esa molestia por ir más allá y se quede solamente con este tipo de obras? Esta claro que eso no es culpa del autor, y que se debe al tratar un caso tan concreto.

De todas formas espero volver a ver el documental más tranquilamente algún día en casa porque como ya digo me pareció muy interesante y muy bien hecho.

Salud!
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Re: Memoria historica, revisionismo y violencia anarquista

Mensaje por salvoechea » 11 Ene 2009, 10:12

REPORTAJE: MEMORIA HISTÓRICA
Le llamaban el 'ángel rojo'
El anarquista Melchor Rodríguez, que ejerció como delegado de Prisiones al comienzo de la Guerra Civil, salvó de una muerte segura a prominentes figuras del franquismo
JOSÉ LUIS BARBERÍA 10/01/2009

1936-1939, 1940, 1941... España contra España, despiadadamente. En el tiempo en el que se desataron aquí todas las furias y el odio se instaló en las conciencias colectivas, hubo también valientes de moral íntegra, gentes de una pieza que enfrentándose incluso a sus propios correligionarios intentaron impedir la degollina. El anarquista Melchor Rodríguez García -Triana (Sevilla), 1893-Madrid, 1972-, militante de la CNT y de la FAI, delegado de Prisiones de la República, es de los que cuando la sangre llamaba a la sangre se jugaron la vida por impedir el asesinato de sus enemigos políticos.

La cita es en el Centro para Mayores de Leganés (Madrid). A Ricardo Horcajada, de 81 años, le cabe el raro honor de haber desplegado una bandera anarquista ante los ojos de algunos de los jerarcas del régimen de Franco y no haber sido detenido. "Con el miedo en el cuerpo", como dice él, extendió la enseña rojinegra sobre el féretro de Melchor Rodríguez el 14 de febrero de 1972 en el cementerio de San Justo de Madrid. Fue un entierro multitudinario y tan extravagante que, en plena dictadura, reunió a anarquistas y franquistas en un mismo duelo. "No hubo incidentes. Mi padre rezó, incluso, un padrenuestro por el alma de Melchor sin que nadie le hiciera un mal gesto", apunta Javier Martín, hijo de Javier Martín Artajo, antiguo parlamentario de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) en la República y más tarde diputado por designación del dictador en las Cortes franquistas. De acuerdo con ese testimonio, Javier Martín Artajo vistió durante el entierro una corbata con los colores anarquistas en justa correspondencia con el gesto de besar la cruz que Melchor Rodríguez había realizado en su lecho de muerte. "Vale, ya que te empeñas, yo beso ese trozo de madera, pero tú te comprometes a ponerte una corbata anarquista". Así quedó sellado el trato.

Ricardo Horcajada sostiene que la actuación del delegado de Prisiones de la República frente a la muchedumbre que el 8 de diciembre de 1936 pretendió asaltar la cárcel de Alcalá de Henares fue un hecho extraordinario porque pocas veces en la historia se ha logrado contener con la palabra a una turba herida cegada por el dolor y el odio y lanzada a vengar la muerte de sus hijos. "Hay que tener en cuenta", subraya, "que unos días antes otra multitud había pasado por las armas a 319 de los 320 presos en la cárcel de Guadalajara". Le pregunto qué discurso es capaz de detener a una masa iracunda y armada, y me dice que su amigo tenía carisma y un talento natural para la oratoria.

El archivo de la familia de Javier Martín Artajo, hermano del que fuera ministro de Exteriores en el franquismo Alberto Martín, guarda un escrito con el que el propio Melchor Rodríguez describió con detalle ese episodio. "La muchedumbre, aterrorizada por los incendios provocados y las víctimas causadas por la aviación rebelde, se amotinó rabiosa y, juntándose con las milicias y hasta con la propia guardia militar que custodiaba la prisión, se dispusieron a repetir el hecho brutal realizado cinco días antes en la cárcel de Guadalajara". Según su relato, fueron más de siete horas de enfrentamiento dialéctico, insultos, amenazas y forcejeos contra una muchedumbre enfurecida que tras penetrar en la prisión pretendía rebasar el rastrillo de acceso a las galerías de los presos. "¡Qué momentos más terribles aquellos! (...) Qué batalla más larga tuve que librar hasta lograr sacar al exterior a todos los asaltantes haciéndoles desistir de sus feroces propósitos. Y todo ello ante el tembloroso espanto de mi escolta, que, aterrados y sin saber qué hacer, se limitaron a presenciar aquel drama".

Salió físicamente indemne de la prueba, aunque con algún desgarro en la camisa y un gran costurón en su hasta entonces rendida confianza en el comportamiento de las masas. Entre los 1.532 presos sospechosos de simpatizar con los facciosos que aquel 8 de diciembre de 1936 salvaron sus vidas había nombres y apellidos: Agustín Muñoz Grandes, Raimundo Fernández Cuesta, Martín Artajo, Peña Boeuf, Luca de Tena, Boby Deglané, Serraño Súñer, el falangista Rafael Sánchez Mazas, Fernando Cuesta, el general Valentín Gallarza..., que más tarde aparecerían incrustados en los tuétanos del régimen franquista. La leyenda del "ángel rojo" y la maledicencia del "traidor Melchor" nacieron simultáneamente ese día, en Alcalá de Henares: la primera, del terror que rezumaban las celdas donde se agolpaban los detenidos, y la segunda, de la ira frustrada de los vengadores que clamaban contra el cielo, impotentes ante las bombas criminales de los aviadores alemanes e italianos.

Durante los cuatro meses -noviembre de 1936-marzo de 1937- en los que se mantuvo en el puesto, el delegado de Prisiones de la CNT se multiplicó tratando de parar las "sacas" (excarcelaciones previas a los fusilamientos) masivas, en un pulso continuo con la Junta de Defensa de Madrid, controlada por los comunistas José Cazorla y Santiago Carrillo. Salvó miles de vidas, luchando contra el reloj y el pésimo estado de las carreteras -"deprisa, deprisa, todavía podemos llegar a tiempo"-, para aparecer cuando el pelotón de fusilamiento estaba ya formado y los condenados esperaban la fatídica descarga. Con el respaldo del ministro de Justicia, también anarquista, Juan García Oliver, detuvo los traslados de presos a Paracuellos, el paraje de la sierra madrileña donde, siguiendo la consigna de "limpiar la retaguardia", sugerida por los asesores soviéticos, fueron abatidos miles de detenidos.

El libertario que no creía en las cárceles restituyó la autoridad de los directores y funcionarios de prisiones encargados de la custodia de los 11.000 presos políticos y reforzó el control en un momento en el que la celda era el mejor refugio contra el secuestro, el simulacro de juicio de los 10 minutos y el asesinato. En ese empeño, sacó a los milicianos de los recintos penitenciarios, ordenó que ningún preso pudiera ser excarcelado sin su permiso entre las seis de la mañana y las ocho de la noche, extendió avales y salvoconductos a gentes de derechas que podían ser denunciadas y ajusticiadas. Para cobijar a los perseguidos se incautó en Madrid del palacio del Marqués de Viana, una mansión que, terminada la guerra, fue devuelta a su propietario con sus enseres intactos. "No falta ni una cucharilla", admitió el marqués Teobaldo Saavedra. Se enfrentó también al pistolerismo anarquista de una parte de la Federación Anarquista Ibérica (FAI), donde habían recalado aventureros y resentidos sociales de toda laya, además de delincuentes comunes que encontraron en esas siglas la cobertura ideal para sus fechorías. Melchor Rodríguez portó siempre una pistola al cinto, aunque, por lo visto, la llevaba descargada porque nunca echó mano de ella, ni siquiera en las situaciones más comprometidas.

"Se puede morir por las ideas, pero no matar por ellas", predicaba, ante la incomprensión de muchos de sus compañeros que creían saber, y no se equivocan, que también los franquistas eliminaban a los disidentes o sospechosos de disidentes. Melchor Rodríguez formó parte de una corriente ácrata, humanista, integrada en Los Libertos, grupo libertario celoso de sus principios que trató de poner coto a los desmanes.

"Con la cantidad de veces que estuvieron a punto de matarle, la verdad es que no me explico cómo pudo morir sin creer en Dios", comenta hoy su hija, Amapola Rodríguez. Ella sí cree en Dios y también en el anarquismo de su padre. "Antes de que estallara la guerra me llevó a ver la obra de teatro ¡Abajo la guerra! Le gustaba mucho la naturaleza. Me puso Amapola porque decía que es una flor rebelde que nace sola en el campo sin tener que sembrarla". Aunque a sus 87 años goza de una memoria excelente, la hija del anarquista se muestra remisa a abordar ese terrible pasado. Cede, finalmente, ante la insistencia del periodista, pero sólo para recitar, de corrido, una de las poesías escritas por su padre:

"Anarquía significa:

Belleza, amor, poesía,

Igualdad, fraternidad

Sentimiento, libertad

Cultura, arte, armonía

La razón, suprema guía,

La ciencia, excelsa verdad

Vida, nobleza, bondad

Satisfacción, alegría

Todo esto es anarquía

Y anarquía, humanidad".

A Amapola no le gustan la manera con que algunas voces hablan de la Guerra Civil ni tampoco el aire de enfrentamiento y revanchismo que percibe en el actual clima político. "No es partidaria de este proceso de recuperación de la memoria histórica; prefiere que las cosas se queden como están", apunta su hijo, Melchor Leal.

Como indica el escritor y cineasta Alfonso Domínguez, autor de una novela biográfica y de un guión de cine sobre Melchor Rodríguez que espera llevar a la imprenta y a la pantalla, la figura de este libertario cobra cuerpo y se agiganta con la perspectiva de los años, a medida que se profundiza en el estudio de la guerra y resurgen las sacas, los paseos, las checas (centros de detención y tortura) y los fusilamientos masivos, impíos, interminables, de los ya vencidos que no encontraron oposición en el clero franquista, ni siquiera una vez terminada la guerra.

Hijo de un maquinista del puerto de Sevilla y de una obrera de una fábrica de cigarros, Melchor Rodríguez dejó los estudios y se puso a trabajar a la muerte de su padre, cuando tenía sólo 10 años. Trabajó de calderero, de carrocero en la industria del automóvil y de ebanista, antes de tentar la suerte en las plazas de toros. Su carrera de novillero se frustró tras una cogida en Madrid y tuvo que volver a la industria del automóvil, donde su fama de chapista extremadamente fino discurría en paralelo con la de, a ojos de sus patrones, exagerado perfeccionismo. Fue encarcelado tantas veces por sus actividades anarquistas, más de una treintena, que cuando Amapola le echaba en falta y preguntaba por él, su madre acostumbraba a responderle: ¡Pues dónde va a estar, hija mía, en su casa, en la cárcel! En la cárcel asumió el compromiso personal de contribuir a que se respetaran los derechos de todos los presos, y allí y en la calle aprendió lo que la falta de escuela le había hurtado. "La lucha contra la ignorancia nunca es una batalla perdida". Lo decía con pleno conocimiento de causa.

En sus esfuerzos por asimilar la figura de Melchor Rodríguez, los franquistas que le debían la vida trataron siempre de explicar su comportamiento adjudicándole un soterrado "espíritu cristiano". Tuvo que aclararlo en más de una ocasión. "Si he actuado con humanidad, no ha sido por cristiano, sino por libertario". Y también protegerse de sus agradecidos benefactores franquistas a los que había salvado la vida. Rechazó un puesto en el sindicato vertical franquista y devolvió tachado e inutilizado el caritativo cheque de 25.000 pesetas que le habría ahorrado muchos agobios económicos.

Finalizada la guerra -a él le cupo protagonizar el traspaso simbólico de la capital española a los golpistas vencedores; "Amapola, he entregado Madrid", le dijo a su hija entre lágrimas-, fue condenado, primero a cadena perpetua; luego, a 20 años, y finalmente, a cinco, gracias a la intermediación del general Agustín Muñoz Grandes, pieza clave del Ejército y mano derecha de Franco durante años. Con el respaldo de dos millares de firmas que solicitaban clemencia para el reo, Muñoz Grandes hizo durante el consejo de guerra una encendida defensa del "ángel rojo" que explica la clemencia de la condena. A la salida de la prisión, él continuó desarrollando sus actividades políticas y fue nuevamente detenido y encarcelado por difundir propaganda política ilegal.

Siguió también ocupándose de los presos aprovechando el ascendente moral adquirido sobre las personalidades a las que había salvado la vida. Ricardo Horcajada lo conoció así. "Cuando detuvieron a mi padre, me dijeron que en la calle de la Libertad, una muy estrechita que está detrás de la Gran Vía madrileña, había una persona que podía ayudarme. Era Melchor. Pese a su apariencia pulcra y cuidada, vivía muy pobremente en un piso diminuto que compartía con un antiguo banderillero y su mujer". El anarquista de verbo fácil y vehemente que se malganaba la vida vendiendo seguros se había separado de su mujer. De los testimonios familiares se deduce que Melchor Rodríguez fue una persona respetuosa con las creencias religiosas de su mujer y sumamente cariñosa con su hija. Y también que el héroe anarquista estaba hecho de la misma pasta que el resto de los mortales: soberbio y vanidoso, irascible e intransigente en ocasiones, pero nunca codicioso ni interesado. Aborrecía el dinero como si fuera un invento satánico, aunque aceptaba el trueque y los regalos, una camisa, por ejemplo, siempre que se la entregaran con los puños cortados. Sostenía que mostrar los puños de la camisa por debajo de la chaqueta era "propio de burgueses".

Según Ricardo Horcajada, en la última etapa de su vida vivió de la suma de dos miserias: la que le correspondía de jubilación y la resultante de su pobre cartera de clientes en la compañía de seguros La Adriática, donde trabajó. Él cree saber de qué materia estaba hecho Melchor Rodríguez. "Yo no he conocido ningún santo, pero supongo que, si existen, deben ser como Melchor, seres inocentes que pueden alcanzar cierto estado de gracia, en este caso civil; gentes infantiles, sin malicia, aunque rebeldes, como lo son la mayoría de los niños". Piensa que su amigo fue siempre un inadaptado para la vida y los negocios, un idealista que descubrió en el anarquismo la utopía de los hombres justos y santos y quiso ser uno de ellos.

La figura del delegado de Prisiones de la República brilla con un fulgor propio ahora que historiadores, políticos y propagandistas se aplican a la exhumación del periodo de la guerra y la posguerra civil. Ejemplos como el suyo -no hay, que se sepa, un Melchor Rodríguez en el campo franquista- emergen de los barrancos y cunetas de nuestro pasado con una fuerza aleccionadora tan poderosa que debería bastar para impedir que el sectarismo meta sus manos sucias en la memoria histórica.
Não sou nada.
Nunca serei nada.
Não posso querer ser nada.
À parte isso, tenho em mim todos os sonhos do mundo.
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Goliath
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Re: Memoria historica, revisionismo y violencia anarquista

Mensaje por Goliath » 12 Ene 2009, 17:40

¡Salud!

¿Es sólo a mí que me parece que el artículo de El País sobre Melchor Rodriguez tiene una extraña tendencia a presentarle como una rara avis dentro del Movimiento Libertario, un buen hombre que equivocó el camino, que tenía "sus cosas" como todo el mundo, pero que en el fondo de su corazón tenía un sentimiento de caridad cristiana que alguien contaminó en su más tierna infancia...? Yo es que me pongo a temblar cuando un periolisto se pone a hablar de anarquistas.
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Carl Sagan. 1980. Who speaks for Earth? In: Cosmos.

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