Re: Libros sobre la Guerra Civil
Publicado: 02 Feb 2014, 16:42
Hola a tod@s ! Este es mi primer post en este foro y lo quería hacer en este tema sobre los libros de la Guerra civil ya que soy un gran aficionado a la lectura. Me he apuntado varios libros que habeis mencionado y que todavía no conocía. Me alegro que el libro de Burnett Bolloten haya sido mencionado varias veces, es un gran libro.
Por mi parte quisiera recomendar los libros de Miguel Amorós, especialmente Durruti en el laberinto. Agustin Guillamón publicó un interesante estudio llamado Barricadas en Barcelona. Los trabajos de Frank Mintz también son excelentes en mi opinión.
Clásicos imprescindibles son El Reñidero español de Franz Borkenau, El Laberinto español de Gerald Brenan, Los de Barcelona de H.-E. Kaminski, Homenaje a Cataluña de George Orwell.
Recientemente, he descubierto España traicionada de Ronald Radosh, Mary R. Habeck y Grigory Sevostianov que confirma la traición estalinista con documentos obtenidos en los archivos soviéticos. Esta es la reseña del libro en el sitio de la Fundación Andreu Nin : http://www.fundanin.org/artola3.htm
El libro, publicado en 2002, llega a las siguientes conclusiones :
1 - El PCE careció de autonomía, no fue un partido nacional, sino que fue dirigido en todos los aspectos estratégicos y en las decisiones centrales por los soviéticos, a través de sus consejeros y de los delegados de la Komintern, durante toda la guerra civil, como ya lo había sido en los años anteriores de la Segunda República.
2- Los soviéticos condicionaron e influyeron decisivamente en las decisiones militares más importantes de la guerra civil española, atendiendo a los intereses diplomáticos y a las valoraciones de los intereses propios de la Unión Soviética.
3- El PCE y los consejeros soviéticos mantuvieron un acoso implacable contra todos los que no se plegaban a sus deseos. Eso explica los ataques a Largo Caballero, al POUM o la obsesión contra los anarquistas. La ofensiva contra Largo Caballero es objeto de informes como uno de 15 de abril de 1937 donde se plantea con claridad la posibilidad en dicha crisis latente de “intervenir enérgicamente para apresurar la resolución” (recordemos que semanas después se produjo la provocación que condujo a los Hechos de Mayo en Barcelona y a la caída de Largo Caballero). Sobre el POUM se señala su preocupación en febrero de 1937 por su implantación y por su acercamiento a los anarquistas (documento 34, p. 185-186) y plantea la necesidad de derrotar al POUM para hacerse más fácilmente con la posibilidad de neutralizar a la CNT. Algunos como Marty, conscientes de la dificultad de eliminar completamente a los anarquistas no dudan en señalar que “después de la victoria nos tomaremos la revancha”, p.93.
4- La entrega de armamento (pagada onerosamente y por anticipado por el gobierno español) fue el instrumento fundamental del chantaje al que fue sometida reiteradamente la República española. Este hecho fue celosamente ocultado en la propaganda comunista basada en la “ayuda desinteresada” de la URSS.
5- A partir de la caída del gobierno Largo Caballero el proyecto soviético fue el control de todos los resortes del poder estatal, sobre todo los militares como policiales, manteniendo una fachada institucional republicana. La interpretación de que ello constituyó un ensayo de democracia popular es plenamente acertado.
6- La represión contra el POUM respondía al delirio totalitario soviético pero también era un instrumento de debilitamiento de aquellos a quienes los rusos veían como sus adversarios principales para el control absoluto de la República española: los socialistas (los largocaballeristas primero y después los prietistas) y los anarquistas.
7- El desarrollo de una revolución social en grandes zonas de la España republicana (radicalmente en Cataluña y Valencia), ajena al dominio y a los intereses estratégicos de la URSS, provocó en la política comunista un doble proceso: debilitar como fuera esa revolución social para poder consolidar el poder institucional del PCE apoyado por los rusos. Los comunistas eran perfectamente conscientes de la existencia de esa revolución, como se dice en un informe de Marty en octubre de 1936: “Los trabajadores gestionan las empresas, pero no saben como dirigirlas. Los anarquistas tienen el control de todo” (p.81). El éxito de los comunistas en desactivar esa revolución social, y establecer su hegemonía, está estrechamente vinculado a la creciente desmoralización de la zona republicana, en la cual el PCE y sus aliados fueron aislando a todos aquellos que tenían una actividad autónoma.
Versión en francés de Durruti en el laberinto, traducido por Jaime Semprún y publicado por l'Encyclopédie des Nuisances, editorial cuyo catálogo es de gran interés para los libertarios :
Prefacio de Miguel Amorós a Durruti en el laberinto :
La historia de nuestra guerra civil está llena de cuestiones cuya resolución objetiva es una necesidad para aquellos que luchan contra la destrucción del conocimiento histórico emprendido desde el poder, porque la liquidación de la memoria histórica asociada al proletariado significaría la eliminación de toda perspectiva revolucionaria. La figura de Durruti, en tanto que personificación de la revolución proletaria anarquista de 1936 concentró muchas de esas cuestiones, verdaderas heridas del movimiento libertario, que en su propio beneficio conviene mantener abiertas y hurgar en ellas. Si duelen, es signo de que sus ideas perviven. Esas ideas no tienen precio. Quienes trataron de venderlas, se vendieron sólo a sí mismos. El anarquismo o es radical o no es nada. Sin embargo en los tiempos del espectáculo y la cultura de masas el pasado vendría ser una mercancía moderna, consumible como cualquier otra. Un objeto cultural de entretenimiento asequible en cuadernos coleccionables, DVDs o series televisivas. La banda de historiadores de la universidad ya no tiene por función la falsificación o la ocultación del pasado como hacían los estalinistas sino su conversión en espectáculo.
El primer paso de esa preparación para el consumo ha sido la museificación. La historia para la pandilla universitaria sería un enorme panteón de cadáveres a los que se podría despedazar y analizar como se haría con las momias de Egipto. La distancia que nos separa de ellos sería tan fabulosa que nada habría que temer. El punto de vista forense certificaría el lejano momento de la defunción y desplegaría un abanico de hipótesis a escoger. Ese aspecto “plural” es el marchamo de la mercancía ; en el espectáculo importa poco la moraleja. Se trabaja para el olvido pero de otra manera : si los historiadores estalinistas se servían del presente para reescribir el pasado, los actuales expertos de universidad se sirven del pasado para mistificar el presente. La historia-espectáculo legitima la dominación como si ésta no tuviera que ver con aquél ; embalsamando cadáveres, el poder quiere mostrarse como el heredero legal de los vencidos y no como el vencedor de la víspera. Como buen usurpador, quiere que no se sepa que es un recién llegado, que su pasado es reciente, que prácticamente no tiene historia. Que está ahí porque nadie se decide a echarlo. Un buen ejemplo ha sido el “socialismo libertario” que hace unos años sacó de la chistera el presidente Zapatero. La mercantilización espectacular de la guerra civil correspondería a una pérdida total del sentido histórico en las masas, vacías y atemorizadas. No obstante dicha pérdida no es completa y por lo tanto, tiene remedio. Todavía la historia no es de quien la manipula. Durruti no ha muerto.
DURRUTI EN EL LABERINTO de Miguel Amorós. Colleccion Muturreko burutazioak N°13, Bilbao.
Por mi parte quisiera recomendar los libros de Miguel Amorós, especialmente Durruti en el laberinto. Agustin Guillamón publicó un interesante estudio llamado Barricadas en Barcelona. Los trabajos de Frank Mintz también son excelentes en mi opinión.
Clásicos imprescindibles son El Reñidero español de Franz Borkenau, El Laberinto español de Gerald Brenan, Los de Barcelona de H.-E. Kaminski, Homenaje a Cataluña de George Orwell.
Recientemente, he descubierto España traicionada de Ronald Radosh, Mary R. Habeck y Grigory Sevostianov que confirma la traición estalinista con documentos obtenidos en los archivos soviéticos. Esta es la reseña del libro en el sitio de la Fundación Andreu Nin : http://www.fundanin.org/artola3.htm
El libro, publicado en 2002, llega a las siguientes conclusiones :
1 - El PCE careció de autonomía, no fue un partido nacional, sino que fue dirigido en todos los aspectos estratégicos y en las decisiones centrales por los soviéticos, a través de sus consejeros y de los delegados de la Komintern, durante toda la guerra civil, como ya lo había sido en los años anteriores de la Segunda República.
2- Los soviéticos condicionaron e influyeron decisivamente en las decisiones militares más importantes de la guerra civil española, atendiendo a los intereses diplomáticos y a las valoraciones de los intereses propios de la Unión Soviética.
3- El PCE y los consejeros soviéticos mantuvieron un acoso implacable contra todos los que no se plegaban a sus deseos. Eso explica los ataques a Largo Caballero, al POUM o la obsesión contra los anarquistas. La ofensiva contra Largo Caballero es objeto de informes como uno de 15 de abril de 1937 donde se plantea con claridad la posibilidad en dicha crisis latente de “intervenir enérgicamente para apresurar la resolución” (recordemos que semanas después se produjo la provocación que condujo a los Hechos de Mayo en Barcelona y a la caída de Largo Caballero). Sobre el POUM se señala su preocupación en febrero de 1937 por su implantación y por su acercamiento a los anarquistas (documento 34, p. 185-186) y plantea la necesidad de derrotar al POUM para hacerse más fácilmente con la posibilidad de neutralizar a la CNT. Algunos como Marty, conscientes de la dificultad de eliminar completamente a los anarquistas no dudan en señalar que “después de la victoria nos tomaremos la revancha”, p.93.
4- La entrega de armamento (pagada onerosamente y por anticipado por el gobierno español) fue el instrumento fundamental del chantaje al que fue sometida reiteradamente la República española. Este hecho fue celosamente ocultado en la propaganda comunista basada en la “ayuda desinteresada” de la URSS.
5- A partir de la caída del gobierno Largo Caballero el proyecto soviético fue el control de todos los resortes del poder estatal, sobre todo los militares como policiales, manteniendo una fachada institucional republicana. La interpretación de que ello constituyó un ensayo de democracia popular es plenamente acertado.
6- La represión contra el POUM respondía al delirio totalitario soviético pero también era un instrumento de debilitamiento de aquellos a quienes los rusos veían como sus adversarios principales para el control absoluto de la República española: los socialistas (los largocaballeristas primero y después los prietistas) y los anarquistas.
7- El desarrollo de una revolución social en grandes zonas de la España republicana (radicalmente en Cataluña y Valencia), ajena al dominio y a los intereses estratégicos de la URSS, provocó en la política comunista un doble proceso: debilitar como fuera esa revolución social para poder consolidar el poder institucional del PCE apoyado por los rusos. Los comunistas eran perfectamente conscientes de la existencia de esa revolución, como se dice en un informe de Marty en octubre de 1936: “Los trabajadores gestionan las empresas, pero no saben como dirigirlas. Los anarquistas tienen el control de todo” (p.81). El éxito de los comunistas en desactivar esa revolución social, y establecer su hegemonía, está estrechamente vinculado a la creciente desmoralización de la zona republicana, en la cual el PCE y sus aliados fueron aislando a todos aquellos que tenían una actividad autónoma.
Versión en francés de Durruti en el laberinto, traducido por Jaime Semprún y publicado por l'Encyclopédie des Nuisances, editorial cuyo catálogo es de gran interés para los libertarios :
Prefacio de Miguel Amorós a Durruti en el laberinto :
La historia de nuestra guerra civil está llena de cuestiones cuya resolución objetiva es una necesidad para aquellos que luchan contra la destrucción del conocimiento histórico emprendido desde el poder, porque la liquidación de la memoria histórica asociada al proletariado significaría la eliminación de toda perspectiva revolucionaria. La figura de Durruti, en tanto que personificación de la revolución proletaria anarquista de 1936 concentró muchas de esas cuestiones, verdaderas heridas del movimiento libertario, que en su propio beneficio conviene mantener abiertas y hurgar en ellas. Si duelen, es signo de que sus ideas perviven. Esas ideas no tienen precio. Quienes trataron de venderlas, se vendieron sólo a sí mismos. El anarquismo o es radical o no es nada. Sin embargo en los tiempos del espectáculo y la cultura de masas el pasado vendría ser una mercancía moderna, consumible como cualquier otra. Un objeto cultural de entretenimiento asequible en cuadernos coleccionables, DVDs o series televisivas. La banda de historiadores de la universidad ya no tiene por función la falsificación o la ocultación del pasado como hacían los estalinistas sino su conversión en espectáculo.
El primer paso de esa preparación para el consumo ha sido la museificación. La historia para la pandilla universitaria sería un enorme panteón de cadáveres a los que se podría despedazar y analizar como se haría con las momias de Egipto. La distancia que nos separa de ellos sería tan fabulosa que nada habría que temer. El punto de vista forense certificaría el lejano momento de la defunción y desplegaría un abanico de hipótesis a escoger. Ese aspecto “plural” es el marchamo de la mercancía ; en el espectáculo importa poco la moraleja. Se trabaja para el olvido pero de otra manera : si los historiadores estalinistas se servían del presente para reescribir el pasado, los actuales expertos de universidad se sirven del pasado para mistificar el presente. La historia-espectáculo legitima la dominación como si ésta no tuviera que ver con aquél ; embalsamando cadáveres, el poder quiere mostrarse como el heredero legal de los vencidos y no como el vencedor de la víspera. Como buen usurpador, quiere que no se sepa que es un recién llegado, que su pasado es reciente, que prácticamente no tiene historia. Que está ahí porque nadie se decide a echarlo. Un buen ejemplo ha sido el “socialismo libertario” que hace unos años sacó de la chistera el presidente Zapatero. La mercantilización espectacular de la guerra civil correspondería a una pérdida total del sentido histórico en las masas, vacías y atemorizadas. No obstante dicha pérdida no es completa y por lo tanto, tiene remedio. Todavía la historia no es de quien la manipula. Durruti no ha muerto.
DURRUTI EN EL LABERINTO de Miguel Amorós. Colleccion Muturreko burutazioak N°13, Bilbao.