La Revolución Puritana

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Curioso
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La Revolución Puritana

Mensaje por Curioso » 04 Sep 2004, 08:45

(Bueno, pues me ha dado la vena milenarista. Igual algo de esto puede valer para la sección de Historia del Ateneo Virtual, subsección sobre reformas radicales y demás).

1) ¿Qué era el puritanismo?

1. 1) Arminianos y puritanos:

Drante los reinados de Isabel I y Jacobo I, la Iglesia Anglicana se caracterizó por el consenso, no sólo por el rechazo al "Anticristo de Roma", sino por un consenso teológico mínimo a partir del dogma calvinista.
Pero con el reinado de Carlos I, la Iglesia Anglicana iba a dividirse en episcopalianos y puritanos. Apoyados por el obispo (luego arzobispo) William Laud, los arminianos, calvinistas moderados que se habían exiliado de los Países Bajos, se hicieron con el control ideológico y político de la Iglesia de Inglaterra.
Los arminianos proponían no sólo revisar la rigidez de la ortodoxia calvinista sobre el dogma de la predestinación* y sobre los sacramentos y la sobriedad del culto religioso, sino reorganizar la jerarquía de la Iglesia a partir de la antigua estructura episcopaliana. Frente a los arminianos, los partidarios del anterior dogma de inspiración calvinista, atemorizados incluso por el posible retorno de la obediencia a Roma, se irían articulando en una oposición que sus enemigos arminianos serían los primeros en calificar, de modo despectivo, como "puritana".
"Puritano" era ya un término despectivo empleado en la Inglaterra isabelina contra los rigoristas (precisians) anglicanos. Los puritanos del siglo XVII se llamaban a sí mismos godly, piadosos.
Pero el puritanismo no se acabaría de definir ni en lo político ni en lo ideológico hasta los años 1640-1642, cuando, tras once años de gobernar sin contar con el Parlamento (la llamada "larga tiranía"), Carlos I no tuvo más remedio que convocarlo para obtener fondos para combatir la rebelión de los presbiterianos (calvinistas) escoceses. Con el resultado de que en el Parlamento no se discutió la forma de financiar a la monarquía, sino la forma de limitar el poder de esta y de restablecer el consenso en la Iglesia Anglicana.

1. 2.) La ideología puritana:

1. 2. 1) La teología puritana:

El discurso radical de los puritanos no era sólo una respuesta radical al arminianismo. Los puritanos afirmaban querer volver al consenso eclesial de los tiempos de Isabel I, si bien, en vez del "programa mínimo" religioso de concordia entre los diversos grupos protestantes de la Iglesia isabelina, con el calvinismo como la principal influencia (o incluso igual de influyente que otras teologías protestantes post-luteranas, como la de Bullinger), pero no calvinista en un sentido ortodoxo, proponían una verdadera reorganización de la Iglesia anglicana según la ortodoxia calvinista.

1. 2. 2) La cultura política puritana:

Las tesis historiográficas tradicionales presentan a los puritanos como los creadores de la cultura política contemporánea (disciplinamiento de la fuerza de trabajo; creencia en el progreso histórico; establecimiento de un nuevo orden social por una revolución que se dota de un corpus teórico antes de llevarse a la práctica). Sin embargo, la cultura política puritana se basaba en la teología calvinista, en el Humanismo renacentista y en la lectura de la Biblia por el creyente, derivando del consenso cultural de la Inglaterra del siglo XVI.
Los puritanos serían continuadores tanto de la Reforma como del Humanismo renacentista, en especial del erasmismo (vía la literatura preceptiva, los sermones y la enseñanza universitaria), adoptando de este último el pensamiento social. Así, las ideas puritanas de gobierno y catequización (según una moral basada en el Antiguo Testamento) de una familia extensa (vista como unidad eclesial básica), criados incluidos, por un patriarca sin injerencias externas políticas o eclesiales, de la necesidad del trabajo y del ahorro, del consuelo de la pobreza, y de la jerarquía política y eclesiástica como un hecho natural, eran todas ideas del Humanismo septentrional, con modelo y máximo exponente en Erasmo. Cuando la vía consensuadora, en lo religioso y en lo cultural, del erasmismo se rechazó por los católicos ingleses (tras el Concilio de Trento) y por los arminianos "laudanos" (por su autoritarismo religioso), los puritanos pasaron a la oposición, llegando a la rebelión, el regicidio y la república en nombre de sus ideas sociales y políticas. Resultaría que el puritanismo, como el resto de ideologías surgidas de la Reforma y de la Contrarreforma, no habría sido subversivo en sí mismo, sino cuando la obediencia al Rey de Reyes y el cumplimiento de la moral bíblica se anteponían a la obediencia al rey y al cumplimiento de las órdenes de sus magistrados.
Y la teología puritana, en una época en la que aún se entendía que todo poder, se constituyera este de modo ascendente o descendente, emanaba de Dios, sancionaba todas esas ideas. Ideas que, pese a su tradicionalismo, llevarían a oponerse a instituciones tradicionales, como la monarquía y la jerarquía eclesial. Ya que frente a la tiranía eclesial y monárquica, estaba legitimada la rebelión. Rebelión que no sólo era un derecho, según estos planteamientos, sino una obligación. Una rebelión que, al derivar en última instancia de planteamientos morales, demostraría una decisión, un capacidad de resistencia y un radicalismo nunca vistos hasta entonces en la Historia de Inglaterra.
La idea del derecho a la rebelión, ya en el siglo XVII, no era exclusiva de los puritanos. Pero habían sido los calvinistas los primeros en formularla en las décadas de 1550 y de 1560 en Francia (Du Plessis Mornay) y en Escocia (John Knox), en el contexto de las luchas entre unas monarquías católicas y los nobles partidarios del calvinismo. La idea del derecho a la rebelión implicaba que los súbditos (incluidos los magistrados regios) cuyo monarca fuese tiránico (es decir, ilegítimo) por ser su política religiosa contraria a la de la verdadera fe tenían no sólo el derecho, sino la obligación como buenos cristianos de rebelarse contra él, rebelde contra Dios. Era esta idea la que defendían los puritanos ingleses en 1640.

1. 2. 3) Los apoyos sociales del puritanismo:

El historiador marxista Christopher Hill vio los apoyos sociales al puritanismo en la “industrious sort of people”, esto es, en los grandes propietarios dedicados al comercio y a la producción de manufacturas que tendrían en el puritanismo su “ideología de clase”. Si bien es innegable que entre los puritanos había en número significativo grandes comerciantes y artesanos, para los que el dogma de la predestinación era una buena forma de justificar su acumulación de ganancias, no es menos cierto que también había en número significativo gentlemen y noblemen, pequeños nobles rurales y nobles de título que veían en el puritanismo una forma de defender la autonomía de los condados que controlaban frente a la tiranía monárquica y eclesial.
Pero fuera de las élites sociales también había apoyos al puritanismo. Pequeños artesanos, pequeños propietarios campesinos (yeomen), campesinos arrendatarios (tenant farmers), jornaleros, y aprendices artesanales, apoyaban las formas más radicales del puritanismo, no sólo a los sectarios, sino incluso a los grupos milenaristas. De hecho, habían sido en las décadas de 1620 y de 1630 estos grupos sociales los que se habían opuesto a las políticas de la Iglesia y de la monarquía, en especial, por las nuevas imposiciones fiscales que suponían. Si nobles y grandes propietarios apoyaron a partir de 1640 la causa puritana, tras haber sido hasta entonces diligentes recaudadores de los impuestos regios en las localidades, fue porque se habían roto sus conexiones clientelares con la corte, al haberse impuesto en esta las ideas del arminianismo y del poder de la monarquía en las localidades que iba contra las bases de su poder y de su legitimidad como élite social. Además, la élite social veía como las demandas de nuevos impuestos y de levas para aplastar la rebelión escocesa no podían ya satisfacerse sin correr el riesgo de enfrentarse a sus propias comunidades locales.

1. 3) Puritanismo y acción política, 1640-1642:

Los puritanos fueron capaces de dar un "programa mínimo" a todos aquellos que se oponían a la "tiranía"**, tanto a la política de Carlos I como a la eclesial de Laud, desde los simples anti-arminianos hasta los calvinistas más radicales. Su éxito derivó, en gran medida, de que la tradicional fobia anti-romana de la Iglesia de Inglaterra estaba derivando, por aquellos años, en una verdadera paranoia colectiva, no siempre infundada, sobre las actividades conspirativas de los católicos en las Islas Británicas, paranoia alimentada por una rebelión general en Irlanda, y por el temor a que el arminianismo abriese las puertas al "Anticristo de Roma".
Pero ese primer éxito del puritanimo llevó a un enfrentamiento con aquellos temerosos de que el puritanismo abriese la puerta a los partidarios de la Reforma radical, partidarios de la Reforma radical que en Inglaterra recibían el nombre de "sectarios". Y es cierto que estos "sectarios", salvo los rechazados por todos por demasiado radicales, como los unitaristas (aquellos que negaban el dogma de la Trinidad), podían englobarse en las filas puritanas. En estas, entonces, había toda una pluralidad política, social y religiosa, desde los partidarios de mantener una jerarquía eclesial mínima (ya fuesen presbiterianos, partidarios de que cada congregación local se organizase según las disposiciones de un consejo eclesial supremo de la Iglesia de Ingleterra, o congregacionalistas, partidarios de que cada congregación local se organizase de manera independiente una de otra pero manteniendo la unión de la Iglesia de Inglaterra), hasta sectarios opuestos a toda jerarquía eclesial (los más destacados, los cuáqueros), e incluso milenaristas (como los "quintomonarquistas", fifthmonarchists). Una pluralidad unida por el "programa mínimo" de la creencia en la predestinación, de que la Reforma había sido incompleta en Inglaterra, y de que había que limitar el poder de la monarquía.

Ese enfrentamiento político estaría en la base, en 1642, de la primera guerra civil inglesa. Los realistas, ante el riesgo de la subversión política, religiosa y social, iban a oponerse a los puritanos.



* La idea de predestinación, tomada de la ortodoxia calvinista, implicaba, sobre todo, una antropología: el hombre es un pecador incapaz de salvarse por sí mismo o de salvarse por la mediación de otros hombres entre él y Dios pero al que Dios puede salvar por su Gracia, Gracia distribuida de modo aleatorio, pudiéndose intuir quiénes serían los agraciados, según Calvino, por mantener un comportamiento correcto tras la correcta lectura del Evangelio, aunque la total certeza de quién se salvaría sólo se consiguiese tras la muerte.

** En el Antiguo Régimen, "tiranía" eran las acciones de gobierno que carecían de legitimidad alguna.
Última edición por Curioso el 05 Sep 2004, 16:58, editado 3 veces en total.

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Jorge.
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Mensaje por Jorge. » 04 Sep 2004, 11:07

Esto... ¿y el derecho a la rebelión dónde se formula?

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Mensaje por Curioso » 04 Sep 2004, 11:26

Jorge. escribió:Esto... ¿y el derecho a la rebelión dónde se formula?
Hombre, ya llegaré. Te digo que la ejecución de Carlos I se calificó como tiranicidio, y que hay toda una literatura en Inglaterra entre 1640 y 1660, con un culmen en los años de la república, que, entre otras cosas, reivindicaba el derecho a la rebelión.
Por cierto, que los argumentos de la rebelión contra la tiranía y del tiranicidio habían sido formulados por vez primera por los hugonotes, los calvinistas franceses.

EDIT: ya he puesto una referencia sobre los orígenes del derecho a la rebelión (Du Plessis Mornay, John Knox). Supongo que te referías a eso. La idea se reformularía en Inglaterra entre 1640 y 1660, adelanto.

EDIT PLUS: como voy a escribir también sobre los "niveladores" y los grupos milenaristas, algunos de los cuales llegaron a predicar la abolición del poder político y eclesiático, cambio el título del hilo.
Última edición por Curioso el 05 Sep 2004, 17:08, editado 1 vez en total.

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Mensaje por Curioso » 05 Sep 2004, 17:07

2) La primera guerra civil inglesa, 1642-1646:

2. 1) El inicio de la guerra civil, 1642:

Fue con la Reforma que las masas entraron en política. Hasta entonces, la política había sido un monopolio de las élites sociales. De hecho, las guerras entre nobles feudales de la Edad Media se habían denominado "guerras civiles" por un símil con las "guerras civiles" de la Roma antigua, llamadas así por enfrentarse las tropas profesionales de aquellos ciudadanos dotados de plenos derechos de participación política. Y, como en las guerras civiles de la Roma antigua, las guerras civiles nobiliarias no buscaban más que la sustitución de una élite gobernante por otra, relevo de élites que no supondría el cambio en el régimen político y social sino el restablecimiento del consenso entre las diversas facciones de la élite. Sin embargo, con las guerras civiles
religiosas posteriores a la Reforma surgió el peligro de la subversión, al apoyarse los grupos religiosos en conflicto no en la movilización, por los
vínculos de jerarquía social, de huestes feudales, sino en la movilización de masas de creyentes por los sermones, la imprenta, etc. Masas en las que se incluían grupos sociales plebeyos.
Algo de lo anterior hay que ver en el inicio de la guerra civil inglesa. Los puritanos, el único grupo político con un "programa mínimo" bien definido y unos apoyos sociales amplios, entre 1640 y 1642, se plantearon cambiar la política, no desde la corte, sino desde el Parlamento nuevamente reunido, apoyándose en sus electores e incluso en demostraciones populares en Londres. Esto llevó a la ruptura con aquellos parlamentarios temerosos de la movilización de las masas, y cuyas reivindicaciones, de carácter más bien político y moderado (límites a la monarquía, pero en situación de equilibrio con el Parlamento; o bien, límites a la monarquía en defensa de las comunidades locales y de las élites que las gobernaban, no en beneficio de unParlamento "centralista"), les hacían recelar del radicalismo religioso puritano. Se definieron así, a fines de 1641, los dos bandos de la guerra civil.
Pero la guerra civil no comenzaría hasta el verano de 1642. Aunque en el Parlemento se hubiese producido ya una ruptura política, las élites nobiliarias de gentlemen y noblemen que controlaban los condados, las comunidades locales inglesas, aún forzaron el consenso para que, ante el previsible colapso de las instituciones supralocales, empezando por las parlamentarias, no se produjese la subversión socio-religiosa. No en vano, a lo largo del año 1641 se habían producido no sólo ataques a los cercamientos (enclosures) de las tierras comunales, sino a los mismos gentlemen que los realizaban y se beneficiaban de ellos, además de las negativas a pagar diezmos. De hecho, este neutralismo de las élites locales llevaría a que, con el inicio de la guerra civil, en muchos condados se hiciesen pactos de neutralidad locales, negándose toda representatividad a los parlamentarios del condado, y llegando a levantarse partidas armadas por los gentlemen y sus clientes para mantener la paz social e impedir que ninguno de los dos ejércitos, el realista o el puritano, entrara en el condado. Este es el origen de los clubmen, los "hombres de las garrotas", muy numerosos a partir de 1645, cuando el cansancio de la guerra afectase tanto a la zona puritana como a la realista.
La extensión de la guerra civil iba a ser resultado de verdaderas tomas del poder local, en las que los puritanos tomaron la iniciativa. En Londres, los parlamentarios puritanos, contando con amplios apoyos entre los pequeños propietarios y los aprendices artesanales, no tuvieron problemas para imponerse. Fuera de Londres, los puritanos, aun en el caso de ser una minoría a nivel local, fueron capaces de hacerse con el control de los condados del sur y del este, movilizando a la sociedad local con el proselitismo, reclutando y financiando tropas en cada condado, y promoviendo acciones (muchas veces, derivadas en furias iconoclastas) contra todo rastro de lo que entendían como "papismo" (arminianismo incluido), al tiempo que se tomaban las primeras disposiciones para establecer un nuevo régimen eclesial. Frente a este activismo militante de los puritanos, las élites sociales locales, los gentlemen y noblemen, se mostraron incapaces de reaccionar, de tomar partido, paralizados por el miedo a la subversión socio-religiosa. Salvo en el norte de Inglaterra y en Gales, donde los grandes terratenientes, para frenar el peligro de la subversión, tomaron partido por el rey, y adoptaron medidas para reprimir el puritanismo.

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Curioso
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Mensaje por Curioso » 10 Sep 2004, 09:00

2. 2) Una guerra civil nobiliaria, 1643-1644:

Sin embargo, los miembros de la élite social que apoyaban la causa puritana no podían permitir que la guerra civil derivase en subversión. Durante los dos primeros años de guerra, esta se asemejó a las guerras civiles nobiliarias que hubo en Inglaterra a fines del siglo XV. El ejército puritano no era tal ejército puritano, aunque se hubiese movilizado gracias a los esfuerzos de los puritanos en cada localidad. Era un ejército parlamentario, dirigido por los gentlemen y noblemen que tenían asiento en el Parlamento de Londres, y que hacía una guerra limitada.
La limitación de la guerra por los propios mandos del ejército parlamentario era, en parte, una herencia de la cultura caballeresca heredada de la Edad Media. Pero había intereses sociales y políticos muy concretos detrás: no se luchaba sino por volver al equilibrio político anterior al reinado de Carlos I, con un Parlamento que reconocía al rey como único origen del poder y de la legitimidad (un pensamiento político
caracterizado de manera tradicional como monista) y que, en consecuencia, entendía que su misión era gobernar el reino con el rey en cooperación, sin suscitar conflicto alguno. Pretender otra cosa podría abrir el camino a la subversión social, política, o religiosa.
Pero los nobles parlamentarios se mostraban tan poco deseosos de ganar la guerra civil como tan incapaces de lograr una mínima superioridad militar que les permitiera forzar unas negociaciones en posición de superioridad con los realistas. Ni aún aliándose contra el rey, a fines de 1643, con los rebeldes escoceses (calvinistas presbiterianos), que controlaban el reino del norte desde la rebelión de 1639. Era el momento de los puritanos, con sus bases sociales intactas frente al desencanto de los partidarios de los moderados, y con una concepción de la forma de conducir y de los objetivos últimos de la guerra civil del todo distintas de las de los nobles parlamentarios. La diferencia de las dos concepciones de la guerra la dejó clara un oficial de caballería puritano, el gentleman Oliver Cromwell: cuando otro oficial parlamentarista, un nobleman, le dijo que si el ejército parlamentario perdía la guerra sería tratado como un ejército rebelde, pero que si el ejército del rey la perdía una y mil veces el rey seguiría siendo rey, Cromwell replicó que entonces no tenía sentido combatir esa guerra.
En diciembre de 1644, la Cámara de los Comunes aprobó la Ordenanza de Renuncia (Self-Denying Ordinance). Por la presión política y social, la Cámara de los Lores la aprobó, tras fuertes resistencias de sus miembros, en abril de 1645. Por la ordenanza, los miembros de la Cámara de los Lores quedaban relevados de todo mando militar; los
miembros de los Comunes que ejerciesen un mando militar podrían optar entre renunciar a él o renunciar a su asiento parlamentario. De la ordenanza se excluyó a Cromwell, miembro de la Cámara de los Comunes, por sus excepcionales cualidades como jefe militar.
La Ordenanza de Renuncia marcó el cambio en el carácter de la guerra: aparte de suponer el inicio de la ascensión política de Cromwell, apartó de los mandos militares tanto a unos noblemen poco deseosos de combatir contra el rey como a los gentlemen con asiento en los Comunes que preferían, antes que mantener sus mandos militares, mantener unos asientos parlamentarios que podrían rentabilizar más en caso de negociaciones con los realistas. Así, el ejército quedaría en manos de los puritanos.
Pero, más que todo lo anterior, la Ordenanza de Renuncia significaba que el principio de dar todos los mandos militares a los nobles había sido
conculcado por vez primera en Europa en siglos. Triunfaba la idea de los puritanos de dar los mandos a comandantes capaces y decididos a realizar una guerra total, con independencia de su origen social, orillándose la idea de que la jerarquía social debía identificarse con la jerarquía militar, de que los mandos militares eran un monopolio, un símbolo de estatus social de la nobleza. La guerra civil empezaba a transformarse en revolución.

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_nobody_
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Mensaje por _nobody_ » 12 Sep 2004, 10:57

los levellers y esta gente vienen ahora o no vas a hablar de ellos ?

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Curioso
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Mensaje por Curioso » 12 Sep 2004, 13:44

La idea es hablar de levellers, ranters, diggers, quáqueros y demás. Pero es que me han pasado un artículo de John Morrill es el que habla de las relaciones entre la Fronda y la Revolución Puritana, con la ormée de por medio, muy interesante.
Por cierto, pondré una bibliografía, pero, si te interesa interesa el tema de los radicales políticos y religiosos durante la revolución, te recomiendo El mundo trastornado (The world turned upside down), de Christopher Hill. Es el mejor libro del autor, cuando ya había dejado el marxismo ortodoxo (con las explicaciones mecanicistas sobre la Revolució Puritana) y el partido comunista y se había acercado a la "nueva izquierda".
Antes quiero hablar de las luchas militares y políticas hasta 1649, para dejar claro el contexto, y, de paso, hablar del tiranicidio y de los republicanos radicales, como Milton.

Karateka
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Mensaje por Karateka » 12 Sep 2004, 13:50

Hay edicion en espanyol?

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Curioso
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Mensaje por Curioso » 12 Sep 2004, 13:55

Sí, luego busco la referencia.

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Mensaje por Curioso » 14 Sep 2004, 02:18

Christopher HILL, El mundo trastornado El ideario popular extremista en la revolución inglesa del siglo XVII, Madrid, 1983.

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Curioso
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Mensaje por Curioso » 30 Sep 2004, 02:32

2. 3) Una guerra civil religiosa, 1644-1646:

La Ordenaza de Renuncia sería la primera disposición que llevaría a que se crease un Ejército de Nuevo Modelo (New Model Army) según la mentalidad puritana.
Dos jefes militares, Thomas Fairfax y Oliver Cromwell, ejemplificaban bien el tipo de guerra que deseaban los puritanos. Fairfax, al mando del ejército parlamentarista del norte, y aplicando las enseñanzas de sus experiencias bélicas junto a los orangistas holandeses y contra los tercios españoles, fue capaz de contener y derrotar a fuerzas realistas muy superiores en número y cuyos mandos dirigían el ejército según los principios de la vieja mentalidad caballeresca. Cromwell, al frente de un regimiento de caballería, los "Costillas de Hierro" (Ironsides), había adoptado el principio de asignar los mandos según los méritos de guerra, y no según el origen social. Ambos habían protagonizado anécdotas que ejemplificaban bien la mentalidad política y militar de los puritanos. Así. Fairfax, al recibir una carta del jefe del ejército realista del norte proponiéndole decidir la guerra civil en un combate singular entre ambos, le respondió que él estaba haciendo una guerra, y no "jugando a Amadís de Gaula". Por su parte, Cromwell se había enfrentado a oficiales parlamentaristas de origen noble: a uno le replicó que prefería un oficial plebeyo, pero que sabía por qué luchaba y amaba por lo que luchaba, a otro noble pero que sólo era noble; a otro, que le dijo que "si somos derrotados una sola vez, seremos tratados como traidores; pero si vencemos al rey mil veces, seguirá siendo rey", le respondería que "entonces, ¿qué sentido tiene nuestra lucha?". Anécdotas en las que se ven las diferancias entre la mentalidad caballeresca frente a la mentalidad puritana.
El mando supremo del Ejército de Nuevo Modelo, constituido definitivamente en febrero de 1645 por ordenanza parlamentaria, se le dio a Fairfax. Cromwell mandaría la caballería, y Philip Skippon la infantería. Fairfax impondría el modelo de ejército con el que orangistas y suecos habían derrotado a enemigos muy superiores en número en los campos de batalla neerlandeses y alemanes: ascenso de los mandos según méritos de guerra, superioridad numérica de la artillería, empleo de una caballería pesada formada por veteranos como una fuerza de choque decisiva, paga regular y fanatización de las tropas para suplir tanto la inferioridad numérica como el carácter de conscriptos de muchos de los infantes y las carencias logísticas del ejército (pre-industrial). En el caso del Ejército de Nuevo Modelo, el puritanismo sería la ideología que
fanatizase a las tropas. Este Ejército de Nuevo Modelo se definiría a sí mismo como el Pueblo de Dios en armas, y algunas de las vertientes más radicales del puritanismo, incluyendo sectarios y milenaristas, hallarían en él un medio de difusión inmejorable. En un momento en el que más de dos años de guerra habían permitido tanto el ascenso político de los radicales religiosos, como había forzado la movilidad territorial de soldados y oficiales de los dos ejércitos que hasta entonces no habían salido de sus localidades de origen, y en el que la Iglesia Anglicana se había colapsado y la censura había sido abolida. La guerra civil forzaba y aceleraba el cambio social (algo bien ejemplificado con la Ordenanza de Renuncia), una de las caracteríticas de una revolución.
La abolición de la censura merece un párrafo aparte. La censura había sido un monopolio de la monarquía inglesa hasta 1641, e incluía la prerrogativa regia de destruir libros cuyos contenidos fuesen contra el orden político y religioso establecido, así como las imprentas que los editasen. Las disposiciones del Parlamento entre 1640 y 1641 suprimieron
esta prerrogativa regia, eliminando de hecho toda censura. A esto sucedió una explosión de publicaciones políticas de todo tipo, pero, en especial, de panfletos que daban voz a todos los grupos político-religiosos del campo parlamentarista.
En suma, su credo político-religioso y que en él los rangos militares se basaran en la eficiencia militar (y no en el origen social) harían del Ejército de Nuevo Modelo el ejército revolucionario puritano: el primer ejército revolucionario de la Historia. Este ejército, en 1645, tras derrotar y disolver al grueso de las fuerzas realistas en Naseby, se lanzó a una explotación decidida de esta victoria, ocupando en unos pocos meses la mayor parte del territorio bajo el control realista. En 1646, sólo quedaban unas pocas plazas cercadas leales al rey. Las críticas de los presbiterianos a las posibilidades militares del nuevo ejército fueron silenciadas, igual que las burlas de la propaganda realista. Derrotado, Carlos I se entregaría a los escoceses. Acababa la primera guerra civil inglesa.

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Curioso
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Mensaje por Curioso » 30 Sep 2004, 02:40

Sigue el período de luchas políticas que va del fin de la primera guerra civil al inicio de la segunda: los niveladores (levellers) entrarán en escena.

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Jorge.
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Mensaje por Jorge. » 30 Sep 2004, 09:26

Joder, qué barbaridad, ¿han llevao esto al cine?

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Patata
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Mensaje por Patata » 30 Sep 2004, 09:51

Si, yo e visto una película sobre estos hechos históricos. No me gustó mucho, solo la salvó mi interés por la época y porque desconocía bastante esa revolución. Se llama Matar a un Rey.
Aparece Oliver Cromwell (descrito como un tipo envidioso y "napoleónico"-enano, disctatorial,..-) y otro capitán que puede que sea el Thomas Fairfax que comenta Curioso.

http://www.zinema.com/pelicula/2004/mataraun.htm

Aprovecho para agradecer a Curioso el trabajillo que se mete.
"El motor de la historia no es ni nunca fue la lucha de clases, como la contrarevolucion marxista difunde erroneamente, si no las patatas fritas." Bakunin, "Cartas desde Baviera"

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Xell
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Mensaje por Xell » 01 Oct 2004, 14:11

Tendré que pasarme más a menudo por este subforo, ¡cómo no había visto esto antes!

Ésta es la época de la Guerra de los Treinta Años. Hasta la Primera Guerra Mundial no se repetirá nada igual, Guerras Napoleónicas incluidas creo. Que alguien me corrija si me equivoco. La devastación hará que un tal Hobbes diga la famosa frase, justificada teniendo en cuenta el contexto, de que <i>el hombre es lobo para el hombre</i>.

Al régimen establecido se le llamará Commonwealth.

Temas a tratar mientras Curioso sigue mostrando la escena.

1.- Cromwell se podría comparar con otros hombres de hierro, tales como Napoleón o Stalin, en el sentido de que se originan en un entorno revolucionario haciendo extender la revolución. O al menos sus ideas.

2.- La limitación de los poderes del Rey y otro tipo de reformas en que quedará la revolución, facilitará un cambio en el clima político que inspirará el desarrollo de la Ilustración en el siglo siguiente.

3.- Conexión con el Anarquismo. A través de la Ilustración, y el carácter puritano, ascético y milenarista dado al anarquismo ibérico.

4.- Llegada de los puritanos a América. Hay una autora, Voltairine, que trata el anarquismo desde la perspectiva yankee de los pioneros. Roces entre los puritanos "autoritarios" y los cuáqueros. El origen de la mentalidad yankee.

5.- Carácter pre-ilustrado de la Gloriosa Revolución, ilustrada y pre-industrial de la Revolución Francesa, y post-ilustrada e ¿industrial? de la Revolucion Rusa.

Supongo que podemos tratar más cosas. Aunque tal vez se escape a este tema y debamos abrir otros nuevos.

Agrego la sinopsis del enlace dado por Patata:
Inglaterra, 1645: Después de tres años de sangrienta Guerra Civil, la Victoria se encuentra en manos de los Puritanos que han derrocado al Rey Carlos I ganando su batalla contra la corrupción. Dos héroes han surgido de la guerra – los líderes del ejército parlamentario conocido como New Model Army, Lord Thomas Fairfax y su leal General Oliver Cromwell. La Guerra ya está ganada pero ahora su misión es unir y reformar el país. Aunque la amistad que une a los dos es fuerte, los futuros acontecimientos la pondrán realmente a prueba. Fairfax, como miembro de la aristocracia que es, desea una reforma moderada de la monarquía pero Cromwell tiene otras ideas en mente. A su regreso de la Guerra, Fairfax disfruta de un apasionado reencuentro con su amada esposa Lady Anne. Sin embargo, ella conserva una cierta lealtad hacia la monarquía y cree, al igual que otros muchos miembros del Parlamento, que la Guerra ya ha servido como lección al Rey Carlos I. Bajo el liderazgo de Denzil Holles, Portavoz del Parlamento, una facción acuerda en secreto devolver al Rey el poder a cambio de valiosos regalos y la promesa de un trato de favor. Cromwell indignado: envía sus tropas a recuperar los tesoros utilizados como soborno y lleva a juicio a todos los miembros del Parlamento traidores. Horrorizada al enterarse de los planes de Cromwell de llevar a juicio al Rey, Anne informa del paradero del monarca a dos jóvenes Realistas. Éstos consiguen rescatar al Rey pero Cromwell pronto averigua su escondite y es capturado de nuevo. Para entonces Fairfax descubre que su amigo no tiene intención de ofrecer al Rey un juicio justo y que ya ha firmado su pena de muerte. Mientras se procede a su ejecución, Fairfax y Anne huyen de Londres. Pero cuando éste se encuentra de nuevo con sus conocidos Realistas se da cuenta de que todavía cree en los principios por los que luchó, y sabe que debe regresar a Londres e intentar moderar el extremismo de Cromwell. Pero con el Rey muerto, el régimen puritano ha entrado en una espiral fuera de control. Su ejército genera violencia y miedo a lo largo del país, con frecuentes redadas en teatros, bares y locales de juego. Cromwell cada vez se comporta más como un emperador, y la tensión entre los dos viejos amigos llega a un punto en el que Fairfax se da cuenta que tienen que detener, como sea, a su leal General.
Que siga el debate!

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