En las últimas aportaciones se ha hablado simultáneamente, confundiéndolas a veces, de concepciones económico-sociales para la sociedad post-capitalista (colectivismo, comunismo) y de una herramienta de transformación social dirigida precisamente a la superación de esa sociedad de la dictadura del capital sobre el trabajo (sindicalismo revolucionario).
El sindicalismo revolucionario es la organización de l@s trabajador@s para la transformación de la sociedad, su finalidad (explícita o tácita) es que no haya otra fuerza que rija el mundo más que el trabajo asociado. Conjuga medios y fines por medio de la democracia directa en la toma de decisiones, el federalismo orgánico y, en suma, la reproducción en su estructura orgánica de la sociedad buscada.
En caso de que los sindicatos tomaran a su cargo la dirección económica de la sociedad tras un proceso de lucha social creciente y organizada, la distribución del producto del trabajo podría ser tanto comunista como colectivista, porque en el hecho de que sea la organización obrera la que rija la vida social no hay en modo alguno afirmación económica alguna, más que en la de expropiar al capital de su dominio sobre el trabajo.
El sindicato es la organización de defensa y de combate del mundo del trabajo frente al del capital. Su finalidad viene determinada, más que por el "discurso" (lo que se dice), por los medios usados (lo que se hace). De ese modo, va construyendo, como afirma el lema de los IWW, "el mundo nuevo en el cascarón del viejo".
El sindicalismo es el órgano de cohesión y de aprendizaje del mundo del trabajo, resolviendo sus propios problemas y afirmando su personalidad (y vislumbrando sus posibilidades) en la lucha diaria contra la explotación.
El anarcosindicalismo, a diferencia de otras tendencias sindicalistas, afirma la total suficiencia de la organización obrera autónoma para llevar a cabo la tarea de la transformación social.
Colectivismo, comunismo, y las diversas teorías económicas catalogadas de uno u otro modo, son elucubraciones y esbozos de una posible solución a la cuestión de la distribución justa de los productos del trabajo. Se hallan en el terreno de lo "futuro", de lo por-hacer. El sindicalismo actúa en el presente y no se ocupa tanto de cómo será ese futuro del trabajo libre de las ataduras del capital como en qué será lo que haremos para conseguir acercar ese futuro a nosotr@s.
Nobody, me gustaría comentar algo sobre lo que dices:
El anarcosindicalismo en realidad tiene su propio sentido de la sociedad que es diferente del anarco-comunismo / comunismo libertario. Los anarcosindicalistas clásicos veían una sociedad controlada por los sindicatos en donde todos los trabajadores estuvieran sindicalizados. Los de IWW querían un Estado sindical en el que los sindicatos controlaran toda la vida económica de la sociedad. Y durante la revolución española los lideres de CNT siempre tuvieron la intención de formar un gobierno CNT-UGT, lo que sería una sociedad sindicalista.
Primero de todo, el anarcosindicalismo en contadas ocasiones es concebido por l@s anarquistas como un fin, sino como un medio. Eso sí, como he dicho antes, es visto como un medio que lleva en sí los fines buscados. Una organización presente que prefigura la futura.
¿Que los "anarcosindicalistas clásicos" (¿los militantes de antes de la revolución española?) tenían una concepción propia, más o menos homogénea, de la sociedad futura y que dicha concepción era diferente a la de los comunistas libertarios? Creo que no.
Organizaciones gremiales como la CNT española (desde 1919) o la FORA argentina (desde 1905) llevan inserto en sus declaraciones de intenciones el "comunismo libertario" como finalidad. Otra cosa es que en dichas organizaciones (particularmente en la CNT española) u otras de tipo anarcosindicalista, muchos de sus afiliados hayan defendido otros sistemas de distribución de los productos del trabajo, particularmente el colectivismo.
El sindicato, su federación territorial y por ramos, como medio de reconstrucción social (además de ariete contra el capitalismo y el Estado) está presente en numerosos teóricos del sindicalismo revolucionario/anarcosindicalismo. ¿Por qué desperdiciar la magnífica estructura orgánica que presenta? ¿Por qué pretendido purismo anarquista haríamos esto? ¿Por qué no mantener el sindicato en la sociedad futura, ya libre de pretensiones reivindicativas y ya como gestor, integrada su estructura organizativa por todos los trabajadores, que decidirían, de modo federalista y asambleario, todas las cuestiones? Eso es lo que opinan much@s compañer@s.
En último extremo, se trata de una cuestión de terminología. La pretensión de un "Estado sindicalista" de los IWW tiene de "Estado", en la concepción clásica que l@s anarquistas asumimos, muy poco o nada. Sería administración de las cosas por parte de los organismos de trabajadores libres y federados. ¿Qué tenemos l@s anarquistas que objetar a eso?
Del mismo modo, al hablar de "gobierno sindical" o "gobierno obrero", estaríamos hablando de administración de las cosas por parte de los organismos obreros de democracia directa, llámense Consejos, Soviets o Sindicatos.