La salud comunitaria y la solidaridad.

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Nestor Estebenz Nogal
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La salud comunitaria y la solidaridad.

Mensaje por Nestor Estebenz Nogal » 06 Dic 2008, 22:22

Hombori (Mali )conference a la Mairie 30 enero 2008


Autopresentación.
Nuestra condición no es la de emisarios ni controladores ni hablamos en nombre de nadie salvo el de nosotros mismos. Puntualmente hemos hecho el servicio de traer 10 cajas y 3 bultos desde Catalunya hasta el hospital de Hombori aprovechando nuestro viaje durante todo este año por África. Nuestro perfil no es pues el de solidarios incondicionales y permanentes sino el de solidarios críticos y provisionales. Sirva esta primera aproximación a lo que somos para trabajar, el rato que pasemos juntos, en torno a ideas que puedan servirles para mejorar la situación local e ideas que puedan servirnos para que la solidaridad internacional tome mayor conciencia de su rol.
En cuanto a nuestros curriculums tenemos formación en sociología y psicología. Hemos trabajado con alumnos en escuelas de adultos y con pacientes con trastornos de conducta.
Deseamos que este espacio sea interactivo y se pueda convertir en un taller de discusión más que constituirse en una avalancha de palabras solo de nuestra parte. Les invitamos a la reflexión y al debate tras nuestra exposición.

Una nueva perspectiva solidaria.
Partes de Europa y del mundo desarrollado son conscientes de los graves problemas de subsistencia que padece la mitad de la población mundial. Se sabe que la riqueza de unos depende indirectamente de la pobreza de otros. Dentro de las causas de la miseria están las de tipo natural (limitación de los recursos) y las de tipo humano (por un lado la organización de la economía internacional basada en el lucro privado y por otro la desorganización de las personas afectadas). Discutir una de estas tres cosas sin discutir las otras dos nos mantiene dentro de la confusión.
Desde el punto de vista de las gentes afectadas el énfasis es puesto en las limitaciones naturales de agua o de espacios hábiles para la producción; desde el punto de vista de la economía capitalista las leyes de la inversión pasan por el beneficio y no por la cooperación; finalmente, desde el punto de vista de la mentalidad burguesa se atribuye una parte de los problemas a la desidia local, a la falta de gobiernos competentes y políticas eficaces.
Mientras no se arreglen las cosas a escala global reconstruyendo este mundo, la solidaridad internacional viene a paliar los déficits de las zonas más necesitadas del planeta. Eso ha dado lugar a un impresionante movimiento masivo de colaboradores y solidarios gracias a los que se subsanan situaciones, se salvan vidas, se curan enfermos. Hacen lo que los gobiernos locales deberían hacer y para lo que se resisten implicarse consecuentemente. La totalidad de las inversiones en ayudas a lo que el primer mundo llama el tercer mundo y los millones de personas que trabajan desinteresadamente en decenas de miles de proyectos arroja cifras considerables que en conjunto no separan la diferencia entre un mundo y el otro y terminan con la miseria en números redondos. Mientras no haya una auto implicación de los afectados en sus destinos es probable que éstos sigan teniendo el signo de la fatalidad. Sabemos que las iniciativas, las buenas iniciativas para resolver las cosas necesitan de medios, pero por su parte los que aportan estos medios, los que los traemos, también deseamos que sean utilizados convenientemente y no sean malbaratados.
La vieja perspectiva solidaria de dar a cambio de nada no funciona. Ni le funciona a quien recibe ayuda por la que no se ha esforzado que puede habituarse a un estado de dependencia permanente, ni le funciona a quien la da, que se habitua a un rol de apadrinamiento sin preocuparse por la evolución de sus apadrinados.
De alguna manera el europeo que contribuye con su dinero y sus cosas a la solidaridad internacional intuye que está en deuda con la humanidad cuando una parte de ella sufre por la carencia de cosas básicas mientras que él puede vivir cómodamente sin preocuparse por el frio, la comida o las calamidades atmosféricas. Este sentimiento de deuda le lleva a la noble conducta de ayudar pero no a tomar conciencia del hecho fundamental que acostumbrar a la ayuda permanente va en contra del desarrollo autónomo del ayudado.
A escala de una sola familia el padre o madre que caen en el proteccionismo de sus hijos para que no les falte de nada y se exceden en esa protección terminan por deseducarlos y convertirlos en inútiles que no van a alcanzar nunca su madurez psicológica.
Hay una nueva perspectiva solidaria que es la que está basada en el principio de intercambio. Todo en la vida pasa por el intercambio. La naturaleza nos proporciona multitud de situaciones de sinergias entre las plantas y los animales. Los seres humanos que se apartan de esta ley fundamental de interacción con el medio acaban en la indigencia no solo física sino, lo que es peor, mental. Un capital fundamental que está en juego es el de la dignidad de quien se acostumbra a recibir ayuda y a su turno no devolverla o no ayudar a otros.
Solidaridad sí pero a cambio de algo, no solo de resultados en el sentido de la aplicación correcta de los medios, sino de, en cierta medida, su devolución aunque sea de forma simbólica. Dicho así parece que la solidaridad dejaría de ser tal al verse corrompida en uno de sus atributos fundamentales: el de la ayuda desinteresada a cambio de nada.
Lo cierto es que no hay solidaridad pura. Todo acto solidario para el tercer mundo genera en el primero un circuito de acciones: donaciones, recogidas de materiales inservibles, expiación de culpas, pretextos para el turismo político. Dentro del vasto campo de las organizaciones y personas solidarias hay multitud de perfiles de solidarios entre los que no faltan los narcisismos, los egoísmos varios o sutiles formas de comprar sus parcelas en el paraíso celestial.
La paradoja de la solidaridad internacional más de medio siglo despues de venirse organizando es que no ha reducido la mortandad por hambre y enfermedades, las cifras se continúan prodigando. El discurso de la pobreza ha servido para incrementar inquietudes solidarias pero no para eliminar sus causas estructurales. Hecho que continuará así mientras los grandes poderes no intervengan en la reestructuración del sistema o los movimientos sociales adquieran gran fuerza alternativa para imponerla. Ante las actitudes de espera solidaria y de dinero ajeno para pagar salarios de los lugares ayudados caben las tesis del desarrollo propio. Uno de los eslóganes de Mali acerca del Sahel es que puede garantizar la nutrición de los sahelianos. Esa es la tesitura de la dignidad y la alternativa a una vieja solidaridad que no funciona.

La salud comunitaria.
Historia clínica.
Medicina Ambulante. Itinerario de zona. Un día por semana para visitas rurales.
Criterios para un censo de disfunciones.
La disfunción mental: un caso particular.
No ocultación del enfermo.
Criterios de diagnóstico en función de conciencia o no de los propios actos.
Le medicina alopática.
La convivencia con las medicinas locales.
Higiene y Esterilización.
Hábitos domésticos y urbanos.

La ayuda solidaria.
Autocrítica a la solidaridad incondicional.
Mas carteles de ONGs que de iniciativas autóctonas.
El perfil del hombre ocioso frente al de la mujer trabajadora.
Una revolución feminista pendiente. El derecho a disponer del propio cuerpo y la negacion a la reproduccion por sistema.
Intercambio y Trueque.

El karma de Europa.
Los europeos sensibles venimos pagando por el karma histórico de neustros antecesores que colonizaron y expoliaron inmensas áreas del planeta.
Indigenismo e idiosincrasia. Objecion al respeto convertido en conformismo y activacion de la colaboración critica a cambio de resultados de progreso.
la vida social es un caja de pandora en la que caben todas las interacciones, bastantes truenos y algunas esperanzas. Hablar crítica y objetivamente de todo ello proporciona energía a la hipótesis de un mundo mejor.
Néstor utopiaenmarxa@hotmail.com

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