La experiencia del Decir

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Chimaera monstrosa
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La experiencia del Decir

Mensaje por Chimaera monstrosa » 16 Feb 2010, 19:13

La experiencia del Decir

Desde que podemos hablar, la idea de lo que conocemos puede ir de unos a otros en la forma concreta de las palabras por medio del decir. El uso instrumental y el dominio sobre la naturaleza y el trabajo se desarrolla bajo el habla y el texto dando lugar a un repositorio de conocimientos que de forma explícita se pueden intercambiar entre personas. La experiencia del Decir, por ejemplo una poesía nuestra o de quién sea permite hacer ver un sentir concreto respecto a lo que se siente expresado en esos versos.

El habla nos pone en comunicación con unos significantes -las palabras- articuladas en una gramática que permite informar de detalles de la sentencia emitida, por ejemplo si fué en tiempo pasado, actual o futuro. Las palabras del decir se refieren a entes concretos o abstractos sobre los que articulamos un discurso que lleva una información porque así queremos de un interlocutor al otro, y este nos puede responder y argumentar desde su punto de vista, así el decir en una conversación es un ir y venir entre dos o más personas que intercambian opiniones, pero las palabras del decir no son más que símbolos de lo que nombramos, singulares o comunes, que se agotan en su propio significado intuido -¿dónde empieza y dónde acaba el color verde?-. El decir permite comunicar pero bajo la determinación del significado que demos a cada palabra. Así podemos ir un paso más allá para hacer ver con las palabras lo que experienciamos de la vida, dando nuevos significados con contextos desconocidos al oyente o lector de nuestros términos. Se pueden hacer largos textos para explicar con concreción el significado de una sola palabra, y aún así no está determinada toda nuestra experiencia para con respecto a ese término ni su posible significado en muchas otras personas.

La hermenéutica es la ciencia del sujeto y también la interpretación de los textos de un autor. Así para la hermenéutica somos lo que decimos bajo nuestra peculiar y singular forma de ser, en cuyos contextos se puede dilucidar los condicionantes del que escribe. El decir viene de abajo, de la experiencia propia y acumulada a lo largo del tiempo en vivencias que hacen resurgir el significado de las palabras. El decir surge de la necesidad de compartir esas vivencias que pueden venir como las palabras de muy antiguo desde donde ya nos traen su saber respecto a un mundo que puede ser modificado por las personas. Así la palabra "azada" és una herramienta sobre la que hay un discurso respecto a su forma, construcción, utilidades y aprovechamiento. Y este saber que discurre con el decir de los días respecto a esta palabra viene de tan lejos como su propia invención en la era del hierro. Así el decir es una surgencia de los nombres desde su definición y necesidad en el origen del término y aprovechamiento del decir sobre las palabras de las personas.

El decir ya es acotar lo ilimitado de la realidad en definiciones que son necesarias para delimitar los términos que nos permitiran referirnos a subconjuntos de esa realidad de los entes nombrables. Con estas acotaduras y entre ellas y de ellas respecto a otras de ellas es como construimos frases, poemas o textos. Así el decir fluye de lo indeterminado a lo inteligible acotando la realidad y limitándola para hacer posible la experiencia del decir unos con otros. El habla surge también de la necesidad de comunicar y del interés por informar sobre los términos que se definen de la vida con la naturaleza y entre los hombres. Así el habla es muestra de la experiencia del vivir y el saber que viene de antiguo sobre el mundo que nos rodea, tanto el natural como el fabricado en provecho del hombre.

El decir surge de lo espontánea y siempre cambiante de la realidad aciendo acopio de lo vivido y tratando de informar de la experiencia sobre lo que se da en lo real o la vida misma. Aunque esto sean las singularidades de la vida de cada uno, el decir es un ir y venir entre los interlocutores y un mútuo informarse de los devenires de la vida misma. La plenitud de la vida queda acotada con las palabras y con el decir, así de lo indeterminado que viene de abajo el decir acota y da forma a la realidad en sus propias palabras. No piensan igual en cada contexto los hablantes de lenguas distintas que vivencian la realidad y el pensamiento con palabras, ni siquiera dos hablantes de la misma lengua o dialecto se refieren a lo mismo con las mismas palabras, pues el saber de cada uno otorga unos matizes a cada palabra distintos de uno al otro. Así con el decir podemos también acotar y hacer un listado de ejemplos de los significados de la palabra tratada. Es esta la experiencia que mostramos en el decir, y sobre la que todos nos debemos unos a otros, pues un perfecto salvaje que jamás hubiera hablado con nadie, su pensamiento sería sub-simbólico y referido a las necesidades de la caza, alimentación y substistencia.

Incluso el habla nos permite escapar de las concreciones excesivas del decir para expresar ideas sobre lo trascendente, la idea pura que fluye entre las cosas y rige sus cambios. Así podemos vivenciar con las palabras nuestro saber hacerca de aquello que algún día nos preguntamos si existe y en buena medida con nuestro decir damos a entender la pregunta concreta sobre el Ser. Es el hablar sobre lo que siempre fluye lo que se conoce como Metafísica. Aquello que no tiene forma concreta pues abarca todo lo real y abstracto y que siempre cambia conforme a unos principios lógicos que dan sentido y podemos discutir sobre ellos con la experiencia del decir. Así el principio de causalidad o el de identidad "A es igual a A" son reglas de la lógica que un buen uso de la razón dan al sujeto la capacidad de enfrentarse a lo real tal y como es y como son sus cambios. Pues son regidos por la razón.

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