Nueve posiciones sobre el fascismo y el movimiento antifa

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nazkauta
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Nueve posiciones sobre el fascismo y el movimiento antifa

Mensaje por nazkauta » 09 Jul 2014, 09:41

Nueve posiciones sobre el fascismo y el movimiento antifascista

Texto de la Organización de Antifascismo Combativo, publicado en su página web.


No “todos” somos responsables del fascismo, no está dentro de nosotros, no es una acción “mala” de nosotros, ni es un comportamiento autoritario. El fascismo no es una cosmovisión equivocada, un sistema ético sucio. El fascismo no es una ideología, es un movimiento político reaccionario dirigido a disolver cualquier conquista social en la historia humana. Es el capitalismo primitivo del Far West («lejano oeste»). Es el canibalismo social de cada faceta de nuestra vida. Convierte las comunidades humanas en lugares de conflicto civil entre los pobres, para el deleite de los capitalistas. El fascismo es la versión más sucia del sistema capitalista, cuyo fin es transformar las sociedades organizadas en una materia prima “dócil”, lista para ser usada por los patrones, así que ellos obtengan beneficios.

Vivimos en un período de transición. Estamos en un estado de tránsito desde la complacencia de nuestro sofá parlamentario hasta el desmantelamiento de todo tejido social. Los acontecimientos que tienen lugar en la periferia capitalista (Egipto, Siria, Irak, Ucrania, e.tc.) pueden ser percibidos como un “próximamente” de pesadilla de la ductilidad burguesa occidental. El bloque burgués se valdrá de cualquier proyecto político para preparar a los trabajadores europeos para la masacre que está por venir: Estados autoritarios y policiales, golpes de Estado y partidos ultraderechistas, ejércitos de mercenarios y “estados de emergencia”. El fascismo es un proyecto más de imposición de la competencia capitalista. La mayor crisis económica que ha conocido el sistema capitalista acarreará la mayor devastación que ha conocido la historia humana en la era moderna. Hoy, por lo tanto, no es suficiente gritar de una manera genérica y arrasadora: “¡El fascismo no pasará!”. Se necesita una clara descripción de la situación específica en cada momento determinado, para poder dar las soluciones adecuadas.

El fascismo puede tener muchas versiones. Puede tomar la forma de un partido político, como Aurora Dorada. Sin embargo, también puede aparecer como un movimiento de “indignados” o de rompehuelgas. Puede ser un ejército de mercenarios contratados por peces gordos, o como bandas callejeras “ilegales”. Puede ser una unión (asociación) moralizadora contra la prostitución o las drogas, o una organización de “gente que ha sido robada” o de propietarios de pequeños pisos “desdichados” (pobrecitos) que protegen su propiedad. Siempre, sin embargo, (los fascistas) trabajan en equipo. Siempre procuran conseguir una legitimidad social para sus acciones. Aparecen como “los que dan comida, trabajo y seguridad a los ciudadanos”. Usurpan consignas e ideas que son “armas” del movimiento obrero, y empujan a los trabajadores al derrotismo, al individualismo, a la inercia, a su conversión fatalista de seres políticos colectivos en carne para la máquina de picar carne capitalista.

El fascismo es una herramienta política de centralización. No planifica a largo plazo, no está interesado ​​en el “cambio del equilibrio de fuerzas”, no prepara el reforzamiento político, ideológico y “desde abajo” de las generaciones futuras… El fascismo no hace una guerra de guerrillas de larga duración, ni da “batallas simbólicas”. Por eso no se confronta con luchas locales en los barrios. Busca nuestros vacíos políticos y geográficos, y especula sobre nuestras debilidades. Establece un régimen mediante la imposición política, y como tal tiene que ser confrontado. ¡Ya sea en el barrio izquierdista de Níkea o en la lejana Ucrania, el enemigo es el mismo!

Debemos evitar cualquier intento de legitimar las prácticas fascistas en todos los campos de la actividad social o política, ya sea en las manifestaciones y los desfiles ya disfrazadas de caridad, ya en las escuelas y los lugares de trabajo, ya en los estadios y las organizaciones sociales. Cada momento de vacilación, cada centímetro que se les concede (a los fascistas), aumenta la confusión a nuestro pueblo, y nos acerca a la derrota.

La batalla contra el fascismo, entonces, no es una batalla de ideas, principios o ética, y no se puede dar en un universo mental paralelo. Es una batalla de vida o muerte para las fuerzas políticas y sociales del movimiento obrero de clase, y debe darse ahorrando fuerzas, y con eficacia. La violencia existe en nuestra vida cotidiana, y es ejercida por los patrones dentro y fuera del marco institucional. Contra ellos sostenemos que “la ley es el derecho del obrero…independientemente de color, sexo, nación y raza”. Defendemos por todos los medios posibles la vida, el trabajo, los barrios, nuestras visiones de una sociedad igualitaria. La violencia, por lo tanto, que está demostrado que históricamente es un arma inevitable e indispensable contra el fascismo, debe tener una utilidad instrumental. No sirve para vendettas, egoísmos individuales o eventos autónomos espectaculares, y tiene sentido en la medida en que reduce la eficacia de los movimientos del bando fascista, y contribuye a la unión del movimiento antifascista.

El movimiento antifascista ha dado grandes y heroicas batallas durante los últimos dos años. Miles de antifascistas a través de asambleas, grupos, locales, sindicatos, partidos e incluso a través de grupos de vecinos, de estudiantes y de aficionados, están luchando con todas sus fuerzas contra los fascistas (uniformados o no) y a su Estado. Necesitamos algo más. Necesitamos una organización para transformar los reflejos y el instinto antifascistas en un mecanismo de acción eficiente.

Necesitamos una organización antifascista como una parte orgánica del movimiento obrero de clase. No somos una fuerza competitiva con los partidos políticos, sindicatos y locales auto-gestionados existentes. Lo contrario. Consideramos que la organización es una involucración consciente con el movimiento obrero viviente, hacia la formación de un sujeto revolucionario para el derrocamiento del capitalismo.

En última instancia, la victoria contra el fascismo no la van a traer ni el profesionalismo, ni las batallas simbólicas. Nuestros enemigos no se van a desmayar y dimitir ante la causa moral justa de nuestra lucha. No esperamos que luchen algunos “otros”, el “pueblo” en general, los “obreros”, la “sociedad”. Independientemente de las influencias políticas que tiene (¡o no tiene!) cada uno de nosotros, ahora todos juntamos nuestras fuerzas: comunistas, anarquistas y anticapitalistas, como un puño, coherentes, organizados y teniendo como fin no dejar que se convierta en un infierno la realidad que están preparando para nosotros.

El texto en griego.http://ormantifa.wordpress.com/2014/06/ ... %B9%CF%83/

04/07/2014, 23:49
Publicado en Temas teóricos


http://verba-volant.info/es/nueve-posic ... ifascista/

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