La irrupción de la secuencia lógica del discurso

¿Cómo podemos hacer del Anarquismo algo útil para toda la sociedad? ¿Cómo queremos que sea una sociedad libertaria?
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Sussana Maraselva
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La irrupción de la secuencia lógica del discurso

Mensaje por Sussana Maraselva » 13 Nov 2010, 19:06

La irrupcion de la secuencia logica del discurso.Sussana Maraselva
Aparentemente, un grupo de hablantes trasegando con sus palabras se está comunicando. No es exacto. Puede estar en una permanente tentativa de comunicación sin alcanzar la comprensión reciproca., claro que comunicación y comprensión no es exactamente lo mismo. El objetivo de la una parte del supuesto de la otra o la pretende. La definición mas genérica de comunicación es la de intercambio de mensajes con sentido que sirvan para incorporar en el haber de uno elementos del conocer ajeno. Tal comunicación, para que tenga una utilidad global, además del trasiego de unidades informativas tiene que dar contenido con una significación concreta. Así como la información no garantiza necesariamente la formación dejando el saber como supuesto bancario tampoco interminables horas de conversación garantizan la comunicación concebida como entendimiento mutuo. Al tratar de explicar porque las conversaciones no sirven siempre y a menudo son entelequias de demora tomadas como mero espectáculo de entretenimiento es necesario analizarlas al detalle en sus procesos de diálogo, ítem a ítem, no solo eso sino tambien en su praxis relacionaria in situ. Aunque las conversaciones se toman como espacios de palabras hay que admitir que no hay ningún espacio de palabras que no esté ubicado a la vez en un espacio de actuaciones, éstas a menudo son sutiles y no tienen nada que ver con lo que se habla.
En los espacios de habla la metodología observacional no puede perder de vista dos clases de eventos:
1.cada irrupción de la secuencia lógica de lo que se está diciendo, generalmente por otro hablante con una habla intrusa que rompe con la linea temática de la anterior aunque tambien puede suceder con una disrrupción del propio hablante con lo que dice.
2.Cada mensaje gestual en paralelo de discrepancia o con lo algo que no tiene nada que ver que descoloca el del turno de voz.
Un grupo de octogenarios -con quienes tuve el placer de compartir una comida y un cuarto de reunión- hablando de budismo, paz interior, libertad política y otras con una practica de encuentros regulares de decenas de años, un grupo que se conoced muy bien y que no se han dejado reducir por el hiperconsumismo del capitalismo siguiendo el naturismo como práctica alimentaria y médica mientras uno estaba a la espera del speech que debía hablar los otros no paraban de hacer comentarios sobre todo: mahometanismo, Irak, estatuto de autonomía... cuando, al fin, los demás le conceden la palabra, uno dormitaba, otros se levantaron, otros cuchicheaban y otros le interrumpían antes de terminar la lectura de una entrevista que está empeñado en dar a conocer. El grupo se reunía periódicamente tras sus comidas vegetarianas para seguir resistiendo a un mundo de errores. Los suyos particulares no pasaron inadvertidos a la observación critica pero no comentados in situ Uno de ellos recogió de la higuera brevas que no ofreció compartir; otro, al irse, trató de dar un beso de despido a una de las mujeres que lo rehuyó, esta mujer fue la única que se levantó para proporcionar ensalada y arroz a unos comensales tardíos, las intervenciones verbales fueron mas o menos auditadas pero no encadenadas en un proceso lógico. Por encima de los detalles se puede encontrar una recurrencia en grupos que se conocen o mejor dicho tratan mucho desde hace años que incurren en unas inercias de injusticia interna sistematizadas. El principal perjudicado es el mismo grupo que no para de hablar sin ayudarse tanto en el habla pero que pasan una tarde entretenida. Según las culturas la irrupción verbal es tan sistemática que es uno factor causal de la retirada comunicativa. Todo el mundo conoce asistentes a reuniones que no se sabe porque van porque nunca hacen comentarios. Es posible que a priori se autodescarten para hacerlos por considerar que si los hacen no van a ser escuchados o bien van a ser interrumpidos.
En los actos de habla derivados de una atención focalizada en una exposición ya no siempre las intervenciones del coloquio tienen que ver con aquella. Los estados de no-repuesta tan prodigados para eludir la evidencia de un no saber o de una no voluntad de compromiso con la respuesta adecuada son reinterpretables como situaciones que cortan la secuencia lógica del discurso.
Cada vez que alguien tiene la palabra y es interrumpida sea por otro con otra linea de comentario no derivada de la anterior, o incluso derivándola para usurpar el turno; sea por “urgencias” de tipo escénico (pásame la sal...), llamadas de teléfono o a la puerta, o incorporaciones de nueva gente, la atención colectiva de un lado es descolocada y el tema en sí sufre un revés, por añadidura su hablante es desconfirmado en el rol de tal. Examinando al detalle las conversaciones coloquiales, y siguiendo ese rastreo por distintas clases sociales, por tanto niveles culturales y experiencias acumuladas, se puede establecer una repetición de conductas implícitamente saboteadoras del discurso hablando aunque culturalmente sean negadas y no se las llegue a concienciar del todo. Cada acto de desatención, sea por lapsus o por un pretexto totalmente secundario, demuestra el desinterés de lo que está sucediendo y además, una total falta de educación. Una persona educada es la entrenada en hábitos de integración con las demás con las que trata en cada momento. El predominio de la deseducación hace que cada individuo prevalezca como fortín resistente de su individualismo frente a los demás. En realidad cada cual quiere prevalecer a su manera frente al otro: el habla de la que hace gala es la manera civilizada de ostentar esa persistencia e incluso dominio aunque sea a costa de hundir (someter) a los demás relegándolos al silencio. No falta quien se acostumbra a no hablar en la mesa, en su propia mesa de su propia casa, frente al pariente habitual que toma una posición de ametralladora (incluso estridente) en el dominio verbal. ¡Y pensar que la propiedad privada se inventó o al menos quiso extenderse como reino de soberanía individual!
Los trucos para que un hablante chupe cámara (se constituya en la sino primera y única sí la máxima figura reclamando atención de los demás) son variados..Puede llegar a acudir a actos sentimentales en los que quiere envolver a los demás en su problema, convirtiéndolo en el único problema del momento.
La observación no se limita a lo dicho,a lo que se dice en un evento verbal; la más importante es la que repara en lo no dicho. Se extiende a la comunicación no verbal exactamente a los gestos de deferencia y atención.
La atención se la supone pero no queda demostrada. La devolución de comentarios es lo que puede demostrar si la atención ha sido total. Resulta que muchos comentarios encadenados que no tienen nada que ver con los anteriores demuestran lo contrario. Esto pasa en los foros escritos y también en las tertulias. Para que un grupo de hablantes hable de lo que los reúne sin dejar nada sin ser considerado la autoconciencia grupal tiene que volver una y otra vez a los cabos sueltos. Si el grupo carece de autoconciencia de grupo debe designar a alguien con poder para garantizar que esa deferencia con todo lo que va saliendo se dé. Como que el lenguaje no está exento de equívocos y no faltan los hablantes que utilizan los utilizan con estilos perversos e intencionalidades dañinas -a parte de los negligentes que lo manejan con confusión- el resultado son tradiciones acústicas que si bien hablan están condenadas a perpetuarse en la disintonía.
La irrupción en la secuencia lógica del discurso se da cada vez que una entrada no se corresponde con una anterior aunque sí tiene que ver con su resonancia, es decir se puede estar hablando del mismo tema tratándolo con ilógica. Si un hablante H en la exposición de su tema T (un tema puede ir desde el enunciado de un predicado simple a una ponencia de horas) es respondido desde el eco de lo que ha expuesto pero no del contenido especifico que ha transmitido la posibilidad de que se desencadene una ilógica está dada a no ser de que una siguiente intervención lo reconduzca. Cada vez que un hablante defiende una posición teórica y otro hablante en lugar de discutírsela le discute su vida personal (lo mismo si se habla de un tercero) estamos ante una deriva conversacional. La suma de derivas crea la sensación de estar hablando mucho sin aclarar nada incluso sin salirse del tema. A esto se le llama divagación. La divagación es uno de los epifenómenos más cuantiosos. Si los hablantes pensaran lo que quieren decir antes de hablar tras escuchar lo que se ha dicho el mundo humano mejoraría considerablemente. Hay culturas mas dadas al ruido verbal que otras. Azaña dijo que si cada español hablara de lo que sabe y sólo de lo que sabe se haría un gran silencio nacional que podria servir a todos para estudiar. Interesante observación de una realidad cultural mas dada al habla estridente y al jaleo que al decir sosegado y pensado.
Estamos citados al habla como un acontecimiento diario sabiendo a priori que ni todos los hablantes con los que te encuentras van a dar la talla de ilustración ni tampoco te va a apetecer comunicarte con todos (incluso con talla) cuando te sobran los temas o te saturan los interlocutores. Todo tiene un fin los temas para uno también aunque continúen en manos de otros. Hay conversaciones, viejas conversaciones, en los que uno presentó sus cartas que dejan de llamar la atención al vérselas a hacer a otros que se están estrenando en ellas. Hay multitud de temáticas con participaciones o estilos de participación veleidosos (nacionalismo, revolución, trabajo, celos,...) que aun sin estar resueltas ya no mueven a formar parte. Lo que más disuade para tomar una participación activa en un espacio de habla es la constante irrupción y la deriva. La cultura -entendida como la capacidad de coexistencia intelectual civilizada- se demuestra mas por la escucha que por la elocución superdocta o por la retórica mas brillante. Quien no escucha aunque haya oído tiene bastantes probabilidades de decir algo -en su turno de intervención verbal- que no toca o no está ordenado con lo anterior. Como que habitualmente hay cadenas de entradas desconectadas las unas a las otra ocurre en ocasiones que cada hablante acaba haciendo su soliloquio, eso sí en grupo.
No importa cuántos disidentes elimine el sistema. Nuevas generaciones de soñadores los reemplazarán.

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anarka96
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Re: La irrupción de la secuencia lógica del discurso

Mensaje por anarka96 » 27 Nov 2010, 21:38

Sussana Maraselva escribió:La irrupcion de la secuencia logica del discurso.Sussana Maraselva
Aparentemente, un grupo de hablantes trasegando con sus palabras se está comunicando. No es exacto. Puede estar en una permanente tentativa de comunicación sin alcanzar la comprensión reciproca., claro que comunicación y comprensión no es exactamente lo mismo. El objetivo de la una parte del supuesto de la otra o la pretende. La definición mas genérica de comunicación es la de intercambio de mensajes con sentido que sirvan para incorporar en el haber de uno elementos del conocer ajeno. Tal comunicación, para que tenga una utilidad global, además del trasiego de unidades informativas tiene que dar contenido con una significación concreta. Así como la información no garantiza necesariamente la formación dejando el saber como supuesto bancario tampoco interminables horas de conversación garantizan la comunicación concebida como entendimiento mutuo. Al tratar de explicar porque las conversaciones no sirven siempre y a menudo son entelequias de demora tomadas como mero espectáculo de entretenimiento es necesario analizarlas al detalle en sus procesos de diálogo, ítem a ítem, no solo eso sino tambien en su praxis relacionaria in situ. Aunque las conversaciones se toman como espacios de palabras hay que admitir que no hay ningún espacio de palabras que no esté ubicado a la vez en un espacio de actuaciones, éstas a menudo son sutiles y no tienen nada que ver con lo que se habla.
En los espacios de habla la metodología observacional no puede perder de vista dos clases de eventos:
1.cada irrupción de la secuencia lógica de lo que se está diciendo, generalmente por otro hablante con una habla intrusa que rompe con la linea temática de la anterior aunque tambien puede suceder con una disrrupción del propio hablante con lo que dice.
2.Cada mensaje gestual en paralelo de discrepancia o con lo algo que no tiene nada que ver que descoloca el del turno de voz.
Un grupo de octogenarios -con quienes tuve el placer de compartir una comida y un cuarto de reunión- hablando de budismo, paz interior, libertad política y otras con una practica de encuentros regulares de decenas de años, un grupo que se conoced muy bien y que no se han dejado reducir por el hiperconsumismo del capitalismo siguiendo el naturismo como práctica alimentaria y médica mientras uno estaba a la espera del speech que debía hablar los otros no paraban de hacer comentarios sobre todo: mahometanismo, Irak, estatuto de autonomía... cuando, al fin, los demás le conceden la palabra, uno dormitaba, otros se levantaron, otros cuchicheaban y otros le interrumpían antes de terminar la lectura de una entrevista que está empeñado en dar a conocer. El grupo se reunía periódicamente tras sus comidas vegetarianas para seguir resistiendo a un mundo de errores. Los suyos particulares no pasaron inadvertidos a la observación critica pero no comentados in situ Uno de ellos recogió de la higuera brevas que no ofreció compartir; otro, al irse, trató de dar un beso de despido a una de las mujeres que lo rehuyó, esta mujer fue la única que se levantó para proporcionar ensalada y arroz a unos comensales tardíos, las intervenciones verbales fueron mas o menos auditadas pero no encadenadas en un proceso lógico. Por encima de los detalles se puede encontrar una recurrencia en grupos que se conocen o mejor dicho tratan mucho desde hace años que incurren en unas inercias de injusticia interna sistematizadas. El principal perjudicado es el mismo grupo que no para de hablar sin ayudarse tanto en el habla pero que pasan una tarde entretenida. Según las culturas la irrupción verbal es tan sistemática que es uno factor causal de la retirada comunicativa. Todo el mundo conoce asistentes a reuniones que no se sabe porque van porque nunca hacen comentarios. Es posible que a priori se autodescarten para hacerlos por considerar que si los hacen no van a ser escuchados o bien van a ser interrumpidos.
En los actos de habla derivados de una atención focalizada en una exposición ya no siempre las intervenciones del coloquio tienen que ver con aquella. Los estados de no-repuesta tan prodigados para eludir la evidencia de un no saber o de una no voluntad de compromiso con la respuesta adecuada son reinterpretables como situaciones que cortan la secuencia lógica del discurso.
Cada vez que alguien tiene la palabra y es interrumpida sea por otro con otra linea de comentario no derivada de la anterior, o incluso derivándola para usurpar el turno; sea por “urgencias” de tipo escénico (pásame la sal...), llamadas de teléfono o a la puerta, o incorporaciones de nueva gente, la atención colectiva de un lado es descolocada y el tema en sí sufre un revés, por añadidura su hablante es desconfirmado en el rol de tal. Examinando al detalle las conversaciones coloquiales, y siguiendo ese rastreo por distintas clases sociales, por tanto niveles culturales y experiencias acumuladas, se puede establecer una repetición de conductas implícitamente saboteadoras del discurso hablando aunque culturalmente sean negadas y no se las llegue a concienciar del todo. Cada acto de desatención, sea por lapsus o por un pretexto totalmente secundario, demuestra el desinterés de lo que está sucediendo y además, una total falta de educación. Una persona educada es la entrenada en hábitos de integración con las demás con las que trata en cada momento. El predominio de la deseducación hace que cada individuo prevalezca como fortín resistente de su individualismo frente a los demás. En realidad cada cual quiere prevalecer a su manera frente al otro: el habla de la que hace gala es la manera civilizada de ostentar esa persistencia e incluso dominio aunque sea a costa de hundir (someter) a los demás relegándolos al silencio. No falta quien se acostumbra a no hablar en la mesa, en su propia mesa de su propia casa, frente al pariente habitual que toma una posición de ametralladora (incluso estridente) en el dominio verbal. ¡Y pensar que la propiedad privada se inventó o al menos quiso extenderse como reino de soberanía individual!
Los trucos para que un hablante chupe cámara (se constituya en la sino primera y única sí la máxima figura reclamando atención de los demás) son variados..Puede llegar a acudir a actos sentimentales en los que quiere envolver a los demás en su problema, convirtiéndolo en el único problema del momento.
La observación no se limita a lo dicho,a lo que se dice en un evento verbal; la más importante es la que repara en lo no dicho. Se extiende a la comunicación no verbal exactamente a los gestos de deferencia y atención.
La atención se la supone pero no queda demostrada. La devolución de comentarios es lo que puede demostrar si la atención ha sido total. Resulta que muchos comentarios encadenados que no tienen nada que ver con los anteriores demuestran lo contrario. Esto pasa en los foros escritos y también en las tertulias. Para que un grupo de hablantes hable de lo que los reúne sin dejar nada sin ser considerado la autoconciencia grupal tiene que volver una y otra vez a los cabos sueltos. Si el grupo carece de autoconciencia de grupo debe designar a alguien con poder para garantizar que esa deferencia con todo lo que va saliendo se dé. Como que el lenguaje no está exento de equívocos y no faltan los hablantes que utilizan los utilizan con estilos perversos e intencionalidades dañinas -a parte de los negligentes que lo manejan con confusión- el resultado son tradiciones acústicas que si bien hablan están condenadas a perpetuarse en la disintonía.
La irrupción en la secuencia lógica del discurso se da cada vez que una entrada no se corresponde con una anterior aunque sí tiene que ver con su resonancia, es decir se puede estar hablando del mismo tema tratándolo con ilógica. Si un hablante H en la exposición de su tema T (un tema puede ir desde el enunciado de un predicado simple a una ponencia de horas) es respondido desde el eco de lo que ha expuesto pero no del contenido especifico que ha transmitido la posibilidad de que se desencadene una ilógica está dada a no ser de que una siguiente intervención lo reconduzca. Cada vez que un hablante defiende una posición teórica y otro hablante en lugar de discutírsela le discute su vida personal (lo mismo si se habla de un tercero) estamos ante una deriva conversacional. La suma de derivas crea la sensación de estar hablando mucho sin aclarar nada incluso sin salirse del tema. A esto se le llama divagación. La divagación es uno de los epifenómenos más cuantiosos. Si los hablantes pensaran lo que quieren decir antes de hablar tras escuchar lo que se ha dicho el mundo humano mejoraría considerablemente. Hay culturas mas dadas al ruido verbal que otras. Azaña dijo que si cada español hablara de lo que sabe y sólo de lo que sabe se haría un gran silencio nacional que podria servir a todos para estudiar. Interesante observación de una realidad cultural mas dada al habla estridente y al jaleo que al decir sosegado y pensado.
Estamos citados al habla como un acontecimiento diario sabiendo a priori que ni todos los hablantes con los que te encuentras van a dar la talla de ilustración ni tampoco te va a apetecer comunicarte con todos (incluso con talla) cuando te sobran los temas o te saturan los interlocutores. Todo tiene un fin los temas para uno también aunque continúen en manos de otros. Hay conversaciones, viejas conversaciones, en los que uno presentó sus cartas que dejan de llamar la atención al vérselas a hacer a otros que se están estrenando en ellas. Hay multitud de temáticas con participaciones o estilos de participación veleidosos (nacionalismo, revolución, trabajo, celos,...) que aun sin estar resueltas ya no mueven a formar parte. Lo que más disuade para tomar una participación activa en un espacio de habla es la constante irrupción y la deriva. La cultura -entendida como la capacidad de coexistencia intelectual civilizada- se demuestra mas por la escucha que por la elocución superdocta o por la retórica mas brillante. Quien no escucha aunque haya oído tiene bastantes probabilidades de decir algo -en su turno de intervención verbal- que no toca o no está ordenado con lo anterior. Como que habitualmente hay cadenas de entradas desconectadas las unas a las otra ocurre en ocasiones que cada hablante acaba haciendo su soliloquio, eso sí en grupo.



siento decirte que si no pones espacios en un texto tan largo, sin alguna imágen por en medio, nadie leerá un artículo como este, por currado que esté, sea por vagancia o por el simple motivo de visualización.

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