Feministas gallegas emboscan a más de medio centenar de hombres para humillarles y apalizarles

Contra el sexismo y el patriarcado. Luchas por las libertades sexuales. Despatologización de la diferencia.
StopSexismo
Mensajes: 4
Registrado: 21 Jun 2019, 20:46

Feministas gallegas emboscan a más de medio centenar de hombres para humillarles y apalizarles

Mensaje por StopSexismo » 21 Jun 2019, 20:58

Del día en que me quise solidarizar y me hicieron prisionero de guerra (fuente clicando aquí)


Ayer, primero de junio, fuimos convocados un numeroso grupo de activistas en la okupa compostelana O Aturuxo das Marías. Se trataba de una "alerta feminista", nos dijeron, era muy importante que fuéramos los hombres de los movimientos contestatarios gallegos, pues las compañeras tenían algo grave que decirnos. Sabíamos que se habían producido algunas agresiones dentro del entorno e intuíamos que aquello sería una llamada de atención colectiva al respecto.

Allí aparecimos más de medio centenar de hombres relacionados de un modo u otro con el entorno activista. Muchos queríamos saber lo que había pasado y nos sentíamos comprometidos a tratar el tema y ofrecer algún tipo de respuesta. Otra gente que estaba convocada no pudo o quiso acudir. Tras una larga espera en la puerta de la okupa abrieron el paso y nos hicieron subir al piso de arriba. Allí, atónitos, nos encontramos con las ventanas y paredes empapeladas con nuestras fotos y nombres; al menos habría un centenar.

De repente irrumpieron las chicas, superaban ampliamente la treintena, venían muy serias y enfadadas. Repartieron rotuladores y nos dijeron que marcáramos un "si" sobre nuestras fotos los que se reconocieran a sí mismos como agresores. También nos conminaron a denunciar a los demás. Poco a poco la gente comenzó a señalarse a sí misma, en medio de un clima cada vez más enrarecido por la presión grupal. Algunos señalaban también a otros; hubo quién marcó absolutamente todas las fotos, los conociera o no. Fuimos muy pocos los que nos negamos a participar de este proceso autoinculpatorio, el ambiente de condicionamiento colectivo era muy fuerte y opresivo.

Una vez terminado el rosario de denuncias y “confesiones” empezaron a marcar ellas a los que consideraban agresores. Caímos casi todos. No dieron explicaciones y a gritos nos dijeron que no teníamos permitido hablar. Algunos aún seguimos devanándonos los sesos tratando de saber el motivo por el que fuimos señalados. La tensión aumentó. Nos increparon, nos amenazaron, nos gritaron. Nos dijeron que todos éramos violadores, que ninguno era inocente y que, como hombres, encubríamos las agresiones de los demás (y yo que siempre pensé que eso lo hacíamos todxs, independientemente del sexo).

Pública y expresamente nos declararon la guerra, así nos lo dijeron, y manifestaron que querían romper las relaciones con nosotros (los hombres de su entorno). Nos dijeron que ninguno se salvaba, que éramos armas de destrucción masiva, que tendríamos que cortarnos las pollas y meternos cactus por el culo. Leyeron varios manifiestos absolutamente delirantes en un clima de hostilidad creciente. Nosotros, sumisos, agachábamos la cabeza.

Fue entonces cuando comenzaron las agresiones. Primero de forma más localizada, contra gente concreta. Insultos, gritos, bofetadas, escupitajos. Ninguno hicimos ni dijimos nada. Luego vinieron las patadas y los puñetazos. Entiendo que aún se centraban en venganzas concretas por hechos especialmente graves, pero pronto las agresiones se volvieron gratuitas y arbitrarias: una chica le dijo a alguien mientras lo abofeteaba que no sabía quién era pero que no le gustaba su mirada. Ninguno hacíamos nada mientras arreciaba la violencia. El que más hostias llevó fue uno que había pintado un interrogante sobre su foto, parodiando el proceso autoinculpatorio; recibió una auténtica paliza mientras un cordón de mujeres, en actitud chulesca, defendían la agresión. Nunca en mi vida había visto un abuso semejante salvo, quizá, en los lúgubres sótanos de alguna comisaría.

Una vez se hubieron despachado a gusto, nos obligaron a marcharnos, pero antes las chicas formaron un pasillo en la puerta. Según íbamos saliendo comenzaron a repartir golpes: collejas, empujones, bofetadas... Gratuitos, por la cara. Incluso a gente que no había sido señalada como agresora y con un comportamiento escrupuloso e intachable. Daba igual, eran hombres. Esa misma mañana los saludaban con sonrisas y ahora les cruzaban la cara a bofetadas.

Salimos como zombis, las bocas abiertas y la mirada perdida. Apenas hablábamos, incrédulos, tratando de digerir lo que acababa de pasar. Nuestras amigas, nuestras compañeras de lucha, para algunos incluso sus novias, de golpe y porrazo nos trataban del mismo modo que lo haría la policía. Nos acababan de humillar, vejar y torturar de la forma cruel y gratuita típica de los antidisturbios. Puede que alguno lo mereciese, pero la mayoría desde luego que no. Habíamos asistido inermes a un linchamiento público.

Y aún por encima la mayoría de nosotros quedamos marcados como agresores. ¡Sin ni siquiera saber por qué! Una condena sumaria de la que no tenemos derecho a conocer las causas. Ni el propio Kafka habría podido idear un sinsentido tan terrorífico.

Es cierto que las agresiones sexuales merecen un castigo, un rechazo colectivo y la elaboración de análisis y protocolos que permitan reconocerlas y atajarlas. Pero cuando permitimos que la indignación por un hecho horrible provoque respuestas abusivas e indiscriminadas contra colectivos enteros por su condición física o sexual, creamos el caldo de cultivo que desemboca inexorablemente en la creación del discurso totalitario.

Nadie puede negar el patriarcado, los privilegios que tenemos los hombres sobre las mujeres, las agresiones sexuales, la desigualdad estructural. Ni siquiera en lo tocante a nuestros micro-ambientes en el gueto. ¿Pero justifica eso la humillación y la violencia a la que hemos sido sometidos por el mero hecho de ser hombres? Es cierto que las mujeres han sufrido en silencio muchas injusticias durante muchos siglos, es cierto que sufren aún ahora y en nuestros propios círculos numerosas opresiones. Pero en mi opinión eso no justifica una venganza humillante y colectiva contra TODOS los hombres a los que consiguieron reunir. Justo los que acuden a una “alerta feminista”, o sea que muchos de ellos, en cierto modo, son de los pocos que en esta sociedad tratan de cuestionarse sus propios privilegios.

El comunicado que les leyeron las feministas antes de agredirles: DECLARACIÓN DE GUERRA (fuente clicando aquí)


Yo iba a hablar de las violencias que atraviesan, superpuestas, los cuerpos de las mujeres migrantes. Yo iba a hablar de Turquía y de Grecia, de Idomeni, de los campos de concentración, de ACNUR y de las voluntarias y activistas. Yo iba a hablar de aquellas que, huyendo, llegan a territorio europeo, y de nuestro rol como colonizadoras humanitarias. Yo iba a hablar, sobre todo, de cómo un madero cualquiera, un Frontex o un militar macedonio, secuestran a mujeres migrantes, las agolpan, las atan, y, sistemáticamente, meten sus pollas, una y otra vez, en sus vaginas que sangran y gritan.

Yo iba a hablar de las madres, que ponen sus culos a disposición de las mafias fronterizas para que sus hijos puedan dejar atrás la guerra. De las porras, los hierros, los palos introducidos sádicamente en los cuerpos de las desposeídas de territorio.

Yo iba a hablar de Grecia, hasta que caí en la cuenta de que tengo al enemigo metido en casa, en mi cama. Hasta que reparé en que sois vosotros, nuestros compañeros, los míos, los que nos violáis sistemáticamente.

Yo iba a hablar de los campos militarizados, hasta que caí en la cuenta de que nuestros violadores están en la Marcha a las Cárceles, en el Encuentro del Libro Anarquista, en el “Aturuxo”, en la “Gentalha”, en el Sar, en Ardora…

Mes de mayo 2019. Desde afuera el movimiento social organizado se ve firme, reflexivo, luchador.

Desde dentro ellos siguen colonizando, abusando e invadiendo nuestros cuerpos. Por sistema. TODOS. Cada noche, una violación, en una cama diferente. En nuestras camas. Al lado de nuestras compañeras, ante la mirada indiferente de los demás. Un nombre, y cuándo sale un nombre, nunca sale solo. Otro nombre. Y otro más. Otro violador, otra hermana violada. Y otra más. La lista, creedme, no tiene fin. Y eso sois todos los señalados, los contados, los identificados, los visibles.

PERO VIOLADORES SOIS TODOS. Esto no es cuestión de unos individuos en concreto.

VIOLADORES SOIS TODOS. ESTÁIS PROGRAMADOS PARA VIOLAR.

Estáis programados para violarnos.

A nosotras, vuestras compañeras de lucha.

Y, ¿cómo vamos a luchar a vuestro lado? ¿Cómo vamos a poner el cuerpo por vosotros si nuestros cuerpos son territorios que vosotros colonizáis?

Yo no puedo. YO NO QUIERO. Yo no quiero exponer mi cuerpo, ni el de mis compañeras, cada vez que nos relacionamos con vosotros.

Yo no quiero que nos sigáis violando en silencio.

Yo no quiero discursos ni grupos de hombres en talleres de maquillaje.

Ni que os alejéis unos meses de nuestros espacios, escondáis la cabeza en un agujero y esperéis

Ni que os apartéis unos meses de nuestros espacios, metáis la cabeza en un agujero y esperéis a que pase el temporal.

Pronto la rabia se diluye, todo se “gestiona”, todo de “olvida”, y vosotros volvéis. Volvéis a ocupar vuestros lugares de violadores.

VOLVÉIS A VIOLARNOS.

Lo que yo quiero, lo que necesitamos, es que dinamitéis vuestra masculinidad. YA.

Reventad a golpe de sodomía, experimentad lo que es ser violado por los tuyos. Ataos a una cama y violaos unos a otros. Podéis escoger: por la boca o por el culo. Vivid con un cactus metido en vuestro culo. Castraos químicamente o físicamente, pero dejad de violarnos. Poned vuestro cuerpo para luchar contra esa lacra que sois vosotros mismos, y preparaos para nuestra insaciable venganza.

Estamos en guerra. Y es una guerra dentro de nuestra trinchera. El cerco se hizo cada vez más pequeño y tenemos un frente abierto en nuestro territorio, en nuestros cuerpos.

Estamos rodeadas y vosotros sois la primera línea enemiga.

Solo quedan dos salidas: ahogarnos en el cerco o reventar a los machos que nos cercan.

Nuestro objetivo a defender: nuestros cuerpos.

Nuestro objetivo a atacar: los vuestros.

Estamos en guerra. Y no es una guerra fría. La guerra nos duele. Nos duele el coño, nos duelen las tripas, nos duele el corazón. Nos duele el cuerpo entero.

Esta guerra nos duele porque nosotras también perdemos. Yo pierdo cuando tengo que asumirme enemiga tuya porque tú prefieres a tu privilegiada polla antes que a mí.

Así estamos.

Todos nuestros espacios infestados de violadores. EXILIO. Festivales, “foliadas”, conciertos, fiestas varias. “Aquí no pasa nada”

EXILIO

Centros sociales, asambleas, colectivos mixtos. “Aquí todos somos feministas”

EXILIO

Mi sexualidad hetero. No queréis dejar de ser machos.

EXILIO

Mis amistades, mis hermanos, “No tenemos herramientas, esto es muy complejo”.

EXILIO

Nuestras respuestas no mixtas. “Parece que no estáis haciendo nada”

NO NOS EXILIAMOS

¡Chorvos! En vez de ir a partirle la cara a un violador de fuera del gueto, partíos vuestra polla, violadores de dentro del gueto.

No sé qué esperábamos.

Preferís perdernos como compañeras, como amigas, como hermanas, antes que asumir que sois un arma de destrucción masiva.

SÍ. Esto es una declaración de guerra.

Y NO. No era a vosotros a quien quería destruir. Pero es que lleváis

TODA

LA PUTA

VIDA

VIOLÁNDONOS.
__________________________________________________

Comunicado del CSA do Sar repudiando los hechos: Facebook

___________________________________________________

Comunicado que acaban de sacar las feministas, reconociendo y justificando los hechos, traducido aquí: https://www.meneame.net/m/Artículos/com ... os-varones
Última edición por StopSexismo el 04 Jul 2019, 19:46, editado 2 veces en total.

johnlee
Mensajes: 6
Registrado: 26 Jun 2019, 00:18

Re: Feministas gallegas emboscan a más de medio centenar de hombres para humillarles y apalizarles

Mensaje por johnlee » 26 Jun 2019, 00:40

"Nos acababan de humillar, vejar Y TORTURAR de la forma cruel y gratuita típica de los antidisturbios. Puede QUE ALGUNO LO MERECIESE, pero la mayoría desde luego que no".

Por lo que veo usted avala la tortura, al menos para una minoría. Tal vez no haya aprendido nada de lo que le ocurrió.

Avatar de Usuario
otsabide
Mensajes: 748
Registrado: 30 Ene 2011, 22:13
Ubicación: Lekeitio (Euskalherria)
Contactar:

Re: Feministas gallegas emboscan a más de medio centenar de hombres para humillarles y apalizarles

Mensaje por otsabide » 01 Jul 2019, 12:37

El otro día lo leí, y me quedé a cuadros. ¿Qué se supone que pretende conseguir esa especie de "performance"? (porque quiero pensar que se trata de eso, de una acción para provocar algo). ¿Enemistarse con afines?
-----
Osasuna eta Askatasuna
http://www.abante.eus

Avatar de Usuario
Contumacia
Mensajes: 6481
Registrado: 16 Dic 2008, 00:03

Re: Feministas gallegas emboscan a más de medio centenar de hombres para humillarles y apalizarles

Mensaje por Contumacia » 02 Jul 2019, 11:15

Visto que un par de collejas y empujones se considera "paliza", venga, comunicado de las chavalas
Justiça pola mão
COMUNICADO 1 J 2019


“Tratar o real com honestidade sempre supom exercer umha violência, cara umha mesma e cara o existente, porque implica deixar-se atravessar corpo e mente e porque supom entrar na cena para tomar posiçom e violentar”

Valerie Solanas

Aclaraçom prévia: Somos feministas autónomas que nos juntamos pola necessidade de dar umha resposta coletiva.

O Aturuxo das Marías foi o cenário. Qualquer outro podia ter sido.

CONTEXTO

Chegar até aqui foi possível graças ao trabalho e aportes de muitas geraçons de companheiras das que herdamos a possiblidade de denúncia e a ideia de que a legitimidade de definir que é umha agressom, é da agredida e nom do agressor.

Há já anos que começamos a tomar consciência de que os agressores também militam com nós. Isto materializa-se com umha denúncia pública no 2015 de um agressor e sua gestom posterior, processo que gera a necessidade da creaçom de um protocolo contra as agressons machistas nos movimentos sociais. Este caso supujo um ponto de inflexom à hora de respostar publicamente as agressons sinalando a um militante de dentro da esquerda e dos movimentos sociais da Galiza. No seu momento, sacar isto à luz foi polémico, pero sentou precedente para que se visibilizaram outras agressons dentro dos movimentos sociais e para que os companheiros com os que compartimos militância perceberam que nom por estar dentro dos espaços de trabalho político estám exentos de ser assinalados como agressores.

Alguns homens começam a reconhecer o seu rol como agressores e mesmo a estrutura que legitima este poder e violência. O ponto central que motivou os acontecimentos da convocatória do 1 de junho é que eles, mália se reconhecer agressores, nunca assumiram a responsabilidade de o ser. E continuaram agredindo.

O que aconteceu o sábado 1 de junho nom foi umha açom isolada, foi umha resposta a umha situaçom de emergência. Umha reaçom de autodefesa.

Umha semana antes, umhas moças reuníamo-nos para umhas jornadas de obras, para choiar e partilhar um tempo juntas. Apareceram, entre outras falas, as agressons, ainda que nom era o objetivo da juntança. As primeiras que apareceram foram as que temos mais naturalizadas: “um tio que te berra pola rua, um fulano que te toca o cu de festa…”

Chega a noite. Umha companheira fala de umha violaçom. Desta volta o violador nom é um desconhecido. Depois sae outra. E outra. E outra. Fijo-se o silêncio. Choros. Impotência. Raiva. De repente, as violaçons passam da esfera pessoal à coletiva. Algumhas delas acontecidas nos últimos meses, e todas por parte dos nossos companheiros, com os que partilhamos espaços de luita e, com alguns, muitos aspectos das nossas vidas. E berramos. E outras compas já estavam berrando também. E outras. E outras. E o berro fijo-se coletivo.

Entom xorde a pergunta: que estamos fazendo para que isto deixe de acontecer? Protocolos, grupos de masculinidades, espaços nom-mixtos, vetos, debates, pedagogia com as pessoas mais achegadas… Para chegar onde estamos este trabalho foi necessário, pero estas agressons amossam que nom é suficiente. Dói-nos a vida. Seguimos criando espaços e relaçons pessoais que achamos seguras, mais nom o som.

Que é um espaço feminista? Até que ponto som os centros sociais espaços de segurança? Até que ponto estamos a mudar a forma de relacionarmo-nos?

O certo é que partilhamos espaços com amigos, irmáns, e levamos anos vendo como eles nom assumem a sua responsabilidade na luita contra as violências machistas. Finalmente, preferem manter os seus privilégios mediante a camaradaria em vez de rachar com o patriarcado que levam dentro. Quando há umha agressom, sempre somos as moças as que assinalamos; quando há atitudes machistas, som sempre as nossas vozes as que se alçam. Além de levar o peso de receber as agressons, somos nós as que temos que acompanhar, reflexionar, propor medidas.

Estamos fartas! A raiva também é nossa!

A guerra já estava aí pero estava silenciada!

DO ACONTECIDO NA CONVOCATÓRIA

Moços vencelhados direta ou indiretamente com os movimentos sociais da Galiza e com os que nós militamos e partilhamos vínculos afetivos, foram convocados o 1 de junho às 18.30h no CSOA o Aturuxo das Marías.

Abrimos-lhes a porta do espaço media hora mais tarde, e aos primeiros ordenamos-lhes que subissem ao piso superior. O resto seguiu um cartaz que indicava que subiram ao terceiro andar, chegando dous deles com demora, os que subiram ao tempo que nós. Na sala estavam as suas fotografias penduradas com os seus nomes escritos enriba (101 no total). Eram quarenta moços, nós –também umhas quarenta moças- ao subir nom entravamos na sala, polo que tivemos que reclamar várias vezes esse espaço e dizer-lhes que se botaram para atrás, pois muitas das moças estavam ainda aguardando nas escadas.

Deixamos um rotulador numha cadeira e dizemos-lhes que se assinalassem, a eles mesmos e a outros, caso de considerar-se ou considerá-los agressores. Umha ampla maioria dos homens ali presentes saíram a se apontar a si próprios; muitos deles assinalaram também a outros. Um homem escreveu uns interrogantes sobre a sua fotografia. Dous moços assinalaram todas as fotografias. E mínimo quatro nom saíram. Só havia um rotulador, deliberadamente só um. Queríamos observar todo o processo com a calma.

Quando finalizaram, nós limos umha listagem dos homens que sabíamos cometeram algumha agressom machista, nom necessariamente agressons sexuais; acompanhando isto com um círculo nas suas fotos, com o fim de diferenciar os nossos assinalamentos dos deles. A nossa listagem contava com 48 nomes. Quase todos os que nós nomeamos assinalaram-se eles próprios antes. Quase todos.

De seguido lemos um texto; a maioria de nós chorávamos. A meirande parte deles miravam cara ao cham à vez que nos redistribuíamos ocupando nós mais espaço.

No comunicado advertíamos-lhes que a convocatória nom se tratava de um diálogo e reconhecíamo-los como o que eram para algumhas, como o que som para outras: os nossos companheiros de vida e de luita; os nossos irmáns. Dizíamos-lhes que nom suportávamos mais agressons, mais violaçons, que as violências superaram os limites da nossa compreensom. Dizíamos-lhes que continuavam sem se responsabilizar do que nos fam, individual e coletivamente. Dizíamos-lhes que nom podiamos seguir partilhando espaços com quem nos agrede e viola sistematicamente. Dizíamos-lhes, e isto é central, quanta dor nos produze que prefiram os seus privilégios a nós, à nossa aliança.

Logo as agredidas exercemos a violência física; e nom foi esta umha violência programada. Mas si éramos conscientes de que isto podia acontecer ao colocarmo-nos fronte aos que agrediram.

Dos, aproximadamente, quarenta assistentes, em esse momento, quatro deles receberam violência física:

Um deles três cuspes, duas labaçadas e um empurrom.

Outro umha labaçada.

Outro umha labaçada e um cuspe.

E ao outro, em dous momentos distintos, umha moça foi-lhe bater e berrar.

Dos assistentes, nenhum contra-atacou e um deles abandonou o espaço quando deu começo a violência física.

Acusamo-los, lanzamos-lhes perguntas: “-ti violaches?” “-si” “e advertiste-me? Porque eu cria que ti eras meu irmám”.

Quando consideramos que todo fora dito, ordenamos-lhes que marcharam do espaço. Enquanto baixavam, oito moças distribuíram-se entre a porta do espaço e as escadas. Nesta saída foram vários os que receberam umha resposta física: houvo umha punhada, algumhas patadas, labaçadas e collejas e algum empurróm (sem chegar a cair nenhum).

Todo durou aproximadamente umha hora e meia.

REAÇONS

Antes de expor aqui as reaçons, queremos deixar claro que o que aconteceu essa hora e meia foi um exercício de valentia, mas nom por isto nom doloroso. É necessário também falar das nossas reaçons internas antes que das externas. Este processo foi moi duro no individual e também no coletivo. Mas era um berro desesperado e necessário trás assumir que som os nossos companheiros os que nos violam e nos agridem sistematicamente. Moitas vezes somos nós próprias as que invisibilizamos as agressons por continuar a priorizar os nossos vínculos, os nossos laços afetivos.

Esse “Basta já!” é o estourar dumha situaçom insostível. Ás vezes só das ruínas e só desde o destrutivo podemos começar a construir… doutro jeito. Vamos fazer o que seja para que os nossos corpos e os das nossas compas estejam seguros. Isto só se conseguirá com um trabalho de luita pessoal e coletiva por parte dos homens. De nom ser assim, seguiram a nos agredir impunemente e já estamos fartas, joder! Estamos fartas!

Dito isto, observamos diferentes reaçons ao acontecido o 1 de junho: quem apoia, entende, assume e tem a vontade de se revisar; quem, amparando-se nas formas, invisibiliza, nega e invalida a mensagem ou o contido de fundo; quem nunca acreditou no feminismo e agora mostra a sua face real pondo a sua ideologia machista na cima da mesa baixo a escusa do acontecido, passando por um amplo abano de posicionamentos e atitudes.

Ante todas estas reaçons, queremos agradecer a todas as compas que se achegaram a nós desde diferentes opinions ou posicionamentos, pero desde unha atitude de escuta e respeito. Graças também a todas aquelas que nos fizestes chegar o vosso agradecimento, saber que esta açom ajudou a outras moças fai-na mais valiosa ainda.

Como se desacredita o que passou o sábado?

Em primeiro lugar, com o questionamento das formas. Critica-se o feito de sermos violentas, de utilizar a açom direta. É incoerente que as mesmas pessoas que acreditam nesta prática em todos os demais aspectos da luita, sejam agora quem nos acuse de confraternizaçom com o fascismo. Como é possível que a autodefesa seja aplaudida quando se foca contra alguém de fora do movimento e agora nos miram escandalizados por foca-la cara dentro? Será que reconheciam estas práticas de maneira ilhada e nom baixo umha estrutura? Será que tenhem medo ao fim da sua impunidade? Exigem-nos ser pedagógicas, compreensivas, nom fazer uso da açom direta. Exigem-nos que ante umha situaçom normalizada de agressons e violaçons a nossa resposta seja a pedagogia continua e infinita pero nom a raiva. Podem entender as báguas pero nom os punhos. Por que? Porque nom assumem a violência que exercem contra nós como um problema real presente nos nossos espaços. Analisa-se de forma isolada, evita-se abordar o problema convertendo-o em algo alheio, e busca-se que o jeito de resolver seja no privado e non coletivamente. Querem que fique baixo a alfombra porque nom se admite que existe umha cultura da violaçom da que os homens som partícipes por causa da sua socializaçom. Por isto, ponhem o questionamento nas formas: na violência, nos punhos, nas fotos… Na contra, nom se questionam o seu papel e responsabilidade na violência exercida, nem assumem o que levou às suas companheiras a se reconhecer como agredidas, aos reconhecer como agressores. A estratégia é simples: aferrar-se à crítica das formas para poder obviar o conteúdo de fundo. A açom do 1 de junho foi um exercício de dignidade coletiva. Um pór as cartas sobre a mesa: visibilizamos as violências que exercem sobre os nossos corpos e assumimos a resposta. As formas poderiam ter sido outras, pero as críticas seriam as mesmas: repetem-se ante cada açom de autodefesa.

Em segundo lugar, questiona-se umha suposta lógica punitiva. Nós assumimos, desde diferentes posiçons e perspectivas, que era necessário e urgente dizer-lhes aos nossos companheiros que já chegou! Esta açom gerou-se desde a raiva, pero também com o objetivo de coletivizar um problema, aliviar a necessidade de expor unha realidade que era ignorada e invisibilizada. É certo que houvo violência física, mas isso non significa que provenha dumha lógica de castigo, senom umha expressom de repulsa desde as nossas entranhas do que está a acontecer. Por isto, resulta anedótico quando se aponta que esse dia houvo umha violência programada e sistemática. Se isto existisse, todas respostaríamos de igual jeito, com as mesmas formas e desde a correspondência de umha resposta para cada agressom acometida. E isto nom foi assim.

Dentro deste ponto, queremos salientar também que, a aqueles que falam de lógica punitiva, pouco lhes importou utilizar o sistema de vetos como jeito de castigo contra nós, instrumentalizando unha ferramenta feminista de autocuidado que garante a nossa segurança; ou executar um amplo rango de medidas de castigo contra nós em diversos âmbitos das nossas vidas. Do mesmo jeito, aqueles que criticam que assinaláramos aos nossos agressores ante as pessoas presentes o 1 de junho, nom tenhem reparos ao expor publicamente a moças presentes na açom. Esta incoerência ou doble raseiro é moi obvio quando se comparam as suas reaçons ante a nossa açom do 1 de junho (imediata mobilizaçom de pessoas e recursos e publicaçom de diversos comunicados) e as reaçons das mesmas pessoas ante casos de agressons machistas (passividade, silêncio, invisibilizaçom, ridiculizaçom e minimizaçom das agressons, resistência ante as medidas de proteçom das agredidas, ataques às agredidas e às pessoas que as apoiam, e defensa dos agressores).

Em terceiro lugar, chamam-nos irracionais: non temos a capacidade de razoar e decidir livremente, ou bem atuamos desde o sectarismo ou bem unha pequena cúpula que manipula ao resto. Assim, responsabilizam de toda a açom a unhas poucas moças, as malas mulheres, as tolas, às que convertem deste jeito no inimigo a odiar e castigar; enquanto infantilizam ao resto, a quem vem como joguetes manipulados, a quem resgatar e reeducar. Por isto, falar de manipulaçom da sororidade parece-nos insultante.

Esta visom está de novo mediada polos prejuízos e as relaçons pessoais, e responde a umha estratégia de dividirmo-nos e desacreditar na autonomia das que decidimos estar aí. Pola contra, reconhecemo-nos na própria diversidade, na que há múltiplos sentires respeito ao que aconteceu, na que as circunstancias som diferentes, na que nom todo o mundo se sente igual. E isto non é algo que queiramos eliminar, nem algo negativo, senom que a nossa presença desde diferentes pontos responde a que todas nalgum momento das nossas vidas sentimos a violência daqueles aos que chamávamos companheiros. Com esta açom decidimos pór as nossas vidas no centro.

Em quarto lugar, acusam-nos de ir na contra do trabalho feito polo feminismo. Desde há muito tempo, entendemos que non há um só feminismo, senom um feminismo diverso. Também nós o somos, pero é desde o feminismo que acredita na legítima autodefesa que nós decidimos artelhar esta açom. Queremos recalcar que a nossa existência non vai na contra doutras formas de fazer, senom que é unha mais das possíveis, e por isso queremos que seja respeitada.

Estes argumentos, entre outras cousas, foram os utilizados para desacreditar o acontecido esse 1 de junho. Um relato construído para criar empatia com os agressores presentes e nom com as mulheres agredidas. Um sem-fim de comunicados imediatos nos que eles tendem a se vitimizar e a nos acusar de non dar com as formas idóneas para que eles parem de agredir-nos e violar-nos. Culpabilizam-nos de nom dar com o botom exato, com a fórmula mágica, que consiga que eles revissem os seus privilégios e as suas condutas. Porém, nom som, nem neste caso nem noutros, de pôr-se no nosso lugar. Um lugar que desde logo nom poderiam suportar, já que som quem de comparar-se a si próprios, por essa hora e media de açom, com coletivos sistematicamente marginalizados, perseguidos, torturados e assassinados.

E as consequências destas reaçons?

Com todo isto, sai à luz o discurso latente dalguns dos nossos companheiros, que nom acreditam na veracidade das agressons que denunciamos, que nom acreditam na existência das violências estruturais que sobrevivemos e contra as que luitamos. Em resumo, os argumentos que estam a utilizar para nos desacreditar já os conhecemos: feminazis, tolas, exageradas, denúncias falsas… Por muito que o disfarcem com outras palavras, o fundo é o mesmo, e aí estám os machistas de ultradireita e de esquerdas, os agressores comunistas e os anarcas, os que ostentam cargos políticos e os que ocupam informalmente umha posiçom hierárquica.

Neste encontro reafirmam-se nas suas posiçons, nos seus privilégios. Defendendo ao amigo agressor defendem-se a si próprios, posto que sabem que podem ser os seguintes dos que se faga pública umha agressom cometida. Neste encontro vam pechando filas para nom ter que escutar nada mais que a si próprios: é mais singelo atacar ás companheiras que trabalhar os próprios privilégios.

As consequências desta sua escolha som a reafirmaçom do discurso patriarcal mais cru, criando um contexto de desvalorizaçom da luita feminista no geral, e concretamente impulsando um processo de deshumanizaçom das moças que participamos na açom e de descrédito das violências que denunciamos. Isto non é unha ideia teórica, senom unha prática da violência que já exerceram contra várias de nós: agressons físicas, acosso, ameaças de agressom sexual,… baixo o amparo desse discurso patriarcal contra nós, porque ninguém nos vai crer ou a ninguém lhe vai importar que sejamos agredidas: simplesmente por termos exposto um problema coletivo, por deixar claro que o nosso corpo e as nossas vidas vam no centro.

CONTEÚDO POLÍTICO

Em esta época de posmodernidade que enfatiza a diversidade que existe no próprio sujeito “mulheres”, quase que poderíamos aventurarmo-nos a afirmar que nós somos já só umha comunidade afetiva; umha coletividade unida inexoravelmente por umha trágica laçada de subordinaçom, violência, terror, sofrimento e raiva. A raiva aparece em nós como o instinto da autodefesa; confirma os nossos limites, diz-nos que já nom aguentamos mais; pero nom só: a raiva anula o terror, a raiva canaliza o sofrimento e a raiva… a raiva resposta à violência com mais violência.

Vemo-nos agora na obriga política de explicar a diferença entre agressom e autodefesa. De falar da legitimidade de certo tipo de violência. Quando nós somos violadas ou agredidas, o somos dentro de umha estrutura social, política, econômica e cultural que ampara, permite e (re)produze essas violaçons e agressons. Esta estrutura chama-se patriarcado. Si, vivemos e relacionamo-nos dentro de um sistema de poder patriarcal, somos patriarcado.

As mulheres estamos culturalmente construídas dentro de esse patriarcado como um sujeito inerme; um sujeito inerme é um sujeito indefenso e inofensivo. Este sistema de opressom define-nos e redefine-nos permanentemente como vítimas e só vítimas; um sujeito que é concebido vítima está impossibilitado para gerar dano: só pode sofre-lo. Isto explica parte da consternaçom social que se produze quando as mulheres transgredimos o imperativo da inermidade e transformamo-nos em vitimarias.

É lógico entom, chegar a conclussom de que quando nós, as agredidas, respostamos com violência -violência simbólica e violência física- a essa outra violência sistêmica, estamos levando à praxe a autodefesa.

Parte da esquerda –e parte de certos feminismos- exclamam que a violência é patriarcal; pero a violência nom é, como o poder, nom se possui, exerce-se.

O exercício da violência física por parte das mulheres é um objeto incómodo e polêmico. Para algumhas pessoas, as mulheres que exercem violência simplesmente nom som mulheres; e desde logo, nom som feministas. Existe por outra banda, quem só aplaude as nossas açons violentas quando som cara outros. Esta anestesia moral dá-se quando a violência é dirigida a alguém afastado. Nom nos remove, nom nos afeta. Está, polo tanto, bem.

Neste sentido, homens que só vem o erro no alheio, venhem pisar a nossa autodefesa, ocupando rapidamente a primeira linha quando um desconhecido nos agride num bar. Aqueles mesmos que querem rapidamente defender-nos, som os que agora condenam os nossos berros por ser contra eles. Nom, as mulheres nom podemos assinalar por nós próprias aos nossos inimigos.

Todo este tipo de compreensons que tentam anular a açom, mediante a anulaçom do sujeito que a acometeu, aparecem ao resgate daquilo que é socialmente inconcebível: mulheres humilhando, mulheres exercendo violência física. As mulheres que estávamos o sábado 1 de junho ali seremos recordadas, a partir de agora, para muitas pessoas como umha imagem de monstruosidade. A mesma imagem sobre a que se teria justificado durante séculos o isolamento das mulheres subversivas: desde o afastamento social até a patologizaçom e ingresso em instituçons psiquiátricas ou penitenciárias.

A lógica punitiva nom parte de umha lógica neutral, senom sexista; como o próprio Estado, é patriarcal: o exercício punitivo está baixo o controlo dos homens e é desde o seu ponto de vista que se detectam, identificam e castigam as anomalias que perturbem a (sua) paz social.

Quando o caso Sanmartín (2015) colocou a necessidade de revalorizar e ressignificar as violências desde o sofrimento da agredida, a procura de umha alternativa à lógica punitiva estivo muito presente: precisamente por isto se fizeram processos de acompanhamento, por isto se ofereceram ferramentas de diversa natureza e por isto se elaborou um protocolo. Baixo a conviçom de que pessoas distintas, em contextos transformadores, poderiam, efetivamente, transformar-se; para o caso: deixar de agredir; é dizer, que além de sofrer as agressons e o questionamento social ao fazê-las públicas, nós assumíramos a responsabilidade de reinventar novas formas de gerir tales agressons fora da lógica punitiva do Estado. Mas as agressons continuariam a acontecer e as mulheres continuaríamos a sofrer.

A diferença doutros casos de denuncia pública, desta volta assinalamos e assinalaram-se –eles mesmos ou entre eles- como agressores a todos os homens dos movimentos sociais. Isto ativa unha importante rede afetiva e de solidariedade que nom nos é alheia; para compreender o acontecido o sábado 1 de junho é imprescindível ter em conta que nós também fumos ou somos parte de essa rede afetiva e de solidariedade: algumhas das que ali estávamos nom tínhamos nem ideia de que os nossos companheiros agrediram a umha ou a várias das nossas irmãs; outras, simplesmente, si o sabíamos.

Estas, nós, borráramos, esquecêramos, obviáramos as suas agressons; aprendemos a fazer isto: a borrar, esquecer, obviar, para poder seguir querendo-os comodamente, para poder seguir querendo-os e ponto. As nossas alianças com os homens faziam-nos duvidar e as nossas dúvidas levaram às nossas irmãs a abandonar espaços: as nossas dúvidas levaram às nossas irmãs, às iguais, ao isolamento.

Assim, algo essencial do processo político do 1 de junho é que nós acionando a autodefesa feminista responsabilizamos a todos os homens do nosso entorno das agressons machistas que nele se produzem. Os homens som sujeitos individuais, com as suas especificidades, som identidades com possibilidade de mudança, de transformaçom, identidades que nom som fixas. Mas todos pertencem ao mesmo grupo estrutural, e por isto todos exercem a violência patriarcal. Seja por conservar certo tipo de afetos –camaradaria masculina-, seja por nom trabalhar em umha desconstrução coletiva, em umha desprogramaçom, vós, os nossos companheiros, seguides a criar espaços e relaçons de opressom com as mulheres que tendes arredor.

AUTOCRÍTICA

Fazemos autocrítica porque sentimos que revisarmo-nos é umha parte honesta e fundamental de fazer política feminista. Enriquece-nos e faz-nos medrar coletivamente.

Sentimos também que tivemos erros derivados das présas. Pesa-nos especialmente, nom ter chamado a todas as compas que quisseramos e nom ter tido o tempo de revisar e consensuar a nossa linguagem, mas o estado de emergência no que estávamos demandava umha resposta urgente. Nom íamos aguardar mais. Isto significaría seguir expondo os nossos corpos a possíveis agressons. Precisávamos umha resposta imediata. Precisávamos exteriorizar a raiva, apropriar-nos dela como umha ferramenta política também legítima para nós. Nesta como em todas as nossas luitas. Assim, este sentir expressou-se em nós de jeitos diversos: desde berros, enfado e golpes até prantos, culpa, dor… tantos sentires como moças estávamos nessa sala.

Esta mesma necessidade de urgência na nossa resposta, de concretar umha açom-reaçom direta fijo que os sentires diversos estiveram refletidos em níveis desiguais. Somos conscientes de que houvo companheiras que vinhemos atendendo a um pedido de sororidade com muito pouco tempo para processa-lo ou mesmo sem sabe-lo. Entendemos que isto puido abrir feridas tendo pressionado processos pessoais sem prévio aviso.

As nossas vozes som diversas pero um sentir comum atravessa-nos: imos fazer o que seja para que os nossos corpos estejam seguros. Para nós próprias estar seguras.

Somos conscientes da nossa transfobia e homofobia interna. Responsabilizamo-nos por isto. Sabemos que o texto tem umha linguagem opressiva cara coletivos e identidades nom binárias ou normativas. No momento prévio à açom, fizemos umha revisom coletiva e superficial deste texto, nom por isto livre de linguagem excludente. Mas o texto que está a circular é um rascunho, um borrador filtrado. Nom é o texto que se leu o 1 de junho. Como for, queremos seguir assumindo e desconstruindo esta lógica inerente a nós. Buscar as raçons de que nos movamos em um contexto binário e branco, é umha questom, entre muitas outras, que nos faz reflexionar.

Algumhas concordamos com a afirmaçom: “todos os homes som violadores” Outras nom. Mas todas partilhamos que todos os homes socializados como tal estám programados para violar, insertos -igual que nós- numha cultura da violaçom da que som partícipes. Mais conscientes ou menos, tenhem umha responsabilidade crucial em esta luita.

Queremos assinalar também que o texto está-se a interpretar desde umha literalidade, ao nosso parecer, mal-intencionada. Nom se exige a mesma coerência discurso – açom em outros espaços e momentos de luita. A declaraçom de guerra, se bem para algumhas nom é literal, sem dúvida supom um ponto de inflexom. No entanto que muitas de nós nom queremos seguir a partilhar espaços com homes socializados na agressom, outras si, mas desde outra lógica e desde outras bases de relaçon mui afastadas das atuais.

Pomos o foco em nós, na nossa sororidade e marcamos um limite claro e contundente ante os agressores.

Assumimos os nossos erros, os nossos privilégios. Assumimo-nos incoerentes e contraditórias. Algo que sentimos inevitável no atuar desde o político, no fazer política desde o pessoal. Reflexionamos, pero também sabemos que de nom fazer nada, nada muda.

“Tenho a firme crença de que a açom fala por riba das palavras, de que há que desafiar e nom tentar convencer e de que o enfado extremo é a verdadeira força que há trás todo cambio social”

Juliet Belmas

StopSexismo
Mensajes: 4
Registrado: 21 Jun 2019, 20:46

Re: Feministas gallegas emboscan a más de medio centenar de hombres para humillarles y apalizarles

Mensaje por StopSexismo » 02 Jul 2019, 13:29

Comunicado encabezado por una frase de Valerie Solanas, aquella feminista que abogaba por la aniquilación de los hombres.

Avatar de Usuario
Joreg
Mensajes: 6694
Registrado: 17 Dic 2004, 17:45

Re: Feministas gallegas emboscan a más de medio centenar de hombres para humillarles y apalizarles

Mensaje por Joreg » 02 Jul 2019, 15:21

Valeríe Solanas, para quien no lo sepa, fue una muchacha violada por su padre, que huyó siendo menor de su casa, se ganó luego la vida como prostituta, y se hizo famosa por pegarle un tiro a Andy Wharol (sobrevivió) por perderle un manuscrito de un guión de cine. Luego fue a la cárcel y acabó muriendo enferma en un asilo con cincuenta y pico años.

La frase que denuncia stopsexismo ahí arriba, se circunscribe en un manifiesto político, SCUM, que entra en el género del esperpento y la caricatura. En el mismo proclamaba que las mujeres vencerían a la enfermedad y la muerte, entre otras cosas, cuando se librasen de los hombres.

Lo digo porque si no da la impresión de que hubo una feminista que pedía el exterminio de los hombres. Tanto como puede considerarse que una película de la Segunda Guerra Mundial hecha en EEUU, aboga por el exterminio de los japoneses.

Pero como se suele mirar el dedo y no la luna, lo que me pregunto es cómo se os queda el cuerpo tras leer las explicaciones de esas chicas gallegas, y las cosas que tienen que aguantar.
Lo que se gana en velocidad, se pierde en potencia. Lo que se gana en potencia, se pierde en velocidad.

johnlee
Mensajes: 6
Registrado: 26 Jun 2019, 00:18

Re: Feministas gallegas emboscan a más de medio centenar de hombres para humillarles y apalizarles

Mensaje por johnlee » 02 Jul 2019, 15:25

Contumacia tiene razón: el feminismo en -por lo menos- 150 años de historia, no ha sido ni una insurgencia armada ni nada que se le parezca, limitándose a recurrir a la justicia burguesa, medios de comunicacion neoliberales, abogados del sistema, ejecutivos bancados por el FMI, el fondo de inversion de Soros y la empresa de Marquitos Zuckerberg. Violencia y feminismo nunca se cruzarán.

Avatar de Usuario
Joreg
Mensajes: 6694
Registrado: 17 Dic 2004, 17:45

Re: Feministas gallegas emboscan a más de medio centenar de hombres para humillarles y apalizarles

Mensaje por Joreg » 02 Jul 2019, 16:18

El feminismo, conspiranoias aparte, es el movimiento social que agrupando a múltiples sensibilidades, unas que gustarán más y otras menos, han conseguido visibilidad para las mujeres, aborto, divorcio, autonomía económica, anticonceptivos, mayor libertad sexual, respeto a homosexuales, transexuales y a opciones de unión sexual fuera del matrimonio. Yo diría que nos han beneficiado muchísimo, y cualquiera que tenga más de sesenta años recordará cómo era la vida de las mujeres y de los hombres hace no tanto tiempo, cuando las mujeres tenían que pedir permiso al hombre para tener un empleo, no podían abrir una cuenta corriente, eran apalizadas como cosa normal, si tenían relaciones sin matrimonio eran unas frescas, y ni en un hotel se podía echar un casquete sin libro de familia. Y han conseguido muchísimas cosas, sin vanguardias redentoras, sin ejércitos justicieros, sin ejecuciones sumarias, y sin necesidad de conquistar gobiernos a través de las elecciones.

E insisto: leyendo las explicaciones que dan esas mujeres, ¿cómo se os queda el cuerpo cuando hablan de violaciones a mujeres, en espacios supuestamente libres e igualitarios?
Lo que se gana en velocidad, se pierde en potencia. Lo que se gana en potencia, se pierde en velocidad.

johnlee
Mensajes: 6
Registrado: 26 Jun 2019, 00:18

Re: Feministas gallegas emboscan a más de medio centenar de hombres para humillarles y apalizarles

Mensaje por johnlee » 02 Jul 2019, 18:10

¿Conspiranoia? Christine Lagarde: feminista; Kristalina Georgieva del Banco Mundial: feminista; Reina Letizia: feminista; Ivanka Trump: feminista; Hillary Clinton: feminista; Madelaine Albright (si, la misma basurita que arruinó millones de vidas en Irak): feminista; Macron, Sanchez, Trudeau, Obama, Buttigieg y muchos mas: feministas; Warren Buffett: feminista; la television: feminista... ¿conspiranoia? hasta un grupo feminista ridículamente inexistente como "Cosecha Roja" es financiado por la organización de Soros... ¿que no me crees? vete hasta el fondo de la pagina de Cosecha Roja http://cosecharoja.org/, al fondo a la derecha dice claramente "Open Society Foundation", la organizacion de Soros... ellos mismos lo dicen abiertamente... para que tu me llames conspiranoico... el neoliberalismo esta promoviendo el feminismo para evitar que las revoluciones sociales entren al Primer Mundo, a las principales cities y urbes, para que los procesos emancipatorios se queden en la periferia, y para eso necesitan que esto sea una guerra civil permanente, para restar gente a la militancia y hacer imposible los cambios sociales porque estamos enemistados entre nosotros... leete "Stasis" de Agamben si aun no lo haces hecho... esto es la guerra civil...

Nunca lei a Bakunin hablar de feminismo, ni a Malatesta o a Kropotkin, y éste ya existia en su época. Emma Goldman rechazo el feminismo de su epoca y reivindicó a las abuelas que hacian faenas domesticas y las contrapuso a las soberbias mujeres que ocupaban cada vez mas cargos (pero cierto feminismo se encarga de mentir diciendo que Goldman fue feminista, cuando el unico Goldman feminista es Goldman Sachs, ya que hasta Warren Buffett, que algunos consideran el hombre mas rico del planeta, es feminista e invierte en feminismo). Los kurdos rechazan el feminismo, y tienen por lider a un varon. El feminismo nace del liberalismo, el primer libro feminista es "El sometimiento de la mujer" del ultraliberal John Stuart Mill.

Todos los logros que enumeras son válidos y reivindicables, asi como totalmente compatibles con el sistema de dominacion vigente, y eventualmente con alguno peor. Y el texto de las mujeres dá nauseas, tiene una manera de razonar neostalinista. Acusa a todos los hombres de violacion... lei que una de cada 20 mujeres en Europa fue violada en su vida... si me equivoco por favor corrigeme, pero estarian culpando a 19 personas que no son violadores... "Estamos rodeadas y vosotros sois la primera línea enemiga"; puro discurso sistémico, lo que quieren Soros y Warren Buffett, ni mas ni menos. "Partíos vuestra polla", pura basura. "Lleváis toda la puta vida violándonos". Es falso por lo que explique mas arriba, solo una pequeña minoria viola, sin mencionar las mujeres que violan. "El que más hostias llevó fue uno que había pintado un interrogante sobre su foto, parodiando el proceso autoinculpatorio; recibió una auténtica paliza mientras un cordón de mujeres, en actitud chulesca, defendían la agresión". Pero para Contumacia esto es una pavada... por supuesto que si un grupo de varones hace eso, otra sería la respuesta. Esto no es mas que neostalinismo. Se quejan del termino "feminazis" pero lo usan (en broma) todo el tiempo, como diciendo "que fuertes somos", y, sobre todo "el desastre que haremos". Pero se olvidan el detalle de que los nazis fueron pulverizados, el stalinismo fue aplastado y el ISIS esta en ruinas (tambien usan el termino "feminisis" o "feministalina"). La potencia mundial que esta reemplazando a EEUU es China, y creeme, no es nada feminista. Grandes enemigos nos acechan y no podremos pelear contra ellos si nos odiamos. No me da miedo el feminismo, sino que terminemos amando robots comprados a multinacionales. Es que todo esto, toda esta ingeniera social conduce a ello... por favor, recapacitemos, esto se está yendo al tacho...

Avatar de Usuario
Contumacia
Mensajes: 6481
Registrado: 16 Dic 2008, 00:03

Re: Feministas gallegas emboscan a más de medio centenar de hombres para humillarles y apalizarles

Mensaje por Contumacia » 02 Jul 2019, 19:48

Curioso que aparezca gente sólo para explicarnos qué es el feminismo y cómo además sólo hay uno. En la época de Emma Goldmann el sufragismo era un tema burgués, obviamente no comulgaba con él. Veo que ya Mujeres Libres te da más grimilla mentarlo.

A mí como de costumbre me da para la reflexión: el comunicado inicial salió inmediato y de forma muy muy victimista. La "declaración de guerra" fue filtrada y un borrador (ole por esa gente que necesita compartir cosas a las que no tiene derecho). Y este último texto se ve muy meditado, muy explicativo y en absoluto victimista. A mí por supuesto que se me queda un mal cuerpo del quince, seis violaciones entre colegas de espacios sociales en muy poco tiempo. Ellas al menos explican lo que intentan hacr, que han ido con prisa, que no ha salido como hubiesen querido pero que lo necesitaban o estallaban. A todo esto, las han largado a todas de la okupa, ejerciendo el veto punitivista que tanto molesta cuando se aplica a compas violadores. Así que parece hay dos grados: si te violo y te jodo la vida, aguántate; si te doy un capón por violarme o te tiro un lapo FASCISTA AUTORITARIA.

También se nota mucho que el primer texto es ofensivo, éste en cambio además de meditado intenta cuidar incluso a los agresores, al lenguaje, a los espacios y a las compas. Si no haces nada, está claro que no te equivocas. La perspectiva para ellas parece más descorazonadora: no sólo toca sufrir la violencia sexual sino echar horas y horas de tu vida haciendo talleres a los que nunca van quienes agreden, pedagogía, autodefensa y ni por esas, sí que comparto ese sentimiento porque ya lo he vivido de que se acepte que un hombre aostie a quien acose a una chavala, pero si esa misma chavala y sus amigas hacen lo propio, se lía. Es arrebatarles toda capacidad de agencia y normal que estén hartas.

Lgarde y Killary... ¿feministas? la ostia, la de tonterías que hay que leer. Tenía que salir Soros. Los kurdos, por cierto, tienen la jineología y asambleas dúplices con dobles cargos siempre varón/mujer, pero eso parece que también prefieres obviarlo.

¿Una de cada 20 mujeres violada? xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD Estadísticas sacadas de mis cojones en bata. Rompeos la polla, meteos un cactus antes que violarme simplemente son formas provocativas y no pedagógicas de explicar todo lo que pueden hacer antes de violar a una compa, a ver si encima también hay que ser siempre amable. A todo esto me estás atribuyendo comentarios y cosas que no he hecho en absoluto, me he limitado a corta-pegar el texto porque es muy explicativo y no es un borrador filtrado.

Y menos mal que Joreg ya ha explicado que el Manifiesto Scum es un texto PARÓDICO al uso de los que se han escrito miles sobre la ineptitud de la mujer, su carencia de alma, su status inferior tanto intelectual como físico. Es alucinante que haya quien tema a palabras de broma y no se ofenda ni un pelo ante violaciones sistemáticas en entornos militantes. Tal parecen de los que se preocupan más por los contenedores quemados que por los ojos sacados a bolachas de foam.

StopSexismo
Mensajes: 4
Registrado: 21 Jun 2019, 20:46

Re: Feministas gallegas emboscan a más de medio centenar de hombres para humillarles y apalizarles

Mensaje por StopSexismo » 03 Jul 2019, 00:27

Traducción del comunicado que sacaron las feministas:

JUSTICIA POR LA MANO - Comunicado 1 J 2019

"Tratar lo real con honestidad siempre supone ejercer una violencia, hacia una misma y hacia lo existente, porque implica dejarse atravesar el cuerpo y la mente y porque supone entrar en escena para tomar posición y violentar." Valerie solanas

Aclaración previa: Somos feministas autónomas que nos unimos en la necesidad de dar una respuesta colectiva.

El Aturuxo das Marías fue el escenario. Pudo haber sido cualquier otro.

CONTEXTO
Llegar aquí fue posible gracias al trabajo y las contribuciones de muchas generaciones de compañeras de las cuales heredamos la posibilidad de denuncia y la idea de que la legitimidad de definir que es una agresión, es de la agredida y no del agresor.

Desde hace años hemos empezado a darnos cuenta de que los agresores también militan con nosotras. Esto se materializa con una denuncia pública en 2015 de un agresor y su posterior gestión, proceso que genera la necesidad de la creación de un protocolo contra las agresiones machistas en los movimientos sociales. Este caso supuso un punto de inflexión a la hora de responder públicamente a las agresiones señalando a un militante de dentro de la izquierda y los movimientos sociales de Galicia. En su momento, sacaro esto a la luz fue polémico, pero sentó el precedente para que otros agresores dentro de los movimientos sociales se hicieran visibles, y para nuestros compañeros con quienes compartimos militancia se dieron cuenta de que por estar dentro de los espacios de trabajo políticos no están exentos de ser señalados como agresores.

Algunos hombres comienzan a reconocer su papel como agresores e incluso la estructura que legitima este poder y violencia. El punto central que motivó los eventos de la convocatoria del 1 de junio es que, aunque se reconocen como agresores, nunca se responsabilizarán de serlo. Y continuarán agrediendo.

Lo que ocurrió el sábado 1 de junio no fue una acción aislada, fue una respuesta a una situación de emergencia. Una reacción de autodefensa.

Una semana antes, las chicas se reunieron por unos días para trabajar y compartir tiempo juntas. Aparecieron, entre otros temas, las agresiones, aunque no era el objetivo de la juntanza. Las primeros que aparecieron fueron los que más hemos naturalizado: "un tío que te grita en la calle, un tipo que te toca el culo..."

Llega la noche. Una compañera habla de una violación. Esta vez el violador no es un extraño. Luego otra. Y otra. Y otra. Se hace el silencio. Lloros. Impotencia. Rabia. De repente, las violaciones pasan de la esfera personal a la esfera colectiva. Algunas de ellos han sucedido en los últimos meses, y todas ellos por nuestros compañeros, con quienes compartimos espacios de lucha y, con algunos, muchos aspectos de nuestras vidas. Y nosotras gritamos. Y otras compas ya estaban gritando también. Y otras. Y otras. Y el grito se hizo colectivo.

Aquí está la pregunta: ¿qué estamos haciendo para que deje de suceder? Protocolos, grupos de masculinidades, espacios no mixtos, vetos, debates, pedagogía con las personas más cercanas ... Para llegar a donde estamos este trabajo fue necesario, pero estas agresiones muestran que no son suficientes. Nos duele la vida. Continuamos creando espacios y relaciones personales que consideramos seguras, pero no lo son.

¿Qué es un espacio feminista? ¿En qué medida los centros sociales son espacios seguros? ¿En qué medida estamos cambiando la forma en que nos relacionamos?

Lo cierto es que compartimos espacios con amigos, hermanos, y llevamos años viendo cómo no asumen su responsabilidad en la lucha contra la violencia machista. Finalmente, prefieren mantener sus privilegios a través de la camaradería en lugar de romper con el patriarcado que llevan dentro. Cuando hay una agresión, siempre somos las mujeres las que señalamos; cuando hay actitudes machistas, siempre son nuestras voces las que se alzan. Además de asumir la carga de recibir la agresión, somos nosotras los que tenemos que acompañar, reflexionar, proponer medidas.

¡Estamos hartas! ¡La ira es nuestra también!

¡La guerra ya estaba allí pero estaba silenciada!

DE LO QUE SUCEDIÓ EN LA CONVOCATORIA
Hombres que estaban directa o indirectamente vinculadis con los movimientos sociales de Galicia y con quienes militamos y compartimos lazos afectivos fueron convocados el 1 de junio a las 6.30 pm en el CSOA Aturuxo das Marías.

Abrimos la puerta del espacio media hora después, y a los primeros les ordenamos que subieran al piso superior. El resto siguió un cartel que indicaba que subiesen al tercer piso, dos de ellos llegaron tarde, los que subieron al mismo tiempo que nosotras. En la sala estaban las fotos colgadas con sus nombres escritos en la parte superior (101 en total). Había unos cuarenta varones, nosotras -también éramos unas cuarenta mujeres-, al subir no entrábamos en la habitación, y tuvimos que quejarnos varias veces y decirles que se echasen para atrás atrás, ya que muchas de las chicas todavía esperaban en las escaleras.

Dejamos rotulador en una silla y les dijimos que se señalen a sí mismos en el caso de considerarse o considerarlos agresores. Una gran mayoría de los hombres presentes salieron a señalarse a sí mismos; muchos de ellos también señalaron a otros. Un hombre escribió un interrogante sobre su fotografía. Dos jóvenes señalaron todas las fotografías. Y al menos cuatro no salieron a marcar. Solo había un marcador, deliberadamente solo uno. Queríamos ver todo el proceso con calma.

Cuando terminaron, presentamos una lista de hombres que sabíamos que habían cometido alguna agresión machista, no necesariamente delincuentes sexuales; acompañando esto con un círculo en sus fotos, para diferenciar nuestras marcas de las suyas. Nuestro listado tenía 48 nombres. Casi todos los que hemos nombrado antes. Casi todos.

Por supuesto leemos un texto; La mayoría de nosotras estábamos llorando. La mayor parte de ellos miraraban hacia el suelo, a la vez que nosotras nos redistribuíamos ocupando más espacio.

En el comunicado les advertíamos de que la convocatoria no era un diálogo y los reconocíamos como lo que eran para algunas, como lo que son para otras: nuestros compañeros de la vida y la lucha; nuestros hermanos. Les dijimos que no podíamos soportar más agresiones, más violaciones, que la violencia excedía los límites de nuestro entendimiento. Les dijimos que seguían sin responsabilizarse de lo que nos hacen, individual y colectivamente. Les dijimos que no podíamos seguir compartiendo espacios con quienes nos atacan y nos violan sistemáticamente. Les dijimos, y esto es fundamental, cuánto dolor nos producía que prefieren sus privilegios a nosotras, a nuestra alianza.

Luego las agredidas ejercimos la violencia física; y esto no fue una violencia programada. Pero éramos conscientes de que esto podría suceder poniéndonos frente a quienes nos agredían.

De los aproximadamente cuarenta asistentes, en ese momento, cuatro de ellos recibieron violencia física:

Uno de ellos tres escupitajos, dos bofetadas y un empujón.

Otro una bofetada.

Otro una bofetada y un empujón.

Y a otro, en dos momentos diferentes, una chica le golpeó y gritó.

De los asistentes, ninguno contraatacó y uno de ellos abandonó el espacio cuando comenzó la violencia física.

Les acusamos, les hacíamos preguntas: "-¿Tú violaste?" "-Sí" ¿-¿Y me advertite? Porque creí que eras mi hermano".

Cuando consideramos que todo estaba dicho, les ordenamos que salieran del espacio. A medida que descendían, ocho mujeres se distribuían entre la puerta del espacio y las escaleras. En esta salida hubo varios que recibieron una respuesta física: hubo un puñetazo, algunas patadas, bofetadas, collejas y algún empujón (sin caer por las escaleras).

Todo duró aproximadamente una hora y media.

REAZONES
Antes de presentar las razones aquí, queremos dejar claro que lo que sucedió esta hora y media fue un ejercicio de valentía, pero no por esto no es doloroso. También es necesario hablar de nuestras razones internas antes que de las externas. Este proceso fue muy difícil individualmente y también colectivamente. Pero fue un grito desesperado y necesario después de asumir que nuestros compañeros son los que nos violan y nos atacan sistemáticamente. Muchas veces somos nosotras mismos quienes invisibilizamos las agresiones para seguir priorizando nuestros vínculos, nuestros lazos de afectivos.

Este "¡Ya es suficiente!" es el estallido de una situación insostenible. A veces solo desde las ruinas y solo desde lo destruido podemos comenzar a construir ... de otra manera. Vamos a hacer lo que sea necesario para que nuestros cuerpos y los de nuestras compañeras estén a salvo. Esto solo se logrará mediante una lucha colectiva y personal de los hombres. Si no, seguirán atacándonos impunemente y ya estamos cansadas, joder! Estamos hartas!

Dicho esto, observamos diferentes reacciones a lo que sucedió el 1 de junio: quién apoya, entiende, asume y tiene la voluntad de revisarse; quien, refugiándose en las formas, invisibiliza, niega e invalida el mensaje o el contenido de fondo; quien nunca creyó en el feminismo y ahora muestra su rostro real al poner su ideología machista sobre la mesa bajo la excusa de lo que sucedió, pasando por una amplia gama de posiciones y actitudes.

Ante todas estas reacciones, queremos agradecer a todos las compañeras que se han allegado a nosotras desde opiniones o posiciones diferentes, pero desde una actitud de escucha y respeto. Gracias también a todas las que nos dieron las gracias, sabiendo que esta acción ha ayudado a otras mujeres la hace más valiosa todavía.

¿Cómo se desaprueba lo que ocurrió el sábado?

En primer lugar, con el cuestionamiento de las formas. Se critica el hecho de ser violentas, de utilizar la acción directa. Es incoherente que las mismas personas que creen en esta práctica en todos los demás aspectos de la lucha, ahora nos acusan de tener comunión con el fascismo. ¿Cómo es posible que se aplauda la autodefensa cuando se enfoca en alguien fuera del movimiento y ahora nos miran escandalizados por el hecho de enfocarla cara adentro? ¿Será que reconocían estas prácticas de manera aislada y no bajo una estructura? ¿Será que tienen miedo al fin de su impunidad? Nos exisgen que seamos pedagógicas, comprensivas, que no utilicemos la acción directa. Nos exigen que ante una situación normalizada de agresiones y violaciones, nuestra respuesta sea una pedagogía continua e infinita, pero no la ira. Pueden entender las lágrimas pero no los puños. ¿Por qué? Porque no asumen la violencia que ejercen contra nosotras como un problema real presente en nuestros espacios. Se analiza de forma aislada, se evita abordar el problema convirtiéndolo en algo ajeno, y se busca que la forma de resolverlo sea privada y no colectiva.

Quieren que permanezca debajo de la alfombra porque no se admite que existe una cultura de violación de la cual los hombres son participantes debido a su socialización. Por lo tanto, ponen el cuestionamiento en las formas: en la violencia, en los puños, en las fotos ... En contraste, no cuestionan su papel y responsabilidad en la violencia ejercida, ni asumen qué llevó a sus compañeras a reconocerse como agredidas, a reconocerlos como agresores. La estrategia es simple: aferrarse a la crítica de las formas para obviar el contenido de fondo. La acción del 1 de junio fue un ejercicio de dignidad colectiva. Uno pone las cartas sobre la mesa: visibilizamos la violencia que ejercen sobre nuestros cuerpos y asumimos la respuesta. Las formas podrían haber sido otras, pero las críticas serían las mismas: se repiten antes de cada acción de autodefensa.

En segundo lugar, se cuestiona una supuesta lógica punitiva. Hemos asumido, desde diferentes posiciones y perspectivas, que era necesario y urgente decirles a nuestros compañeros que ya basta! Esta acción se generó a partir de la ira, pero también con el objetivo de colectivizar un problema, aliviando la necesidad de exponer una realidad que fue ignorada e invisibilizada. Es cierto que existe violencia física, pero esto no significa que provenga de una lógica de castigo, sino de una expresión de repulsión de nuestras entrañas por lo que está sucediendo. Por esta razón, resulta anecdótico cuando se señala que este día tuvo una violencia programada y sistemática. Si esto fuese así, todas responderíamos de la misma manera, con las mismas formas y de la correspondencia de una respuesta a cada ataque. Y esto no fue así.

De aquí en adelante, también nos gustaría señalar que a los que hablan de lógica punitiva, poco les importó usar el sistema de veto como una forma de castigarnos, instrumentalizando una herramienta de autocuidado feminista que garantiza nuestra seguridad; o llevarndo a cabo una amplia gama de medidas punitivas contra nosotras en diversas áreas de nuestras vidas. De la misma manera, aquellos que critican que señalásemos a nuestros agresores ante las personas presentes el 1 de junio, no tienen reservas en exponer públicamente a las mujeres presentes en la acción. Esta incoherencia o doble rasero es evidente al comparar sus reacciones con nuestra acción el 1 de junio (movilización inmediata de personas y recursos y publicación de varios comunicados) y las reacciones de las mismas personas ante casos de agresión masculina (pasividad, silencio, invisibilización, ridiculización y minimización de la agresión, resistencia ante las medidas de protección de las agredidas, ataques a las agredidas y las personas que las apoyan, y defensa de los agresores).

En tercer lugar, nos llaman irracionales: no tenemos la capacidad de razonar y decidir libremente, o bien actuamos desde el sectarismo, o bien desde una pequeña cúpula que manipula el resto. Así, responsabilizan de toda la acción a unas pocas mujeres, las malas mujeres, las locas, a las que convierten en el enemigo al que odiar y castigar; mientras se infantiliza al resto, a las que convierten en juguetes manipulados, a quienes rescatar y reeducar. Por esta razón, hablar de manipulación de la sorodidad nos parece insultante.

Esta visión está nuevamente mediada por prejuicios y relaciones personales, y responde a una estrategia de dividir y desacreditar la autonomía de quienes decidimos estar allí. En contra, nos reconocemos en nuestra propia diversidad, en la que hay múltiples sentimientos acerca de lo que sucedió, en el que las circunstancias son diferentes, en las que no todas sienten lo mismo. Y esto no es algo que queremos eliminar, ni algo negativo, pero nuestra presencia desde diferentes puntos responde al hecho de que en algún momento de nuestras vidas sentimos la violencia de aquellos a quienes llamamos compañeros. Con esta acción decidimos poner nuestras vidas en el centro.

Cuarto, nos acusan de ir en contra del trabajo realizado por el feminismo. Durante mucho tiempo, hemos entendido que no hay un feminismo, sino un feminismo diverso. También nosotras lo somos, pero es desde el feminismo que cree en la autodefensa que hemos decidido construir esta acción. Queremos enfatizar que nuestra existencia no va en contra de otras formas de hacer, sino que es una más entre las posibles, y es por eso que queremos que se respete.

Estos argumentos, entre otras cosas, fueron los utilizados para desacreditar lo que sucedió el 1 de junio. Un relato construido para crear empatía con los atacantes presentes y no con las mujeres maltratadas. Un sinfín de comunicados inmediatas en los que ellos tienden a victimizarse y acusarnos de no encontrar la manera correcta de evitar que nos ataquen y nos violen. Nos culpan por no dar con boton exacto, con la fórmula mágica, para que revisen sus privilegios y conducta. Pero no hacen, ni en este caso ni en otros, por ponerse en nuestro lugar. Un lugar que no podrían soportar, ya que se comparan a sí mismos para esta hora y media de acción, con colectivos marginados, perseguidos, torturados y asesinados sistemáticamente.

¿Y las consecuencias de estas razones?

Con todo esto, sale a la luz el discurso latente de algunos de nuestros compañeros, que no creen en la veracidad de los agresiones que denunciamos, que no creen en la existencia de violencias estructurales a las sobrevivimos y contra las que luchamos. En resumen, los argumentos que están utilizando para desacreditarnos ya los conocemos: feminazis, locas, exageradas, denuncias falsas ... Por mucho que lo disfrazen, en otras palabras, el fondo es el mismo, y existen los machistas de extrema derecha y de izquierda, los agresores comunistas y anarcas, los que ocupan cargos políticos y los que informalmente ocupan una posición jerárquica.

En este encuentro se reafirman en sus posiciones, en sus privilegios. Defendiendo al amigo agresor se defienden a sí mismos, ya que saben que pueden ser los próximos de los que se haga pública una agresión cometida. En este encuentro van cerrando filas para que no tener que escuchar nada más que a sí mismos: es más fácil atacar a las compañeras que trabajar con sus propios privilegios.

Las consecuencias de su elección es la reafirmación del discurso patriarcal más crudo, creando un contexto de devaluación de la lucha feminista en general, e impulsando concretamente un proceso de deshumanización de las mujeres que participaron en la acción y desacreditando la violencia que denunciamos. Esta no es una idea teórica, sino una práctica de violencia que ya se ha ejercido contra varias de nosotras: agresión física, acoso, amenazas de agresión sexual, ... bajo la protección de este discurso patriarcal contra nosotras, porque nadie nos va a creer o a nadie le va a importar que seamos agredidas: simplemente porque hemos expuesto un problema colectivo, dejando en claro que nuestro cuerpo y nuestras vidas están en el centro.

CONTENIDO POLITICO
En esta era de la posmodernidad que enfatiza la diversidad que existe en el sujeto "mujeres", casi nos aventuramos a afirmar que ya somos solo una comunidad afectiva; una colectividad unida inexorablemente por un vínculo trágico de subordinación, violencia, terror, sufrimiento y enojo. La ira aparece en nosotras como el instinto de autodefensa; confirma nuestros límites, nos dice que no podemos aguantar más; pero no solo eso: la ira anula el terror, la ira canaliza el sufrimiento y la ira ... la ira responde a la violencia con más violencia.

Ahora nos vemos en la obligación política de explicar la diferencia entre agresión y defensa propia. Hablar de la legitimidad de un determinado tipo de violencia. Cuando somos violadas o agredidas, estamos dentro de una estructura social, política, económica y cultural que apoya, permite y (re) produce tal violación y agresión. Esta estructura se llama patriarcado. Sí, vivimos y nos relacionamos dentro de un sistema de poder patriarcal, somos patriarcado.

Las mujeres se construyen culturalmente dentro de este patriarcado como un sujeto desarmado; un sujeto desarmado es un sujeto indefenso e inofensivo. Este sistema de opresión nos define y nos redefine permanentemente como víctimas y sólo como víctimas; Un sujeto que es concebido como víctima es incapaz de generar daño: solo puede sufrirlo. Esto explica parte de la consternación social que ocurre cuando las mujeres transgreden el imperativo de la indefensión y nos convertimos en victimarias.

Es lógico, entonces, concluir que cuando nosotras, las agredidas, respondemos con violencia (violencia simbólica y violencia física) a esta otra violencia sistémica, estamos llevando a la praxis la legítima defensa.

Parte de la izquierda, y parte de ciertos feminismos, exclama que la violencia es patriarcal; pero la violencia no lo es, como el poder, no se posee, se ejerce.

El ejercicio de la violencia física por parte de las mujeres es un objeto incómodo y controvertido. Para algunas personas, las mujeres que ejercen violencia simplemente no son mujeres; y, por supuesto, no son feministas. Existe, por otra banda, quien solo aplaude nuestras acciones violentas cuando son hacia otros. Esta anestesia moral ocurre cuando la violencia se dirige a alguien que está lejos. No nos remueve, no nos afecta. Está, por lo tanto, bien.

En este sentido, los hombres que solo ven el error ajeno, vienen a pisar nuestra autodefensa, ocupando rápidamente la primera línea cuando un extraño nos agrede en un bar. Aquellos que quieren defendernos rápidamente, son aquellos que ahora condenan nuestros gritos por estar en contra de ellos. No, las mujeres no pueden señalar a nuestros enemigos por nosotras mismas.

Todo este tipo de comprensiones que intentan anular la acción, a través de la anulación del sujeto que la llevó a cabo, aparece al rescatarte de aquello es socialmente inconcebible: las mujeres humillando, las mujeres ejerciendo la violencia física. Las mujeres que fuimos el sábado 1 de junio serán recordadas, de ahora en adelante, para muchas personas como una imagen de monstruosidad. La misma imagen que habría justificado durante siglos el aislamiento de las mujeres subversivas: desde el retiro social hasta la patologización y el ingreso en instituciones psiquiátricas o penitenciarias.

La lógica punitiva no parte de una lógica neutral, sino sexista; al igual que el propio Estado, es patriarcal: el ejercicio punitivo está bajo el control de los hombres y es desde su punto de vista que se detectan, identifican y castigan las anomalías que perturban su paz social.

Cuando el caso Sanmartín (2015) puso la necesidad de revalorizar y resignificar la violencia desde sufrimiento de la víctima, la búsqueda de una alternativa a la lógica punitiva estuvo muy presente: precisamente por esto se hicieron procesos de acompañamiento, se ofrecieron herramientas de distinta naturaleza y se elaboró un protocolo. Bajo la connotación de que personas distintas, en contextos transformativos, podrían, efectivamente, transformarse a sí mismas; para el caso: dejar de agredir ; es decir, que además de sufrir las agresiones y el cuestionamiento social para hacerlas públicas, asumimos la responsabilidad de reinventar nuevas formas de gestionar tales agresiones fuera de la lógica punitiva del Estado. Pero las agresiones continuarán y las mujeres seguirán sufriendo.

A diferencia de otros casos de denuncia pública, esta vez señalaremos y se señalarán ellos mismos o entre ellos, como agresores a todos los hombres de los movimientos sociales. Esto activa una importante red de afecto y solidaridad que no nos es ajena; Para comprender lo que sucedió el sábado 1 de junio, es esencial tener en cuenta que también fuimos o somos parte de esta red de afecto y solidaridad: algunas de los que estábamos allí no sabíamos que nuestros compañeros agredieron a una o varias de los nuestras hermanas; Otras, simplemente, si lo sabíamos.

Estas, nosotras, habíamos borrado, olvidado, obviado sus agresiones; aprendemos a hacer esto: a borrar, a olvidar, a obviar, para que podamos seguir queriéndolos cómodamente, para poder seguir amándolos y punto. Nuestras alianzas con los hombres nos hicieron dudar, y nuestras dudas llevaron a nuestras hermanas a abandonar los espacios: nuestras dudas llevaron a nuestras hermanas, a nuestras iguales, al aislamiento.

Por lo tanto, algo esencial en el proceso político del 1 de junio es que activamndo la autodefensa feminista responsabilizamos a todos los hombres en nuestro entorno de las agresiones machistas que tienen lugar en él. Los hombres son sujetos individuales, con sus especificidades, identidades con posibilidad de cambio, de transformación, identidades que no suenan fijas. Pero todos pertenecen al mismo grupo estructural, y por esta razón todos ejercen la violencia patriarcal. Ya sea por preservar un cierto tipo de afecto -camaradería masculina-, o por no trabajar en una deconstrucción colectiva, en una desprogramación, vosotros, nuestros compañeros, seguís creando espacios y relaciones de opresión con las mujeres que tenéis alrededor.

AUTOCRÍTICA
Hacemos autocrítica porque creemos que revisarnos a nosotras mismas es una parte honesta y fundamental de hacer política feminista. Nos enriquece y nos hace prosperar colectivamente.

También sentimos que hemos cometido errores derivados de las prisas. Nos pesa especialmente no haber llamado a todas los compas que queríamos y no haber tenido tiempo de revisar y acordar nuestro lenguaje, pero el estado de emergencia en el que estábamos nos exigió una respuesta urgente. No íbamos a esperar más. Esto significaría continuar exponiendo nuestros cuerpos a posibles agresiones. Necesitábamos una respuesta inmediata. Necesitábamos exteriorizar la ira, apropiárnosla como una herramienta política legítima para nosotras. En esta como en todas nuestras luchas. Así que este sentimiento se expresó en nosotras de diferentes maneras: desde gritos, enfado y golpes hasta lágrimas, culpa, dolor ... tantos sentimientos como chicas que estábamos en esa sala.

Esta misma necesidad de urgencia en nuestra respuesta, para realizar una acción-reacción directa en la que los diversos sentimientos se reflejaron en niveles desiguales. Somos conscientes de que tuvimos compañeras que asisten a una solicitud de sorodidad con muy poco tiempo para procesarlo o incluso sin saberlo. Entendemos que esto puede abrir heridas después de haber presionado juicios personales sin previo aviso.

Nuestras voces son diversas, pero un sentimiento común nos atraviesa: hacemos lo que podemos para que nuestros cuerpos estén a salvo. Para que estemos seguras.

Somos conscientes de nuestra transfobia y homofobia interna. Somos responsables de esto. Sabemos que el texto que leímos en la acción tenía un lenguaje opresivo hacia identidades no binarias ni normativas. En el momento anterior a la acción, hicimos una revisión colectiva y superficial del texto, no por eso lbre de lenguaje excluyente. Pero el texto que está circulando es un borrador, un borrador filtrado. No es el texto que se leyó el 1 de junio. Sin embargo, queremos seguir asumiendo y deconstruyendo esta lógica inherente a nosotras. Encontrar las razones para movernos en un contexto binario y blanco, es una pregunta, entre muchas otras, que nos hace reflexionar.

Algunas estamos de acuerdo con la declaración: "todos los hombres son violadores" Otras no. Pero todas compartimos que todos los hombres socializados como tal están programados para violar, insertados, al igual que nosotras, en una cultura de la violación de la que son partícipes. Más conscientemente o menos, tienen una responsabilidad crucial en esta lucha.

También queremos señalar que el texto se interpreta desde un literal, en nuestra opinión, mal intencionada. No se exige la misma coherencia discurso-acción en otros espacios y tipos de lucha. La declaración de guerra, si bien para algunas no es literal, sin duda supone un punto de inflexión. En tanto que muchas de nosotras no queremos seguir compartiendo espacios con hombres socializados en la agresión, otras sí, pero desde otra lógica y desde otras bases de relación muy lejos de las actuales.

Nos centramos en nosotras mismas, nuestra sorodidad de mujeres y establecemos un límite claro y contundente para los agresores.

Asumimos nuestros errores, nuestros privilegios. Nos asumimos incoherentes y contradictorias. Algo que sentimos inevitable al actuar desde lo político, en la formulación de políticas desde lo personal. Reflexionamos, pero también sabemos que si no hacemos nada, nada cambia.

"Tengo la firme convicción de que la acción habla por encima de las palabras, que es necesario desafiar y no intentar convencer y de que el enfado extremo es la verdadera fuerza detrás de todo cambio social "

Juliet Belmas
Última edición por StopSexismo el 03 Jul 2019, 01:02, editado 1 vez en total.

Avatar de Usuario
Contumacia
Mensajes: 6481
Registrado: 16 Dic 2008, 00:03

Re: Feministas gallegas emboscan a más de medio centenar de hombres para humillarles y apalizarles

Mensaje por Contumacia » 03 Jul 2019, 01:01

Teniendo en cuenta cual es el único lugar donde ahora mismo se encuentra ese comunicado traducido y con exactamente las mismas faltas de ortografía en la traducción, bien podemos ir dilucidando de donde salen según qué usuarios que se registran sólo para lo que les conviene.

Avatar de Usuario
Joreg
Mensajes: 6694
Registrado: 17 Dic 2004, 17:45

Re: Feministas gallegas emboscan a más de medio centenar de hombres para humillarles y apalizarles

Mensaje por Joreg » 03 Jul 2019, 08:15

otsabide escribió:
01 Jul 2019, 12:37
El otro día lo leí, y me quedé a cuadros. ¿Qué se supone que pretende conseguir esa especie de "performance"? (porque quiero pensar que se trata de eso, de una acción para provocar algo). ¿Enemistarse con afines?
Yo tampoco lo entendía hasta que leí el comunicado larguísimo en portugués que hicieron. Verás Otsabide. A mí hay cosas de política, cine, literatura, arte en general, filosofía, relaciones humanas... Que no las acabo de comprender y me marean. Lo que sí sé es que en la denuncia que hacen esas mujeres gallegas, hasta donde he conseguido asimilar, hablan de violaciones, abusos y violencias que se llevan sobre ellas en espacios alternativos. Y creo que si esas mujeres hubiesen optado por emplear los recursos del sistema, esto es: denuncia ante la policía, detención del interfecto, juicio que te crió y condena de cárcel por abusos, violación o violencia, más salir cariacontecidos con gafas oscuras y capucha en agosto, en la prensa y en la tele local y en las redes sociales, entrando o saliendo del juzgao esposaos y con la madre y la hermana llorando, esos pavos hubiesen salido muchísimo peor parados, pero que muchísimo más, que con el acto ese de denuncia. Así que creo que los hombres que fueron a esa encerrona, deberían dar las gracias por recibir cuatro collejas, tres patadas y dos escupitajos de personas que seguramente no están entrenadas para repartir leña. Los que no recibieron estopa, deberían reflexionar sobre cómo cierran los ojos a lo que ocurre a su alrededor. ¿Que no lo consiguen con la performance? Pues qué sé yo. Lo mismo algo remueven.
Última edición por Joreg el 04 Jul 2019, 11:17, editado 2 veces en total.
Lo que se gana en velocidad, se pierde en potencia. Lo que se gana en potencia, se pierde en velocidad.

Avatar de Usuario
otsabide
Mensajes: 748
Registrado: 30 Ene 2011, 22:13
Ubicación: Lekeitio (Euskalherria)
Contactar:

Re: Feministas gallegas emboscan a más de medio centenar de hombres para humillarles y apalizarles

Mensaje por otsabide » 03 Jul 2019, 23:19

Bastante interesante.

Puedo estar más o menos de acuerdo con algunas de las cosas que las compañeras exponen en su explicación (que es de agradecer), pero... creo que no importa mucho si yo estoy o no estoy de acuerdo. Es una cuestión de sentido comun que, ante una catarsis (como creo que es el caso), no procede discutir nada, sino ver, oir y callar.

Conozco bastante bien Galicia, y hace unos 20 años me desplazaba allá frecuentemente; veía que en el mundo alternativo el machismo era bastante más acusado comparado con el País Vasco, tanto entre hombres como mujeres. Por poner un ejemplo ilustrativo: en una xuntanza donde todos éramos de izquierdas y supuestamente feministas, al acabar el ágape las chicas recogían todo y fregaban (por propia voluntad) mientras los chicos nos quedábamos fumando y tomando licor café. Éso que a mí me chirriaba estrepitosamente, allá era lo más normal.

En fin. Espero que en esta crisis se rompan muchas cosas, para poder crear nuevas realidades.
-----
Osasuna eta Askatasuna
http://www.abante.eus

Avatar de Usuario
otsabide
Mensajes: 748
Registrado: 30 Ene 2011, 22:13
Ubicación: Lekeitio (Euskalherria)
Contactar:

Re: Feministas gallegas emboscan a más de medio centenar de hombres para humillarles y apalizarles

Mensaje por otsabide » 03 Jul 2019, 23:25

Por cierto que en la revista Ekintza Zuzena que acaba de salir, hay un artículo interesante sobre la forma de lidiar con estos problemas en centros autogestionados, sin recurrir al sistema judicial y policial corriente. "Justicia transformativa", creo que lo llaman.

Imagen
Imagen
-----
Osasuna eta Askatasuna
http://www.abante.eus

Responder