Mujer y CNT :: X Congreso

Contra el sexismo y el patriarcado. Luchas por las libertades sexuales. Despatologización de la diferencia.
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Xell
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Mujer y CNT :: X Congreso

Mensaje por Xell » 19 May 2014, 15:31

Confederación Nacional del Trabajo · X Congreso Confederal
http://es.wikisource.org/wiki/X_Congreso_de_la_CNT
http://cnt.es/xcongreso
http://cnt.es/x-congreso-confederal-acuerdos

ACUERDO SOBRE PRINCIPIOS, TÁCTICAS Y FINALIDADES

1. ANARCOSINDICALISMO.

1.5 Antisexismo

El anarcosindicalismo, en su lucha por alcanzar una sociedad libre, justa e igualitaria, tiene entre sus finalidades la destrucción del patriarcado y el fin del sexismo y de cualquier discriminación por razón de sexo u orientación sexual. No deben existir jerarquías entre las personas en función de su sexo, y rechazamos con firmeza cualquier imposición social o cultural de una conducta o rol según se nazca. Cada individuo ha de desarrollar su personalidad en plenitud sin importar su sexo o sexualidad, huyendo de los convencionalismos que nos fijan un camino a seguir o una manera de ser “femenina” o “masculina”.

No nos olvidamos de que el sexismo y las formas de dominación propias del patriarcado siguen muy vigentes y aunque no sean tan explícitas como antaño, ello no quiere decir que hayan desaparecido. Es más, sus manifestaciones son cada vez más sutiles, y en ello reside su peligro y su capacidad alienante. El sexismo está muy presente en nuestra sociedad, y va calando en las personas desde la más tierna infancia, por ello a menudo su presencia pasa desapercibida. Es por ello que debemos incidir en la educación y los valores que nos transmitimos de unas personas a otras, buscando siempre ir a la raíz de los problemas.

Las y los anarcosindicalistas luchamos por una sociedad en la que cualquier forma de autoridad sea abolida. Queremos que todas las personas, independientemente de nuestro sexo, podamos vivir, desarrollarnos y relacionarnos entre nosotras en pie de igualdad y de libertad.

(...)

ACUERDO SOBRE ACCIÓN SINDICAL

Planteamos este dictamen para poder aunar las diferentes inquietudes manifestadas en el X Congreso y teniendo en cuenta las modificaciones en que se pudiera ver afectada por aquellos temas que pudieran entrar en contradicción con la normativa orgánica.

1.2. SITUACIÓN DE LA MUJER TRABAJADORA: CASI CIEN AÑOS DESPUÉS, ASÍ ESTAMOS.

En el Dictamen sobre el trabajo de la mujer del Congreso de Constitución de la CNT (1.910) ya se abordaba toda la problemática de la mujer trabajadora de manera muy adelantada a lo que serían las posiciones del resto del movimiento obrero y la sociedad en general.

La insuficiencia del análisis y del método empleado para superar la explotación de la mujer por parte de otros enfoques ideológicos deja fuera cualquier vía profunda y definitiva para revertir la situación, por ello, se tiene que dotar de estructuras y de propuestas al margen del núcleo central teórico, organizativo y reivindicativo de esos enfoques.

El anarcosindicalismo y el anarquismo, en general, no tienen ese problema, ni tienen que adoptar esas medidas de “consolación”, pues siendo pioneros en aspectos que tardarían en asomar casi cien años al ámbito social, han pensado en cada momento qué medio y qué respuesta había que dar a cualquier injusticia social, desde su raíz, no desde lo superficial.

Desde hace cien años, la CNT va al grano y no necesita participar en estructuras estatales, ni crear secretarías de la mujer en su interior para analizar y articular respuestas a las injusticias actuales. El anarcosindicalismo en su análisis, vincula la injusticia a la explotación de toda una clase social, por parte de otra que quiere imponer su ley y su moral, con la manipulación y la represión violenta, si es necesario, para mantener sus privilegios y modo de vida, presidido por la mayor acumulación, de la que sean capaces, de toda la riqueza existente en la CNT, como organización, se concibe desde el principio como una gran comunidad de aprendizaje y de apoyo mutuo, independientemente de cualquier característica diferencial como persona: edad, sexo, origen, capacidades, raza, orientación sexual... Esa formación es un medio de superación de la explotación, dado que incrementa la capacidad individual y colectiva para el control de nuestras propias vidas como seres humanos.

La CNT no crea estructuras “terapéuticas” sino que incorpora la cuestión de la explotación de la mujer trabajadora al núcleo central de la lucha por una sociedad más libre y más justa, partiendo de que es el mayor conjunto humano en la Tierra afectado de discriminación y explotación y que, sin su incorporación a la organización y al proceso revolucionario, cualquier tentativa por cambiar el orden social estaría condenado al fracaso.

Ahora bien, la riqueza de la libre asociación en el anarquismo también produjo y produce experiencias asociativas entre personas por otro denominador común que no sea el de ser trabajador o trabajadora, como puede ser el de género.

El problema crucial de la ignorancia como impedimento para la toma de conciencia se ha ido transformando en otro tipo de impedimentos en las sociedades industrializadas, paradójicamente se ha incrementado la enseñanza obligatoria y el acceso de las mujeres a la enseñanza universitaria, pero se crean enormes prejuicios al interiorizar las personas de la clase trabajadora un entrenamiento intelectual y un discurso propio de la clase dominante, interclasista, en el que la palabra trabajador, trabajadora, obrero, obrera, son tabúes.

Hoy el reto ya no es la ignorancia literal, sino la extirpación de la conciencia de clase. A la CNT que se desenvuelve en estos tiempos llegan compañeros y compañeras que han superado algunas de esas barreras, pero que pueden seguir teniendo interiorizado un discurso interclasista, que su mayor nivel de instrucción formal ha generado, igual que se puede tener interiorizado un discurso machista o hembrista generado por la reproducción social en la que hemos sido educados/ as. Es preciso identificar estos sesgos y tenerlos en cuenta cuando analizamos la realidad social, intentando darle una respuesta efectiva.

En el Congreso de Constitución de la CNT, sus dictámenes atacaban la explotación de la mujer trabajadora a manos del patrón, pero también a manos de su propia familia. Hoy día todo es más sutil en las sociedades occidentales y por ello, también hay que denunciar la explotación de la mujer trabajadora a manos de otras mujeres.

Hay varios factores que determinan la explotación de la mujer trabajadora en su casa, uno de ellos es la conducta burguesa de las personas con las que convive, unido a su propia función como principal reproductora social de este estado de cosas, al actuar como un agente de transmisión de esos mismos valores.

Todas y todos deberíamos hacer en cuánto al género el mismo trabajo que hacemos en cuanto a otras cuestiones. Con frecuencia, pensamos que son cosas que tenemos superadas, y sin embargo, surgen constantemente en las relaciones con los/las demás y acabamos reproduciendo con nuestro comportamiento, aún sin saberlo, todas y todos, día a día el patriarcado. Son cuestiones profundamente arraigadas, que pertenecen muchas veces al inconsciente porque han anclado en nuestra personalidad durante toda nuestra socialización.

El presentar a la mujer como víctima de una realidad es una manifestación más de paternalismo y el simplismo con el que se suele enjuiciar esta cuestión, de ahí la importancia de la concienciación. Hay hombres que explotan a mujeres y viceversa, hombres que explotan a hombres, mujeres a mujeres, se explota, también, a muchas criaturas... Pero el grado de explotación, en general, de las mujeres trabajadoras en el mundo supera al de los trabajadores. Año a año, se perpetúa esta triste afirmación, porque ese plus de explotación a lomos de las trabajadoras engorda las cuentas que los ricos/as tienen en su paraíso.

La explotación a las trabajadoras es la explotación de una clase sobre otra y no de un sexo sobre otro. Hay mucho interés en que lo veamos de esta segunda manera: Interesa que las mujeres y los hombres no adquiramos conciencia de clase, para seguir dominados por una minoría, clase avariciosa de toda la riqueza y poder.

Incluso, cada año al “Día de la Mujer Trabajadora” se le quiere borrar su origen ligado a la terrible lucha del movimiento obrero por la igualdad humana y el reparto de la riqueza, despachándolo con un mero “Día de la Mujer”, como en las campañas comerciales del Día de .....

Pero, ¿hasta qué punto la situación de explotación de la trabajadora evoluciona en nuestro entorno? Bastan unos pocos datos para imaginar el verdadero alcance de una explotación que no sólo ocurre en el tercer mundo.

1.2.1. Familia

No podemos negar el avance que la “independencia” económica de la mujer ha supuesto en cuanto a la superación de la sumisión de las mujeres a los hombres, pero creemos que hay causas estructurales sin cuya eliminación no será posible la incorporación de la mujer de forma integral y masiva a todos los ámbitos sociales. Da igual el modelo de familia en el que hayamos escogido vivir, el caso es que alguien tiene que ocuparse de ella, y que en no pocas ocasiones esta tarea será incompatible con una jornada laboral de 40 horas más los desplazamientos.

El avance en la equidad social de hombres y mujeres tiene su límite si no cambiamos radicalmente las estructuras sociales. Sin menospreciar el peso de la costumbre, hay que tener en cuenta la realidad fisiológica, pues al fin y al cabo son las mujeres las que paren y amamantan, lo que condiciona lógicamente la elección sobre quién debe hacerse cargo del cuidado de las criaturas, al menos en sus primeros meses, responsabilidad que una vez asumida, tiende a perpetuarse. Así los empresarios se encuentran con que a la hora de promover a un empleado a un puesto de responsabilidad, una mujer les genera incertidumbre y un hombre no. Esta misma discriminación de género se da aunque no haya una base fisiológica, como es el caso de las adopciones o los familiares dependientes.

Y así nos encontramos con que las mujeres ocupan menos cargos de responsabilidad, porque su compromiso con la empresa puede cambiar en caso de tener hijos y por tanto su salario es más bajo, y que teniendo un salario más bajo, las mujeres escogen renunciar a sus compromisos a favor de los compromisos de sus compañeros mejor pagados. Así parece que las mujeres, aún cuando se superara el machismo remanente, se ven abocadas a ser las responsables del cuidado “familiar”, y el debate se plantea en cual deba ser la “colaboración” de los compañeros.

En este país, aunque la mujer trabajadora va retrasando la edad del matrimonio, la inmensa mayoría de las personas que se casan muy jóvenes, son mujeres, se sigue considerando central como proyecto de vida la pareja. La implicación en la contracepción sigue siendo muy desigual. La casi totalidad de las familias monoparentales con hijos están gestionadas por una mujer, de ellas, el 100% de las más precarias, su cabeza de familia es una mujer.

Viendo que la pensión por incapacidad que reciben las mujeres es un 75% de la del hombre y la de jubilación, un 59%, llegaremos a este retrato de las mujeres trabajadoras en este país: Son mucho más pobres que los hombres. Forman parte del cada vez más numeroso grupo de pobres con trabajo.

Tienen más responsabilidades familiares.

Viven mucho más tiempo de sus vidas solas -aún con hijos-que los hombres.

Tienen muy difícil sacar adelante a su gente o encontrar un trabajo apropiado porque no pueden compatibilizarlo y como consecuencia, sus pensiones contributivas son de auténtica miseria o para que resulte compatible tienen que sacrificar la vida de sus propias madres.

Cuando pueden, retrasan su maternidad porque la práctica inexistencia de servicios para criaturas y familiares dependientes afecta infinitamente más a las trabajadoras que a sus compañeros.

La responsabilidad de la contracepción sigue recayendo principalmente en ellas y es más grave la situación de las trabajadoras extranjeras, pues a lo anterior hay que añadir: menor corresponsabilidad y peor actitud de sus parejas, menor formación contraceptiva, menor apoyo, situaciones laborales absolutamente incompatibles con la maternidad (sector doméstico interno y externo, hostelería, agricultura, sin derechos laborales) y la existencia de otra familia en su país de origen en uno de los miembros de la pareja o en ambos. En casi la mitad de los nacimientos de madre extranjera, ésta era soltera, doble que las españolas.

Y también es muy grave la situación de las mujeres mayores, cuya menor calidad de vida se debe a unas pensiones de hambre, a sus enfermedades crónicas por la poca atención a su salud y por las condiciones en las que trabajaron a lo largo de su vida. Y aún así, una parte de ellas sigue cuidando de alguien (nietos, hijos separados o dependientes) e, incluso, aportan su pensión. Sus hogares, junto a los de los emigrantes, son los menos habitables: Mala edificación, sin ascensor y poco accesibles.

1.2.2. Trabajo

El rol familiar de la trabajadora, repercute en su trabajo asalariado y no asalariado y aún así, con mucho esfuerzo, se incorpora crecientemente al mercado laboral, pero sin alcanzar la tasa de actividad masculina, pues los obstáculos siguen ahí, al igual que ese trabajo sumergido explicativo de su menor tasa de actividad “oficial”. Todavía queda mucho para igualarse.

La versión actual de la eterna crisis capitalista aumenta más el paro en los hombres, al caer sectores en los que eran mayoritarios: construcción y automóvil. Es previsible que su onda expansiva provoque la caída de los sectores donde la trabajadora esté más representada, al minimizar el presupuesto para servicios comunitarios (mayoritariamente femeninos) y caer el consumo de servicios (de fuerte feminización).

La reducción de servicios comunitarios no sólo incide en el empleo directo de las trabajadoras del sector (atención sociosanitaria, servicios socioeducativos, sanidad), sino que obstaculiza la compatibilidad de la doble jornada del resto de mujeres. Y la pescadilla que se muerde la cola: si la trabajadora se queda en paro, decrece la demanda de servicios privados, al no poderlos pagar (escuelas infantiles, limpieza, restauración)pues son desempeñados por la propia parada.

Por todo ello, los datos son muy malos para las trabajadoras.

1.2.2.1. Paro

Siendo mayor que el de los hombres, no es menos grave la baja tasa de empleo solo trabaja por cuenta ajena poco más de la mitad de las mujeres en edad laboral (Tabla 1).

En nuestro país la tasa de paro de las mujeres es mucho peor en valores relativos que la del trabajador, por elevada que sea y que la de las otras trabajadoras europeas.

Los parados de larga duración son mayoritariamente mujeres en el tramo de 40-44 años y en el de 65-69 años, pues en lugar de jubilarse intentan seguir trabajando, debido a su mala situación y a la falta de tiempo de cotización.

La trabajadora en España ocupa el escalón ocupacional más mísero, las cifras hablan por sí solas: reciben la mayoría de los subsidios, prestaciones por desempleo asistencial y de la renta activa de inserción.

1.2.2.2. Contratos

Las mujeres aceptan la mayoría de contratos a tiempo parcial y por causas familiares representan la totalidad.

Las mujeres encabezan la mitad de los contratos temporales, aun siendo menor el número de asalariadas que de asalariados.

En el resto de modalidades de contratos precarios las mujeres son mayoría.

En el marco europeo, la temporalidad es el doble de la media y la tasa de abandono del empleo por causas familiares, diez veces mayor que la de los trabajadores.

Aún es más sangrante la situación de la mujer trabajadora en el mercado sumergido, cobrando “por pieza”, o a expensas de: “Mañana, ven dos horas para las comidas y dos para las cenas” o “mañana no vengas”. Este sector, a escala mundial se nutre de mujeres y niñas, principalmente.

Combinando tipo de contrato y tasa de empleo descubriremos quién se aprovecha dentro y fuera de casa del doblete de la trabajadora. Así no puede promocionar, ni tener estabilidad económica, ni generar derechos pasivos, ni cualificarse.

1.2.2.3. Salarios

Son claramente sexistas: El salario no sumergido de las mujeres a igual sector y categoría es muy inferior al de sus compañeros, incluso cuando consiguen el reconocimiento de la misma categoría. Esto no beneficia a los hombres, sino a la patronal: lo que roban a las mujeres, no se lo dan a los hombres. Y es sexista, porque las mayores diferencias se dan en los conceptos arbitrarios de la nómina: los variables y las horas extras, siendo menores las diferencias en el salario base (Brecha Salarial).

1.2.2.4. Trabajo no remunerado

Dedican al trabajo doméstico el triple de tiempo que los hombres, mientras sólo dedican la mitad que ellos al trabajo remunerado. Eso redunda en su menor tiempo libre, desde luego.

Trabajo remunerado y no remunerado se implican mutuamente y, en consecuencia, el tiempo dedicado a la crianza sigue estando muy desequilibrado. Además, el empeoramiento de las condiciones laborales disminuye el tiempo destinado por ambos progenitores a las criaturas, perjudicando su desarrollo.

Nos escandalizó la propuesta europea de subir la jornada laboral a 65 horas, pero lo cierto es que analizado en estos términos, la jornada laboral para el sostenimiento de una familia ha pasado de 40 horas a 80 en el último medio siglo.

Las mujeres producen la mayoría de los alimentos de los países “en desarrollo”, pero sólo el 5% son propietarias de las tierras y ganado que trabajan.

1.2.2.5. Cualificación y educación

Para llegar siquiera a comparar nóminas y contratos el tipo de ocupación debe ser equiparable, pero no lo es: el empleo disponible para mujeres es de menor cualificación y más eventual.

La formación ocupacional es sexista y los cursos perpetúan trabajos tradicionales: cuidadora, ámbitos domésticos, centros de pequeño tamaño, con pocas posibilidades de convivir con otras mujeres y hombres trabajadores y de encontrar al sindicato.

Como ejemplo, en la Formación Profesional Reglada el 50% son alumnas, pero en ambos Grados, se refleja la reproducción social: la mayoría de las familias profesionales están desequilibradas (Figura 2). Ello demuestra, a las claras, la inutilidad de la libertad de elección, si los modelos y expectativas, con relación a los géneros que la sociedad tiene, siguen siendo tradicionales y, en eso, los medios de comunicación, la familia y la religión tienen la culpa.

La “sobrecualificación”: En el mundo desarrollado, para ocupar los mismos puestos de cierto nivel, las mujeres tienen que incrementar y hasta duplicar sus acreditaciones formativas y académicas, respecto a los hombres. Tras titularse se introducen en una espiral de cursos y cursillos en la que no se pueden relajar nunca. El acceso de las mujeres a estudios postobligatorios y universitarios y sus calificaciones o el retraso del matrimonio y maternidad, son espejismos que no se traducen en la mejora de su situación laboral. Y, a pesar de todo, debe hacerlo, pues sigue siendo un factor favorecedor de oportunidades socioeconómicas, a la vez que ofrece un modelo progresivo a sus hijos e hijas para que la situación cambie y no se reproduzca.

La educación es la responsable de que las propias mujeres sean el principal instrumento de reproducción social en los países en desarrollo, ya que suele estar en sus manos la educación de hijos e hijas: Las propias mujeres son las que ejecutan la mutilación genital de las niñas.

Allí y aquí pesa, no sólo el currículo oficial, sino el “oculto”, que es mucho más efectivo en la formación de estereotipos, valores, actitudes y expectativas. Esta agenda oculta es ejecutada inexorablemente por los medios y por la familia. La discriminación educativa no está tanto en el nivel del discurso, como en el fáctico.

1.2.2.6. Salud laboral

Las trabajadoras por cuenta ajena sufren más accidentes graves (no mortales) que los hombres y tienen peor salud laboral, como resultado de los diferentes factores: doble jornada, trabajos repetitivos y estáticos, menor descanso, menor ejercicio físico, menor tiempo dedicado a su cuidado y prevención, menor tiempo de baja laboral por enfermedad, menor información y mayor actividad sumergida (falta de condiciones saludables y formación). Llegan al retiro con una media de dos enfermedades crónicas.

1.2.2.7. Sindicación

Los datos de sindicación son un secreto muy bien guardado, pero se estima que: Incluso en los sectores con garantías sindicales y mayoría femenina, las sindicadas son muy minoritarias. La mayoría de las trabajadoras se ocupan en sectores donde no se puede ni estimar este dato, luego el número será menor.

Se estima que representan la cuarta parte de la afiliación de los sindicatos, teniendo mayor nivel y solidez en el sector industrial.

En los burosindicatos nacionales las delegadas a congresos son un 10% y son el 20% del ejecutivo (incluyendo secretarías florero). En ese sentido, las Secretarías de Mujer (estructuras especializadas en la “igualdad”), no han producido ninguna mejora en las condiciones laborales, ni en su peso sindical, más allá de cuotas y lenguaje políticamente correcto.

1.2.3. Conclusión

En el mundo, la desigualdad de género, la falta de expectativas potenciales, la discriminación y la violencia contra las mujeres son la norma y no la excepción.

En un mercado laboral estrictamente dividido por sexo, la contribución a la riqueza y bienestar de la trabajadora se quiere invisibilizar.

La situación seguirá empeorando en los próximos años cuando no haya renovación generacional de las abuelas que sostenían la incorporación laboral de sus hijas.

Mujeres de clase trabajadora están pagando con su explotación la liberación de burguesas de las que reciben lecciones teóricas de emancipación.

Como la educación es el medio más importante para que las mujeres adquieran las aptitudes y la autoconfianza necesarias para la mejora de su vida y para la transformación social, nuestra obligación como organización es ayudar a eliminar cualquier obstáculo que impida la participación social que educa, empezando por el sindicato. El movimiento libertario siempre ha sido el más comprometido con ello, recordémoslo.

Los compañeros/as de los medios tienen que oponerse radicalmente a la transmisión de estereotipos trasnochados y la juventud tiene que ser consciente de que los prejuicios por el aspecto exterior esclavizan, principalmente, a mujeres de todas edades.

Hoy, con los nuevos vecinos en nuestras ciudades, han llegado mujeres a las que no se les permite acceder a la educación y al trabajo remunerado, por razón de una idea religiosa, generalmente.

El trabajo remunerado de las trabajadoras es indispensable para su autosuficiencia y el bienestar de las personas a su cargo, para ello, tiene que haber:

Una distribución equitativa de actividades no remuneradas entre todos los que conviven.

Disminución de jornada para todos.

Servicios comunitarios suficientes.

Igualdad laboral.

Sindicación.

La incorporación de la mujer al trabajo se ha visto tradicionalmente desde los movimientos obreros como un ámbito de trabajo donde la pelea había que buscarla en la asimilación al alza de las condiciones laborales de las trabajadoras respecto a los trabajadores, y desde los medios feministas como el requisito indispensable para que las mujeres pudieran liberarse de la opresión del patriarcado a través de la independencia económica. Podemos afirmar que ni uno ni otro objetivo han sido alcanzados.

También queremos, partiendo de éste análisis, llamar la atención sobre la dimensión y responsabilidad personal en cuanto a las formas de creación y reproducción de los sistemas de poder y dominio. No hay revolución posible sin la revolución de lo cotidiano.

La superación del interclasista feminismo burgués se demuestra andando: la organización de clase no se puede nutrir sólo de una supermilitancia poco accesible a las trabajadoras, sino de vías de participación más flexibles y mayoritarias, que muchos sindicatos de la CNT están llevando a cabo, a través de secciones sindicales, por ejemplo, pues el apoyo mutuo contra la gigantesca injusticia hacia las trabajadoras en el mundo, así lo requiere.

(...)

8. MUJER TRABAJADORA

8.a) Objetivos a corto y medio plazo para mejorar nuestra organización en relación con la mujer trabajadora:

Introducción transversal de la conciencia de la mayor explotación laboral y vital de la trabajadora en todos los niveles: plataformas reivindicativas, vías de reunión e información del sindicato, comunicados, etc...

El aumento de afiliación y de participación de las afiliadas en la vida del sindicato como objetivo a conseguir.

Cuidar la imagen de la organización para que esté libre de estereotipos que dificultan la identificación de las mujeres trabajadoras con el sindicato.

Uso del lenguaje no sexista

Participar activamente en la denuncia de la perspectiva del feminismo burgués interclasista.

Evitar dar soluciones en apartados “mujer” que deben ser generales, como los servicios comunitarios o la anticoncepción.

Dejar de identificar mujer con reproducción.

8.b) Objetivos a corto y medio plazo en nuestras luchas sociales:

Distribución equitativa de actividades no remuneradas entre todos los que conviven.

Abolición de estereotipos en los medios de comunicación sobre el ejercicio profesional.

8.c) Objetivos a corto y medio plazo en nuestras luchas sindicales:

Se incorporará a la tabla reivindicativa para la acción sindical de la CNT:

Que todos los permisos en el trabajo vinculados al cuidado de los hijos y familiares se hagan extensivos e irrenunciables para ambos padres/madres o cuidadores/as y se disfruten simultáneamente o de forma consecutiva, a elección de los trabajadores/as.

Que la aplicación de esta reivindicación no suponga merma alguna a los derechos actualmente reconocidos, se trata de ampliar los permisos, no de repartirlos.

Reivindicamos también poder cuidar a las personas con quienes convivimos sin necesidad de la existencia de lazos de consanguinidad y también el de ser cuidado por ellas. Por lo que proponemos:

Que todos los permisos laborales derivados de la enfermedad familiar contemplen como familiar de primer grado a las personas con quienes convivimos, independientemente de la relación sobre la que se haya constituido la convivencia.

Que en caso de enfermedades que impliquen dependencia, que los permisos retribuidos se hagan extensivos a la persona que el enfermo/a designe como cuidador/a. En el caso de menores con padres/madres trabajadores o cuidadores/as cualquiera de ellos/as podrá obtener el permiso retribuido. Disminución de jornada. Servicios comunitarios suficientes (dependencia, infancia, enfermedad, salud, anticoncepción, etc.). Igualdad laboral sin discriminación por sexo, género, raza o cualquier condición. Derecho al trabajo remunerado fuera de la unidad de convivencia, con salario y derechos sociales suficientes para una calidad de vida humana. Abolición de estereotipos en los medios de comunicación sobre el ejercicio profesional.
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Xell
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Re: Mujer y CNT :: X Congreso

Mensaje por Xell » 19 May 2014, 15:34

Lo anterior son extractos de los acuerdos congresuales referidos a la mujer.

El Trabajo de la Mujer. Primer Congreso de CNT 1910
viewtopic.php?f=10&t=54061
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