Tesis sobre Fuckerbach

Contra el sexismo y el patriarcado. Luchas por las libertades sexuales. Despatologización de la diferencia.
autogobierno
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Tesis sobre Fuckerbach

Mensaje por autogobierno » 02 May 2014, 20:39

[El título es una broma. Para quien no la entienda, escribí estas reflexiones sobre la liberación y la libertad sexual en forma de homenaje a las Tesis sobre Feuerbach de Marx.]

I. En algunas sociedades del planeta, desde la segunda mitad del siglo XX, se ha dado una revolución socio-cultural conocida como "liberación sexual". Esta liberación sexual significó la erosión -todavía en proceso- de ciertas restricciones patriarcales a la sexualidad que venían instauradas desde hace siglos. Antes de ella, existía algo parecido a un comercio regulado por autoridades feudales/monárquicas, hoy existe algo parecido a un "libre mercado". Gracias a ella hoy se ha logrado un mayor grado de autonomía sexual para las mujeres y la paulatina emancipación de las diversidades de sexo-género invisibilizadas, marginadas y oprimidas por el sistema heteronormativo impuesto desde finales del siglo XIX, todo esto traducido en avances en derechos. Todavía existen materias pendientes en cuanto a equidad y derechos, pero la liberación sexual anterior tiene un defecto primordial: no trasciende los marcos de la cosificación.

II. Antes de seguir, necesitamos tener en claro que toda discusión teórica sobre el sexo -y sobre la autonomía en el ejercicio del mismo- tiene un límite en el hecho de que hay cosas de las que solo se está seguro al hacerlas en vez de hablando u observando. Hay preguntas a las que la teoría no puede responder porque ese es el terreno de los cuerpos. Así como las palabras no pueden suplir a los actos, las observaciones no pueden suplir a las sensaciones.

III. El presente esquema de "igualdad formal en la cosificación" en teoría garantiza libertad para todos, pero en la práctica no lo hace. Los individuos más "liberados" son quienes tienen el margen para actuar como capitalistas de sí mismos, pudiendo realizar sus inversiones sexo-afectivas según una racionalidad de costo/beneficio. Los "proletarios" de este nuevo mercado son quienes cuentan con cuerpos alejados de los estereotipos de lo deseable. El próximo paso inmediato de la liberación sexual es atacar este sistema que margina a ciertas corporalidades del acceso al deseo y al afecto, obligando a sus portadores a "compensar" con "personalidad" o relegándolas a fetiches. Así como la manifestación más clara del sistema heteronormativo es la práctica de la homofobia, la manifestación más clara de este sistema normativo de corporalidades es la práctica de la gordofobia.

IV. La crítica anterior de la objetivación sexual solo ha contemplado cuando ese acto de objetivación era impuesto autoritariamente al individuo. Hoy existe la posibilidad de que el individuo elija ser un objeto sexual y explotarse como tal. La desventaja de criticar esta objetivación sexual desde un lugar moralista es alimentar la oposición a la liberación sexual en sí, posición sostenida hoy por nostálgicos de las viejas épocas donde había "valores" y "límites". La desventaja de no criticarla es alimentar la ilusión de que ser un sujeto se limita a autogestionarse como objeto.

V. Si bien el aprovecharse de la condición de objeto sexual significa un mayor nivel de autonomía que ser sometido a esa condición sin sacarle ninguna ventaja, al glorificar el aprovechamiento como "empoderante" se favorece la perspectiva de que la liberación sexual ya está completada o que solo falta que haya menos prejuicios, que la gente sea más tolerante y mentalmente abierta, etc. La crítica a la objetivación sexual debe actualizarse como crítica de la alienación y no solo como crítica de la opresión. Para la pregunta "¿y quién decide quién está alienado y quién no?", volver a la tesis II.

VI. Un resultado de la cosificación es la concepción del sexo como un bien que se da o se obtiene. Solo que donde antes ese intercambio estaba regulado por mandatos impuestos y por autoridades personales (el jefe del clan, la autoridad religiosa, el padre de familia, el esposo), hoy es cada vez más regulado por la voluntad individual condicionada por la cultura de masas y por la presión de pares. Esto abre más posibilidades a la autogestión, condición necesaria para la libertad. Pero no condición suficiente.

VII. Al ser cosificado el sexo puede ser cuantificado, y de ahí surgen tanto la culpa de y la condena moralista a quienes tienen "mucho sexo" como la angustia de y la burla a quienes tienen "poco sexo". El capitalismo como "modo de producción de soledades" fomenta una actitud capitalista hacia el sexo, como una mercancía o riqueza que puede intercambiarse o acumularse (o perderse, o ser robada por otro). Pero el sexo como actividad afectiva-recreativa es un momento que se comparte. Somos seres sexuales incluso en los momentos que no estamos "teniendo sexo". La lógica de la escasez sexual tiene sus beneficiarios en quienes quieren vendernos aquello que nos "hace falta". El sentimiento de ser un "perdedor" tiene sus beneficiarios en quienes quieren que paguemos el precio para ser "ganadores".

VIII. Las nuevas tendencias como el poliamor y literatura de vanguardia como "The ethical slut" (traducido como "La ética promiscua") renuevan la opinión pública sobre las relaciones no-monogámicas (que siempre han existido) y revalorizan las viejas teorizaciones sobre el amor libre, pero mantienen el debate sobre la liberación sexual en la esfera del "con quién". Algo similar sucede con la divulgación de prácticas sexuales milenarias o novedosas (antes marginadas en Occidente por la moralina judeo-cristiana), solo que en vez de "con quién", nos mantenemos en el terreno del "cómo". Es al llegar a la esfera del "por qué" y "para qué", tras sortear las trampas puestas por el discurso normativo médico/psicoanalítico/romántico, donde podemos hallar nuestras propias razones y por lo tanto concluir que tanto el apegarse a las convenciones como el ir contra ellas no son en sí mismos caminos para nuestra libertad sexual.

IX. Nuestra mente con su capacidad de generalizar e intuir puede ir mucho más lejos que nuestro cuerpo y nuestras emociones. Eso es una ventaja para la teoría pero si nos olvidamos que no somos solamente una mente puede ser una desventaja para la práctica. No es conveniente declamar afirmaciones con nuestra voz que después no banquemos con nuestros cuerpos. Lo "correcto" en términos de una ética de la autonomía es atender a nuestras necesidades y deseos (que pueden variar) sin pasar por encima de las necesidades y deseos ajenos.

X. Necesitamos distinguir entre los procesos de liberación y las prácticas de libertad. Los procesos de liberación tienen que ver con desmantelar o sortear obstáculos generales a la autonomía; las prácticas de la libertad tienen que ver con el uso concreto que cada individuo le da a su autonomía. Estos usos no se relacionan con una "esencia" que la liberación descubriría o realizaría, sino que varían para cada individuo según la propia percepción de sus necesidades, sus deseos, sus capacidades y sus posibilidades. Puede haber un camino común para liberarse, pero hay infinitos caminos individuales para ser libre.

XI. Hasta ahora la liberación sexual se ha limitado a la transición de objetos sexuales oprimidos a objetos sexuales autogestionados. De lo que se trata es que seamos sujetos sexuales autónomos.
Quienes no pueden cambiar su mentalidad no pueden cambiar nada

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