xDDDLa pornografia me interesa mucho, pero nunca he sabido decir por qué, o nunca me he atrevido a decirlo.
PORQUE ERES UN PAJERO
Como todas.
xDDDLa pornografia me interesa mucho, pero nunca he sabido decir por qué, o nunca me he atrevido a decirlo.
¿Quién, yo? Pero cómo, si...Alexandra Kollontai escribió:PORQUE ERES UN PAJERO
También es real que si tienes una cámara para internet en tu casa, puedes posar en pelotas delante de ella -en solitario o con tu pareja o con una pareja- e inscribirte junto a otras muchas personas en portales de internet cuyos usuarios y cuyas usuarias -no pcos ni pocas, al parecer- podrán contemplarte y echarte unas monedas si les gustas o si te animas a enseñarles tus genitales o los tuyos y los de tu pareja o los tuyos y los de una pareja. Si le echas unas horas y mucha impudicia, parece ser que también es real que sacas unos dineros. Follad, follad, malditos.
Durante la Gran Depresión de USA, en 1932, se pusieron de moda los concursos de maratones de baile: los bailarines danzaban casi sin interrupción, hasta que sólo quedaba una pareja en pie. El baile duraba más de un mes, hasta acabar con el agotamiento físico y psíquico (y el abandono de toda esperanza, o la muerte). La historia, basada en la novela ¿Acaso no matan a los caballos? (1935) de Horace McCoy, cuenta la historia de dos bailarines que descubren que del premio al que aspiran hay que descontar toda la organización del maratón -con lo queda muy menguado- y abandonan decepcionados y sin esperanza de poder ir a la Meca de Hollywood (por haber obtenido el premio). La única salida para Gloria, la protagonista, es el suicidio -y Robert le ayuda a hacerlo-.
El animador del baile, trasunto del sistema capitalista que lo anima, define con meridiana claridad que el maratón es tan sólo un espectáculo en el que lo que se muestra es la miseria, el hambre de los bailarines y la pobreza de los seres humanos. Es por esto por lo que el público paga su entrada: para ver a sus semejantes cómo echan las entrañas en pos de un hipotético premio. Pagan su entrada para ver cómo espectáculo la miseria de los más desposeídos y su muerte. El capitalismo convierte en entretenimiento la muerte -cuando menos moral- de sus oponentes. El contexto que envuelve a los protagonistas, que ocupa casi toda la película, constituye un lamento absolutamente negro, con el agravante de que lo que retrataba era real.