Fragmentos de Grandes Obras

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SocialismoFederal
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Fragmentos de Grandes Obras

Mensaje por SocialismoFederal » 25 May 2012, 01:36

Mi idea es colgar fragmentos de libros que representen las ideas anarquicas para los que recién comienzan a transitar estos caminos para acompañarlos en su inserción al mundo anarquista.

Empezare con un grande del anarquismo:

La Conquista Del Pan

(...) Pero sucedio que todo cuanto permite al hombre producir y acrecentar su fuerza productiva fue acaparado por algunos. El suelo que precisamente saca su valor de las necesidades de una población que crece sin cesar, pertenece hoy a minorias que pueden e impiden al pueblo cultivarlo según las necesidades modernas.

Las minas, que representan el trabajo de muchas generaciones y su valor no deriva sino de las necesidades de la industria y la densidad de la población, pertenece hoy a unos pocos y esos pocos limitan la extracción de carbon o la limitan en su totalidad si encuentran una colocación màs ventajosa para sus capitales. Tambièn la maquinaria es propiedad de algunos y aun cuando tal o cual maquina representa sin duda alguna el perfeccionamiento aportado por 3 generaciones de Obreros, no por eso deja de pertenecer a minusculos Patrones y si los nietos del mismo inventor que construyo 100 años a la primera màquina de hacer encajes, se presentan hoy en una fàbrica de Londres o París reclamando sus derechos les gritarian: "Marchaos de aquí, esta màquina no es vuestra". Y si quisiesen tomar posesion de ella se encontrarian con las metrallas y fusiles del ejercito.

Los Ferrocarriles, que no serían más que inutil hierro viejo sin la densa población de Europa, sin su Industria, su comercio y sus cambios pertenecen hoy a minotitarios accionistas, ignorantes quiza de los caminos que les dan renta superiores a las de un Rey de la Edad Media. Y si los hijos de los que murieron a millares cavando las trincheras y abriendo los tuneles se unieran y fueran andrajosos y hambrientos a pedir pan a los accionistas, el peso de la ley los aplastarìa y dispersaría para proteger los derechos adquiridos.

En virtud de esta organización monstruosa, cuando el hijo del trabajador entra en la vida no haya campo que cultivar, máquina que conducir ni minerales que sustraer con el pico sino cede una mayor parte de lo que produzca.

Tiene que vender su fuerza para el trabajo por una ración mezquina e insignificante. Su abuelo y su padre trabajaron para poner en optimas condiciones a ese campo, para edificar aquella fábrica, en perfeccionarla si él obtiene el permiso para dedicarse al cultivo de ese campo, es condición que él ceda una cuarta parte del producto a su amo y otra cuarta parte al gobierno y a sus intermediarios. Y ese impuesto que le saca el Estado, el Capitalista, el señor y el negociante irá creciendo sin cesar.

Si se dedica a la Industria, se le permitirá que trabaje a condición de no recibir más que el tercio o la mitad del producto siendo el resto para quien la ley reconozca como propietario de la maquina.

Clamamos contra el Barón feudal que no permitia al cultivador tocar la tierra a menos de entregarle al propietario el cuarto de la cosecha y el trabajador con el nombre de libre contratación, acepta obligaciones feudales porque no encontraría condiciones más aceptables en ninguna parte. Como todo es propiedad de un amo, debe ceder o morirse de hambre.

De tal estado de cosas resulta que nuestra producción es un contrasentido: al negocio no le conmueve las necesidades de la sociedad su único objetivo es aumentar los beneficios del negociante, de aquì las continuas fructuaciones de la Industria, las crisis en estado crònico. No pudiendo los obreros comprar con sus salarios las riquezas que producen la Industria busca mercados fuera entre los acaparadores de las demas naciones, pero en todas partes encuentra competidores puesto que la evolución de todas las naciones se realiza en el mismo sentido y tienen que estallar guerras por el derecho de ser dueño de los mercados. Guerras por las poseciones en oriente, por el imperio de los mares para imponer derechos aduaneros y dictar condiciones a sus vecinos. Guerras contra los que se sublevan.

No cesa en Europa el ruido del cañon. Generaciones enteras son asesinadas. Los Estados Europeos gastan en armamentos el 1/3 de sus presupuestos.


(...)

Pedro Kropotkin

Seguire con otro coloso dentro del anarquismo, más precisamente un grande en la I Internacional. UN gran teórico y un excelente escritor.

Dios y el ESTADO

" (...) Jehova, que de todos los buenos Dioses que han sido adorados por los hombres es ciertamente el más envidioso, el más vanidoso, el más feroz, el más injusto, el más sanguinario, el más despota y el más enemigo de la dignidad y de la libertad humana que creó a Adán y a Eva por no sé que capricho (sin duda para engañar su hastío, que debía de ser terrible en su eternamente egoísta soledad o para procurarse nuevos esclavos) había puesto generosamente a su disposición toda la Tierra, con todos sus frutos y todos los animales y no había puesto a ese goce completo más que un limite.
Les había prohibido expresamente que tocaran los frutos del árbol de la ciencia.

Quería que el hombre, privado de toda conciencia de si mismo, permaneciese un eterno animal siempre de cuatro patas ante el dios eterno, su creador y su amo. Pero he aquí que llega Satanás, el eterno rebelde, el primer librepensador y el emancipador de los mundos. Avergüenza al hombre de su ignorancia y de su obediencia animales; lo emancipa e imprime sobre su frente el sello de la libertad y de la humanidad impulsándolo a desobedecer y a comer del fruto de la ciencia.
Se sabe lo demás. El buen Dios, cuya ciencia innata constituye una de las facultades divinas, habría debido advertir lo que sucedería; sin embargo, se enfurecio terrible y ridiculamente: maldijo a Satanás, al hombre y al mundo creados por él, hiriéndose, por decirlo así, en su propia creación, cuando hacen los niños cuando se encolerizan y no contento con alcanzar a nuestros antepasados con el presente, los maldijo en todas las generaciones del porvenir inocentes del crimen cometido por aquéllos.

Nuestros teólogos católicos y protestantes hallan que eso es muy profundo y muy justo, precisamente porque es monstruosamente inicuo y absurdo. Luego, recordandose que no era sólo un Dios de venganza y de cólera, sino un Dios de amor después de haber atormentado la existencia de algunos millares de pobres seres humanos y de haberlos condenado a un infierno eterno tuvo piedad del resto y para salvarlo, para reconciliar su amor eterno y divino con su cólera eterna y divina, siempre ávida de victimas y de sangre, envió al mundo, como un victima expiatoria, a su hijo único a fin de que fuese muerto por los hombres. Eso se llama el misterio de la redención, base de todas las religiones cristianas. ¡Y si el divino salvador hubiese salvado siquiera al mundo humano!. Pero no; en el paraíso prometido por Cristo, se sabe, puesto que es anunciado formalmente, no habrá más que unos pocos elegidos. El resto, la inmensa mayoría de las generaciones del presente y del porvenir arderá eternamente en el infierno.

En tanto, para consolarnos, Dios, siempre justo, siempre bueno entrega la Tierra al gobierno de los Napoleón III, de los Guillermo I, de los Fernando de Austria y de los Alejandro de todas las Rusias.

Tales son los cuentos absurdos que se divulgan y tales son las doctrinas monstruosas que se enseñan en pleno siglo XIX, en todas las escuelas de Europa, por orden expresa de los gobiernos. ¡A eso llama civilizar a los pueblos! ¿No es evidente que todos esos gobiernos son los envenenadores sistemáticos, los embrutecedores interesados de las masas populares?. Me he dejado arrastrar lejos de mi asunto por la cólera que se apodera de mí siempre que pienso de los innobles y criminales medios que se emplean para conservar las naciones en una esclavitud eterna, a fin de poder esquilmarlas mejor, sin duda alguna. ¿Qué significan los crimenes de todos los Tropmann del mundo en presencia de ese crimen de lesa humanidad que se comete diariamente, en pleno día en toda la superficie del mundo civilizado por aquellos mismos que se atreven a llamarse tutores y padre de pueblos?
(...) "

Miguel Bakunin
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SocialismoFederal
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Re: Fragmentos de Grandes Obras

Mensaje por SocialismoFederal » 27 May 2012, 01:52

Carta a Pablo

París, 29 de marzo de 1845

" (...) Soy el mismo, como antes, enemigo declarado de la realidad existente, sólo con esta diferencia: que he cesado de ser teórico, que he vencido, en fin, en mí, la metafísica y la filosofía, y que me he arrojado enteramente, con toda mi alma, en el mundo práctico, el mundo del hecho real.

Créeme, amigo, la vida es bella; ahora tengo pleno derecho a decir eso, porque he cesado hace mucho de mirarla a través de las construcciones teóricas y a no conocerla más que en fantasía, porque he experimentado efectivamente muchas de sus amarguras, he sufrido mucho y he caído a menudo en la desesperación.

Yo amo, Pablo, amo apasionadamente: no sé si puedo ser amado como yo quisiera serlo, pero no desespero; sé al menos que se tiene mucha simpatía hacia mí; debo y quiero merecer el amor de aquella a quien amo, amándola religiosamente, es decir, activamente; ella está sometida a la más terrible y a la más infame esclavitud y debo libertarla combatiendo a sus opresores y encendiendo en su corazón el sentimiento de su propia dignidad, suscitando en ella el amor y la necesidad de la libertad, los instintos de la rebeldía y de la independencia, recordándole el sentimiento de su fuerza y de sus derechos.

Amar es querer la libertad, la completa independencia de otro; el primer acto del verdadero amor es la emancipación completa del objeto que se ama; no se puede amar verdaderamente más que a un ser perfectamente libre, independiente, no sólo de todos los demás, sino aun y sobre todo de aquel de quien se es amado y a quien se ama.

He ahí mi profesión de fe política, social y religiosa, he ahí el sentido íntimo, no sólo de mis actos y de mis tendencias políticas, sino también, en tanto que puedo, el de mi existencia particular e individual; porque el tiempo en que podrían ser separados esos dos géneros de acción está muy lejos de nosotros; ahora el hombre quiere la libertad en todas las acepciones y en todas las aplicaciones de esa palabra, o bien no la quiere de ningún modo; querer la dependencia de aquel a quien se ama es amar una cosa y no un ser humano, porque no se distingue el ser humano de la cosa más que por la libertad; y si el amor implicase también la dependencia, sería lo más peligroso e infame del mundo, porque sería entonces una fuente inagotable de esclavitud y de embrutecimiento para la humanidad.

Todo lo que emancipa a los hombres, todo lo que, al hacerlos volver a sí mismos, suscita en ellos el principio de su vida propia, de su actividad original y realmente independiente, todo lo que les da la fuerza para ser ellos mismos, es verdad; todo el resto es falso, liberticida, absurdo. Emancipar al hombre, he ahí la única influencia legítima y bienhechora.

Abajo todos los dogmas religiosos y filosóficos —no son más que mentiras—; la verdad no es una teoría, sino un hecho; la vida misma es la comunidad de hombres libres e independientes, es la santa unidad del amor que brota de las profundidades misteriosas e infinitas de la libertad individual
(...)"

Miguel Bakunin
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Francisco
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Re: Fragmentos de Grandes Obras

Mensaje por Francisco » 27 May 2012, 12:04

Gran hilo.

Me gusta mucho, a ver si en breve puedo hacer alguna aportación.
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SocialismoFederal
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Re: Fragmentos de Grandes Obras

Mensaje por SocialismoFederal » 27 May 2012, 15:23

Aclaro que, a pesar de que Marx no era Anarquista, sus lecturas son muy recomendables.

El Manifiesto del Partido Comunista

La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días, es la lucha de clases. En las anteriores épocas históricas encontramos por casi todas partes, una compleja división de la sociedad en diversos estamentos.

En la antigua Roma encontramos Patricios, Caballeros, Plebeyos, Esclavos. En la Edad Media, Señores Feudales, Vasallos, Maestros, Oficiales y Siervos.
Nuestra época, la época de la burguesía se distingue, sin embargo, por haber simplificado las contradicciones de clase. Toda la sociedad va dividiéndose, cada vez más en dos grandes campos enemigos, en dos grandes clases que se enfrentan directamente: la Burguesía y el Proletariado.

La burguesía, después del establecimiento de la gran industria y del comercio universal conquisto finalmente la hegemonía exclusiva del poder político en el Estado Representativo Moderno. El gobierno del ESTADO moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa. La burguesía ha despojado de su aureola a todas las profesiones que hasta entonces se tenían por venerables y dignas de piadoso respeto.
Ha convertido al Medico, al abogado, al cura, al poeta, al científico en sus servidores asalariados. No ha dejado subsistir otro vinculo entre los hombres que el frío interés, el cruel "pago al contado". Ha hecho de la dignidad personal un simple valor de cambio. Ha sustituido las numerosas libertades escrituradas y bien adquiridas por el único y desalmado libre mercado. En una palabra, en lugar de la explotación velada por ilusiones religiosas y políticas, ha establecido una explotación abierta, descarada, directa y brutal. Por la libertad, en las actuales condiciones de producción burguesa, se extiende la libertad de comercio, la libertad de comprar y vender.

Espoleada por la necesidad de dar cada vez mayor salida a sus productos, la burguesía recorre el mundo entero. Necesita anidar en todas partes, establecerse en todos lados, crear vínculos en todos lugares. Las antiguas industrias nacionales han sido destruidas y están destruyéndose continuamente. Son suplantadas por nuevas industrias cuya introducción se vuelve cuestión vital para todas las naciones civilizadas, por industrias que ya no emplean materias primas venidas de las más remotas regiones del mundo, y cuyos productos no sólo se consumen en el propio país, sino en todas las partes del globo. En lugar de las antiguas necesidades satisfechas con productos nacionales, surgen necesidades nuevas que reclaman para su satisfacción productos de los países más apartados y de los climas más variados. Obliga a todas las naciones si no quieren sucumbir, a adoptar el modo burgués de producción, las constriñe a introducir la llamada civilización, es decir, a hacerse burguesas. En una palabra: crea un mundo a su imagen y semejanza. Ha aglomerado la población, centralizado los medios de producción y concentrado la propiedad en unos pocos.
El sometimiento de las fuerzas de la naturaleza, el empleo de las maquinas, la aplicación de la química a la industria y a la agricultura, la navegación de vapor, el ferrocarril, el telégrafo eléctrico, la adaptación para el cultivo de continentes enteros, la apertura de los ríos a la navegación. ¿Cuál de los siglos pasados pudo sospechar siquiera que semejantes fuerzas productivas dormitasen en el seno del trabajo social?.

Las relaciones burguesas de producción y de cambio, las relaciones burguesas de propiedad, toda esta sociedad burguesa moderna que ha hecho surgir tan potentes medios producción y de cambio, se asemeja al mago que ya no es capaz de dominar las potencias infernales que ha desencadenado con sus conjuros.

Durante las crisis, una epidemia social, que en cualquier época anterior hubiera aparecido absurdo, se extiende sobre la sociedad la epidemia de la sobre-producción. ¿Cómo vence esta crisis la burguesía?, por una parte, por la destrucción obligada de una masa de fuerzas productivas; por otra por la conquista de nuevos mercados y la explotación más intensa de los antiguos.

Los intereses y las condiciones de existencia de los Proletarios se igualan cada vez más a medida que la máquina va borrando las diferencias en el trabajo y reduce el salario en casi todas partes, a un nivel igualmente bajo. El movimiento Proletario es el movimiento independiente de la inmensa mayoría en provecho de la inmensa mayoría. El proletariado, capa inferior de la actual sociedad, no puede levantarse, no puede enderezarse, sin hacer saltar toda la superestructura formada por las capas de la sociedad oficial. A veces los obreros triunfan, pero es un triunfo efímero. El verdadero resultado de sus luchas no es el exito inmediato, sino la unión cada vez más extensa de los obreros. Esta unión es favorecida por el crecimiento de los medios de comunicación creados por la gran Industria y que ponen en contacto a los obreros de diferentes Localidades.


Se nos reprocha a los Comunista el querer destruir la propiedad personalmente adquirida, fruto del trabajo propio, esa propiedad que forma la base de toda libertad, de toda independencia individual y de toda actividad. ¡La propiedad bien adquirida, fruto del trabajo, del esfuerzo personal! ¿Os referís acaso a la propiedad del pequeño burgués, del pequeño labrador?. No tenemos que abolirla: el progreso de la Industria la ha abolido y la continua aboliendo diariamente. Os horrorizáis de que queramos abolir la propiedad privada, pero en vuestra sociedad actual la propiedad privada esta abolida para las nueve décimas partes de sus miembros. Precisamente porque no existe para esas nueve décimas partes, existe para nosotros. El Comunismo no arrebata a nadie la facultad de apropiarse de los productos sociales, no quita más que el poder de sojuzgar el trabajo ajeno por medio de esta apropiación

Las declamaciones burguesas sobre la familia y la educación, sobre los dulces lazos que unen a los padres con sus hijos, resulta más repugnantes a medida que la gran Industria destruye todo vinculo de familia para el proletariado, y transforma a los niños en simples artículos de comercio, en simples instrumentos de trabajo. La burguesía ha alejado de la familia su velo sentimental, y ha reducido a las relaciones familiares en una mera relación monetaria. Nada más grotesco, por otra parte, que el horror ultramoral que inspira a nuestros burgueses la pretendida comunidad oficial de las mujeres que atribuyen a los Comunistas. Los comunistas no tienen la necesidad de introducir la comunidad de las mujeres: Casi siempre ha existido.

Los trabajadores no tienen patria, no se les puede arrebatar algo que no poseen. El poder político, hablando propiamente, es violencia organizada de una clase para la opresión de otra. En sustitución de la antigua sociedad burguesa, con sus clases y antagonismos de clase, surgirá una asociación en que el libre desenvolvimiento de cada uno sera la condición del libre desenvolvimiento de todos.

Los Comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos sólo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social vigente. Que las clases dominantes tiemblen ante una Revolución Comunista. Los Proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen un mundo que ganar.

¡Trabajadores de todos los países UNIDOS!

Karl Marx
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SocialismoFederal
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Re: Fragmentos de Grandes Obras

Mensaje por SocialismoFederal » 05 Jun 2012, 01:04

Socialismo sin Estado: Anarquismo

El efecto de los Grandes Principios Proclamados por la Revolución francesa. Desde aquel tiempo, cuando la Revolución bajó a las masas su Evangelio -no el místico sino el racional, no el celestial sino el terrenal, no el divino sino el Evangelio humano, el Evangelio de los Derechos del Hombre- desde entonces proclamó que todos los hombres son iguales, que todos los hombres tienen derecho a la libertad y la igualdad; las masas de todos países europeos, de todo el mundo civilizado, despertaron entonces, gradualmente, del sueño que los había mantenido en la esclavitud desde que la Cristiandad los drogó con su opio, y comenzaron a preguntarse si ellos también tenían el derecho a la igualdad, a la libertad, y a la humanidad.

En cuanto esta pregunta ha sido planteada, la gente, guiada por su admirable sentido común, así como por sus instintos, se dio cuenta de que la primera condición para su emancipación verdadera, o humanization, era, por sobre todo, un cambio radical en su situación económica. La primera pregunta, justamente, estaba relacionada con el pan de cada día, pues como ha sido ya notado por Aristóteles, el hombre, para pensar, para sentirse libre, para hacerse hombre, debe ser liberado de los cuidados materiales de la vida diaria. En realidad, el burgués, quien está tan vociferante en sus greguerías contra el materialismo de la gente y quien predica a ellos las abstinencias del idealismo, lo sabe muy bien, ya que ellos ellos mismos lo predican sólo con la palabra mas no con el ejemplo.

La segunda pregunta que surge entre las personas, la del ocio luego del trabajo, es también condición indispensable de humanidad. Pero pan y ocio nunca pueden obtenerse independientes de una transformación radical de la sociedad existente, y eso explica por qué la Revolución, obligada por las implicaciones de sus propios principios, dio a luz al Socialismo.

El socialismo es la Justicia... El socialismo es la justicia. Cuando hablamos de justicia, entendemos por esta no la justicia contenida en los Códigos y en la jurisprudencia Romana -los cuales se han basado, en gran medida, sobre las verdades de la violencia alcanzada por la fuerza, violencia consagrada por tiempo y las bendiciones de alguna iglesia u otro (cristiano o pagano), y por lo cual se ha aceptado como principio absoluto, que toda ley debe ser deducida por un proceso de razonamiento lógico- no, hablamos de aquella justicia que está basada únicamente sobre la conciencia humana, la justicia que ha de ser encontrada en el conocimiento de cada hombre -hasta en los de niños- y que puede ser expresada en una sola palabra: equidad.

Esta justicia universal que, debido a las conquistas por la fuerza y a las influencias religiosas, aún nunca ha prevalecido en los ámbitos políticos, jurídicos o económicos, debería hacerse la base del nuevo mundo. Sin ella no puede haber ni libertad, ni república, ni prosperidad, ni paz. Es ella entonces quien debe gobernar nuestras resoluciones para que trabajemos con eficiencia en el establecimiento de la paz. Y es esta justicia, la que nos impulsa a asumir la defensa de los intereses de la gente terriblemente maltratada y a exigir su emancipación económica y social con libertad política.

El Principio Básico del Socialismo. No proponemos aquí, caballeros, este u otro sistema socialista. Aquello que ahora exigimos es la proclamación nuevamente del gran principio de la Revolución francesa: que cada ser humano pueda poseer los medios materiales y morales para poder desarrollar así su humanidad, un principio que, en nuestra opinión, debe ser traducido en el siguiente problema:

Organizar la sociedad de tal manera que cada individuo, hombre o mujer, pueda hallar, al entrar en la vida, medios aproximadamente equivalentes para el desarrollo de sus diversas facultades y de su ocupación laboral. Y organizar dicha sociedad de tal forma que haga imposible la explotación de algun trabajador, lo cual permitirá a cada individuo disfrutar de la riqueza social, la cual, en realidad sólo se produce por el trabajo colectivo; pero sólo para disfrutarla en cuanto él contribuya directamente hacia la creación de dicha riqueza.

Rechazo al Socialismo Estatatista. La consecución de esta tarea desde luego tomará cientos de años de desarrollo. Pero la historia ya la ha traído ante nosotros y de aquí en adelante no podemos hacer caso omiso a ella sin condenarnos a declarar nuestra total impotencia. Nos apresuramos en agregar aquí que enérgicamente rechazamos cualquier tentativa de organización social que no admitia la libertad más amplia tanto de los individuos como de las organizaciones, o que requiera la instauración de cualquier regimen de poder. En nombre de la libertad, la cual reconocemos como fundamento único y único principio creativo de la organización, económica o política, protestaremos contra todo aquello que remotamente pueda parecerse al Comunismo Estatatista, o al Socialismo Estatatista.

Abolición del Derecho de Herencia. La única cosa que, en nuestra opinión, el Estado puede y debería hacer es modificar poco a poco la ley de herencia para llegar cuanto antes a su completa abolición. Aquella ley es puramente una creación del Estado, y una de las condiciones de existencia misma del Estado autoritario y divino, y ella puede y debería ser suprimida por la libertad en el Estado. En otras palabras, el Estado debería disolverse en una sociedad libremente organizada de acuerdo con los principios de justicia. El derecho de herencia, en nuestra opinión, debiera suprimirse, ya que mientras exista perdurará la desigualdad económica hereditaria, no la desigualdad natural de los individuos, sino la desigualdad artificial de clases -y ello siempre engendrará la desigualdad hereditaria en el desarrollo y la formación de las mentes, y cuya continuación sería la fuente y la consagración de todas las desigualdades políticas y sociales. La tarea de la justicia es establecer la igualdad para cada uno, pues aquella igualdad dependerá de la organización económica y política de la sociedad- una igualdad con la que cada uno va a comenzar su vida, y por la que cada uno, dirigido en su propia naturaleza, será el producto de sus propios esfuerzos. En nuestra opinión, la propiedad de los difuntos debería acumularse a los fondos sociales para la instrucción y la educación de los niños de ambos sexos, que incluye la manutención de ellos desde su nacimiento hasta que alcancen la mayoría de edad. Como eslavos y como rusos, queremos agregar lo que consideramos una idea social fundamental, la cual se basa sobre el instinto general y tradicional de nuestros pueblos, y que consiste en que la propiedad de toda la gente, debería ser poseída sólo por aquellos que le cultivan con sus propias manos.

Somos unos convencidos, caballeros, de que este principio es justo, que es la condición esencial e inevitable de toda reforma social seria, y, por consiguiente, Europa Occidental a su turno no dudará en reconocer y aceptar este principio, no obstante las dificultades de su realización en países como Francia, por ejemplo, en donde la mayoría de campesinos posee la tierra que ellos cultivan, pero en donde la mayor parte de esos mismos campesinos pronto terminarán por no poseer nada, debido al parcelamiento de la tierra que viene como resultado inevitable del sistema político y económico que ahora prevalece en Francia. Sin embargo, nos abstendremos de ofrecer cualquier oferta contra la pregunta de tierra... Nos limitaremos ahora a proponer la siguiente declaración:

La Declaración del Socialismo. "Convencidos de que la realización seria de la libertad, la justicia, y la paz será imposible mientras que la mayoría de la población se halle desposeída de las elementales necesidades, mientras esten privados de la educación y condenados a la insignificancia y a la esclavitud política y social -de hecho, si no por la ley, por la pobreza así como por la necesidad de trabajar sin descanso u ocio, produciendo toda la riqueza de la que el mundo ahora está orgulloso, y recibiendo a cambio sólo una pequeña parte de la torta, la que apenas basta para asegurar su sustento para al día siguiente;

"Convencidos de que para las masas del pueblo, terriblemente maltratadas durante siglos, el problema del pan es el problema de la emancipación mental, de la libertad y la humanidad;

"Convencidos de que libertad sin Socialismo es privilegio e injusticia y que Socialismo sin libertad es esclavitud y brutalidad;

"La Liga [para la Paz y la Libertad] con fuerza proclama la necesidad de una radical reconstrucción económica y social, que tenga como objetivo la emancipación de los trabajadores del yugo del capital y los terratenientes, una reconstrucción basada en la más estricta justicia - ni justicia jurídica ni teológica ni metafísica, sino justicia simplemente humana - basada en la ciencia positiva y en la libertad más amplia."

Organización de las Fuerzas productivas en reemplazo del Poder Político. Es necesario suprimir completamente, en principio y de hecho, todo aquello que llaman el poder político; pues, mientras que el poder político exista, habrá habra gobernantes y gobernados, amos y esclavos, explotadores y explotados. Una vez suprimido, el poder político debería ser substituído por la organización de las fuerzas productivas y el servicio económico.

No obstante el enorme desarrollo de los estados modernos -un desarrollo que en su fase última, de forma bastante lógica, reduce el Estado a una absurdidad-, se hace evidente que los días del Estado y el principio Estatal están contados. Ya podemos ver el advenimiento de la total emancipación de las masas trabajadoras y su libre organización social, libre de la intervención gubernamental, formada por la asociacion económica de las personas y dejando de lado todas las viejas fronteras Estatales y las distinciones nacionales, fundamentado ello sólo en el trabajo productivo, el trabajo humanizado; poseyendo un interés común a pesar de su diversidad.

El Ideal del Pueblo. Desde luego, este ideal aparece ante el pueblo significando el fin de sus necesidades, el fin de la pobreza, y la satisfacción plena de todos sus requerimientos materiales mediante el trabajo colectivo, igual y obligatorio para todos, y luego, como el final de la dominación, y como la organización libre de las vidas de las personas conforme a sus necesidades -no desde la cima hacia abajo, como lo tenemos en el Estado, sino de abajo a arriba, una organización formada por el pueblo mismo, independiente de gobiernos y parlamentos, una unión libre en asociaciones de trabajadores agrícolas y de fábrica, en comunas, regiones, y naciones, y finalmente, en el futuro más remoto; la hermandad humana universal, que triunfa por sobre las ruinas de todos los Estados.

El Programa de una Sociedad Libre. Fuera del sistema Mazziniano que es el sistema de la república en forma de un Estado, no hay ningún otro sistema sino el de la república como una comuna, la república como una federación, una república genuinamente socialista y popular -el sistema del Anarquismo. Esta es la política de la Revolución Social, que apunta a la abolición del Estado, y la económica, que libera totalmente las organizaciones de la gente, una organización de abajo hacia arriba, mediante una federación.

... No habrá ninguna posibilidad de la existencia de un gobierno político, ya que este gobierno será transformado en una administración simple de asuntos comunes.

Nuestro programa puede ser resumido en unas pocas palabras:

Paz, emancipación, y la felicidad de los oprimidos.

Guerra contra todos los déspotas y opresores.

Restitución total a los trabajadores: todo el capital, las fábricas, y todos los instrumentos de trabajo y materias primas deben ir a las asociaciones, y la tierra a los que la cultivan con sus propias manos.

Libertad, justicia y fraternidad con respecto a todos los seres humanos sobre la tierra.

Igualdad para todos.

A todos, sin distinción alguna, todos los medios de desarrollo y educación, e iguales posibilidades de vida mientras trabajan.

La organización de una sociedad mediante una federación libre, desde abajo hacia arriba, de asociaciones de trabajadores, tanto industriales como asociaciones agrícolas, científicas y literarias - primero en una comuna, luego una federación de comunas en regiones, de regiones en naciones, y de naciones en la asociación fraternal internacional

Táctica Correcta Durante una Revolución. En una revolución social, en todo opuesta diametralmente a una revolución política, los individuos apenas y cuentan, mientras que la acción espontánea de las masas lo es todo. Todo lo que los individuos pueden hacer es clarificar, propagar, y desarrollar las ideas que corresponden al instinto popular, y, cosa aun más importante, contribuir con sus esfuerzos incesantes a la organización revolucionaria del poder natural de las masas. Pero nada más que eso; el resto sólo podrá hacerlo el propio pueblo. Cualquier otro método llevaría a la dictadura política, al resurgimiento del Estado, de los privilegios, de las desigualdades, y de todas las opresiones estatales; es decir, llevaría de una forma indirecta, aunque lógica al restablecimiento de la esclavitud política, económica y social de las masas populares.

Como todos los socialistas sinceros, y en general como todos los trabajadores nacidos y crecidos entre el pueblo, Varlin y sus amigos compartieron en grado sumo este prejuicio perfectamente legítimo contra la iniciativa procedente de individuos aislados, contra el dominio ejercido por individuos superiores; siendo sobre todo coherentes, extendieron el mismo prejuicio y la misma desconfianza a sus propias personas.

La Revolución por Decretos está Condenada al Fracaso. Frente a las ideas de los comunistas autoritarios -ideas falaces, en mi opinión- de que la Revolución Social puede ser decretada y organizada por medio de una dictadura o de una Asamblea Constituyente, nuestros amigos, los socialistas parisinos, sostienen que la revolución sólo puede ser emprendida y llevada a su pleno desarrollo a través de la acción masiva continua y espontánea de grupos y asociaciones populares.
Nuestros amigos parisinos tienen mil veces razón. Porque, en realidad, no hay cerebro, por muy genial que sea, o -si hablamos de la dictadura colectiva de algunos centenares de individualidades supremamente dotadas no hay combinación de intelectos capaz de abarcar toda la infinita multiplicidad y diversidad de intereses, aspiraciones, deseos y necesidades reales que Constituyen en su totalidad la voluntad colectiva del pueblo; no existe intelecto capaz de proyectar una organización social que pueda satisfacer a todos y cada uno.
Tal organización será siempre un lecho de Procusto en el que la violencia, más o menos sancionada por el Estado forzaría a la desdichada sociedad. Pero este es un viejo sistema de organización, basado sobre la fuerza, que la Revolución Social suprimirá para dar plena libertad a las masas, los grupos, Comunas, asociaciones e individualidades, destruyendo de una vez por todas la causa histórica de toda violencia: la misma existencia del Estado cuya caída supondrá la destrucción de todas las iniquidades del derecho jurídico y de todas las falsedades de los diversos cultos -derechos y cultos que han sido siempre, los canonizadores complacientes, tanto en el terreno ideal como en el real, de toda la violencia representada, garantizada y autorizada por el Estado.
Es evidente que sólo cuando el Estado haya dejado de existir, la humanidad obtendrá su libertad, y que sólo entonces encontrarán su auténtica satisfacción los verdaderos intereses de la sociedad, de todos los grupos, de todas las organizaciones locales y, en consecuencia, de todos los individuos que forman tales organizaciones.

La Libre Organización Seguirá a la Abolición del Estado. La abolición del Estado y de la Iglesia debe ser la condición primera e indispensable para la emancipación efectiva de la sociedad. Sólo después la sociedad podrá y deberá empezar su propia reorganización que, sin embargo, no debe efectuarse de arriba abajo, ni de acuerdo con algún plan ideal proyectado por unos pocos sabios o filósofos, ni mediante decretos promulgados por algún poder dictatorial, o incluso por una Asamblea Nacional u elegida por sufragio universal. Tal sistema, como ya se ha dicho, llevaría inevitablemente a la formación de una aristocracia gubernamental, es decir, a una clase de personas que nada tiene en común con las masas del pueblo; y esta clase volvería con toda certeza a explotar y someter a las masas bajo el pretexto del bienestar común o de la salvación del Estado.

La Libertad debe ir de la Mano con la Igualdad. Soy un partidario convencido de la igualdad económica y social porque sé que, sin esta igualdad, la libertad, la justicia, la dignidad humana, la moral y el bienestar de los individuos, como también la prosperidad de las naciones, no son sino otras tantas falsedades. Pero como soy al mismo tiempo un partidario de la libertad, primera condición de la humanidad, creo que la igualdad debería establecerse en el mundo por la organización espontánea del trabajo y la propiedad colectiva, por la libre organización de las asociaciones de productores en comunas y la libre federación de las comunas -pero de ningún modo mediante la acción suprema y tutelar dcl Estado.

La Diferencia entre los Revolucionarios Autoritarios y Libertarios. Este punto separa fundamentalmente a los colectivistas o socialistas revolucionarios de los comunistas autoritarios, partidarios de la absoluta iniciativa del Estado. La meta de ambos partidos es idéntica: ambos partidos desean la creación de un nuevo orden social basado exclusivamente sobre el trabajo colectivo en condiciones económicas iguales para todos -es decir, en condiciones de propiedad colectiva de los medios de producción.
Pero los comunistas imaginan que esto puede lograrse mediante el desarrollo y la organización del poder político de las clases trabajadoras, encabezadas por el proletariado de la ciudad con ayuda del radicalismo burgués; mientras los socialistas revolucionarios, enemigos de toda alianza ambigua, creen que este objetivo común no puede lograrse a través de la organización política sino mediante la organización social (y, por tanto, antipolítica) y el poder de las masas trabajadoras de las ciudades y los pueblos, incluyendo además a todos los que, a pesar de pertenecer por nacimiento a las clases altas, han roto voluntariamente con su pasado y se han unido abiertamente al proletariado aceptandó su programa.

Los Métodos de los Comunistas y los Anarquistas. De ahí la existencia de dos métodos diferentes. Los comunistas creen que es necesario organizar las fuerzas de los trabajadores para tomar posesión del poder político estatal. Los socialistas revolucionarios las organizan con vistas a destruir, o si preferís una expresión más refinada, a liquidar el Estado. Los comunistas son partidarios del principio
y la práctica de la autoridad, mientras los socialistas revolucionarios sólo ponen su fe en la libertad. Ambos son partidarios por igual de la ciencia, que debe destruir la superstición y ocupar el lugar de la fe; pero los primeros quieren imponer la ciencia al pueblo, en tanto que los colectivistas revolucionarios intentan difundir la ciencia y el conocimiento entre el pueblo, para que los diversos grupos de la sociedad humana, una vez convencidos por la propaganda, puedan organizarse y combinarse, espontáneamente, en federaciones, de acuerdo con sus tendencias naturales y sus intereses reales, pero nunca de acuerdo con un plan trazado previamente e impuesto a las masas ignorantes por algunas inteligencias "superiores".

Los Socialistas revolucionarios creen que existe mucha más razón práctica e inteligencia en las aspiraciones instintivas y las necesidades reales de las masas populares que en las profundas inteligencias de todos esos instruidos doctores y tutores autodesignados de la humanidad, quienes teniendo ante sus ojos los ejemplos lamentables de tantos intentos abortados de hacer feliz a la humanidad, intentan todavía seguir trabajando en la misma dirección. Pero los socialistas revolucionarios creen, al contrario, que la humanidad se ha dejado gobernar durante largo tiempo, demasiado largo, y que la raíz de sus desgracias no reside en esta o en aquella forma de gobierno, sino en el principio y en la misma existencia del gobierno, sea cual fuere su naturaleza.

Es esta diferencia de opinión, que ya se ha hecho histórica, la vigente en la actualidad entre el comunismo científico, desarrollado por la escuela alemana y aceptado parcialmente por los socialistas americanos e ingleses, y el proudhonismo, desarrollado extensamente y llevado a sus últimas conclusiones y aceptado hoy por el proletariado de los países latinos. El socialismo revolucionario ha hecho su primera aparición brillante y práctica en la Comuna de París.
En la bandera pangermánica está escrito: Conservación y fortalecimiento del Estado a cualquier precio. Por el contrario, en nuestra bandera, la bandera socialista-revolucionaria, está grabada con letras orgullosas y Sangrientas: la destrucción de todos los Estados, la aniquilación de la civilización burguesa, la organización libre y espontánea de abajo arriba por medio de las asociaciones libres, la organización de la chusma incontrolada de trabajadores, de toda la humanidad emancipada, y la creación de un nuevo mundo universalmente humano.
Antes de crear o más bien antes de ayudar al pueblo a crear esta nueva organización es necesario conseguir una victoria. Es necesario derrocar lo que es para poder establecer lo que debe ser...


Miguel Bakunin
"El Proletariado no tiene nada que perder, más que sus cadenas"

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cantueso
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Re: Fragmentos de Grandes Obras

Mensaje por cantueso » 14 Oct 2012, 14:25

“El ABC del comunismo libertario” de Alexander Berkman

Por ello tengo que decirte, antes que nada, lo que no es el anarquismo:


No es las bombas, el desorden o el caos.
No es el robo y el asesinato.
No es una guerra de todos contra todos.
No es un retorno a la barbarie o al estado salvaje del hombre.

El anarquismo es precisamente lo opuesto a todo esto.

El anarquismo significa que tú serías libre, que nadie te esclavizaría, ni sería tu jefe, ni te
robaría, ni se impondría a ti.

Significa que tú serías libre para hacer las cosas que deseas hacer y que tú no serías obligado
a hacer lo que no quieres hacer.

Significa que tú tendrías una oportunidad para escoger el género de vida que deseas vivir y
vivirla sin ninguna interferencia.

Significa que el otro individuo tendría la misma libertad que tú, que cada uno tendría los mismos
derechos y libertades.

Significa que todos los hombres son hermanos y que vivirían como hermanos, en paz y
armonía.

Es decir, que no habría guerra ni violencia empleada por un grupo de hombres contra otro, ni
monopolio, ni pobreza, ni opresión, ni sacar ventaja de tu prójimo.

En una palabra, anarquismo significa una condición o sociedad donde todos los hombres y
mujeres son libres, y donde todos disfrutan igualmente los beneficios de una vida ordenada y
sensata.
El hombre tiene que ser libre

No se puede ir contra lo natural

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Re: Fragmentos de Grandes Obras

Mensaje por Nemo20000 » 14 Oct 2012, 15:31

A los jóvenes.
"[...] Y qué le diré yo al maestro, no al hombre que considera su profesión una tarea tediosa, sino a aquél que, rodeado de un alegre grupo de jóvenes, se siente exaltado por sus graciosas miradas y sus risas felices; al que intenta plantar en sus cabecitas aquellas ideas de humanidad que él mismo acarició cuando era joven.

Te veo a menudo triste, y conozco el motivo. El otro día tu alumno favorito, que no está muy bien en latín, es cierto, pero que no por eso deja de tener un excelente corazón, recitó la historia de Guillermo Tell con tanto vigor ... chispeaban sus ojos; parecía querer apuñalar a todos los tiranos allí mismo; recitaba con un ardor tal los versos apasionados de Schiller:

Adelante el esclavo que rompe su cadena,

Adelante los hombres libres que no tiemblan.

Pero cuando volvió a casa, su madre, su padre, su tío, le reprendieron con aspereza por faltar al respeto al cura o al policía rural. Le discursearon luego sobre la prudencia, el respeto a la autoridad, la sumisión a sus superiores, hasta que dejó a un lado a Schiller para leer cosas prácticas.

Y después, ayer mismo, te dijeron que tus mejores alumnos se habían descarriado. Uno sólo sueña en convertirse en un oficial; otro, de acuerdo con su patrono, roba a los trabajadores de sus parcos salarios; y tú, que tantas esperanzas habías puesto en estos jóvenes, cavilas ahora sobre el triste contraste entre tu ideal y la realidad de la vida.

Sigues cavilando sobre ello. Y preveo que en dos años de trabajo, después de sufrir un desengaño tras otro, dejarás en la estantería a tus autores favoritos y acabarás diciendo que Guillermo Tell era sin duda un hombre muy honrado, pero que estaba un poco loco; que la poesía está muy bien para leer junto al fuego, sobre todo cuando un hombre ha estado enseñando todo el día la regla de tres, pero que los poetas están siempre en las nubes y sus ideas nada tienen que ver con la vida de hoy, ni con la próxima visita del inspector de segunda enseñanza ...

O, por el contrario, los sueños de tu juventud se convierten en las firmes convicciones de tu edad madura. Desearás entonces educación amplia y humana para todos, en la escuela y fuera de ella. Y al verlo imposible en las condiciones actuales, atacarás los fundamentos mismos de la sociedad burguesa. Serás entonces expulsado por la delegación de enseñanza, abandonarás tu escuela y te unirás a nosotros, serás de los nuestros. Explicarás a hombres de más años pero de menos ciencia que tú, lo atractivo que es el conocimiento, lo que debería ser el género humano, sí, lo que podríamos ser. Vendrás a trabajar con los socialistas por la completa transformación del sistema presente y lucharás hombro con hombro para lograr igualdad verdadera, verdadera fraternidad, libertad infinita para el mundo. [...]"

Kropotkin
Los pelos de punta se me ponen.
¿Quién apretó todos los tornillos de la Torre Eiffel?

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cantueso
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Re: Fragmentos de Grandes Obras

Mensaje por cantueso » 20 Nov 2012, 15:40

Los profetas de las diferentes religio-
nes yacen muertos y olvidados, sólo quedan las ganancias.
“Pero si nosotros viviéramos una vida cristiana –remarcas–
el mundo sería diferente.”
Tienes razón, amigo mío. Pero ¿puedes vivir una vida cris-
tiana bajo las condiciones actuales? ¿Te permite el capitalismo
llevar una vida tal? ¿Te permitirá el gobierno hacer eso? ¿Es
más, te daría la Iglesia alguna probabilidad de vivir una vida
cristiana?
Trata de intentarlo un solo día y mira lo que te sucede.
Al abandonar tu hogar por la mañana temprano, decides ser
un buen cristiano durante el día y decir solamente la verdad.
Cuando pasas frente al policía que está en la esquina le
recuerdas a Cristo y sus mandamientos. Dile que “ame a sus
enemigos como a sí mismo”, y persuádele de que arroje lejos de
sí su porra y su pistola.
Y cuando en la calle encuentras a un soldado, incúlcale las
palabras de Jesús: “no matarás”.
En el taller o en la ofi cina dile la verdad a tu patrón.
Háblale de la advertencia del Nazareno: “¿Para qué te ser-
virá ganar el mundo entero si pierdes tu alma y tu salvación?”.
Menciónale que Él nos ordenó partir nuestro último pedazo
de pan con un pobre, que le es más difícil a un rico entrar en el
cielo que a un camello pasar por el ojo de una aguja.
Y cuando al fi n seas llevado ante un tribunal por perturbar
la paz de los buenos cristianos, recuérdale al juez: “No juzgues
si no quieres ser juzgado”.
Te declararán loco o demente y te enviarán a un manicomio
o a prisión.
Puedes ver qué gran hipocresía es que los pilotos celestiales 10

te prediquen una vida cristiana. Saben tan bien como tú que bajo
el capitalismo y el gobierno “es tan imposible llevar una vida
cristiana como al camello pasar por el ojo de una aguja”. Todas
aquellas buenas gentes que pretenden ser cristianas son, simple-
mente, unos hipócritas que predican lo que no puede llevarse a
la práctica, puesto que no te procuran ninguna oportunidad de
que lleves una vida cristiana. No, ni siquiera una vida decente y
honesta, sin farsas ni engaños, sin fraudes ni mentiras.
Es verdad que si pudiéramos seguir los preceptos del
Nazareno, la vida en el mundo se tornaría diferente. No habría
entonces ninguna guerra ni asesinato, ningún fraude, mentira
o búsqueda del lucro. No habría amo ni esclavo y todos vivi-
ríamos como hermanos en paz y armonía. No habría pobres
ni ricos, ni crimen ni prisión, pero esto no es lo que quiere la
Iglesia. Esto es lo que los anarquistas quieren, ya hablaremos de
esta cuestión más adelante.
Así, amigo mío, nada tienes que esperar de la Iglesia cris-
tiana ni de ninguna otra Iglesia. Todo progreso y superación
ha sido hecho en el mundo contra la voluntad y el deseo de la
Iglesia. Puedes creer en la religión que te plazca, pero no pongas
en la Iglesia ninguna esperanza de mejoras sociales.
Vamos a ver, ahora, si el reformista o el político pueden
ayudarnos.

El ABC del comunismo libertario
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BOP
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Re: Fragmentos de Grandes Obras

Mensaje por BOP » 20 Nov 2012, 16:28

Pillo sitio.
"El abismo no nos detiene, el agua es más bella despeñándose".

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Re: Fragmentos de Grandes Obras

Mensaje por cantueso » 21 Nov 2012, 14:18

Proudhon a Marx:
“Busquemos juntos, si usted quiere, las leyes de la socie-
dad, el modo como se realizan esas leyes, el progreso según
el cual llegamos a descubrirlas; pero, ¡por Dios! después de
haber demolido todos los dogmatismos a priori, no caigamos
en la contradicción de su compatriota Martín Lutero, el cual,
después de haber derrocado a la teología católica, se puso de
inmediato, con grandes esfuerzos de excomuniones y de anate-
mas, a fundar una teología protestante. Desde hace tres siglos
Alemania no se ha preocupado más que de destruir el remien-
do de Martín Lutero; no cortemos al género humano una nue-
va labor por nuevas confusiones. Aplaudo de todo corazón su
pensamiento de producir un día todas las opiniones; hagamos
una buena y leal polémica; demos al mundo el ejemplo de una
tolerancia sabia y previsora, pero, por estar a la cabeza del
movimiento, no nos hagamos jefes de una nueva intolerancia,
no nos fi guremos apóstoles de una nueva religión, aunque esa
religión sea la de la lógica, la religión de la razón. Acojamos,
estimulemos todas las protestas, anatematicemos todas las ex-
clusiones, todos los misticismos; no consideremos nunca una
cuestión como agotada, y cuando hayamos empleado hasta
nuestro último argumento, volvamos a comenzar, si es preciso,
con la elocuencia y la ironía. Con esta condición entraré con
placer en su asociación, de lo contrario, no”
___________________________________________________
“El capitalista, se dice, ha pagado los jornales a sus obreros;
para ser más exacto, debe decirse que el capitalista ha pagado tan-
ta veces una jornada como obreros ha empleado diariamente, lo
cual no es en absoluto lo mismo. Porque no ha pagado esa fuerza
inmensa que resulta de la unión y de la armonía de los trabaja-
dores, de la convergencia y de la simultaneidad de sus esfuerzos.
Doscientos operarios levantaron en unas cuantas horas el obelisco
de Luxor sobre su base; ¿cabe imaginar que lo hubiera hecho un
solo hombre en doscientos días? No obstante, según el capitalista,
el importe de los salarios hubiese sido el mismo. Pues bien, cultivar
un erial, construir una casa, explotar una fábrica es erigir un obe-
lisco, es cambiar de sitio una montaña. La más pequeña fortuna,
la más reducida explotación, la puesta en marcha de la más insig-
nifi cante industria exige un concurso de trabajos y de aptitudes tan
diversas que un hombre solo no podría reunir jamás
___________________________________________________
El hombre mantiene con el hombre su intercambio cons-
tante de ideas y de sentimientos, de productos y de servicios. Todo
lo que enseña y practica en la sociedad le es necesario; pero, de esa
inmensa cantidad de productos y de ideas, lo que cada uno puede
hacer y adquirir por sí solo no representa nada aisladamente, es
como un átomo comparado con el sol. El hombre no es hombre
sino por la sociedad, la cual, a su vez, no se mantiene sino por el
equilibrio y la armonía de las fuerzas que la componen

___________________________________________________
…acabáis de oír mi profesión de fe seria y detenida-
mente pensada; aunque amigo del orden, soy anarquista
en toda la extensión de la palabra”.
[Pierre Joseph Proudhon 1 ,
Qué es la propiedad]
“Los más inspirados deben ser escuchados y obede-
cidos por los menos inspirados. He ahí el principio de la
autoridad bien establecido, y con él las dos instituciones
fundamentales de la esclavitud: la Iglesia y el Estado”.
[Mijail Bakunin 2 ,
Dios y el Estado]
“¿Y quiénes fueron estos bárbaros modernos?
Fue el Estado: la triple alianza, fi nalmente consti-
tuida, del jefe militar, del juez romano y del sacerdote, los
tres formando una asociación para obtener el dominio,
unidos los tres en un mismo poderío, que iba a mandar
en nombre de los intereses de la sociedad para aplastar a
esta misma sociedad”.
[Piotr Kropotkin 3
El Estado. Su rol histórico]
“Quien manda procura siempre su comodidad e interés,
y siempre, sea por ignorancia o por maldad, traiciona al
pueblo. El poder pervierte siempre hasta a los más buenos.
Además, se necesita, y ésta es la razón principal por la que
no queremos que nos manden, se necesita, repito, que los
hombres cesen de ser un rebaño de ovejas, y se habitúen a
pensar y a hacer por medio de su dignidad y de su fuerza”.
[Errico Malatesta 4 ,
Entre campesinos]

“En una palabra, rechazamos toda legislación, toda
autoridad y toda infl uencia privilegiadas, patentadas,
ofi ciales y legales, aunque salgan del sufragio universal,
convencidos de que no podrán actuar sino en provecho
de una minoría dominadora y explotadora, contra los
intereses de la inmensa mayoría sometida”.
[Mijail Bakunin, Dios y el Estado]
“Hoy mismo, siempre el hacha, la cuerda, el fusil
y las prisiones; de una parte, el embrutecimiento del
prisionero, reducido al estado de bestia enjaulada, el
envilecimiento de su ser moral; y, de otra parte, el juez
despojado de todos los sentimientos que forman la parte
más noble de la naturaleza humana, viviendo como un
visionario en un mundo de fi cciones jurídicas, aplicando
con voluptuosidad la guillotina, sangrienta o seca, sin
que este loco, fríamente malvado, dude siquiera un
momento del abismo de degradación en el cual ha caído
frente a los que condena”.
[Piotr Kropotkin, Palabras de un rebelde]
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Re: Fragmentos de Grandes Obras

Mensaje por cantueso » 07 Dic 2012, 01:22

Siembra la vida a tu alrededor. Observa que engañar, men-
tir, tramar, zancadillear, es envilecerse, empequeñecerse, re-
conocerse débil de antemano, ser como el esclavo del harén
que se siente inferior a su amo. Hazlo si te gusta, pero enton-
ces has de saber que la humanidad te considerará pequeño,
mezquino, débil, y te tratará en consecuencia. No viendo tu
fuerza, te tratará como a un ser que merece lástima, sólo lás-
tima. No te quejes de los humanos si tú mismo paralizas así
tu fuerza de acción.
Sé fuerte, por el contrario, y cuando veas una iniquidad y la
hayas comprendido –una iniquidad en la vida, una mentira en
la ciencia o un sufrimiento impuesto por otro– rebélate contra la
iniquidad, la mentira y la injusticia. ¡Lucha! La lucha es la vida,
más intensa si la lucha es más viva. “Y entonces habrás vívido,
y por algunas horas de esta vida no darás años para estar vege-
tando en la podredumbre del pantano


Pedro Kropotkin - La moral anarquista
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Re: Fragmentos de Grandes Obras

Mensaje por marry9091 » 17 Dic 2012, 11:50

La Declaración del Socialismo. "Convencidos de que la realización seria de la libertad, la justicia, y la paz será imposible mientras que la mayoría de la población se halle desposeída de las elementales necesidades, mientras esten privados de la educación y condenados a la insignificancia y a la esclavitud política y social -de hecho, si no por la ley, por la pobreza así como por la necesidad de trabajar sin descanso u ocio, produciendo toda la riqueza de la que el mundo ahora está orgulloso, y recibiendo a cambio sólo una pequeña parte de la torta, la que apenas basta para asegurar su sustento para al día siguiente;

"Convencidos de que para las masas del pueblo, terriblemente maltratadas durante siglos, el problema del pan es el problema de la emancipación mental, de la libertad y la humanidad;

"Convencidos de que libertad sin Socialismo es privilegio e injusticia y que Socialismo sin libertad es esclavitud y brutalidad;

"La Liga [para la Paz y la Libertad] con fuerza proclama la necesidad de una radical reconstrucción económica y social, que tenga como objetivo la emancipación de los trabajadores del yugo del capital y los terratenientes, una reconstrucción basada en la más estricta justicia - ni justicia jurídica ni teológica ni metafísica, sino justicia simplemente humana - basada en la ciencia positiva y en la libertad más amplia."

Organización de las Fuerzas productivas en reemplazo del Poder Político. Es necesario suprimir completamente, en principio y de hecho, todo aquello que llaman el poder político; pues, mientras que el poder político exista, habrá habra gobernantes y gobernados, amos y esclavos, explotadores y explotados. Una vez suprimido, el poder político debería ser substituído por la organización de las fuerzas productivas y el servicio económico.

No obstante el enorme desarrollo de los estados modernos -un desarrollo que en su fase última, de forma bastante lógica, reduce el Estado a una absurdidad-, se hace evidente que los días del Estado y el principio Estatal están contados. Ya podemos ver el advenimiento de la total emancipación de las masas trabajadoras y su libre organización social, libre de la intervención gubernamental, formada por la asociacion económica de las personas y dejando de lado todas las viejas fronteras Estatales y las distinciones nacionales, fundamentado ello sólo en el trabajo productivo, el trabajo humanizado; poseyendo un interés común a pesar de su diversidad.

El Ideal del Pueblo. Desde luego, este ideal aparece ante el pueblo significando el fin de sus necesidades, el fin de la pobreza, y la satisfacción plena de todos sus requerimientos materiales mediante el trabajo colectivo, igual y obligatorio para todos, y luego, como el final de la dominación, y como la organización libre de las vidas de las personas conforme a sus necesidades -no desde la cima hacia abajo, como lo tenemos en el Estado, sino de abajo a arriba, una organización formada por el pueblo mismo, independiente de gobiernos y parlamentos, una unión libre en asociaciones de trabajadores agrícolas y de fábrica, en comunas, regiones, y naciones, y finalmente, en el futuro más remoto; la hermandad humana universal, que triunfa por sobre las ruinas de todos los Estados.

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Re: Fragmentos de Grandes Obras

Mensaje por cantueso » 21 Dic 2012, 22:44

La Anarquia de Errico Malatesta

¿La policía? ¿La justicia? Muchos se imaginan que si no hubiera gendarmes, policías y jueces,
casa uno sería libre de matar, de violar y de vejar a su prójimo; que los anarquistas, en nombre
de sus principios, desearían el respeto para esta especial libertad que viola y destruye la
libertad y la vida ajenas; están casi persuadidos de que, después de haber destruido al
gobierno y a la propiedad privada, consentiríamos impasibles la reconstitución de uno y de otra
por respeto a la libertad de quienes experimentaran la necesidad de ser gobernantes y
propietarios. ¡Extraña manera, en verdad, de comprender nuestros ideales! Es cierto que
discurriendo de este modo se llega más fácilmente a desentenderse, merced a un
encogimiento de hombros, del trabajo de refutarlos seriamente.
La libertad que los anarquistas queremos para nosotros mismos y para los demás, no es
libertad absoluta, abstracta, metafísica, que se traduce fatalmente en la práctica, en la opresión
de los débiles, sino la libertad real, la libertad posible que es la comunidad consciente de los
intereses, la solidaridad voluntaria. Proclamamos la máxima: «Haz lo que quieras», y
resumimos, por así decirlo, en ella, nuestro programa, porque -fácil es de comprender- estamos
persuadidos de que en una sociedad sin gobierno y sin propiedad, cada uno querrá aquello que
deba querer.
Mas si, por consecuencia de la educación heredada de la sociedad actual, de malestar físico o
de cualquiera otra causa, alguien quisiera algo perjudicial a nosotros o a cualquiera,
emplearíamos -estese cierto de ello- todos los medios disponibles para impedirlo. En efecto,
desde el instante en que sabemos que el hombre es la consecuencia de su propio organismo y
del ambiente cósmico y social en que vive; desde que distinguimos perfectamente el derecho
inviolable de la defensa del pretendido y absurdo derecho de castigar; desde que en el
delincuente, es decir, en el que comete actos antisociales, no vemos al esclavo rebelde, como
ven los jueces de nuestros días, sino a un hermano enfermo necesitado de cuidados, no
hemos de ensañarnos en la represión, sino que habremos de esforzarnos en no extremar la
necesidad de la defensa, dejando de pensar en vengarnos, para ocuparnos en cuidar, atender
y regenerar al desgraciado con todos los recursos que la ciencia ponga a nuestra disposición.
En todo caso, y cualquiera que sea el modo que de entenderlo tenga los anarquistas -quienes,
como todos los teorizantes, pueden perder de vista la realidad para correr tras un fantasmas de
lógica- es lo cierto que el pueblo no consentirá jamás que se atente impunemente a su libertad
ni a su bienestar, y si la necesidad surgiese sabría atender a su propia defensa contra las
tendencias antisociales de algunos extraviados. Mas para esto ¿es indispensable la existencia
de esas gentes que tienen por oficio la fabricación de leyes? ¿Ni la de esas otras que sólo se
ocupan en descubrir o en inventar contraventores a ellas? Cuando el pueblo repruebe
verdadera y seriamente una cosa y la encuentre perjudicial, sabrá lograr impedirlas mejor que
todos los legisladores, todos los gendarmes y todos los jueces de profesión. Cuando en las
rebeliones el pueblo ha querido hacer respetar la propiedad privada, lo ha conseguido mejor
que pudiera haberlo hecho un ejército de gendarmes.
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Re: Fragmentos de Grandes Obras

Mensaje por cantueso » 06 Nov 2013, 22:26

LA HIPOCRESÍA DEL PURITANISMO

Pero el espíritu del puritanismo ha pervertido de tal manera la imaginación de la gente, que ella ha
perdido ya su frescura de sentimientos para apreciar la belleza del desnudo, obligándonos a
ocultarlo con el pretexto de la castidad. Y todavía la castidad misma no es más que una
imposición artificial a la naturaleza, evidenciando una falsa vergüenza cuando hemos de exhibir
la desnudez de la forma humana. La idea moderna de la castidad, en especial respecto a las
mujeres, no es más que la sensual exageración de las pasiones naturales. La castidad varía
según la cantidad de ropa que se lleva encima, y de ahí que un purista cristiano procura cubrir
el fuego interior, su paganismo, con muchos trapos, y en seguida se ha de convertir en puro y
casto.

El puritanismo, con su visión pervertida tocante a las funciones del cuerpo humano,
particularmente a la mujer la condenó a la soltería, o a la procreación sin discernir si produce
razas enfermas o taradas, o a la prostitución. La enormidad de este crimen de lesa humanidad
aparece a la vista cuando se toman en cuenta los resultados. A la mujer célibe se le impone una
absoluta continencia sexual, so pena de pasar por inmoral, o fallida en su honor para toda su
existencia; con las inevitables consecuencias de la neurastenia, impotencia y abulia y una gran
variedad de trastornos nerviosos que significarán desgano para el trabajo, desvíos ante las
alegrías de la vida, constante preocupación de deseos sexuales, insomnios y pesadillas. El
arbitrario, nocivo precepto de una total abstinencia sexual por parte de la mujer, explica también
la desigualdad mental de ambos sexos. Es lo que cree Freud, que la inferioridad intelectual de
la mujer o de muchas mujeres respecto al hombre, se debe a la coacción que se ejerce sobre
su pensamiento para reprimir sus manifestaciones sexuales. El puritanismo, habiendo suprimido
los naturales deseos sexuales en la soltera, bendice a su hermana la casada con una prolífica
fecundidad. En verdad, no sólo la bendice, sino que la obliga, frágil y delicada por la anterior
continencia, a tener familia sin consideración a su debilidad física o a sus precarias condiciones
económicas para sostener muchos hijos. Los métodos preventivos para regular la fecundidad
femenina, aun los más seguros y científicos, son absolutamente prohibidos; y aun la sola
mención de ellos podrá atraer a alguien los enuncie el calificativo de criminal.

Gracias a este tiránico principio del puritanismo, la mayoría de las mujeres se hallan en el
extremo límite de sus fuerzas físicas. Enfermas, agotadas, se encuentran completamente
inhabilitadas para proporcionar el más elemental cuidado a sus hijos. Añadido esto a la tirantez
económica, impele a una infinidad de mujeres a correr cualquier riesgo antes que seguir dando
a luz. La costumbre de provocar los abortos ha alcanzado tan grandes proporciones en
Norteamérica, que es algo increíble. Según las investigaciones realizadas en este sentido, se
producen diecisiete abortos cada cien embarazos. Este alarmante porcentaje comprende sólo lo
que llega al conocimiento de los facultativos. Sabiendo con qué secreto debe desenvolverse
necesariamente esta actividad y el fatal corolario de la inexperiencia profesional con que se
llevan a cabo estas operaciones clandestinas, el puritanismo sigue segando miles de víctimas
por causa de su estupidez e hipocresía.

La prostitución, no obstante se le dé caza, se la encarcele y se le cargue de cadenas, es a
pesar de todo un producto natural y un gran triunfo del puritanismo. Es uno de los niños más
mimados de la bigotería devota. La prostituta es la furia de este siglo que pasa por los países
civilizados como huracán que siembra por doquier enfermedades asquerosas en devastación
mortífera. El único remedio que el puritanismo ofrece para este su hijo malcriado es una intensa
represión y una más despiadada persecución. El último desmán sobre este asunto ha sido la
Ley Page, que impuso al estado de Nueva York el último crimen de Europa, es decir, la libreta
de identidad para estas infortunadas víctimas del puritanismo. De igual manera busca la
ocultación del terrible morbo -su propia creación-, las enfermedades venéreas. Lo más
desalentador de todo esto, fue la obtusa estrechez de este espíritu que llegó a emponzoñar a
los llamados liberales, cegándoles para que se uniesen a la cruzada contra esta cosa nacida de
la hipocresía del puritanismo, la prostitución y sus resultados. En su cobarde miopía se rehúsa a
ver cuál es el verdadero método de prevención, el que puede consistir en esta simple
declaración: Las enfermedades venéreas no son cosas misteriosas, ni terribles, ni son tampoco
el castigo contra la carne pecadora, ni una especie de vergonzoso mal blandido por la maldición
puritana, sino una enfermedad como otra que puede ser tratada y curada. Por este régimen de
subterfugios, de disimulo, el puritanismo ha favorecido las condiciones para el aumento y el
desarrollo de estas enfermedades. Su mojigatería se ha puesto al desnudo más que nunca
debido a su insensata actitud respecto al descubrimiento del profesor Ehrlich, y cuya indecible
hipocresía intenta echar una suerte de velo sobre la importante cura de la sífilis, con la vaga
alusión de que es un remedio para cierto veneno.

Su ilimitada capacidad para hacer el mal tiene por causa su atrincheramiento tras del Estado y
las leyes. Pretendiendo salvaguardar a la gente de los grandes pecados de la inmoralidad, se
ha infiltrado en la maquinaria del gobierno, y añadió a su usurpación del puesto de guardián de
la moralidad, que le correspondía a la censura legal, la fiscalización de nuestros sentimientos y
aun de nuestra propia conducta privada.

El arte, la literatura, el teatro y la intimidad de la correspondencia privada se hallan a merced de
este tirano. Anthony Comstock u otro policía igualmente ignorante, retiene el poder de profanar
el genio, de pisotear y mutilar las sublimes creaciones de la naturaleza humana. Los libros que
tratan e intentan dilucidar las cuestiones más vitales de nuestra existencia, los que procuran
iluminar con su verbo los oscuros y peligrosos problemas del vivir contemporáneo, son tratados
como tantos delitos cometidos; y sus infortunados autores arrojados a la cárcel, o sumidos en la
desesperación y la muerte.

Ni en los dominios del zar se ultraja tan frecuentemente y con tal extensión las libertades
personales como en los Estados Unidos, la fortaleza de los eunucos puritanos. Aquí el solo día
de fiesta, de expansión, de recreo, el sábado se ha hecho odioso y completamente antipático.
Todos los autores que escribieron sobre las costumbres primitivas han convenido que el sábado
fue el día de las festividades, libre de enojosos deberes, un día de regocijo y de alegría general.

En todos los países de Europa esta tradición sigue aportando algún alivio a la gente, contra la
formidable monotonía y la estupidez de la era cristiana. En las grandes ciudades, en todas
partes, las salas de conciertos y de variedades, teatros, museos, jardines, se llenan de
hombres, de mujeres y de niños, especialmente de trabajadores con sus familias rebosantes de
alegría y de nueva vida, olvidados de la rutina y de las preocupaciones de los otros días
ordinarios. Y es que en ese día las masas demuestran lo que realmente significa la vida en una
sociedad sana, que por el trabajo esclavo y sus sórdidas miras utilitarias, echa a perder todo
propósito ennoblecedor.

Y el puritanismo norteamericano le robó a su pueblo, asimismo, ese único día de libre
expansión. Naturalmente que los únicos afectados son los trabajadores: nuestros millonarios
poseen sus palacios y los suntuosos clubs. Es el pobre el que se halla condenado a la
monotonía aburridora del sábado norteamericano
El hombre tiene que ser libre

No se puede ir contra lo natural

Y Que viva la escuela moderna

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